A lo largo del último mes Israel ha estado desalojando metódicamente a los residentes de Rafah y arrasando los edificios que quedaban en pie. En la actualidad, la ciudad de Rafah y sus pueblos circundantes han desaparecido prácticamente y la mayoría de sus pobladores han huido hacia el norte, a Jan Yunis y la costa de Al-Mawasi, bajo el fuego de la artillería y el sonido de tanques y buldóceres.
Rafah también ha sido escenario de varias masacres documentadas, como la de los socorristas en el barrio de Tal al Sultán a finales de marzo, cuando el ejército israelí abrió fuego contra 15 paramédicos y socorristas de la Media Luna Roja palestina y la Defensa Civil de Gaza y los ejecutó.
Rafah es la provincia más meridional de la Franja de Gaza, situada junto a la frontera con Egipto. Antes de la guerra albergaba a unos 200.000 residentes y su territorio constituía aproximadamente una quinta parte del territorio de Gaza. Ya no existe.
Las operaciones israelíes de demolición y desplazamiento comenzaron en Rafah mucho antes de que entrara en vigor el breve alto el fuego entre Israel y Hamás a mediados de enero [ver foto]. Durante el periodo de tregua, las fuerzas israelíes impidieron regresar a los residentes de varias zonas fronterizas, como el campo de refugiados de Yibna, Al Awda, Al Shabura y Bir Canada. Tras la ruptura del alto el fuego a mediados de marzo, el ejército israelí los arrasó todos.
El objetivo de este ataque generalizado está ahora claro: convertir todo Rafah en una zona totalmente aislada con una presencia militar israelí permanente. Según un informe de [el periódico] Haaretz, esto “convertiría de hecho a Gaza en un enclave dentro del territorio controlado por Israel, aislándola de la frontera egipcia”.
Las imágenes y las informaciones que llegan de Rafah muestran una ciudad completamente arrasada y sus residentes confirman que la vida allí ya es imposible.
Una “tierra de nadie” y un corredor
Jaled al-Dahaliz, de 36 años, cargó sus pertenencias en un carro y huyó de Rafah hacia al-Mawasi, al oeste de Rafah, varias semanas después de que el ejército israelí reanudara su campaña de bombardeos. Intentó resistir durante un tiempo, desplazándose entre distintos lugares dentro de Rafah, pero ya no pudo soportar los bombardeos indiscriminados, según declaró en un testimonio grabado obtenido por Mondoweiss.
“Salimos de Rafah por última vez. No creo que podamos volver; allí ya no queda nada», dijo. “Incluso las tiendas que montamos para sobrevivir han sido blanco del ejército israelí. Vayas donde vayas, no encontrarás casas ni gente, sólo campamentos destruidos” explicó al-Dahaliz. “Es para que nadie sepa dónde estaba su casa”.
En las zonas adyacentes al corredor Filadelfia, la franja de tierra que discurre a lo largo de la frontera entre Gaza y Egipto de la que Israel debía retirarse al final de la primera fase del alto el fuego, todo ha sido arrasado y desalojado, según confirman los residentes de Rafah. Zonas como el campo de refugiados de Yibna, el barrio saudí y Tal al-Sultan son ahora tierra de nadie militar vedada a los civiles: la nueva zona de contención de Israel.
Además, en las últimas semanas, el ejército israelí terminó de establecer lo que denomina el Corredor de Morag, que ahora separa la ciudad de Rafah de la ciudad adyacente de Jan Yunis, justo al norte. Netanyahu había anunciado a principios de abril que el ejército israelí iniciaría su construcción, que finalizó el 12 de abril.
Esto supone que se destruyeron más barrios para asegurar el corredor de Morag, al igual que se arrasaron viviendas durante la construcción de los corredores de Filadelfia y Netzarim antes de la guerra.
“La ciudad de Rafah está ahora rodeada por todos lados de corredores construidos por el ejército israelí”, dijo Ahmad al-Dabash a Mondoweiss. Según este residente, el sonido continuo de las explosiones para construir el corredor podía oírse desde tan lejos como Deir al-Balah y Nuseirat, en Gaza central.
“El objetivo del bombardeo es sacudir el suelo bajo las casas, para que si hay un túnel se colapse sobre las cabezas de quienes están dentro”, afirmó al-Dabash, detallando lo que él y otros residentes vieron cuando huían de Rafah. “Después de la voladura de las casas parecía que se hubieran vuelto del revés y las bombas dejaban esos grandes cráteres que se habían tragado las casas”.
«La rotonda de al-Jarba y las zonas de Awni y Masbah, al norte de Rafah, estaban en buen estado. Ahora los residentes de Deir al-Balah oyen allí el ruido de las explosiones, y los residentes de Jan Yunis ven el humo que sale constantemente de ellas como consecuencia de los bombardeos diarios», declaró al-Dabash.
El corredor Morag atraviesa Gaza de este a oeste, paralelo a los corredores Netzarim y Filadelfia. Debe su nombre a un asentamiento israelí ya desaparecido que existía entre Rafah y Jan Yunis antes de la retirada unilateral de Israel de la Franja de Gaza en 2005.
«Volvieron a las zonas en las que estaban antes de 2005. Sus posiciones militares y asentamientos estaban ahí mismo. Conocen bien esas zonas y volvieron a ocuparlas», explicó al-Dabash.
La enorme ruta tiene cientos de metros de ancho y discurre por terrenos que desde entonces han sido arrasados, lo que ha supuesto la pérdida de sus hogares a miles de familias y ha garantizado que nunca volverán. Según los residentes, la ruta parte de la zona de Baraksat de Rafah, donde tuvo lugar la masacre de los socorristas, y discurre por la zona de Shakoush, cerca de al-Mawasi, al oeste de Rafah, y hacia el cruce de Kerem Shalom, en el extremo oriental de la ciudad.
Los residentes creen que las operaciones de Israel sobre el terreno demuestran una clara intención de mantener la ocupación prolongada de Gaza. El establecimiento de rutas e instalaciones militares, el hecho de que no se retirara del corredor Filadelfia durante el alto el fuego y la ruptura del acuerdo indican que Israel había estado planeando este final de partida desde el principio, dijeron los residentes a Mondoweiss.
“La ocupación israelí quiere hacer la vida imposible en la Franja de Gaza, y eso es exactamente lo que ha conseguido”, afirmó al-Dabash. “Sus objetivos están claros: la ocupación no nos dejará vivir en paz y seguirá intentando expulsarnos de nuestra tierra”.
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