Recomiendo:
0

De cómo la guerra de Israel destruye el patrimonio cultural palestino

Las mezquitas antiguas de Gaza arrasadas

Fuentes: Palestine News Network

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Como consecuencia de la Operación Marco Protector, el reciente ataque militar israelí que duró 51 días, los palestinos de Gaza se enfrentan a una inmensa tarea de reconstrucción. Es posible que la mayor parte de la destrozada infraestructura civil pueda recuperarse, pero el patrimonio cultural de Palestina en Gaza, erigido a lo largo de más de mil años, ha quedado irrevocablemente dañado. Muchos de los lugares más antiguos de Gaza han quedado reducidos a escombros tras el ataque de Israel contra la Franja. Lugares de culto, tumbas, oficinas de beneficencia y cementerios, todo ha quedado dañado por la artillería y los bombardeos, pero las mezquitas históricas de Gaza han sido las más afectadas. Muchos de esos lugares databan de los primeros califas islámicos, del imperio otomano y del sultanato de los mamelucos.

La Operación Marco Protector dañó 203 mezquitas, de las cuales 73 quedaron completamente destruidas. También resultaron afectadas tres iglesias, según el ministerio palestino para el patrimonio y los asuntos religiosos. El ataque de las fuerzas del ejército de ocupación en la última ofensiva fue tres veces más intenso que la ofensiva de 2008-2009, según se manifestaba en la información del ministerio.

La destrucción de las mezquitas antiguas de Gaza supone unas pérdidas valoradas por el citado ministerio en unos 50 millones de dólares, según el Dr. Hasan Al-Saifi, subsecretario del ministerio para la Franja de Gaza.

«Hay un número de mezquitas antiguas que mantienen las memorias de la historia islámica y árabe en Gaza», dijo Al-Saifi, «y, desde luego, el pueblo esta muy dolido por la pérdida de ese patrimonio». Esa destrucción tiene como objetivo negarle su historia a las generaciones futuras, así como los beneficios materiales y económicos que podían obtenerse de esos lugares.

La más importante de las mezquitas destruidas es la Mezquita de Omar, del siglo VII, en Yabalia, la mayor y más antigua de Gaza. Se le dio el nombre del segundo califa, Omar bin Al-Jatab, y data del año 649, es decir, tiene una antigüedad de 1.365 años; fue destruida por Israel el 2 de agosto de 2014 y su distintivo minarete y patio quedaron arrasados.

La Gran Mezquita de Omar cuenta la historia cultural de Gaza, de su civilización; se pensaba que se alzaba sobre el sitio de un antiguo templo palestino y de una posterior iglesia bizantina del siglo V. Ha servido siempre, desde su construcción, como importante punto de referencia.

Muy de cerca de ese lugar, la segunda mezquita más antigua de Gaza fue asimismo reducida a escombros. La Mezquita de Al-Sham’ah quedó destruida el 23 de julio de este año en el barrio de Hayy Al-Nayarin Al-Saitun, en la Ciudad Vieja de Gaza. La construyó hace 700 años, en 1315, un gobernador mameluco.

Al día siguiente, otro lugar histórico devastado hasta los cimientos fue la Mezquita Mahkamah, un bello ejemplo de la arquitectura mameluca, situada cerca de la concurrida calle Bagdad, en la barriada de Shujaiya. Estaba dotada de un minarete de estilo mameluco y de un arco de entrada decorado con motivos florales; fue construida en 1455 por orden de Sayf Al-Din Birdibak al-Ashrafi, miembro de la corte del sultán. La barriada de Shujaiya sufrió uno de los bombardeos más intensos de la guerra durante el mes de julio, lo que obligó a miles de sus habitantes a escapar de sus hogares.

La gran Mezquita de Omar Ibn Abd al-Aziz, en la norteña ciudad de la Franja de Beit Hanun es un edificio moderno pero es una céntrica mezquita a la que acude un gran segmento de la población. Quedó arrasada bajo el bombardeo del 25 de agosto. Otras mezquitas destruidas de importancia cultural fueron la mezquita y la tumba de Al-Montar, de varios siglos de antigüedad, que resultaron alcanzadas el 11 de julio.

Las únicas tres iglesias de Gaza cayeron también víctimas del conflicto. La Iglesia Ortodoxa de San Porfirio es la iglesia más antigua de Gaza, data del año 1150 y se ubicaba en al barrio de Saitun de la Ciudad Vieja. El cementerio de la iglesia resultó afectado cuando el área fue bombardeada en julio en otro ataque contra el rico patrimonio religioso de Gaza. La Iglesia Baptista de Gaza sufrió importantes daños a causa del bombardeo contra una comisaría cercana, y también resultaron dañados los edificios, propiedad del párroco, que rodeaban la Iglesia Latina de Gaza.

Estos lugares tienen una gran importancia histórica y proporcionaban pruebas materiales irremplazables de la cultura y la historia palestinas. Al-Saifi cree que al destruir las mezquitas, «la ocupación trataba de borrar las pruebas y evidencias históricas de nuestra presencia en Palestina».

Cabría esperar que la devastación de la historia islámica de cientos de años de Gaza haya alterado la identidad de Gaza, pero Al-Saifi insiste en que Israel no puede borrar la memoria palestina ni el derecho a existir del pueblo palestino. «Creo que los israelíes no van a salirse con la suya porque nuestras mezquitas no eran simplemente piedras sino que tienen un valor inmenso y sagrado para todas las generaciones de musulmanes».

El daño a estos irremplazables y emblemáticos edificios ha llevado a Israel a afirmar que si atacó mezquitas y edificios civiles fue porque se utilizaban con propósitos militares, como almacén de armas y como puntos de encuentro de los combatientes de las Brigadas Qasam. En una declaración a Associated Press, el ejército de la ocupación alegó que Hamas «utilizó cruelmente las mezquitas para actividades terroristas»,.

Hamas ha negado la acusación y muchos de los habitantes de Gaza sienten que la acusación es un ataque a su forma de vida. «Todos los ciudadanos de Gaza están orgulloso de sus combatientes», dijo el Dr. Al-Saifi, «y las mezquitas son lugares completamente abiertos; no albergan refugios ni habitaciones secretas, son lugares abiertas de oración». Añadió que Israel ataca deliberadamente sitios civiles. «No hay duda de que las agencias de la inteligencia israelí tienen ojos y oídos en Gaza y saben bien que sus palabras no son más que mentiras».

Los daños causados en estos lugares han socavado la infraestructura social del territorio. Para los habitantes de Gaza, muchas de las mezquitas atacadas disponían de instalaciones donde se proporcionaban servicios sanitarios, educativos y sociales.

Los palestinos son de la opinión de que Israel, en sus agresiones contra Gaza, no distingue entre objetivos militares y civiles. Sus sospechas parecen estar validadas por las cifras publicadas por la OCHA (siglas en inglés de la Oficina para Asuntos Humanitarios de la ONU) en un reciente informe. Esas cifras indican que al menos el 80% de los asesinados eran civiles. Muestran asimismo que Israel ha tenido pocos reparos para considerar las infraestructuras civiles como legítimos objetivos militares, teniendo en cuenta que ha atacado iglesias y otros edificios sobre los que no había acusación alguna de que los combatientes de las brigadas Qasam estuvieran utilizándolos.

Muchos han señalado también el desproporcionado uso de la fuerza de Israel en zonas que asocia con combatientes enemigos. Es un ejército que se utiliza para infligir la devastación más intensa sobre la población civil, suponiendo que le sirve como disuasión.

Para Al-Saifi, esta estrategia es aberrante: «Honestamente, el ataque contra mezquitas a una escala enorme y sin precedentes refleja la naturaleza cruel y brutal de la ocupación israelí y la frustración y sentimiento de fracaso del ejército cuando se llega un punto muerto. Y no se le ocurre otra cosa que atacar a civiles y lugares de culto que tienen garantizada la protección e inmunidad en virtud de todos los convenios internacionales».

La imposición de castigos colectivos es un crimen de guerra internacional y parece que las últimas violaciones de Israel han sido muy claramente observadas por las instituciones internacionales. Navi Pillay, anterior Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, condenó las operaciones en Gaza. En una declaración al periódico británico The Guardian dijo: «Parece haber muchas posibilidades de que se haya violado el derecho internacional».

En un incidente similar, a pesar de que la UNRWA había facilitado las coordenadas de sus colegios, éstos fueron bombardeados bajo el pretexto de albergar misiles. «Aunque los portavoces de la UNRWA hicieron hincapié y confirmaron que las afirmaciones hechas por la ocupación eran mentira», se quejó Al-Saifi. La ONU ha condenado el bombardeo de sus colegios, cuya ubicación fue notificada repetidamente al ejército ocupante israelí. Israel alegó que las mezquitas y las escuelas de la UNRWA facilitaban las actividades de los grupos de la resistencia palestina.

Por todo ello, Al-Saifi ha cuestionado a Israel por sus acusaciones de actividades «terroristas» en las mezquitas históricas; cree que el mundo ha sido testigo de las vacías justificaciones de Israel por sus crímenes de guerra. «Todas las organizaciones de la comunidad internacional y los observadores internacionales saben bien que no son sino mentiras».

En efecto, el ataque a los lugares culturales y religiosos, así como a los civiles constituye una violación del derecho humanitario internacional, ya que están protegidos por el Artículo 4 del Convenio de 1954 de La Haya de Protección de Propiedades Culturales. En virtud de dicho Convenio, deben adoptarse todas las precauciones posibles, en caso de guerra, para evitar daños en las propiedades culturales. También el Artículo 8 del Estatuto de la Corte Penal Internacional define lo que es un acto criminal, estipulando que «los ataques dirigidos de forma intencionada contra edificios dedicados a la religión… [y] contra los monumentos históricos… constituye un crimen de guerra».

En meses recientes, la destrucción de monumentos históricos y lugares de culto ha ido normalmente asociado con grupos radicales como el Estado Islámico, no con actores estatales como Israel. En julio, el EI destruyó la mezquita del profeta Yunis (Jonás) en Mosul y varias mezquitas chiíes en Iraq. La presencia del EI ha motivado gran número de respuestas de la comunidad internacional. Sin embargo, el ataque de Israel contra el patrimonio de Gaza, de la misma naturaleza, ha obtenido escasas reacciones.

La comunidad internacional y el mismo Israel se resisten a llamar acto terrorista al ataque contra Gaza. Para la nación palestina, la agenda de Israel, que trata de eliminar al pueblo de la Franja de Gaza en nombre de la «seguridad», está por encima de las críticas que pueda alguien hacerle. «Israel intenta buscar excusas para perpetrar sus actos brutales», afirma Al-Saifi.

En Palestina ha habido presiones enormes tratando de conseguir que la comunidad internacional responsabilice a Israel por sus acciones. «La Autoridad Palestina», insiste Al-Saifi, «debe acudir a la Corte Penal Internacional de La Haya para que se aplique todo el peso de la ley sobre la ocupación, al igual que se procesó a los criminales de Yugoslavia y Bosnia».

Fuente: http://english.pnn.ps/index.php/human-rights/8130-the-ancient-mosques-of-gaza-in-ruins-how-israels-war-endangered-palestines-cultural-heritage