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El movimiento ecologista alemán, Palestina y el camino hacia el militarismo europeo

Fuentes: Rebelión

Una crítica a la (sin)razón medioambiental [i]

Introducción

¿Por qué el movimiento ecologista no protesta contra los costes medioambientales y sociales del rearme europeo? ¿Y por qué este que pretende ser solidario con los pueblos del Sur Global no parece preocuparse por la vida de los palestinos en Gaza?

La propaganda de la OTAN ha manipulado eficazmente la opinión pública, convenciéndola de que la paz no sólo es inalcanzable, sino también indeseable. Se nos dice que la guerra es un coste necesario para la seguridad, mientras que el rearme se vende como progreso. Los dirigentes europeos pretenden construir una sociedad de guerra [ii]. Además, el movimiento ecologista alemán no ha puesta la demanda por la paz en el centro de sus reivindicaciones, como aceptando un estado perpetuo de guerra como la nueva condición normal de la realidad europea [iii].  De esta manera los movimientos ecologistas parecen aceptar tácitamente el camino de Europa de creciente militarización. La falta de conciencia acerca de este camino hacia una «paz militarizada» en Europa revela un problema más profundo dentro del movimiento ecologista alemán.

La ecología como crítica estructural

Como punto de partida, es esencial diferenciar entre las ecologías de la abundancia en el Norte y la ecología de la escasez en el Sur. A pesar de sus evidentes defectos, esta distinción sigue siendo crucial, incluso aunque las fuerzas del neoliberalismo y el militarismo desenfrenados impongan ahora nuevas lógicas de austeridad y pobreza estructural en la propia Europa. Joan Martínez-Alier acuñó el término «ecología de los pobres» para subrayar las diferencias entre estas ecologías, lo que ahora se refleja en el apoyo a diferentes luchas, no sólo «medioambientales» [iv]. Históricamente, ha habido una conexión directa entre las críticas a los sistemas de producción que externalizan la contaminación y emisiones al Sur Global, mientras se cosechan los beneficios del consumo en el Norte. Durante los años sesenta y setenta, los análisis de las enormes desigualdades entre el Norte y el Sur se centraban sobre todo en criterios económicos [v]. Sin embargo, las preocupaciones ecológicas se han ido integrando cada vez más, dando lugar al campo multidisciplinar de la ecología política [vi]. Economistas, antropólogos y geógrafos intentan explicar la persistencia de relaciones desiguales entre el Norte y el Sur, entre el «mundo desarrollado» y el «mundo en desarrollo», en cuyas interpretaciones actuales las estructuras de poder neocoloniales se han vuelto más evidentes[vii]. Conceptos como la «sociedad de la externalización revelan estas estructuras ocultas de la explotación global, en lo que respecta a la interconexión de las realidades ecológicas[viii]. Los sujetos subalternos -pobres, campesinos e indígenas- han sufrido los embates de un régimen extractivo capitalista que destruye el tejido ecológico, marcado por años de experiencia de vivir en un régimen global extractivista, que coloca los riesgos de las catástrofes a su población más desfavorecida. Estas realidades -marcadas por desastres medioambientales y catástrofes socio-naturales- han elevado la conciencia ecológica a una cuestión fundamental de justicia que no puede desvincularse de realidades eco-políticas y sociológicas más amplias. Esto se traduce en una perspectiva ecológica interseccional, que no puede separarse de demandas más amplias de justicia histórica, social y política. Esta característica distingue al movimiento ecologista «del Sur» de sus homólogos «del Norte» en cuanto a la profundidad de sus luchas.

La nueva agenda militarista europea

El derroche masivo de recursos energéticos y minerales gastados en el plan de militarización agravará inevitablemente la crisis climática. Sin embargo, el silencio de la población europea ante el rearme y el genocidio se explica por una campaña sostenida de miedo, censura y propaganda[ix]. Lo que va quedando de la “agenda verde”debe encajar en la lógica necropolitica del capitalismo, a la vez de estar atrapados en una visión ecocida de ilimitado crecimiento económico. 

Las élites políticas y financieras parecen haber dejado ya de lado las promesas de una «economía verde» en favor de empresas más lucrativas, reorientándose hacia la industria armamentística y de seguridad. El Plan «Rearm Europe/Readiness 2030» propone apalancar más de 800.000 millones de euros en gastos de defensa mediante flexibilidad fiscal nacional»[x]. Europa quiere construir su propio complejo militar-industrial, abandonando los frenos de deuda autoimpuesta que alguna vez le ayudó a gestionar eficazmente su deuda pública. Al liberarse de este freno institucional, Europa es ahora libre para comprar más armas, presentando como una «inversión» en su seguridad a largo plazo[xi]. Esto llevará al endeudamiento de la ciudadanía europea -más austeridad y pobreza-, drenando fondos públicos hacia los fondos privados.

Gracias a este giro militarista en Europa, el complejo militar-industrial estadounidense seguirá prosperando gracias a la guerra ruso-ucraniana, crecientemente financiado por los contribuyentes europeos. Una situación en la que todas las elites salen ganando: las élites militares, económicas y políticas se beneficiarán, mientras que la opinión pública se pacificará con miedo y distracción. En Europa, los líderes políticos desvían la responsabilidad culpando a Rusia o utilizando a los inmigrantes como chivos expiatorios. La seguridad fronteriza y la deportación masiva serán la norma para hacer frente a las nuevas «amenazas» internas declaradas de Europa, ahora que los opositores al genocidio de Gaza incluso enfrentan la posible deportación[xii]. Es el nuevo recetario autoritario tipo trumpista que Europa repite al pie de la letra. 

La burbuja alemana

El movimiento ecologista alemán experimentó un resurgimiento en 2018 con el auge de Fridays for Future(FFF), seguido de la aparición de otros grupos ecologistas en Alemania como Extinction Rebellion y Letzte Generation[xiii]. A pesar de gozar con amplias simpatías en la población, sobre todo en sus inicios, sus tácticas de desobediencia civil empleadas durante los últimos años han provocado reacciones más críticas. Los principales medios de comunicación han vilipendiado sus acciones y la opinión pública alguna vez favorable, se ha ido enfriando[xiv], mientras que los activistas han sido criminalizados por la prensa y algunos gobiernos federales[xv].

En la página web de Letzte Generation, en una carta al Presidente alemán F. W. Steinmeier, el colectivo expresa su preocupación por el ascenso de la derecha en Alemania, así como por la destructiva aceleración industrial[xvi]. Se exige una mayor «honestidad» a la hora de hablar a los ciudadanos alemanes sobre lo que les depara el futuro. Otra publicación aborda el elefante en la habitación, pidiendo el fin de los combustibles fósiles (gas, carbón y petróleo) y el desarrollo más amplio de fuentes de energía alternativas limpias[xvii]. Sin embargo, nada se dice sobre fin de la guerra ni del fin de las matanzas en Gaza, como si ambos acontecimientos no tuvieran nada que ver con el Gobierno alemán. 

Por otro lado, el grupo Extinction Rebellion pareciera ser más radical[xviii], abogando por la justicia climática, la necesidad de hacer frente a la crisis climática, preservar la biodiversidad planetaria, resistir a las estructuras de poder, replantear la democracia, e incluso se refiere al postcrecimiento como una necesidad ineludible para la supervivencia planetaria[xix]. Sin embargo, su página web tampoco pide explícitamente el fin de la guerra en Ucrania ni en Gaza.

Si conciencia ecológica significa ser consciente de estas profundas conexiones, como señaló Jason Hickel: «esto es lo que pasa con la ecología, todo está interconectado»[xx], entonces, ¿cómo podemos entender esta mentalidad que pasa por alto las injusticias que ocurren con la ayuda directa del gobierno alemán?

La estrechez de miras de esta mentalidad es aún más notable teniendo en cuenta las luchas medioambientales en el Sur Global, como dijo Luisa Neubauer, portavoz de Friday For Future (FFF), en una entrevista.

«Es diferente para los activistas del Sur Global o en posiciones de partida fundamentalmente menos privilegiadas, donde las luchas son completamente diferentes y están más estrechamente interrelacionadas. Por eso hay cierta desconfianza entre algunas personas cuando en Alemania decimos que estamos comprometidos con la justicia climática. Porque temen que no seamos serios».

Neubauer demuestra cierto grado de conciencia de que la justicia climática no puede separarse de las luchas contra la opresión política y la desigualdad estructural. En la entrevista[xxi], Neubauer se distanció del movimiento internacional FFF debido a la supuesta «falta de compromiso con la vida judía» tras los atentados de Hamás en octubre de 2023. En noviembre de 2023, Neubauer criticó duramente la falta de solidaridad de Greta Thunberg con los judíos israelíes, sin tener en cuenta los miles de mujeres y niños palestinos ya asesinados por la maquinaria de guerra israelí[xxii]. Su defensa selectiva expone una inquietante indiferencia hacia las poblaciones más afectadas por el sistema destructivo al que dicen oponerse.

Neubauer menciona la tensión en torno al conflicto Israel-Palestina dentro del movimiento ecologista. En su opinión, antes de que se produjeran los atentados, el movimiento había conseguido trabajar unido a pesar de haber tensiones internas en torno al tema «Israel-Palestina». Sin embargo, tras los atentados, el movimiento FFF Alemán se alineó más estrechamente con la postura proisraelí del gobierno y los medios de comunicación alemanes, distanciándose del movimiento internacional.

La entrevista antes citada también se refería a la consideración de los palestinos como pueblo indígena:

ZEIT: «Así que, traducido: Los israelíes son los blancos, los opresores, los privilegiados. Los palestinos son los morenos, los oprimidos, por los que hay que luchar. ¿Lo hemos entendido bien?»

Neubauer: «No es mi opinión personal, sino una consecuencia de un discurso que veo a nivel internacional. Además, los palestinos son leídos como indígenas en gran parte del discurso internacional. Y cuando hablamos de justicia climática, los indígenas están en el centro de muchas luchas. Sufren enormes injusticias, aunque también son quienes protegen gran parte de los ecosistemas y la biodiversidad. Creo que estamos viendo que incluso la interseccionalidad puede llegar a sus límites. Y ahí es donde, en la búsqueda del mayor sufrimiento, se abren jerarquías de sufrimiento y apenas se permiten contradicciones».

El tono irreverente del entrevistador refleja la hostilidad hacia los marcos poscoloniales que presentan a los palestinos como indígenas y a los israelíes como colonos. En Alemania y otros lugares, la teoría poscolonial y decolonial ha sido cada vez más atacada, tachada de «antisemita» debido a su compromiso con perspectivas antisionistas y anticoloniales[xxiii]. Muchos alemanes son de hecho incapaces de reconocer el carácter colonial de Israel.

A pesar de que Neubauer se distancia de estas interpretaciones, reconoce su importancia en el discurso internacional. Sin embargo, este reconocimiento sigue siendo abstracto, incapaz de desafiar la narrativa dominante dentro de Alemania, donde las críticas a Israel se reprimen agresivamente, situación que ya rayana en un estado policial[xxiv]. Los hechos y datos históricos y la solidaridad mundial no penetran fácilmente en la endurecida burbuja ideológica sostenida por los medios de comunicación liberales y la alineación política con las políticas israelíes en Alemania[xxv].

Dada la intensidad con la que se reprimen y criminalizan las protestas propalestinas[xxvi], la postura de Neubauer es, hasta cierto punto, comprensible, aunque no defendible. El panorama mediático ha creado un clima en el que reconocer abiertamente este genocidio puede poner fin a cualquier carrera profesional. La postura de Neubauer no sólo refleja la disonancia cognitiva en la que viven muchos alemanes, sino que también contribuye al giro autoritario más amplio que ha criminalizado la disidencia[xxvii] con medidas cada vez más abiertamente represivas y autoritarias[xxviii].Esto subraya la profunda contradicción entre el compromiso autoproclamado de Alemania con los derechos humanos y su apoyo inquebrantable a Israel ante un genocidio en ciernes[xxix].

Ahora en Europa estamos empezando a escuchar críticas más fuertes contra las políticas de exterminio del Estado israelí[xxx], también en la prensa alemana, lo que demuestra que tras 19 meses de genocidio será más difícil para los medios negar este genocidio[xxxi]. Sin embargo, la última muestra de solidaridad del nuevo Gobierno alemán con el comportamiento genocida de Israel pone de manifiesto cierta fractura interna en el discurso pro sionista[xxxii].Pero que no nos engañen esta farsa, porque quizás cambian los tonos para que en los hechos nada cambie. A fin de cuentas, el autodenominado “mundo libre” sigue comprometido con el genocidio a los palestinos, mientras que Israel se va aislando cada vez más a nivel mundial como un Estado paria.

En este contexto, la crítica atenuada del movimiento ecologista alemán, y su silencio sobre Gaza (el hecho que Luisa Neubauer recientemente pidió al gobierno alemán un cambio de rumbo en la “política hacia Israel”[xxxiii] no cambia nada) y también su silencio acerca del peligroso rearme de Europa apuntan a tranquilizar la mala conciencia de las subjetividades del Norte Global, cuyos elevados niveles de vida y patrones de consumo no solo se construyen sobre la base de la extracción y la explotación en otras partes del mundo[xxxiv] sino que se basa en un estatus quo que implica un genocidio. En este sentido, el ecologismo del Norte se convierte en una versión atenuada de conciencia ecológica que interpreta los procesos de lucha decolonial como una mera metáfora de lucha en términos abstractos[xxxv]. Se trata de una postura profundamente provinciana y despolitizada que, a pesar de sus reivindicaciones y de su supuesta radicalidad, prefiere ignorar las estructuras coloniales e imperialistas que lideran y sostienen las élites políticas de Europa y Estados Unidos.

Adormecidos vamos hacia la destrucción.

El famoso concepto de destrucción creativa de Joseph Schumpeter reflexiona sobre la naturaleza destructiva del capitalismo a través del crecimiento económico y la constante innovación técnica. Marx y Polanyi describieron el capitalismo como un sistema nacido de la desposesión y el cercamiento de los bienes comunes[xxxvi]. El sistema operativo básico del capitalismo es la búsqueda de nuevos mercados y territorios que conquistar. Sin embargo, se produce una crisis cuando el imperativo del crecimiento eterno choca con la realidad de que ya no quedan nuevos mercados por conquistar. Una vez que el sistema se ha expandido por todo el planeta, la destrucción se convierte en la nueva frontera[xxxvii], creando nuevas oportunidades para una acumulación renovada, especialmente cuando el capital puede pivotar hacia la financiación de la reconstrucción de posguerra.

De este modo, la crisis de superpoblación y la crisis de los límites del capital podrían «resolverse» simultáneamente mediante nuevos modelos de destrucción creativa. Marx advirtió que en sus fases terminales, el capitalismo se volvería destructivamente contra las mismas instituciones y mercados que una vez creó. Las guerras comerciales autodestructivas de Trump ejemplifican esta espiral acelerada de decadencia. En un planeta con recursos limitados, el crecimiento económico constante es un camino suicida que acabará canibalizando sus cimientos[xxxviii].

Con el rearme europeo en marcha, el emergente complejo militar-industrial europeo ofrece una nueva vía para la acumulación global de capital. Incluso si estalla una gran guerra, su devastación ofrecerá la oportunidad de renovar la circulación de capital, y esta sombría realidad hace dolorosamente cierta la famosa observación de Fredric Jameson: «Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.» [xxxix] Tristemente este escenario no es descartable, sobre todo en vista al clima político apocalíptico fomentado por los aliados fascistas, mesiánicos, cristiano-evangélicos y sionistas de Trump, que parecen estar preparando el terreno para un escenario de fin de los tiempos [xl]. Mientras la opinión pública alemana permanece de brazos cruzados, las condiciones para una gran guerra están cada vez más maduras. Con un hombre tan abiertamente fascista como Donald Trump a la cabeza de un imperio militarista en declive, una gran guerra parece sólo cuestión de tiempo.

Contra el telón de fondo de la violencia genocida, la desposesión y el imperialismo desenfrenado, el ecologismo alemán no parece reconocer este desafío existencial, arriesgándose a permanecer atrapado en su propia burbuja de confort despolitizado, inconsciente y comprometido con las fuerzas que continúan destruyendo el tejido ecológico del planeta, sin estar dispuesto a enfrentar esta realidad.

A ver si por fin despiertan de su profundo letargo, si no cuando peligre su bienestar, al menos cuando sus propias vidas se vean amenazadas por la impresionante crueldad de la kakistocracia europea [xli]. Los movimientos ecologistas del Norte deben unirse como una fuerza pacifista y movilizarse en contra de este camino ya emprendido hacia la ruina global. De lo contrario, no quedará planeta, pueblo ni medio ambiente que defender. La lucha por la liberación de Palestina, lejos de ser periférica, debería importar a cualquiera que conserve un mínimo sentido de la humanidad, ya que todo un pueblo es aplastado ante los ojos del mundo. Si esta máquina pretende devorarnos a todos, que haya al menos algo de resistencia. Seamos esas piedras que detienen las ruedas de esta horrenda máquina de guerra devoradora de vidas.

Este texto fue previamente publicado en inglés en The Left Berlin

Notas:

[i]Me gustaría dar las gracias a mis colegas de DECOCO-Berlín y especialmente a Olivia Langhorn por sus incisivos comentarios y la revisión del texto. También me gustaría expresar mi profundo respeto y solidaridad a todos los valientes de todo el mundo, especialmente de Alemania y Estados Unidos, que protestan en las calles contra el genocidio de Gaza, sufriendo todo tipo de violencia, doxing, difamación, brutalidad policial, represión y deportación.

[ii] https://www.freiheit.org/de/krieg-europa-das-ende-des-pazifismus; https://www.zeit.de/politik/ausland/2022-04/friedenspolitik-deutschland-gruene-afd-ukraine-waffenlieferung/seite-2

[iii] https://www.freitag.de/autoren/ingar-solty/erst-maoisten-jetzt-anti-china-falken-huetet-euch-vor-der-gruenen-aussenpolitik

[iv] Martinez-Alier, Juan & Guha, Ramachandra. (2000). Varieties of environmentalism. Essays North and South. Earthscan Publication

[v] Smith, Neil. (2008). Uneven Development. Nature, Capital and the Production of Space. University of Georgia Press; Wallerstein, Immanuel. (2005). Análisis de Sistemas-mundo. Una introducción. Siglo XXI

[vi]Robbins, Paul. (2012). Political Ecology A Critical Introduction (2da.). Blackwell Publishing; Alimonda, H. (2002). Ecología política: Naturaleza, sociedad y utopía. CLACSO-Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.; Leff, Enrique. (2003). La ecología política en América Latina. Un campo en construcción. Revista Sociedad e Estado, 18, 17–40. Leff, Enrique. (2004). Racionalidad Ambiental. La reapropiación social de la Naturaleza. Siglo XXI.

[vii] Quijano, Anibal. (2014). Colonialidad del poder y clasificación social. In Epistemologías del Sur (perspectivas). Boaventura de Sousa Santos y Maria Paula Meneses (Eds.)(pp. 67–107). Akal.

[viii]Lessenich, S. (2016). Neben uns die Sintflut: Die Externalisierungsgesellschaft und ihr Preis (1st ed.). Hanser Berlin.

[ix]https://multipolar-magazin.de/artikel/cognitive-warfare-nato

[x]ReArmEurope Plan/Readiness 2030, (P.1)

[xi]https://www.welt.de/politik/ausland/article255751580/Bruessel-EU-plant-massive-Aufruestung-bis-2030-800-Milliarden-Euro-stehen-im-Raum.html

[xii]https://theintercept.com/2025/03/31/germany-gaza-protesters-deport/

[xiii] Para una reconstrucción útil de esta historia véase el libro de A. Malm. https://archive.org/details/how-to-blow-up-a-pipeline-andreas-malm

[xiv]https://www.berliner-zeitung.de/politik-gesellschaft/letzte-generation-sorgt-fuer-halbierung-der-unterstuetzung-fuer-klimabewegung-in-deutschland-li.372873

[xv]https://www.greenlegal.eu/publikationen/gutachten-stellungnahmen/

[xvi]https://letztegeneration.org/erklaerung/

[xvii]https://letztegeneration.org/der-elefant-im-raum/

[xviii]https://extinctionrebellion.de/wer-wir-sind/unsere-forderungen/

[xix]https://extinctionrebellion.de/wer-wir-sind/postwachstum/

[xx]Hickel, Jason. (2021). LESS IS MORE. Pinguin Random House.

[xxi]https://www.zeit.de/zeit-magazin/leben/2023-10/luisa-neubauer-greta-thunberg-israel-gazastreifen

[xxii]https://www.welt.de/politik/deutschland/article248281142/Luisa-Neubauer-Dass-Greta-Thunberg-nichts-zu-den-juedischen-Opfern-gesagt-hat-enttaeuscht-mich.html

[xxiii]Elbe, I. (2024). Antisemitismus und postkoloniale Theorie: Der »progressive« Angriff auf Israel, Judentum und Holocausterinnerung (1st ed.). edition TIAMAT.

[xxiv]https://www.gedenkstaettenforum.de/aktuelles/publikationen-rezensionen/details/antisemitismus-erkennen-symbole-codes-und-parolen

[xxv]https://jacobin.com/2024/05/germany-afd-liberalism-militarism-authoritarianism

[xxvi] Véase Gary, Roser. https://vientosur.info/alemania-un-ano-siendo-complice-de-genocidio/

[xxvii] Véase el reportaje de AlJazeera sobre la situación en Alemania. https://www.youtube.com/watch?v=CGHfIP7XcnM

[xxviii] Véase la entrevista ”El declive de Europa ya no tiene vuelta atrás” con la Dra. Ulrike Guérot. https://www.youtube.com/watch?v=cT6eNVVJXys&t=1204s

[xxix]https://jacobin.com/2024/04/germany-anti-palestinian-anti-communism

[xxx]Empörung über Gaza-Offensive: London, Paris und Ottawa drohen Israel mit Sanktionen

[xxxi] Tras 19 meses de encubrimiento y justificación del genocidio por parte de los medios de comunicación alemanes, ahora, ante la nueva ofensiva terrestre de Israel en Gaza, el complejo mediático alemán está utilizando un tono más duro: Véase por ej. TAZ: Krieg in Gaza: Ein bodenloser Plan | taz.de; Der Spiegel: Israel-Gaza-Krieg: Palästinenser berichten von zahlreichen Toten nach Offensive – DER SPIEGEL; WDR: Großangriff auf Gaza: Was das für die Menschen bedeutet – Nachrichten – WDR

[xxxii]https://www.zeit.de/gesellschaft/deutschland/2025-05/jubilaeum-deutschland-israel-frank-walter-steinmeier-beginn-reise

[xxxiii]Luisa Neubauer & Co. fordern Kurswechsel in deutscher Israelpolitik

[xxxiv]Liboiron, Max. (2021). Pollution Is Colonialism. Duke Univesisy Press.

[xxxv]Tuck, E., & Yang, K. W. (2012). Decolonizationis not a metaphor. Decolonization: Indigeneity, Education&Society, 1(1). https://jps.library.utoronto.ca/index.php/des/article/view/18630

[xxxvi]Polanyi, Karl. (2012). La Gran transformación.  Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. F.C.E.

[xxxvii] Valencia, S. (2010). Capitalismo gore. Melusina.

[xxxviii]Fraser, N. (2022). Cannibal Capitalism: How our System is Devouring Democracy, Care, and the Planet – and What We Can Do About It (1st ed.). Verso Books

[xxxix]Jameson, Frederick. (2003). Future City. New Left Review, 21, 65-79.

[xl]Klein, N., & Taylor, A. (2025, April 13). The rise of end times fascism. The Guardian. https://www.theguardian.com/us-news/ng-interactive/2025/apr/13/end-times-fascism-far-right-trump-musk

[xli] Cornejo P., S. M. (2025). Caquistocracia Europea, el gobierno de los incapaces. From https://eldesconcierto.cl/2025/05/06/caquistocracia-europea-el-gobierno-de-los-incapaces

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