Recomiendo:
0

Debilitando la fuerza de Asad

Israel aumenta la confusión en Siria

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

NAZARET.- Durante gran parte de los últimos dos años Israel se mantuvo como una esfinge al margen de la guerra civil siria. ¿No quería que cayera el régimen de Bachar El-Asad? ¿Favorecía una intervención militar para ayudar a las fuerzas opositoras? ¿Y qué pensaba de la creciente visibilidad de grupos islamistas en Siria? Era difícil de adivinar.

En las últimas semanas, Israel ha pasado de una relativa inacción a una profundización de su interferencia en los asuntos de Siria. Lanzó dos ataques aéreos contra posiciones sirias el mes pasado y al mismo tiempo fomentó afirmaciones de que Damasco había utilizado armas químicas, en lo que parecía sospechosamente un intento de presionar a Washington para que realice una intervención directa.

La semana pasada, sobre la base de nuevas acusaciones de utilización del agente nervioso sarín por parte de Siria, EE.UU. dijo que comenzará a dar ayuda militar directa a la oposición.

Ante las sospechas de que la interferencia israelí iba en aumento, el primer ministro Benjamín Netanyahu finalmente la semana pasada se vio obligado a desmentir como «absurda» la evidencia de que fuerzas israelíes están operando en secreto al otro lado de la frontera.

A pesar de todo, el aura de inescrutable apenas ha desaparecido, alimentada por una serie de filtraciones de funcionarios israelíes. Sus declaraciones han cambiado considerablemente de dirección entre las amenazas de derrocar a Asad y los desmentidos de que Israel tenga algún interés en su partida.

¿Envía Israel señales contradictorias para sembrar la confusión o simplemente está confundido?

La respuesta se pude deducir de los poco atractivos resultados que esperan a Israel quienquiera emerja como triunfador. Israel puede perder estratégicamente tanto si pierde Asad como si pierde la oposición.

Asad, y antes de él su padre, Hafez, aseguraron que durante décadas la denominada línea de separación de fuerzas entre Siria e Israel, después que este último ocupase los Altos del Golán en 1967, siguiera siendo la más tranquila de todas las fronteras de Israel.

En 2011 se presenció un anticipo de lo que podría pasar si cayera el régimen sirio, cuando más de 1.000 palestinos se juntaron en la tierra de nadie cerca del Golán, mientras la atención de Asad se concentraba en la represión de las manifestaciones populares en otros sitios. Por lo menos 100 palestinos cruzaron hacia los Altos y uno de ellos incluso llegó a Tel Aviv.

La semana pasada, después de intensos combates entre los rebeldes y el ejército sirio por Quneitra, una ciudad cercana al único cruce entre Israel y Siria, los mantenedores de la paz de la ONU austriacos empezaron a marcharse debido a la peligrosa situación.

Las fuerzas de la oposición capturaron brevemente Quneitra, un recuerdo de que cualquier vacío en el país probablemente atraería a militantes palestinos y yihadistas ansiosos de ajustar cuentas con Israel. Este hecho fue subrayado por un funcionario israelí que dijo al Times de Londres: «Más vale el diablo que conocemos que los demonios que solo podemos imaginar si Siria cae en el caos y los extremistas de todo el mundo árabe obtienen un punto de apoyo».

Por ese motivo se dice que los militares israelíes están considerando dos reacciones usuales en el Líbano: invadir para establecer una zona de seguridad al otro lado de la línea de demarcación o entrenar y armar clandestinamente a testaferros sirios dentro de la misma área.

Ninguno de estos enfoques dio buenos resultados a Israel en el Líbano, pero hay indicios -a pesar de la negativa de Netanyahu- de que Israel ya está tomando la segunda alternativa.

Según el New York Times, Israel está colaborando con aldeanos sirios no aliados de Asad o la oposición ofreciéndoles «ayuda humanitaria» y «manteniendo intensa actividad de inteligencia». En una entrevista con los medios argentinos el mes pasado, Asad acusó a Israel de haber ido más lejos «reforzando directamente» a grupos de oposición dentro de Siria con «apoyo logístico», inteligencia sobre potenciales objetivos y planes para atacarlos.

Si el futuro parece poco prometedor para Israel si Asad desaparece, no se ve mejor si se mantiene el régimen.

Un Asad fuerte significará que Siria seguirá jugando un papel fundamental en el mantenimiento de un frente militar opuesto a la hegemonía israelí en Medio Oriente. Eso, por su parte, significa un Irán fuerte y un Hizbulá fuerte en el Líbano.

El formidable historial de Hizbulá en la guerra de guerrillas es el principal motivo por el cual Israel ya no ocupa el sur del Líbano. De la misma manera, el arsenal de cohetes de Hizbulá es una genuina limitación de una mayor agresión israelí no solo en el Líbano sino también contra Siria e Irán.

Los ataques aéreos de Israel a principios de mayo parece que iban contra transportes a través de Siria de armamento más sofisticado para Hizbulá, probablemente suministrado por Irán. Misiles de mayor alcance y sistemas antiaéreos se ven «decisivos» por parte de Israel precisamente porque limitarían aún más sus posibilidades de maniobras ofensivas.

Israel también tendrá obstáculos si Asad permanece en el poder y actualiza sus defensas antiaéreas con el sistema S-300 prometido por Rusia.

De una u otra manera, la tan cacareada ambición de Israel de preparar un ataque contra Irán para impedir lo que afirma es el objetivo de Teherán de desarrollar una bomba nuclear -sumándose a Israel en el club de Estados de Medio Oriente con armas nucleares- significaría pagar un precio demasiado alto para ser factible.

¿Entonces qué considera positivo Israel si ni la supervivencia ni la remoción de Asad son atractivas?

Según algunos comentaristas israelíes bien situados, lo mejor que Israel puede esperar es que Asad resista, pero solo apenas. Eso mantendría el régimen en el poder, o lo limitaría a su región vital, pero privado de la energía para preocuparse de otra cosa que no sean sus problemas inmediatos de supervivencia. No podría ofrecer ayuda a Hizbulá, aislando a la milicia en el Líbano y cortando su línea de aprovisionamiento de Irán.

En discusiones a puerta cerrada, el analista Ben Caspit ha señalado, que el ejército israelí considera un «escenario óptimo» que Siria se divida en tres Estados separados y que Asad quede confinado en un cantón alauí en Damasco y a lo largo de la costa.

Una prolongada guerra de desgaste entre Asad y la oposición tiene beneficios adicionales para Israel después de la decisión del líder de Hizbulá, Hassan Nasralá, de alistar a miles de combatientes para apoyar al ejército sirio. Pérdidas prolongadas reducirían drásticamente las filas y la moral de Hizbulá, mientras los combates probablemente se extenderían de Siria al Líbano, implicando a la milicia en múltiples frentes.

Pero esto también es arriesgado. Si a Hizbulá le va bien, como sucedió en la derrota de los rebeldes durante este mes en Quseir, su posición en el Líbano resultaría fortalecida, no debilitada. Y en esa situación, la deuda de Asad con Hizbulá solo aumentaría.

No cabe duda de que semejantes cálculos ocupan las mentes militares israelíes.

El mayor peligro es que aún más partes se añadan al conflicto llevando a que se regionalice. Sería el resultado probable si Israel decide aumentar su interferencia, si EE.UU. cumple sus recientes amenazas de aumentar la ayuda militar a la oposición o imponga una zona de exclusión aérea sobre partes de Siria o todo el país.

De una u otra manera, Israel puede considerar ventajoso que Siria se convierta en el nuevo escenario de una mini guerra fría.

Sin embargo, la esfinge israelí todavía no da ninguna respuesta.

Jonathan Cook ha obtenido el Premio Especial de Periodismo. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East (Pluto Press) y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair (Zed Books). Su página web es: www.jonathan-cook.net .

Una versión de este artículo se publicó primero en The National, Abu Dhabi.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/06/17/israel-stirs-the-pot-in-syria/

rCR