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A la vanguardia de la resistencia: las mujeres de Palestina

Fuentes: Voces del Mundo

Durante su discurso de aceptación en agosto en la Convención Nacional Demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris se deshizo en elogios hacia su madre.  Habló con orgullo de una infancia llena de promesas, forjada por una madre soltera que le enseñó a soñar en grande.

Mientras Harris rendía homenaje a su madre, pensé en cómo Israel ha hecho todo lo posible para asegurarse de que no haya una infancia «llena de promesas» para los niños palestinos.  Mientras ella aceptaba la candidatura presidencial, al otro lado del océano, Israel aceleraba su guerra genocida contra las familias de Gaza.   

La abanderada demócrata defiende el derecho de las mujeres al aborto y denuncia el sexismo y el racismo, pero no tiene ninguna explicación de por qué Estados Unidos sigue apoyando a un régimen israelí poblado de racistas de derechas deseosos de matar a mujeres y bebés en Gaza.  

En la convención se hizo hincapié en la libertad, la alegría y un futuro justo para todos los estadounidenses.  Posibilidades y visiones que la administración Biden-Harris ha negado a todas las madres, padres y niños palestinos debido a su apoyo al apartheid israelí.  

A pesar de los innumerables informes de las Naciones Unidas sobre el estado de las mujeres palestinas en la Palestina ocupada, poco ha cambiado.  La lucha por la libertad y la autodeterminación de su progenie y de ellas mismas no comenzó el 7 de octubre de 2023.  Las mujeres han sido siempre la base de la vida palestina.  Han mantenido unida a su comunidad a pesar de más de siete décadas de ocupación y terrorismo israelíes.  Las mujeres de la Palestina ocupada merecen un futuro seguro, en el que las familias puedan por fin prosperar.

La guerra de Israel contra Gaza no ha perdonado a nadie.  Sin embargo, ha afectado a las mujeres de un modo sin precedentes. Ellas soportan la carga desproporcionada de responsabilidades para con sus familias, hijos y ancianos. Miles de mujeres se han quedado viudas, obligadas a desempeñar el papel de proveedoras y protectoras.  Son las madres y las mujeres adultas las encargadas de buscar alimentos, cada vez más escasos, y sin embargo comen las últimas y menos que los demás.

Contra el miedo constante a la muerte, la enfermedad, el hambre, el agotamiento y la pérdida, las mujeres de Gaza luchan por mantener a sus familias vivas y unidas y a sus hijos a salvo del trauma psicológico de la guerra.  Los rostros de los niños vistos por la mañana pueden haber desaparecido para siempre al anochecer. 

La guerra de Israel contra Gaza se ha descrito como una «guerra contra las mujeres».  Cada hora mueren dos madres.  De los 40.786 (2 de septiembre) asesinados registrados desde el 7 de octubre, el 70% han sido mujeres y niños, dejando a las familias angustiadas y a sus hijos con una protección disminuida.

Casi un millón de mujeres y niñas han sido desplazadas y viven hacinadas en refugios con poca o ninguna privacidad, acceso a agua limpia, saneamiento e higiene. 

Es casi imposible transmitir el sufrimiento que han padecido las mujeres.  Las reflexiones de la Representante Especial de las Naciones Unidas para la Mujer en los Territorios Palestinos Ocupados, Maryse Guimond, pueden ayudar: «Apenas reconocí a las mujeres que conocía antes de la guerra.  Los últimos nueve meses [julio de 2024] están grabados en sus caras, en sus cuerpos».  Frente a la muerte, la destrucción y el desplazamiento, las mujeres de Gaza, añadió, «muestran una fuerza y una humanidad extraordinarias en su lucha por sobrevivir, con esperanza y solidaridad en medio de la devastación».  

Uno de los mayores temores de padres e hijos es la pérdida.  Es fácil comprender el pánico de un padre cuyo hijo se ha extraviado en un bazar abarrotado o visualizar el miedo en el rostro de un niño separado de sus padres, la fuente de amor, protección y seguridad.  

Cada 10 minutos muere o resulta herido un niño palestino en Gaza.  Save the Children calcula que hasta 21.000 están desaparecidos: 17.000 no acompañados y separados de sus familias y aproximadamente 4.000 enterrados bajo los escombros.  Otros 19.000 han quedado huérfanos.

La guerra de Israel contra las mujeres también ha sido una guerra contra los niños.  La limpieza étnica de generaciones de niños palestinos ha continuado desde que Israel declaró su condición de Estado en 1948.

Algunas madres han informado de que sus hijos tienen miedo a la hora de dormir, porque los peores ataques aéreos en Gaza se producen por la noche.  Y que, tras décadas de ataques israelíes, muchos niños han aprendido a distinguir entre ataques aéreos, misiles, aviones no tripulados y otras armas.

No hay noches tranquilas en la desgastada Gaza.  Se ha informado de que las madres duermen con los zapatos puestos.  Para salvar a sus hijos, deben ser capaces de huir rápidamente de las bombas israelíes lanzadas durante la noche.

La política de privaciones de Israel es anterior al 7 de octubre.  Antes de la guerra actual, sólo permitía la importación de agua y alimentos a la Franja para mantener a los palestinos con una nutrición de subsistencia, sólo las calorías suficientes para evitar la inanición. 

Israel ha seguido utilizando la inanición como arma de guerra.  El 9 de octubre de 2023, el ministro de Defensa Yoav Gallant dejó claras las intenciones del régimen cuando anunció el asedio total de la Franja, justificando las acciones ilegales e inhumanas del país al afirmar: «Estamos luchando contra animales humanos y nos comportaremos en consecuencia.»

Hacer pasar hambre intencionadamente a los civiles, «privándoles de artículos indispensables para su supervivencia, incluso impidiendo deliberadamente los suministros de socorro», es un crimen de guerra, según el derecho internacional humanitario y las leyes de la guerra, y ha sido proscrito por la Resolución 2417 (2018) del Consejo de Seguridad de la ONU.  

Estados Unidos, sin embargo, ha dejado sin contenido el derecho internacional, las resoluciones de la ONU y el organismo de las Naciones Unidas a través de su poder de veto en nombre de Israel. 

Uno solo puede imaginar la desesperación de las madres y los padres que se ven impotentes para proporcionar alimentos a sus hijos hambrientos.  Enfrentados a un hambre sin precedentes, los palestinos han recurrido a comer hierba, maleza y alimentos para animales para mantener con vida a sus hijos y a sí mismos.

Además, once meses de guerra han supuesto un coste inmenso para el ya maltrecho sistema sanitario de Gaza, y las mujeres son las que más lo han notado.  Cabe señalar que antes del asedio de octubre, Israel negaba a los palestinos el derecho básico a la salud, contraviniendo las leyes internacionales humanitarias y de derechos humanos.

Los dieciséis años de bloqueo israelí y las cinco guerras anteriores contra el enclave devastaron la vida de los palestinos y dejaron la estructura y los servicios sanitarios del país al borde del abismo.  Durante casi veinte años ha controlado la entrada y salida de personas y mercancías, incluidos suministros, equipos y servicios médicos. 

En la actualidad, con sólo un tercio de los hospitales de Gaza funcionando a duras penas, con falta de agua potable, electricidad, combustible y suministros médicos, el sistema sanitario está al borde del colapso y han aumentado las enfermedades.

En agosto, la Franja de Gaza sufrió su primer caso de polio en 25 años, cuando Abdul Rahman Abu Al-Jidyan, de once meses, contrajo la enfermedad, altamente infecciosa.  Desplazada más de cinco veces, la madre de Abdul, Navin Abu Al-Jidyan, junto con su marido y sus ocho hijos, han estado viviendo en una tienda de campaña en Deir al-Belah, en el centro de Gaza. 

Durante una pausa humanitaria limitada, la Organización Mundial de la Salud y sus socios iniciaron, el primer día de septiembre, una difícil campaña para vacunar a unos 640.000 niños menores de diez años.

Según el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, se necesitan tres dosis de la vacuna para lograr una eficacia del 99% al 100%, algo improbable en este brevísimo alto el fuego.  Como era de esperar, Israel ha vacunado a sus soldados y ha ofrecido dosis de refuerzo a los desplegados en Gaza. 

La madre de Abdul comprendió correctamente la inutilidad de los esfuerzos de vacunación, diciendo de qué serviría esta medida: «Vivimos en un lugar donde los niveles de higiene son completamente inexistentes.  El agua está contaminada, las aguas residuales corren entre las tiendas, el lugar está lleno de insectos y epidemias… Vivimos en un infierno». 

Jidyan, y otras madres de Gaza, son muy conscientes de que cuando termine la campaña de vacunación, Israel volverá a bombardear y matar a los niños que acaban de ser vacunados. 

El agua también se ha utilizado como arma de guerra.  Es esencial para la salud física y espiritual.  El protocolo y los rituales en torno a los cuales gira la vida de un musulmán han sido violentamente interrumpidos.  La privación de agua ha hecho imposible el ritual obligatorio de la ablución (lavado ceremonial) antes de la oración. 

La escasez de agua -reducida en un 94%- y de saneamiento ha sido especialmente difícil para las más de 690.000 mujeres y niñas en edad reproductiva.  Las mujeres embarazadas y lactantes y sus recién nacidos son especialmente vulnerables. 

Los periodos menstruales se han convertido en un calvario para las mujeres y niñas de Gaza, que carecen de intimidad y de productos esenciales de higiene femenina.  Obligadas a usar pañales o retazos de tela durante sus periodos, muchas han desarrollado infecciones cutáneas y del tracto urinario.  Llevan la misma ropa manchada y la misma ropa interior desde hace meses.  Algunas mujeres han recurrido a afeitarse la cabeza, debido a la escasez de productos de limpieza. 

Samar Shalhoub, de 18 años, residente desplazada de Gaza, es quien mejor expresa el sufrimiento diario:  «Hemos vuelto a la Edad de Piedra.  No hay seguridad, ni comida, ni agua, ni higiene», dijo. “Estoy avergonzada, me siento humillada”.

Los retos a los que se enfrentan las mujeres embarazadas son insuperables.  La destrucción del sistema sanitario ha dejado a unas 50.000 mujeres embarazadas sin acceso a los servicios básicos de salud, prenatales y de nutrición.  Una organización de ayuda, Islamic Relief Worldwide, ha descrito sus penurias e indignidades, incluidos los repetidos desplazamientos, la desnutrición y el estrés y el miedo a los constantes bombardeos.

Las mujeres, sin hospitales que funcionen, se han visto obligadas a dar a luz en el suelo de centros médicos abarrotados e improvisados, en tiendas de campaña y en otros entornos traumatizantes.  Otras han tenido que soportar cesáreas sin anestesia ni analgésicos.      

                                                                                                                                           Curiosamente, el cirujano general de Estados Unidos emitió un informe consultivo en agosto de 2024 en el que advertía de que el estrés de los padres se había convertido en un grave problema de salud en Estados Unidos.  Al instante, pensé en el marcado contraste entre las condiciones a las que se enfrentan los padres en Estados Unidos comparadas con las de las madres y padres palestinos, cuyos movimientos y sus propias vidas están controlados por un brutal ejército de ocupación; y donde, a diario, se ven obligados a tomar decisiones de vida o muerte con respecto a sus hijos y a ellos mismos.  Los habitantes de Gaza no controlan su realidad física, en la que la violencia israelí es incesante. 

El cirujano general también escribió que «criar niños es un trabajo sagrado».  Durante once largos meses, los padres de Gaza han llevado a cabo valientemente la sagrada labor de mantener con vida a sus hijos. 

Las mujeres han sido la columna vertebral política de la lucha por la libertad y la liberación de Palestina a lo largo de generaciones.  Su fuerza, resistencia e intrepidez han mantenido viva la resistencia.  Israel las ha tomado como objetivo sabiendo que son el pilar que sostiene la vida palestina.

Miembros de la clase política estadounidense, como Kamala Harris, siguen proporcionando a Tel Aviv inmunidad y las herramientas de guerra para cometer genocidio y violar descaradamente las leyes internacionales. 

Los palestinos, mujeres y hombres, son muy conscientes de que se enfrentan solos al genocidio y al apartheid israelíes.  Y de que no pueden confiar en los políticos estadounidenses, sean del sexo que sean.

El Dr. M. Reza Behnam es un politólogo especializado en historia, política y gobiernos de Oriente Medio.

Texto original: The Palestine Chronicle, traducido del inglés por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2024/09/04/a-la-vanguardia-de-la-resistencia-las-mujeres-de-palestina/