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El bloque democrático, la tercera vía y el futuro de Turquía

Fuentes: Rebelión

La estructura frágil y volátil de la política turca ha planteado repetidamente la cuestión de las “alianzas” ante las fuerzas de la oposición social. Especialmente después de 2015, con la consolidación del autoritarismo, se ha vuelto casi imprescindible que las fuerzas democráticas se reúnan sobre la base de unos mínimos comunes. En este contexto, ha resurgido la posibilidad de una alianza histórica entre el CHP, el Partido DEM y sectores de la izquierda socialista. Sin embargo, la respuesta a esta cuestión no se encuentra solo en las maniobras políticas actuales, sino también en las experiencias históricas de la izquierda y la oposición en Turquía.

Antecedentes Históricos: Caminos distintos hacia un plano común

El CHP, como partido fundador de la República, representó durante muchos años la ideología oficial del Estado y su estructura centralista y autoritaria. La herencia del periodo del partido único dejó huellas duraderas, especialmente en su postura respecto a la cuestión kurda. En los años 70, la iniciativa de Bülent Ecevit por una “izquierda del centro” generó cierta aproximación a las clases trabajadoras y a sectores socialistas, pero esta orientación nunca se completó con un programa de transformación democrática que reconociera los derechos colectivos del pueblo kurdo.

El movimiento político kurdo, por su parte, se convirtió desde los años 90 en un actor central en la lucha por la democratización de Turquía. Durante la etapa del HDP, actuó junto a muchos componentes de la izquierda socialista. Sin embargo, estas alianzas se limitaron la mayoría de las veces a pactos electorales temporales; no se logró construir un programa político común ni un marco organizativo duradero.

La historia de la izquierda socialista ha estado marcada por relaciones distantes y conflictivas con ambas fuerzas. En los años 70, existía una clara división entre quienes defendían la idea de un “frente democrático” con el CHP y quienes lo condenaban como una fuerza dentro del sistema. Su relación con el movimiento kurdo se configuró principalmente a partir de los años 90, y estas aproximaciones también se mantuvieron mayormente en el plano de la acción coyuntural.

Cuatro pilares para una posible alianza

Una alianza histórica entre los tres principales actores (CHP, DEM y la izquierda socialista) solo será posible si logran coincidir sobre una base común en torno a los siguientes cuatro ejes:

  1. Democratización y Estado de Derecho: Coincidir en principios como la independencia judicial, la libertad de expresión, la autonomía de los gobiernos locales y la separación de poderes puede ofrecer un marco mínimo que refleje las aspiraciones de amplios sectores sociales.
  2. Cuestión Kurda y Política de Paz: El CHP debe abandonar su postura ambigua y adoptar una perspectiva de paz clara y basada en principios. El Partido DEM, por su parte, debe establecer lazos más orgánicos con el conjunto de los pueblos de Turquía. La izquierda socialista debe intervenir no como “mediadora”, sino como parte activa y comprometida del proceso.
  3. Trabajo y Justicia Social: Demandas como el salario mínimo, los derechos sindicales y la seguridad social pueden construir una línea de lucha común que una tanto a la base tradicional del CHP como a los trabajadores kurdos.
  4. Laicismo y Lucha Antifascista: En una época en la que la Dirección de Asuntos Religiosos (Diyanet) se convierte en una fuerza política y proliferan estructuras paramilitares, es vital construir una orientación secular, libertaria y antifascista.

Tres bloques existentes y los nudos políticos

Actualmente, la convergencia de estas tres corrientes en torno a los objetivos mencionados aún parece lejana. Sin embargo, en la práctica —especialmente en las calles y en el plano de la acción— se han producido acercamientos que han dado lugar a la conformación de tres bloques políticos de facto:

  • Primer Bloque: liderado por el CHP, intenta reunir a diversos sectores democráticos desde el centro-derecha hasta la izquierda. Aunque se ha nombrado como “Alianza por Turquía”, “Alianza Democrática” o “Consenso Urbano”, esta unión todavía no ha logrado convertirse en una alianza permanente y programática. El fracaso de la “Mesa de los Seis” aún proyecta una sombra sobre este intento.
  • Segundo Bloque: alianza de acción compuesta por diversos sectores de la izquierda socialista. Partidos como el TİP, el Partido de la Izquierda y el EMEP adoptan posiciones comunes en las movilizaciones públicas, pero enfrentan dificultades para construir un frente antifascista estable, programático y organizativo.
  • Tercer Bloque: camino alternativo impulsado por el Partido DEM y compuesto por entornos que operan bajo el nombre de “Paz y Sociedad Democrática”. Este bloque sigue una línea independiente llamada “Tercera Vía”, sin afiliarse ni al gobierno ni a la oposición.

No obstante, en un contexto de profundización autoritaria, estas estrategias de “camino alternativo” también pueden conllevar el riesgo de debilitar el terreno común antifascista. La democracia, la paz y la igualdad de los pueblos no se fortalecen con modelos de alianza fragmentados y dispersos, sino con unidad de principios y lucha común.

Límites y posibilidades de la Tercera Vía

El régimen de Erdoğan, con su discurso de una “Turquía sin terrorismo”, busca dividir a la oposición: por un lado, intenta abrir canales de diálogo con el Partido DEM, mientras que, por otro, intensifica la represión sobre el CHP y la izquierda socialista. Si el PKK decidiera abandonar las armas y disolverse, siguiendo los esfuerzos de Öcalan, ello podría brindar una ventaja táctica a corto plazo para el régimen. Sin embargo, la consolidación de este proceso en beneficio del poder solo sería posible si el Partido DEM se acercara a la línea del gobierno —una evolución que debilitaría la paz y la democracia, en lugar de fortalecerlas.

En este sentido, la estrategia de la “Tercera Vía” propuesta por Öcalan solo tendría sentido si logra superar los límites impuestos por el régimen. Si el Partido DEM puede mantener esta línea independiente y, al mismo tiempo, encontrar puntos de convergencia con los otros dos bloques de la oposición, podría reabrirse la posibilidad de un proceso de solución democrática.

Responsabilidad histórica y necesidad estratégica

Una alianza histórica no se construye con negociaciones electorales coyunturales, sino con un programa político basado en principios comunes y en la confianza mutua. El papel de la izquierda socialista no es limitarse a observar críticamente el proceso, sino actuar como una fuerza unificadora, transformadora y con capacidad de abrir camino.

Hoy, la “Tercera Vía” no debe entenderse solo como una opción táctica, sino también como una necesidad estratégica que reconoce las responsabilidades históricas y las limitaciones de las tres fuerzas. Un nuevo frente democrático solo puede construirse sobre una base política igualitaria, pluralista y popular. En este frente:

  • El CHP debe confrontar su pasado y transformarse;
  • El Partido DEM debe aspirar a construir un movimiento popular plural;
  • La izquierda socialista debe reconstruir el poder popular organizado.

Esta posibilidad histórica solo puede convertirse en una verdadera fuerza mediante una voluntad común de lucha.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.