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Netanyahu ante las Naciones Unidas

La «protección de los cristianos» es una narrativa que se desmorona ante los hechos

Fuentes: Rebelión

Introducción

En su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas la semana pasada, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu realizó declaraciones que generaron un amplio debate sobre la situación de los cristianos en Palestina. Presentó cifras afirmando que Belén era un 80% cristiana bajo control israelí y que esa proporción se redujo a menos del 20% desde que la Autoridad Palestina asumió el gobierno. Incluso fue más allá al retratar a Israel como el único lugar en Oriente Medio donde los cristianos se sienten seguros.

Sin embargo, este artículo —basado en un estudio académico y en datos oficiales emitidos por organismos cristianos palestinos— demuestra que las afirmaciones de Netanyahu no resisten un análisis histórico y social riguroso. Los verdaderos factores detrás del cambio demográfico entre los cristianos son mucho más complejos que la narrativa política que difundió en Nueva York, y uno de los más destacados son las propias políticas israelíes.

El discurso de Netanyahu: una simplicidad engañosa que oculta una complejidad profunda

En su discurso ante la Asamblea General, Netanyahu insistió en que la disminución de la población cristiana en Belén se debe exclusivamente a la gestión de la Autoridad Palestina tras los Acuerdos de Oslo. Esta comparación simplista —entre el periodo bajo control israelí (alrededor del 80% de cristianos) y el periodo bajo la Autoridad Palestina (menos del 20%)— puede parecer políticamente atractiva, pero ignora décadas de acontecimientos históricos que afectaron profundamente la presencia cristiana en Palestina.

Desde la Nakba de 1948, el panorama demográfico cambió radicalmente. La guerra y la creación del Estado de Israel provocaron el desplazamiento de unos 700.000 palestinos de sus ciudades y pueblos, incluidos aproximadamente 60.000 cristianos que se convirtieron en refugiados fuera de Palestina. Antes de la Nakba, Palestina tenía unos 1,98 millones de habitantes, de los cuales 145.000 eran cristianos (7,6%). Tras la guerra, solo 34.000 cristianos permanecieron dentro de los territorios que se convirtieron en Israel, reduciendo su proporción al 2,4%. Este descenso no fue resultado de un gobierno palestino, sino de la ocupación y el desplazamiento forzoso, especialmente teniendo en cuenta que el 34% de las tierras de Jerusalén Occidental ocupadas por Israel pertenecían a iglesias cristianas.

La ocupación de 1967 profundizó aún más la crisis mediante políticas destinadas a reducir la población palestina y fomentar su emigración —especialmente la de los cristianos— para facilitar la apropiación de sus tierras y propiedades, colocándolas bajo la autoridad del llamado “Departamento de Propiedades de los Ausentes”, que las arrienda a israelíes por décadas. La población cristiana fue objeto de estas políticas por dos razones fundamentales:

  1. Política: Apoyar el proyecto del “Estado judío” mediante la narrativa de que Palestina es exclusivamente musulmana, lo que justificaría privar a los no judíos de derechos y apropiarse de sus bienes.
  2. Territorial: Gran parte de las tierras de la Palestina histórica pertenecían a instituciones religiosas islámicas y cristianas, lo que facilita su confiscación si disminuye la presencia cristiana.

La Ciudad Vieja de Jerusalén ilustra claramente estas políticas: en 1967 contaba con unos 70.000 habitantes, el 40% de ellos cristianos. Hoy, esa proporción no supera el 1,5%, resultado de la presión y el desplazamiento sistemático.

Ante esta realidad, el liderazgo palestino comprendió el peligro del vaciamiento demográfico, especialmente entre los cristianos, dado el papel esencial que desempeñan en el tejido social único que ha caracterizado a Palestina durante siglos. Desde 2012, el presidente Mahmoud Abbas creó el Comité Presidencial Superior para los Asuntos de las Iglesias, dependiente de la Organización para la Liberación de Palestina, con el objetivo de proteger la presencia cristiana, reducir la emigración y preservar la identidad religiosa y culturalmente plural de Palestina.

La tolerancia religiosa como parte de la identidad palestina

En un estudio académico titulado “La tolerancia religiosa como pilar fundamental de la seguridad nacional”, el autor de este artículo realiza un análisis histórico profundo de la relación entre musulmanes y cristianos en Palestina. El estudio demuestra que la convivencia religiosa no es un fenómeno reciente, sino un componente esencial de la identidad nacional palestina. Durante siglos, musulmanes y cristianos han formado un tejido social unificado que ha resistido los intentos de división sectaria.

El estudio destaca que la verdadera amenaza a esta convivencia no proviene del interior de la sociedad palestina, sino del exterior, específicamente de las políticas coloniales y de ocupación que han intentado aplicar el principio de “divide y vencerás” para fragmentar la sociedad palestina y debilitar su cohesión interna. De este modo, refuta categóricamente la afirmación que vincula la disminución del número de cristianos con la mala gestión de la Autoridad Palestina, situando el fenómeno en su contexto real: un conjunto de factores políticos, económicos y de seguridad generados por Israel.

Las iglesias palestinas: la ocupación destruyó la presencia cristiana

Las instituciones eclesiásticas palestinas respondieron rápidamente a las declaraciones de Netanyahu. El Comité Presidencial Superior para los Asuntos de las Iglesias emitió un comunicado calificando sus palabras como falsedades destinadas a “blanquear” la ocupación y distorsionar la realidad. El comité afirmó que son las políticas coloniales y militares israelíes las que han destruido la histórica presencia cristiana en Palestina, señalando la confiscación de tierras pertenecientes a las iglesias, el cierre de caminos hacia lugares de culto, las restricciones a la libertad de movimiento e incluso ataques directos contra iglesias en Jerusalén y Gaza durante operaciones militares.

El comité también recordó que los cristianos representaban alrededor del 12,5% de la población de la Palestina histórica antes de 1948, mientras que hoy no superan el 1,2%, un descenso drástico directamente relacionado con las políticas de ocupación y no con la Autoridad Palestina, como afirmó Netanyahu.

Desmontando las cifras utilizadas por Netanyahu

Incluso las cifras utilizadas por Netanyahu en su discurso requieren verificación. No existen fuentes estadísticas confiables que confirmen que Belén fue “80% cristiana” en algún período reciente bajo control israelí. Las estimaciones históricas indican que la proporción de cristianos comenzó a disminuir gradualmente desde la Nakba y después, con factores económicos y migratorios desempeñando un papel fundamental en este proceso.

En la actualidad, las estimaciones locales sitúan el porcentaje de cristianos en Belén y sus alrededores entre 20% y 25%, una cifra influenciada más por las condiciones socioeconómicas y políticas generales que por la administración de la Autoridad Palestina.

Es evidente que el objetivo de Netanyahu no era ofrecer una imagen precisa de la realidad demográfica y religiosa en Palestina, sino utilizar cifras de manera selectiva para sustentar una narrativa política que presenta a Israel como un oasis de tolerancia frente a un supuesto extremismo palestino. Sin embargo, esta narrativa se desmorona ante las evidencias históricas, las investigaciones académicas y los testimonios de las propias instituciones cristianas, que señalan a la ocupación israelí como el factor más determinante en el declive de la presencia cristiana.

Conclusión

Entre un estudio académico riguroso que confirma que la tolerancia religiosa es un componente fundamental de la identidad palestina y las declaraciones de las propias iglesias que denuncian las políticas israelíes como la principal causa de la disminución de la presencia cristiana, queda claro que el discurso de Netanyahu en la ONU no fue más que un intento político de distorsionar la realidad y atribuir a la Autoridad Palestina la responsabilidad de consecuencias generadas por Israel.

Mientras el discurso oficial israelí intenta manipular cifras simplificadas para construir una narrativa política, las pruebas históricas y académicas demuestran que la convivencia islámico-cristiana en Palestina sigue viva, a pesar de todos los intentos de fragmentarla.

Dr. Rasem Bisharat – Doctor en Estudios de Asia Occidental

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.