Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Tras prolongados aplazamientos la ONU publicó finalmente la semana pasada una base de datos de los negocios que se han beneficiado de las ilegales colonias de Israel en Cisjordania.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, informó de que se ha identificado a 112 grandes empresas que operan en las colonias israelíes en violación de los derechos humanos. Además de importantes bancos, servicios de transporte, cafés, supermercados y empresas de energía, construcción y telecomunicaciones israelíes, entre las empresas internacionales más importantes se incluye Airbnb, booking.com, Motorola, Trip Advisor, JCB, Expedia y General Mills.
En respuesta a la publicación de la lista Human Rights Watch señaló que las colonias violan el Cuarto Convenio de Ginebra. Indicó que las actividades de las empresas significan que han contribuido “a cometer crímenes de guerra”.
La presencia de estas empresas en las colonias ha contribuido ha desdibujar la distinción entre Israel y los territorios palestinos ocupados lo que, a su vez, ha normalizado el deterioro del derecho internacional y minado un consenso internacional de larga data acerca del establecimiento de un Estado palestino viable junto a Israel.
La base de datos se empezó a recopilar hace cuatro años, pero tanto Israel como Estados Unidos ejercieron una fuerte presión sobre la ONU para impedir que la lista saliera a la luz.
La tardía firmeza de este organismo de la ONU hace pensar en una reprimenda al gobierno Trump por hacer público este mes su plan de “paz” para Oriente Próximo, un plan que da luz verde a que Israel se anexione las colonias y las zonas más fértiles y ricas en agua de Cisjordania.
En respuesta a [la publicación de] la base de datos el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu amenazó con incrementar la interferencia de su país en la política estadounidense. Indicó que sus altos cargos ya habían “promovido leyes en la mayoría de los estados de Estados Unidos que establecen las acciones que se deben emprender contra toda persona que trate de boicotear a Israel”.
Los principales partidos judíos de Israel apoyaron a Netanyahu. Amir Peretz, líder del Partido Laborista, de centro izquierda, prometió “trabajar en cada foro para revocar esa decisión”. Y Yair Lapid, líder de Azul y Blanco, el principal rival de Netanyahu, calificó a Bachelet de “comisionada para los derechos de los terroristas”.
Por su parte, el Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo acusó a la ONU de un “prejuicio constante en contra de Israel” y de ayudar al movimiento de boicot, desinversión y sanciones [contra Israel] (BDS).
De hecho, la ONU no está emprendiendo ninguna acción significativa contra las 112 empresas ni anima a otros a hacerlo. El objetivo de la lista es ser una forma de abochornar al destacar que por medio de sus actividades comerciales estas empresas ha aprobado el robo por parte de Israel de tierras y recursos al pueblo palestino.
La ONU incluso tiene una visión muy parcial de qué constituye involucrarse en las colonias. Por ejemplo, excluye a organizaciones como la FIFA, la asociación internacional del fútbol en cuya filial israelí se incluyen seis equipos de fútbol de las colonias.
Esta semana también se ha sabido que la empresa Amazon no consta en la lista a pesar de que ayuda a las colonias: el gigante de la venta por internet no cobra gastos de envío a las direcciones de las colonias de Cisjordania, mientras que impone unos gastos de envío muy altos a los palestinos que viven al lado de ellas.
Una de las empresas identificadas en la lista, Airbnb, anunció a finales de 2018 que iba a quitar de su pagina web de reservas de alojamientos todas las propiedades en las colonias, al parecer para evitar ser señalada públicamente. Pero poco después se echó atrás. Cuesta imaginar que esta decisión se tomara por razones estrictamente económicas, ya que la web de esta empresa solo tiene 200 propiedades en las colonias, así que es más realista concluir que Airbnb temía la reacción de Washington y se sintió intimidada por el aluvión de acusaciones de que su nueva política era antisemita por parte de grupos favorables Israel.
De hecho, el momento elegido por la ONU no podría ser más trágico. La lista parece más la última boqueada de quienes con su negligencia a lo largo de casi tres décadas han permitido que la solución de los dos Estados languidezca hasta quedar reducida a nada.
El llamado plan de paz de Trump se podía permitir ser tan sesgado [a favor de Israel] únicamente porque las potencias occidentales ya han permitido a Israel acabar con toda esperanza de un Estado palestino gracias a décadas de una incesante expansión de las colonias. Actualmente casi 700.000 israelíes están alojados en territorio palestino ocupado.
El lunes los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea se reunieron para responder al plan, pero como era de esperar acordaron posponer una decisión hasta después de las elecciones en Israel del 2 de marzo. Lo mejor que se puede esperar probablemente sea una oposición tibia.
Los actos de varios Estados europeos siguen siendo mucho más elocuentes que cualquier palabra. Después de que lo hiciera la República Checa, el pasado viernes Alemania presentó una petición ante la Corte Penal Internacional de La Haya en la que se posicionaba del lado de Israel respecto a las deliberaciones de la Corte acerca de si procesar a altos cargos israelíes por crímenes de guerra, incluido el establecimiento de colonias.
Alemania no parece negar que las colonias sean crímenes de guerra. En cambio, espera bloquear el caso debido a dudosos motivos técnicos, esto es, que a pesar de que Palestina ha firmado el Estatuto de Roma por el que se instituyó la Corte de La Haya, todavía no es un Estado de pleno derecho. Hasta el momento parece que Austria, Hungría, Australia y Brasil siguen el mismo camino.
Pero si Palestina carece de los atributos propios de un Estado es porque Estados Unidos y Europa, incluida Alemania, han incumplido sistemáticamente sus promesas al pueblo palestino. No sólo se negaron a intervenir para salvar la solución de los dos Estados, sino que recompensaron a Israel con acuerdos comerciales e incentivos diplomáticos y financieros, incluso cuando Israel acababa con la integridad institucional y territorial necesaria para un autogobierno palestino.
La postura de Alemania, como la del resto de Europa, es hipócrita. Han afirmado oponerse a la interminable expansión de las colonias de Israel y ahora al plan de Trump, pero sus actos han allanado el camino para la anexión de Cisjordania que aprueba el plan.
El pasado mes de noviembre el Tribunal de Justicia de Unión Europea dictaminó finalmente que los productos fabricados en las colonias de Cisjordania (utilizando recursos palestinos apropiados ilegalmente en tierras palestinas apropiadas ilegalmente) no se deben etiquetar de forma engañosa como “Made in Israel” [Fabricados en Israel]. Sin embargo, los países europeos siguen posponiendo la implementación de esta decisión y, en cambio, algunos de ellos están legislando en contra del derechos de su ciudadanía a expresar su apoyo al boicot a las colonias.
Deforma similar, Europa y América del Norte siguen otorgando al Fondo Nacional Judío (una entidad que financia la construcción de colonias) el “estatuto de organización de beneficencia” y le concede exenciones fiscales a medida que recauda fondos dentro de sus jurisdicciones.
En los medios de comunicación israelíes abundan las noticias acerca de cómo el Fondo Nacional Judío ayuda activamente a grupos de colonos extremistas a desalojar a los palestinos de sus hogares en Jerusalén Oriental. Pero Gran Bretaña y otros Estados bloquean los pasos legales para acabar con el estatus especial del JNF.
Parece que pronto Europa ya no tendrá que preocuparse de que su hipocresía sea tan evidente. Una vez que Israel se haya anexionado las colonias, como pretende el gobierno Trump, la UE puede dejar de lado sus nada eficaces titubeos y tratar las colonias como irrevocablemente israelíes, tal como lo ha hecho en la práctica con los “barrios” israelíes de la Jerusalén Oriental ocupada.
Por consiguiente, la lista de la vergüenza de la ONU se puede unir a décadas de resoluciones de condena que han ido acumulando polvo discretamente.
Este artículo se publico originalmente en The National, de Abu Dhabi
Jonathan Cook obtuvo el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Ha publicado, entre otros libros,Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East (Pluto Press) y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair (Zed Books).Su página web es www.jonathan-cook.net. Colabora frecuentemente con Global Research.
Fuente: https://www.globalresearch.ca/un-list-firms-aiding-israel-settlements-dead-arrival/5704045