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Gaza: ni silencio ni olvido

Fuentes: La Jornada

El 12 de junio, Israel lanzó una serie de brutales ataques contra Irán en los que bombardeó decenas de sitios, asesinó al alto mando militar sin importar que para ello debiera arrasar barrios residenciales y perpetró actos de terrorismo como la destrucción de un canal de televisión, mientras se llevaban a cabo transmisiones en directo.

Lejos de suscitar el rechazo unánime de la comunidad internacional a la sed de sangre y los métodos del primer ministro, Benjamin Netanyahu, las agresiones han tenido el efecto perverso –y seguramente calculado por el régimen fascista del Tel Aviv– de desviar la atención global del genocidio ejecutado en contra del pueblo palestino durante los últimos 20 meses. Pero la masacre contra los gazatíes y el despojo de tierras en Cisjordania ocupada continúan al mismo ritmo e incluso se aceleran, mientras los ojos del mundo miran a otra parte.

Hasta el sábado, Tel Aviv había masacrado a 55 mil 907 personas y herido a 131 mil 138 en la franja de Gaza, de las cuales por lo menos 70 por ciento eran civiles. A lo anterior deben sumarse los asesinados y secuestrados en Cisjordania, Líbano, Siria, Irán y Yemen. Al menos 450 personas han sido exterminadas de la manera más cruel: haciéndoles creer que recibirán alimentos para dispararles o bombardearlas cuando se acercan a los puntos de distribución designados por la potencia ocupante y Washington, su socio en el establecimiento de la cínicamente denominada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés).

Este organismo fue creado por Netanyahu y el presidente estadunidense, Donald Trump, a fin de convertir la entrega de víveres en un arma más del arsenal israelí y desplazar a las instituciones comprometidas con las labores humanitarias, en particular la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa). El responsable de la Unrwa, Philippe Lazzarini, caracteriza a la GHF como una abominación y una trampa mortal para miles de gazatíes que se exponen a los ataques israelíes, y ha denunciado que humilla y degrada a personas desesperadas, además de costar más vidas de las que salva.

Hay actores interesados en que la violencia se prolongue indefinidamente. TAT Technologies, NextVision y Elbit Systems, las principales empresas de armamento y soluciones bélicas de Israel, han multiplicado sus ganancias y su valor de mercado a doble o triple dígito cada año desde el inicio del genocidio. Elbit, la mayor de ellas, tuvo un incremento de 77 por ciento en su valor de mercado sólo en lo que va de 2025. Por su parte, TAT se ha beneficiado con un salto de 790 por ciento en el precio de sus acciones en dos años, dejando al descubierto que matar mujeres y niños indefensos no sólo es un cumplimiento de los explícitos planes sionistas, sino también un pingüe negocio para compañías carentes de escrúpulos. Por supuesto, ninguna de las empresas israelíes cómplices en los crímenes de lesa humanidad perpetrados por Tel Aviv ha sido sujeta a sanciones de Occidente.

Hoy más que nunca es un deber ético insoslayable redoblar la solidaridad con el pueblo palestino, denunciar a los criminales de guerra y no permitir que Gaza caiga en el olvido, pues resulta imposible conservar la humanidad si se guarda silencio mientras Israel comete la peor atrocidad del siglo XXI.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/06/23/editorial/gaza-ni-silencio-ni-olvido