El gabinete de guerra de Israel aprobó unánimemente el pasado sábado la expansión de la guerra en Gaza y mantener el control de la Franja por un tiempo indeterminado. Esto sucede días después de que el primer ministro Netanyahu declarara que el objetivo primordial de la guerra era “derrotar a Hamás” y que la liberación de los cautivos israelíes era un objetivo secundario. Las noticias fueron confirmadas por la agencia Associated Press, tras hablar con dos funcionarios israelíes.
Declaraciones de funcionarios israelíes las pasadas semanas parecen indicar que la ampliación de las operaciones repetirá la estrategia implementada en Rafah por toda Gaza. En Rafah, el ejército israelí ha reducido a escombros la ciudad expulsando a toda su población. Una vez sentado este precedente, los nuevos planes solo pueden interpretarse como el siguiente paso para limpiar étnicamente a todos los gazatíes.
La nueva ocupación de Gaza
Hace tres semanas los medios de comunicación israelíes revelaron los planes para dividir la Franja de Gaza en cinco áreas creando zonas militares permanentes en el enclave palestino. Desde la reanudación de la guerra a mitad de marzo, las fuerzas israelíes han aislado por completo el sur de Rafah del resto de la Franja creando un nuevo corredor militar denominado “Morag”, que atraviesa la Franja de este a oeste y desconecta Rafah de Jan Yunis, donde actualmente se refugian miles de palestinos desplazados.
A pesar de la aprobación de los nuevos planes, Netanyahu no los ha anunciado oficialmente, lo que deja a estos sujetos a la especulación. Según la emisora de radio israelí Kan, esta expansión de las operaciones sería un reflejo de la estrategia seguida en Rafah desde la ruptura unilateral de la tregua. Además de aislar Rafah, el ejército ha llevado a cabo la destrucción sistemática de la ciudad, demoliendo o detonando grandes bloques residenciales hasta reducir la ciudad a escombros. El ejército anunció asimismo que Rafah entrará a formar parte de su nueva zona militarizada.
En una declaración televisada, el ministro de la guerra israelí Israel Katz dijo que la operación era parte del objetivo de “hacer Gaza más pequeña y aislada”. Dicha estrategia comenzó a tomar forma mientras continuaban las conversaciones indirectas, a través de Egipto y Qatar, para una nueva tregua con Hamás. Israel puso como condición el desarme de Hamás, algo que los palestinos rechazaron. Israel también se negó a comprometerse a terminar la guerra.
El domingo, la reunión del gabinete de guerra se produjo en medio de una renovada resistencia de las facciones palestinas, que atacaron a las fuerzas israelíes en Rafah y Beit Hanún durante la semana pasada, lo que llevó a Israel a admitir la pérdida de cuatro soldados y heridas a varios más. Mientras tanto Israel siguió bombardeando pueblos y ciudades palestinos desde el norte hasta el sur de la Franja. Sólo en la mañana del lunes, el número de víctimas mortales diarias ascendía a 20 palestinos muertos por ataques israelíes en Beit Lahia, la ciudad de Gaza y Jan Yunis.
La “estrategia de Rafah” para limpiar étnicamente Gaza
Sin embargo, más allá de la plena reocupación de Gaza se cierne el viejo objetivo de Israel de expulsar a los palestinos de la Franja. Los aliados de Netanyahu en el gabinete, especialmente Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, además de miembros de la Knesset y líderes del movimiento de colonos, llevan desde el 7 de octubre de 2023 pidiendo que se expulse a los palestinos de Gaza y se vuelva a colonizar el territorio. El propio Netanyahu ha promovido repetidamente su visión de la “migración voluntaria” de palestinos, basada en la propuesta del presidente estadounidense Donald Trump de trasladar a los gazatíes fuera de la franja y convertir su territorio en una “riviera”. En marzo, el gobierno israelí aprobó la creación de una oficina especial para organizar y promover el desplazamiento forzoso de palestinos de Gaza a otros países.
Este objetivo final está en línea con la estrategia seguida en Rafah de eliminar toda infraestructura civil para impedir que el territorio pueda sostener cualquier tipo de vida comunitaria, imposibilitando la vida de los palestinos y presentando su traslado como “voluntario”. Israel ya comenzó a implementar dicha estrategia a gran escala antes incluso de formalizar la tregua en enero. En noviembre del pasado año, el ejército aisló por completo el territorio al norte de la ciudad de Gaza, impidiendo la entrada de ayuda humanitario y cualquier tipo de bienes a la vez que acometía grandes demoliciones de los bloques residenciales y evacuando a la fuerza el resto de los hospitales y escuelas que servían de refugio a las familias palestinas.
La decisión del gabinete de guerra israelí de incrementar ahora la guerra llega también en uno de los momentos más desesperados de la situación humanitaria en Gaza, más desastrosa aún por el bloqueo total de la entrada de ayuda humanitaria y mercancías por parte del ejército israelí. El sábado una niña palestina de dos meses, Jenan al-Skafi, murió de desnutrición en la ciudad de Gaza. Su madre declaró a Al Jazeera que su hija nació durante el alto el fuego, cuando se permitió la entrada de mercancías en Gaza, y que empezó a perder peso tras reanudarse el bloqueo y resultar difícil encontrar leche. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, 51 niños palestinos han muerto de desnutrición desde octubre de 2023.
En los dos meses anteriores al alto el fuego, Israel redujo la población del norte de Gaza de más de 800.000 a menos de 100.000 habitantes. El plan de Israel de despoblar el norte de Gaza fracasó en última instancia cuando los palestinos regresaron en una marcha masiva y espontánea de varios días al norte durante el alto el fuego. Los planes de ampliar la guerra basándose en el modelo seguido en Rafah podrían ser un nuevo intento de Israel de conseguir lo mismo, esta vez partiendo de Rafah. La creación del nuevo corredor “Morag” podría ser una preparación para enviar de los palestinos a través de él hacia la frontera egipcia o hacia el mar.
Obstáculos internos de Israel
No obstante, los nuevos planes del gabinete de guerra israelí podrían verse obstaculizados por la falta de efectivos para las filas del ejército. El recién nombrado jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Eyal Zamir, advirtió de la falta de soldados desde que asumió el cargo. Según informaciones de mediados de abril del diario israelí Yediot Ahronot, Zamir advirtió a los ministros del gabinete de guerra de que el ejército no tiene suficientes soldados “para lograr todas sus ambiciones”.
Israel lleva meses enfrentándose a un déficit de soldados debido al agotamiento de los reservistas que llevan activos muchos meses, además del gran número de heridos, amputados y afectados por traumas en la guerra más larga de la historia de Israel. El pasado mes de abril, miles de soldados, oficiales y veteranos firmaron consecutivas cartas pidiendo el fin de la guerra si esa era la condición necesaria para lograr la liberación de los restantes cautivos y acusando a Netanyahu y su gabinete de prolongar la guerra para la consecución de beneficios políticos personales.
En el epicentro de la crisis está la comunidad religiosa ultraortodoxa jaredí, exenta del servicio militar desde la creación de Israel en 1948. Los representantes jaredíes en la Knesset y en el gobierno han exigido que su exención se convierta en ley. Y aunque la Knesset aprobó dicha ley en primera instancia en junio, aún no ha entrado en vigor. Mientras tanto, el jefe del Estado Mayor del ejército israelí anunció el domingo la emisión de órdenes de movilización a decenas de miles de soldados de reserva israelíes para ampliar la guerra contra Gaza.
A pesar de la aprobación y según el sitio web israelí de noticias Walla, los nuevos planes de ampliación de las operaciones militares no se pondrían en marcha hasta después de la visita del presidente de Estados Unidos a la región dentro de diez días, lo que indica el deseo de Israel de que Estados Unidos apruebe todos sus planes.
Hasta ahora, estos planes de ampliar las operaciones militares y volver a ocupar Gaza se están anunciando sin apenas reacción oficial por parte de los gobiernos occidentales. Esta falta de protesta tras casi dos años de genocidio con más de 60.000 palestinos muertos demuestra que no es sólo Estados Unidos quien ha dado luz verde a Israel para exterminar Gaza. Hay muchos otros participantes en este genocidio, aunque su apoyo sea en forma de complicidad silenciosa.
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