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De los capos de la droga a los escuadrones de la muerte:

La guerra de Israel en Gaza continúa a través de bandas colaboracionistas

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Yasser Abu Shabab, líder de las llamadas Fuerzas Populares, condenado por tráfico de drogas y afiliado al ISIS (Vía redes sociales)]

La última táctica de Israel consiste en armar a bandas criminales y antiguos agentes de seguridad para que lleven a cabo asesinatos y aterroricen a la población civil y continuar así su guerra contra Gaza por otros medios.

A pesar de que las fuerzas israelíes han dejado en gran medida de disparar, ahora están tramando un complot utilizando colaboradores en toda Gaza como parte de la continuación del genocidio. Esto incluye el uso de estas bandas criminales para ejecutar a civiles, asesinar a miembros de las fuerzas de seguridad e incluso asesinar a periodistas.

En virtud del actual acuerdo de alto el fuego, la «fase uno» ha provocado la retirada israelí de muchas zonas pobladas de la Franja de Gaza, pero el ejército sigue ocupando entre el 56% y el 58% del territorio del sitiado enclave. El primer día de la aplicación del alto el fuego, las fuerzas israelíes asesinaron a casi 40 civiles, en su mayoría mediante disparos.

Mientras que los disparos del ejército israelí comenzaron a disminuir, las tres principales milicias que Israel ha respaldado contra Hamás han intensificado sus ataques tanto contra civiles como contra las fuerzas de seguridad alineadas con Hamás. Estos grupos militantes están liderados por narcotraficantes, exmiembros de las Fuerzas de Seguridad Preventiva de la Autoridad Palestina y militantes salafistas. También están vinculados al ISIS.

Estos grupos han comenzado a llevar a cabo asesinatos en la Franja de Gaza durante la última semana, comenzando con el asesinato de Mohammed Imad Aqel, hijo de un alto mando de las Brigadas Al-Qassam.

El domingo, incluso asesinaron al destacado periodista palestino Saleh Aljafarawi, junto con el hijo del miembro del politburó de Hamás Bassem Naim. Estos militantes respaldados por Israel habían tendido una emboscada a un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad de Gaza, asesinándolos junto con civiles que regresaban a sus hogares en el norte.

Según el Dr. Mohammed Abu Lahia, de Gaza, en el caso de Aljafarawi, la banda colaboracionista israelí secuestró al querido periodista, lo torturó y luego lo ejecutó con siete balazos a quemarropa.

Horas más tarde, las fuerzas de seguridad de Hamás, supuestamente junto con miembros de las Brigadas Qassam, persiguieron a estos militantes hasta su escondite en el barrio de Sabra, en la ciudad de Gaza, eliminando a docenas y arrestando a otros.

Según informes sobre el terreno, las fuerzas de seguridad interna incautaron armas suministradas por Israel y una lista de objetivos que contenía los nombres de figuras prominentes del norte de Gaza.

Una guerra por poderes en Gaza

Estos grupos milicianos se encuentran repartidos por toda la Franja de Gaza, pero cada ala de esta coalición anti-Hamás de escuadrones de la muerte respaldados por Israel es responsable de gestionar un territorio diferente.

Desde el este de Rafah opera la banda armada que se autodenomina «Fuerzas Populares», liderada por el narcotraficante convicto y afiliado al ISIS Yasser Abu Shabab. Esta fuerza comenzó a recibir el apoyo abierto de Israel para llevar a cabo robos armados coordinados de camiones de ayuda humanitaria que se dirigían a Gaza, tras la toma israelí del paso fronterizo de Rafah el 6 de mayo de 2024.

Las llamadas «Fuerzas Populares» son el nuevo nombre del grupo que anteriormente operaba en la sombra, centrándose exclusivamente en robar ayuda humanitaria.

Bajo la supervisión israelí, en un territorio considerado una «zona de muerte» activa para cualquiera que no sea israelí, los hombres de Abu Shabab y las entradas coordinadas de camiones de ayuda, los militantes exigían sobornos de 4.000 dólares a las organizaciones humanitarias o, de lo contrario, se apoderaban de toda la ayuda.

Mientras los civiles de Gaza sufrían una grave desnutrición y carecían de la posibilidad de conseguir suministros médicos, agua potable, refugio y alimentos, los hombres de Abu Shabab acaparaban la ayuda y vivían bajo la protección militar israelí las 24 horas del día en el este de Rafah. Acumulaban la ayuda robada y luego la vendían poco a poco en el mercado negro, donde los civiles se veían obligados a pagar precios exorbitantes por los productos de primera necesidad.

Sin embargo, más adelante, en 2024, Yasser Abu Shabab comenzó a intentar cambiar la imagen de su banda vinculada al ISIS, un proyecto en el que los principales medios de comunicación occidentales intentaron ayudarle. De repente, los medios de comunicación israelíes y corporativos comenzaron a presentar a Abu Shabab y su banda de delincuentes como una fuerza de oposición popular contra Hamás.

Los medios occidentales comenzaron a maquillar la imagen de una banda de traficantes de drogas, militantes salafistas y asesinos. Luego, durante el alto el fuego en Gaza que comenzó en enero de 2025, Israel suministró a los hombres de Abu Shabab chalecos tácticos, cascos, insignias, armas y vehículos israelíes. Después de que Israel decidiera romper el alto el fuego en marzo, nacieron las llamadas «Fuerzas Populares».

El 24 de julio el Wall Street Journal publicó incluso un artículo titulado «Los habitantes de Gaza han acabado con Hamás», que, según afirman, fue escrito por Yasser Abu Shabab. Sin embargo, este artículo promocional sobre el escuadrón de la muerte vinculado al ISIS y dedicado al saqueo de la ayuda humanitaria no pudo haber sido escrito por Abu Shabab, no sólo porque no habla inglés, sino porque, según se informa, tampoco sabe leer ni escribir en árabe.

Las llamadas «Fuerzas Populares» colaboraban incluso con la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), dirigida por una empresa militar privada estadounidense (PMC), que los habitantes de Gaza calificaron de «trampa mortal», ya que más de 1.500 civiles fueron asesinados tras ser atraídos con comida, después de haber sido privados de cualquier ayuda durante tres meses.

Incluso hubo un complot para utilizar a los hombres de Abu Shabab para gobernar un campo de concentración en el sur de Gaza, construido por Israel, donde planeaba reunir a la población del territorio.

Más tarde, en agosto, apareció otro grupo en Jan Yunis, que se autodenominaba «Fuerza de Ataque Antiterrorista» (CSF) y estaba liderado por Hosam al-Astal, un antiguo miembro de las Fuerzas de Seguridad Preventiva de la Autoridad Palestina —rama de inteligencia— que llevaba mucho tiempo vinculado con el Shin Bet de Israel.

El CSF ha sido acusado de asaltar hospitales, matar a civiles, robar ayuda humanitaria y saquear viviendas, pero su función principal ha sido lanzar incursiones contra los combatientes de la resistencia palestina.

A principios de este año, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se vio obligado a admitir su apoyo a estas bandas vinculadas al ISIS después de que el miembro del Knesset israelí Avigdor Lieberman criticara públicamente esta estrategia.

El 17 de septiembre el periódico israelí Haaretz confirmó que el apoyo israelí iba más allá del simple armamento de estos militantes y que recibían órdenes directamente de la cadena de mando israelí. El medio de comunicación israelí incluso entrevistó a oficiales que expresaron su desaprobación por el uso de estos militantes, ya que estaban fuera de control y podían suponer una amenaza para los objetivos militares israelíes.

Tanto las «Fuerzas Populares» como la CSF están directamente relacionadas entre sí. Se les concedió dinero en efectivo, armas y control del territorio bajo supervisión israelí a cambio de atacar a Hamás en su nombre.

Luego surgió una nueva milicia respaldada por Israel con el inicio de la «Operación Carros de Gedeón 2» de Israel, también conocida como el intento de ocupar la ciudad de Gaza. Esta milicia está compuesta principalmente por miembros del clan Doghmush y está dirigida por Ashraf Mansi, y se autodenomina «Fuerzas del Norte del Ejército Popular».

Está formada por militantes afiliados a la Autoridad Palestina y también fue responsable del saqueo de camiones de ayuda humanitaria durante el genocidio.

El territorio en el que operaba el escuadrón de la muerte del norte de Gaza era Yabalia, Beit Lahia y zonas de la ciudad de Gaza. Durante la nueva invasión del norte de Gaza por parte del ejército israelí, estos militantes llevaron a cabo una serie de operaciones contra facciones de la resistencia palestina.

La visión israelí para Gaza

Actualmente los israelíes están permitiendo que estos grupos militantes operen desde el territorio que su ejército sigue ocupando en Gaza, les proporcionan cobertura con drones y, como parece ser el caso, listas de objetivos que parecen incluir a destacados periodistas.

Como estrategia, esto significa respaldar a estos escuadrones de la muerte colaboracionistas para que hagan el trabajo sucio de Israel sin que ellos tengan que mover un dedo. Tel Aviv y sus propagandistas pueden entonces señalar los enfrentamientos como una «guerra civil palestina» o un «levantamiento contra Hamás», cuando en realidad están utilizando activamente estas fuerzas para que cumplan sus órdenes directas.

Según el periodista palestino Muhammad Shehada, hay indicios de que a los civiles de Gaza se les podría ofrecer vivir en las zonas que están bajo el control de las milicias y las fuerzas de ocupación israelíes, atrayéndolos allí con la promesa de que podrán reconstruir sus vidas.

Sin embargo, es muy poco probable que esta estrategia funcione, ya que todas las personas que Israel utiliza para dirigir estos grupos son profundamente impopulares. Por ejemplo, en el norte de Gaza, la milicia está dirigida por miembros del clan Doghmush, una familia que desde hace tiempo tiene la reputación local de ser «alborotadora».

A pesar de esta reputación, muchos miembros de esta familia se negaron explícitamente a colaborar con Israel y fueron asesinados por ello, y el clan también perdió a casi 100 familiares en los ataques aéreos israelíes durante el genocidio.

Un grupo de palestinos del norte de Gaza declaró al Palestine Chronicle que la familia Dogmush tiene mala fama. Aunque señalaron que no toda la familia es culpable, un hombre afirmó: «Recuerdo que antes de la Intifada solían robar coches de 1948 y venderlos en Gaza», y otro comentó: «Pregunte a cualquiera en Gaza y le dirá que son conocidos por causar problemas».

Del mismo modo, Yasser Abu Shabab proviene del clan beduino Tarabin. Se les estereotipa ampliamente como traficantes de drogas y delincuentes dentro de Gaza. Sin embargo, cabe señalar que la familia Tarabin ha condenado abiertamente a Abu Shabab y se opone a sus llamadas «Fuerzas Populares».

Sería injusto y falso adoptar la idea de que todo un clan es responsable de las acciones de sus parientes, pero es importante mencionar esto para señalar que Israel ha elegido a las personas más impopulares para liderar su guerra por poderes contra Hamás.

Los habitantes de Gaza no sólo desprecian a estas bandas criminales por cometer robos a mano armada, extorsiones, tráfico de drogas, robo de ayuda humanitaria, asesinato de civiles y colaboración con el ejército que está cometiendo un genocidio, sino que estos grupos están liderados por personas con la peor reputación imaginable.

Lo más probable es que estos escuadrones de la muerte sigan llevando a cabo asesinatos, robos y redadas por orden del ejército israelí, mientras la resistencia palestina y las fuerzas de seguridad internas los persiguen.

En medio de todo esto, habrá intentos de sembrar el caos, desestabilizar la situación de seguridad y también publicar propaganda para afirmar que Hamás está cometiendo abusos. Los propagandistas israelíes ya están utilizando vídeos antiguos, vídeos falsos o tergiversando los acontecimientos para afirmar que Hamás está reprimiendo un levantamiento popular. Sin embargo, esto tendrá poco impacto en los palestinos de Gaza.

Las formas más perniciosas de propaganda provendrán de estos palestinos, que afirman estar con el pueblo de Gaza, pero que son apologistas del régimen israelí y cuya labor es causar división. Estos propagandistas, la mayoría de los cuales viven en Estados Unidos, trabajarán duro para difundir propaganda falsa en un intento de sembrar el caos y promover las narrativas israelíes.

En otras palabras, la guerra aún no ha terminado. Y los israelíes están tratando de encender un conflicto por poderes después de haber fracasado militarmente en derrotar a una docena de grupos de resistencia palestinos en Gaza.

Texto en inglés: The Palestine Chronicle, traducido por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/10/14/de-los-capos-de-la-droga-a-los-escuadrones-de-la-muerte-la-guerra-de-israel-en-gaza-continua-a-traves-de-bandas-colaboracionistas/