«Los médicos me dijeron que mi hija tiene muchas posibilidades de sobrevivir, pero que no tendrá manos ni pies», declaró Hamdan a The Electronic Intifada.
Las prótesis son una posibilidad médica en el futuro, dijo que le habían dicho los médicos. También le habían explicado que la causa probable de la afección congénita de Nur eran las armas utilizadas en los bombardeos israelíes, concretamente el fósforo blanco.
«En el tercer mes de embarazo estuve expuesta a los gases emitidos por el fósforo blanco, que nos lanzaron en gran cantidad en el norte de Gaza», explicó Hamdan. «Esta es una de las razones que pueden haber causado la deformidad, según el médico que me atendió».
También afirmó que la violencia genocida de Israel, que se ha cebado deliberadamente con el sector sanitario de Gaza, le impidió someterse a las revisiones habituales que las mujeres embarazadas podrían esperar normalmente.
«No pude someterme a ecografías para detectar estas afecciones antes del nacimiento», afirmó Hamdan.
El Dr. Hatem Edhair, jefe de la unidad neonatal del Complejo Médico Nasser de Jan Yunis, declaró a The Electronic Intifada que el asalto continuado de Israel está teniendo un efecto dramático en las mujeres embarazadas de Gaza y en sus recién nacidos.
«Durante el último tercio de la actual guerra israelí contra Gaza se registraron más de 170 casos de malformaciones congénitas en recién nacidos, una estadística preocupante», dijo sobre los casos registrados sólo en el hospital Nasser, el mayor del centro y sur de Gaza.
El grupo de derechos humanos Euro-Med Monitor ha documentado el uso por parte de Israel de armas prohibidas internacionalmente en sus ataques contra la Franja de Gaza, incluido el uso de bombas de racimo y de fósforo.
Sin salida
En el Hospital al-Awda de Nuseirat, al norte de Gaza, un equipo médico luchó durante meses para salvar la vida de Ahmad al-Masri, un bebé que nació con una enfermedad congénita conocida como hidrocefalia (acumulación de líquido en el cerebro).
Ahmad nació prematuramente a los siete meses, con un peso de sólo 1.400 gramos. Su madre, Safaa, no fue consciente de las malformaciones de su bebé hasta que le practicaron una cesárea tras ponerse de parto el 13 de septiembre. Dio a luz dos días después.
«Los médicos me informaron de que el estado de mi bebé es crítico, y la mayoría de los bebés que nacen con este estado no sobreviven porque en Gaza no hay tratamiento posible para estos casos», declaró en una entrevista realizada en octubre.
En noviembre, y como consecuencia de los ataques israelíes contra el hospital de Al Awda, Ahmad fue dado de alta. Los médicos dijeron que ya no podían ofrecerle los cuidados que necesitaba y que la situación en el hospital era demasiado peligrosa.
Safaa espera que le concedan un permiso para llevar a su hijo a Egipto. Sin embargo, pero su hijo es sólo uno de los 14.000 pacientes que necesitan tratamiento fuera de Gaza, que ha permanecido casi herméticamente cerrada desde que Israel tomó Rafah a principios de mayo e impidió cualquier movimiento de personas desde Gaza.
«Estamos a la espera de poder viajar a Egipto para que mi hijo reciba tratamiento, pero el único paso fronterizo está cerrado, lo que pone en peligro su vida, ya que su estado empeora día a día», declaró Safaa, angustiada.
El Dr. Wissal Abu Laban, consultor pediátrico del hospital de al-Awda, declaró que el número de abortos espontáneos y deformidades congénitas desde que Israel lanzó su genocidio el año pasado ha sufrido un «notable aumento».
Una de las principales causas de estas deformidades, añadió, «es la inhalación de gases tóxicos de las bombas israelíes, además de otros factores como la exposición a rayos X y la toma de medicamentos sin consulta médica.»
Y con el sector sanitario de Gaza en ruinas, muy poca ayuda puede prestarse a estos bebés.
«Debido a la falta de recursos médicos en Gaza y al continuo cierre de los pasos fronterizos, muchos niños nacidos con deformidades congénitas mueren porque no pueden viajar para recibir tratamiento», afirma Abu Laban.
Sector sanitario devastado
Safaa relató que su casa, situada en la zona de Masbah, en Rafah, fue bombardeada en marzo a altas horas de la noche sin previo aviso.
El ataque la dejó enterrada entre los escombros durante tres horas antes de ser rescatada.
«Estuve inhalando los gases emitidos por los misiles que impactaron en la casa, casi me asfixié», relató.
Según la revista médica británica The Lancet, Gaza está sufriendo un aumento «asombroso» de nacimientos prematuros, «a menudo provocados por el estrés crónico del desplazamiento, la desnutrición y el trauma de presenciar ataques aéreos».
«El colapso casi total de la infraestructura sanitaria, unido a la falta de acceso a servicios médicos esenciales, ha provocado un trágico aumento de muertes maternas y neonatales evitables», constataron los autores.
El Dr. Husam Abu Safieh, director del hospital Kamal Adwan de Beit Lahiya, en el norte de Gaza, declaró que, durante los últimos seis meses del primer año de guerra en Gaza, su hospital había recibido 30 casos de recién nacidos con diversas deformidades congénitas.
«Las deformidades que afectan a los recién nacidos varían. Pulmones y cráneo poco desarrollados, hidrocefalia y deformidades en el aparato digestivo», declaró en una entrevista en agosto.
Abu Safieh -cuyo hijo murió cuando las tropas israelíes asediaron el hospital a finales del mes pasado, pero que está decidida a quedarse– atribuye estas deformidades al uso por parte de Israel de armas prohibidas en su agresión, así como a la falta de atención sanitaria adecuada para las mujeres embarazadas debido al largo asedio en el norte de Gaza, que está completamente aislada del resto de Gaza desde principios de octubre.
Sanaa Sidam, cuya casa en Yabalia fue destruida en un bombardeo israelí, quedó conmocionada cuando su hijo Karim nació el 13 de julio pesando 2.300 gramos y sufriendo malformaciones congénitas de corazón y pulmones.
El bebé recibe atención médica en el hospital Kamal Adwan, pero su estado es crítico, según le dijeron los médicos.
«Durante mi embarazo, fui desplazada más de siete veces. Bajo los continuos bombardeos israelíes, cada vez teníamos que escapar a toda velocidad», dijo Sidam.
«Hay un temor generalizado entre las mujeres embarazadas a sufrir abortos debido a los intensos bombardeos y a su imposibilidad de llegar a los centros médicos».
Taghreed Ali es una periodista palestina. Sobrevive en Gaza.
Texto original: The Electronic Intifada, traducido del inglés por Sinfo Fernández.