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Samer Issawi… El discurso del hambre

Fuentes: hyas.ps

Israelíes: Soy Samer Issawi en huelga de hambre durante ocho meses consecutivos, tendido en uno de sus hospitales llamado Kaplan. En mi cuerpo hay un aparato médico conectado a una sala de vigilancia las 24 horas del día. Mis latidos son lentos y silenciosos y pueden detenerse en cualquier momento, y todo el mundo, médicos, […]

Israelíes:

Soy Samer Issawi en huelga de hambre durante ocho meses consecutivos, tendido en uno de sus hospitales llamado Kaplan. En mi cuerpo hay un aparato médico conectado a una sala de vigilancia las 24 horas del día. Mis latidos son lentos y silenciosos y pueden detenerse en cualquier momento, y todo el mundo, médicos, funcionarios y oficiales de inteligencia están esperando mi caída y el fin de mi vida.

Opté por dirigirme a ustedes: intelectuales, escritores, abogados y periodistas, asociaciones y a los activistas de la sociedad civil. Les invito a visitarme, para ver un esqueleto atado a su cama de hospital, y alrededor de él tres carceleros exhaustos. A veces tienen sus apetitosas comidas y bebidas a mi alrededor.

Los carceleros ven mi sufrimiento, mi pérdida de peso y mi gradual desaparición. Con frecuencia miran sus relojes, se preguntan con sorpresa: ¿cómo este cuerpo dañado tiene tal exceso de tiempo de vida?

Israelíes: Estoy buscando un intelectual para un combate imaginario, o para hablar con su rostro en los espejos. Quiero que mire a la cara y observe mi estado de coma, que sea capaz de remover la pólvora de su pluma y de su mente el sonido de las balas, entonces verá mis rasgos tallados profundamente en sus ojos. Yo lo veré y él me verá a mí, lo veré nervioso por las preguntas sobre el futuro, y él me verá, un fantasma que se queda con él y no se va. Usted puede recibir instrucciones para escribir una historia romántica acerca de mí, y usted podría hacerlo fácilmente después de despojarme de mi humanidad de mí, va a observar a una criatura con nada más que una caja torácica, respirando y ahogándose con el hambre, perdiendo la conciencia de a ratos.

Y, después, su frío silencio. La mía será una historia literaria o de los medios de comunicación que se agrega a su currículo y cuando sus alumnos crezcan, van a creer que los palestinos mueren de hambre frente a la espada israelí de Gilad, y entonces usted se regocijará en este ritual funerario y en su superioridad cultural y moral.

Israelíes:

Soy Samer Issawi el joven «Arboush» -término despectivo hacia los árabes usado en Israel (N del T)- de acuerdo con sus términos militares, el jerosolimitano, a quien arrestaron sin cargo alguno, salvo el salir de Jerusalén a los suburbios de Jerusalén. Yo, que seré juzgado dos veces por ningún cargo, ya que es la milicia que impera en su país y el aparato de inteligencia quienes deciden, y todos los demás componentes de la sociedad israelí lo único que tienen que hacer es permanecer en su trinchera y esconderse en la fortaleza que mantiene lo que se llama una pureza de identidad, para evitar la explosión de mis sospechosos huesos. No he oído a ninguno de ustedes interferir para detener el fuerte gemido de la muerte, es como si cada uno de ustedes se hubieran convertido en sepultureros y todo el mundo lleva su traje militar: el juez, el escritor, el intelectual, el periodista, el comerciante, el académico y el poeta. Y no puedo creer que toda una sociedad se haya convertido en en los guardianes de mi muerte y mi vida, o tutores de los colonos que corren tras mis sueños y mis árboles.

Israelíes: moriré satisfecho. No acepto ser deportado fuera de mi patria. No acepto sus tribunales y su gobierno arbitrario. Si has venido por las Pascuas a mi país y lo destruiste en nombre de un Dios de un tiempo antiguo, no harás pascuas sobre mi elegante alma que ha declarado la desobediencia. Mi alma se ha sanado y voló y celebra todo el tiempo tu deficiencia. Tal vez entonces entenderás que la conciencia de la libertad es más fuerte que la conciencia de la muerte.

No hagas caso a esos generales y a los mitos polvorientos, por que los derrotados no quedarán derrotados, y el vencedor quedará como tal. La historia no sólo se mide por las batallas, las masacres y las prisiones, sino por la paz con los demás y con uno mismo.

Israelíes: ¡Escuchad mi voz, la voz de nuestro tiempo y el vuestro! ¡Libérense de ustedes mismos del exceso de poder codicioso! No se queden prisioneros de los campos militares y las puertas de hierro que han cerrado sus mentes! No estoy esperando un carcelero para liberarme, estoy esperando que ustedes puedan liberarse de mi memoria.

Issa Qaraqe es el ministro de la Autoridad Palestina encargado de los presos.

Fuente: http://hyas.ps/en/index.php/en/k2-category/palestinian-affairs/item/148-hunger-speech-by-samer-issawi

Texto original en árabe: http://arabsolaa.com/articles/view/108505.html%2520/

rCR