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Crímenes de guerra

Biden se retira, pero su nombre seguirá unido al genocidio en Gaza

Fuentes: Ctxt

El legado del presidente de Estados Unidos, visto a través de los ojos de los palestinos y defensores de los derechos humanos, solo se puede calificar de traición profunda

CRÍMENES DE GUERRA

La decisión del presidente de EEUU, Joe Biden, de retirarse de la carrera presidencial constituye un evento de gran relevancia política y ha recibido el apoyo y respeto de muchos líderes globales, pero no ofrece ningún alivio al pueblo palestino. El legado del demócrata está inextricablemente vinculado al genocidio cometido en Gaza, aunque la reacción global a su renuncia se haya centrado en cuestiones triviales, como sus lapsus y olvidos en los recientes debates.

En lugar de retirarse para disfrutar de una jubilación pacífica, el mandatario debería ser responsabilizado por su complicidad con los crímenes de Israel. Rashida Tlaib, congresista demócrata por Michigan y de raíces palestinas, acusó a Biden de apoyar el “genocidio del pueblo palestino”.

Además, el apoyo inquebrantable de la administración Biden a Israel, tanto financiera como diplomáticamente, ha facilitado en gran manera las acciones militares del gobierno de Netanyahu en Gaza. Este apoyo ha contribuido a la muerte de miles de personas, la destrucción generalizada de las infraestructuras del territorio y el desplazamiento de comunidades enteras. Solo en 2021, EEUU proporcionó a Israel un paquete de ayuda militar anual de 3.800 millones de dólares como parte de un acuerdo más amplio de una década. Además, durante períodos de conflicto intensificado en Gaza, la administración Biden aprobó una venta adicional de armas por 735 millones de dólares a Israel.

En el contexto de la actual guerra israelí contra Gaza, Biden solicitó 14.000 millones adicionales en ayuda para el Gobierno israelí, actualmente dirigido por políticos de ultraderecha. Esta solicitud se suma al patrón de EEUU de utilizar continuamente su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para apoyar a Israel y perpetuar la crisis en Palestina. De 36 resoluciones relacionadas con el problema palestino, EEUU ha usado su veto 34 veces. Estas acciones ponen de relieve una alianza profundamente problemática que prioriza el apoyo militar sobre los derechos humanos de un pueblo entero.

La retórica de Biden suele incluir llamamientos a la “moderación” y a la “calma”, pero estas declaraciones se ven socavadas por la continua ayuda militar y el apoyo político a las acciones israelíes. La inacción y complicidad de la administración Biden revelan un problema que viene de lejos en la política exterior de EEUU: las alianzas estratégicas y los intereses geopolíticos están siempre por encima de los derechos humanos y la justicia. La administración nunca ha dejado de mostrarse tibia ante las continuas peticiones de las organizaciones internacionales por el cese de la violencia y las acusaciones realizadas contra Israel de estar cometiendo crímenes de guerra.

Las políticas y estructuras que facilitaron y promovieron la violencia contra Gaza seguirán vigentes

Para los palestinos, la retirada de Biden de la carrera presidencial no implicará el fin de su sufrimiento. Las políticas y estructuras que facilitaron y promovieron la violencia contra Gaza seguirán vigentes, y los dirigentes estadounidenses no han mostrado ningún indicio de ir a cambiar su postura sobre Israel. El consenso entre demócratas y republicanos de apoyar a Israel, con independencia de sus acciones, sugiere que las administraciones futuras probablemente seguirán el mismo camino, perpetuando el ciclo de violencia y opresión en Gaza.

El legado de Biden, visto a través de los ojos de los palestinos y defensores de los derechos humanos, solo se puede calificar de traición profunda. Alcanzó la presidencia a través de promesas de restaurar la dignidad y los derechos humanos en lo concerniente a la política exterior estadounidense. Sin embargo, las acciones de su administración en Gaza contradijeron drásticamente estas promesas. En lugar de utilizar la influencia de EEUU para fomentar la paz y la justicia, durante el mandato de Biden se han arraigado las políticas que facilitaron la agresión y las violaciones de derechos humanos.

La traición se siente agudamente en Gaza, donde el coste humano de las políticas del todavía presidente se traduce en vidas perdidas, familias desmembradas y comunidades destruidas. El sentimiento de abandono y desesperanza se ve agravado por la constatación de que la justicia sigue siendo esquiva y los responsables del genocidio evaden cualquier posibilidad de rendir cuentas por sus acciones. La demanda de justicia va más allá de responsabilizar a individuos; implica abordar las injusticias sistémicas que han permitido tales atrocidades. Esto requiere una reevaluación completa de la política exterior de EEUU hacia Israel y Palestina, incluyendo la suspensión de la ayuda militar a Israel, el apoyo a investigaciones internacionales sobre los crímenes de guerra cometidos y el esfuerzo genuino por negociar una paz justa y duradera.

La verdadera justicia también exige escuchar y amplificar las voces de aquellos que han sido silenciados y marginados

La verdadera justicia también exige escuchar y amplificar las voces de aquellos que han sido silenciados y marginados. Las experiencias y testimonios de los palestinos en Gaza deben ser puestos en primer plano en el discurso internacional para asegurar que su sufrimiento sea reconocido y que sus demandas de justicia sean escuchadas.

Mientras la retirada de Biden de la carrera presidencial marca el fin de su era política, también constituye una oportunidad para la reflexión y el cambio. Los fallos de su administración para abordar el genocidio en Gaza resaltan la necesidad urgente de una política exterior más justa y humana. Históricamente, los gobiernos estadounidenses han estado ansiosos por apaciguar a Israel.

Por ejemplo, el expresidente y actual candidato Donald Trump concedió a Israel favores sin precedentes, como el llamado “Plan del Siglo,” con el que se declaró a Jerusalén como su capital e iniciar esfuerzos para normalizar las relaciones entre los países árabes e Israel.

La ironía radica en la política que nos rige en la era actual y la aplicación de dobles raseros. La Corte Internacional de Justicia ha emitido una orden de arresto contra Netanyahu, pero sigue siendo una decisión meramente sobre el papel. El verdadero temor no son solo las políticas estadounidenses que se adoptaran para solucionar el problema palestino, ya que estas son inevitables, sino el impacto potencial de estas políticas en la Unión Europea. Y es que existe una preocupación importante ante la posibilidad de que la influencia estadounidense termine por empujar la política exterior de la UE, tradicionalmente favorable a la causa palestina, en la dirección opuesta.