La administración de Biden restableció los suministros militares estadounidenses casi sin hacer ruido, a pesar de haberse jactado de la suspensión de los envíos de armas específicas a Israel debido a fingidos temores sobre cómo se podrían utilizar (se supone que para provocar muertes). En un informe publicado en Haaretz el 29 de agosto se reportó un aumento de los envíos de armas a Israel desde fines de julio.
Agosto fue el segundo mes con mayor actividad en el envío de armas estadounidenses a la base aérea israelí de Nevatim desde el ataque de Hamás en octubre de 2023. Esto ocurría mientras aumentaba la concentración de fuerzas estadounidenses en la región desde los asesinatos por parte de Israel del comandante de Hezbolá Fuad Shukr y del jefe político de Hamás Ismail Haniyeh a finales del mes pasado. Dos portaaviones, un submarino con misiles guiados y el despliegue de aviones furtivos avanzados F-22 en Qatar han sido parte de un espectáculo destinado a disuadir a Teherán de cualquier ataque de represalia.
Tras examinar datos de aviación de código abierto de finales de julio, Haaretz concluyó que se había “resuelto” el problema de los retrasos en los envíos de armas estadounidenses. Se registraron decenas de vuelos de aviones de transporte militar estadounidenses junto con aviones de carga israelíes civiles y militares, en su mayoría desde Qatar y la base aérea de Dover en Delaware. Se atendieron las demandas del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en su discurso del 24 de julio ante el Congreso donde pidió que se acelerara “drásticamente” la ayuda militar estadounidense para “poner fin a la guerra en Gaza y ayudar a impedir una guerra más amplia en Oriente Medio”.
El 26 de agosto Israel recibió su cargamento aéreo número 500 desde el comienzo de la última guerra, formado por armas y suministros militares de los Estados Unidos. Los 500 cargamentos aéreos se complementaron con 107 envíos marítimos, lo que en total ha facilitado el envío de 50.000 toneladas de equipamiento militar en una iniciativa conjunta del ejército estadounidense, la Dirección de Producción y Adquisiciones y Misión en los Estados Unidos del Ministerio de Defensa de Israel, la Dirección de Planificación de las Fuerzas de Defensa de Israel y la Fuerza Aérea israelí.
Durante ese mismo mes la Convención Nacional Demócrata, en la que no hubo debate alguno sobre la candidatura de Kamala Harris a la presidencia, había prometido tímidamente que se haría campaña para que se siguieran enviando armas a Israel. Antes del evento 30 delegados del movimiento Uncommitted, elegidos por votantes alarmados por el apoyo estadounidense a la maquinaria bélica de Israel en Gaza, esperaban convencer a los 4.000 “delegados comprometidos” que Harris había captado de que se añadiera un embargo de armas a su campaña con el fin de llegar a un alto el fuego.
Una petición del grupo buscaba dos objetivos: añadir a la plataforma tanto del partido como de la campaña las palabras de “que apoya inequívocamente un alto el fuego permanente en Gaza y el cese del suministro de armas para que Israel ataque y ocupe al pueblo palestino”.
Estos deseos resultaron demasiado provocativos para los apparatchiks y los dirigentes del partido. Resulta bastante irónico que la plataforma nacional del Partido Demócrata para 2024 comience con un efusivo “reconocimiento de territorios” a “los antepasados y descendientes de las Naciones Tribales ”, pero haga la vista gorda en lo que respecta a un aliado que en gran medida es producto de la apropiación del territorio, la violencia y la ocupación. A pesar de los rumores en la sala del partido sobre una división entre los miembros moderados y progresistas en relación a la conducta de Israel en la guerra, el tema de un alto el fuego nunca llegó a las sesiones del comité cuando se redactó el documento.
Al insistir firmemente en el continuo apoyo de Estados Unidos a Israel en su guerra contra Hamás, en la plataforma política se habla mucho del esfuerzo de Estados Unidos por elaborar una vía que permita liberar a los rehenes, “un alto el fuego duradero”, el alivio del “sufrimiento humanitario en Gaza” y la “posible normalización entre Israel y los Estados árabes clave, además de un progreso significativo y un horizonte político para el pueblo palestino”. El lenguaje empleado resulta instructivo: los palestinos y palestinas son objeto de una caridad lamentable, a merced de Israel, Estados Unidos y los Estados árabes clave. Como si fueran niños pequeños, deben ser manejados, dirigidos, guiados y sus opciones políticas siempre deben estar condicionadas por los deseos de otras potencias.
Como Israel sigue siendo el principal aliado de Washington en Oriente Medio, ese proceso de dirigir y gestionar al rebelde pueblo palestino ha sido, hasta ahora, letal. En su primera entrevista concedida después de la convención (tiene aversión a ellas), Harris descartó cualquier sugerencia de mostrarse vacilante con respecto a Israel. «Soy inequívoca e inquebrantable en mi compromiso con la defensa de Israel y su capacidad para defenderse, y eso no va a cambiar», dijo a Dana Bush de la CNN. Con la que se ha convertido en su frase de cabecera, Harris lamentó que «demasiados palestinos y palestinas inocentes hayan muerto», al tiempo que reconocía el derecho de Israel a defenderse.
Cuando se le preguntó si iba a modificar la política del presidente Biden de suministrar ayuda militar a Israel, respondió: “No”. “Tenemos que llegar a un acuerdo. La guerra debe terminar y debemos llegar a un acuerdo para liberar a los rehenes. Me he reunido con las familias de los rehenes estadounidenses. Saquemos a los rehenes. Logremos el alto el fuego”.
Esta jerga propia de mandos intermedios dice mucho sobre la visión que Harris tiene del mundo: al desear “lograr el cese del fuego”, está alentando una serie de factores que garantizarán que nada de eso ocurra. La fórmula de Netanyahu ha obrado su magia negra habitual. De ahí la falta de un embargo de armas y el suministro continuo y generoso a las Fuerzas de Defensa de Israel por parte de su mayor benefactor militar.
Binoy Kampmark fue becario de la Commonwealth en el Selwyn College de Cambridge. Actualmente imparte clases en la Universidad RMIT de Melbourne. Correo electrónico: [email protected]
Texto original: https://www.counterpunch.org/2024/09/03/a-return-to-form-expediting-us-arms-to-israel/
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