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¿A quién votar?

Fuentes:

Traducido del Inglés para Rebelión por Carlos Sanchis.

CREO que esta debe ser aproximadamente la decimoquinta vez que estoy escribiendo un artículo como este. En la víspera de cada una de las elecciones nacionales sitúo mis dudas y vacilaciones. No le digo a la gente cómo votar. Lo que intento hacer es ayudar a los votantes (incluyéndome a mí mismo) a organizar sus pensamientos y sacar una conclusión lógica, cada uno según su propia conciencia y entender.

Yo sé, por supuesto, que ninguno de nosotros hace esta elección en base a la lógica. Muchos factores influyen en un votante en su camino a las urnas, algunos conscientes, algunos inconscientes. Lealtad a la familia o rebelión contra ella, lealtad a un partido, simpatía con un líder o aversión a otro, número de miembros de un grupo o comunidad, los puntos de vista de las personas de nuestro alrededor – todos tienen un impacto. Pero las personas racionales y conscientes intentarán, a pesar de todo esto, permitir que la lógica, también, tenga que decir.

Mis consideraciones pueden ayudar sólo a las personas cuyos puntos de vista sean similares, más o menos, a los míos. Eso quiere decir personas que crean que el logro de la paz israelo-palestina es esencial para el futuro de Israel y que ignorar la moralidad y la justicia no pueden ser a la larga del interés nacional, que la continuación de la ocupación también es una calamidad para nosotros, que la paz puede ser lograda por negociaciones con la dirección palestina, que debe estar basada en el respeto y el reconocimiento mutuo entre el Estado de Israel y el futuro Estado de Palestina, que la frontera entre ellos debe estar basada en la Línea Verde, que Jerusalén debe ser la capital de los dos estados.

Con estos puntos de vista, ¿ a quién debe votar uno?

Por delante de todo las consideraciones, pervive un imperativo categórico: ¡Todos debemos votar!

Es fácil y tentador decir: No hay nadie por quien votar. Son todos unos hipócritas corruptos. No hay ninguna diferencia real entre ellos. Así ¿Por qué tomarse la molestia ¿Por qué ensucie a sí mismo? ¿Por qué ser parte de esto?

Esto asume que abstenerse de votar fortalece las convicciones del abstencionista y hiere a sus oponentes. O que esta protesta es registrada en alguna parte y así influye en alguien. Ése es un gran error. Una total falacia lógica.

Esto va así: cuando una persona vota, apoya una cierta lista electoral. Si vota por la lista X, el 100% de su voto va a la lista X. Si no vota, o pone una papeleta en blanco, permite a los otros votantes determinar el resultado. No usa su capacidad de cambiar el equilibrio. Eficazmente, confirma la opción hecha por otros. Es como si divide su voto entre derecha, centro e izquierda, según la distribución de votos entre el electorado general.

Espero que nadie que apoya la paz esté tentado de tomar este rumbo ineficaz.

DESPUÉS DE haber decidido votar, debemos determinar la consideración principal que nos guiará.

En estas elecciones, como en casi todas las anteriores, nos estamos enfrentando a un dilema: la lista más cercana a nuestras convicciones no es necesariamente la que más puede contribuir a ponerlas en práctica.

Si esto es así, ¿que es lo más importante? ¿Debo decirme: He de dar yo mi único y precioso voto a una lista que está más cerca de las cosas en las que yo creo, aún cuando su oportunidad de influir en la toma de decisiones en los próximos años sea mínima, o votar por una lista que está menos cerca de mis opiniones, pero que puede ser capaz de influir sobre los hechos en la práctica?

¿Qué es más moral – expresar mi credo y votar por un partido que permanecerá fuera del círculo de tomas de decisión, o hacer un compromiso sobre los principios y votar por un partido que tiene una oportunidad de realizar por lo menos una parte de las cosas en las que yo creo? ¿Para abreviar, votar por lo deseable o por lo práctico?

Éste es un dilema real, y no permito a nadie empequeñecerlo. No pienso aconsejar a nadie en su opción. Cada uno debe considerarla por si mismo y decidir por si mismo. Si puedo ayudar en algo, es en clarificar el significado de cada opción.

LA LISTA más cercana al enfoque que he perfilado al principio es Hadash, con el Partido Comunista en su centro.

Desde el derrumbamiento de la Unión Soviética, muchos presentimientos lo que yo en el pasado sobre este partido que se convertiría en irrelevante. Ni la ideología marxista ni el recuerdo de Stalin juegan ya papel alguno.

El problema con Hadash es totalmente otro: que se ha establecido en la mente pública como uno de los «partidos árabes». En la Knesset saliente, no tenía ni un solo miembro judío. En la próxima Knesset, tendrá uno probablemente: Dov Hinin, un abogado, el No. 3 de la lista, una persona con talento, decente y activa. Pero el partido no se despojará fácilmente de la imagen de un «partido árabe». La mayoría aplastante de sus votantes será árabe, y su campaña electoral se está emprendiendo casi completamente en las calles árabes.

Eso no debe impedirle a ningún israelí progresista votar por él. Nosotros queremos un estado en el que todos los ciudadanos sean iguales, independiente de su origen. Pero tendrá un impacto decisivo en la capacidad del partido de influir en la política del estado. Todos nuestro objetivo principal persigue cambiar la opinión de la mayoría judía en Israel, puesto que sólo semejante cambio puede transformar la política del país.

Exactamente desde la fundación de Israel, los ciudadanos árabes han sido excluidos del proceso de toma de decisión. Ésa es una situación vergonzosa, y nosotros debemos esforzarnos con toda nuestra fuerza para acabar con ella. Pero no hay ninguna oportunidad en absoluto que esto suceda durante la 17ª legislatura de la Knesset. El partido Hadash estará en segunda fila. La mayoría del público intentará ignorarlo.

Así que aquí tenemos la primera decisión que tomar: ¿debe votar uno por un partido de oposición aislada cercano a los puntos de vista de uno, o por un partido menos cercano pero que puede – en el gobierno o en la oposición – influir en la mayoría? Las primera alternativa lleva a Hadash, la segunda a Meretz o a los laboristas.

¿DEBEMOS votar por Meretz? Entre los partidos «judíos», está ciertamente más cerca de los puntos de vista expuesto por mí antes. Su líder, Yossi Beilin, lanzó la Iniciativa de Ginebra hace unos años, que sirve como programa extraoficial de Meretz.

Meretz no lleva en secreto su ardiente deseo de ser un socio en el próximo gobierno, si es encabezado por Ehud Olmert. Ésa es una posición problemática. Olmert apunta abiertamente a la anexión de grandes pedazos de Cisjordania. Puesto que él no dibuja un mapa definido, esta anexión puede ser mínima (digamos un 15%) o máxima (quizás el 55%) de Cisjordania. Puede incluir todo el Valle del Jordán y los «Bloques de Asentamientos» – un término acuñado, bastante curiosamente, por el propio Beilin. Los bloques pueden ser más grandes o más pequeños.

Si Meretz se une al gobierno, no habrá en absoluto oposición de izquierdas en la Knesset, aparte del partido «árabe». Por otro lado, Meretz puede defender que su presencia en el gabinete puede ayudar a moderar la magnitud de la anexión.

Uno de mis problemas con Meretz implica a Beilin personalmente. Recientemente él publicitó mucho un desayuno con Avigdor Lieberman, uno de los peores racistas de por aquí. Después de compartir «arenques en su jugo» con él, anunció que Lieberman, el hombre que no esta dispuesto a tolerar a ningún árabe en Israel, realmente es un tipo bueno y simpático, un sabio y capacitado compañero. El principio de una amistad bonita.

Estoy seguro de que los arenques fueron sabrosos. Pero es muy difícil para mí votar por un líder que puede mantener compañía con un racista rabioso. Y, peor, para otorgarle con ello legitimidad pública, y en la víspera de elecciones.

MI vacilación más seria implica al Partido Laborista.

La elección de Amir Peretz como líder del partido me hizo muy feliz. Fue mucho más que un cambio de personal. Fue un cambio cualitativo en la sociedad israelí.

Durante docenas de años, nosotros éramos dolorosamente conscientes del hecho que más de la mitad de la población judía de Israel, el público «oriental», estaba abrumadoramente alienado y desconectado del campo de la paz que debía de haber sido su hogar natural. Siempre he creído que la resolución de esta paradoja es nuestra tarea más importante y más difícil. Y ahora un líder nacido en Marruecos ha sido elegido para liderar el Partido Laborista. Eso rompe todos los modelos establecidos en la arena política. Tendrá consecuencias de largo alcance, si no esta vez, la próxima.

Yo no conozco Peretz de cerca. Pero me da la impresión de un líder preocupado, inteligente y fuerte, con principios sólidos, no sólo en materias sociales (qué son importantes de por sí ) sino también sobre la paz. Él tiene mucha experiencia como negociador, y entiende la importancia de negociar con la dirección palestina. Siento que esta parte de su mensaje haya sido subyugada, y casi impuesto el silencio, por los expertos de mercado que ahora llevan la campaña electoral de los laboristas.

Si uno quiere dar el voto a un partido que tenga la mejor oportunidad de influir en las decisiones del próximo gobierno, uno puede votar por Peretz. El partido laborista, grande, comparado con Kadima, tendrá su amplia parte en el gobierno y en el proceso de tomas de decisión. Y, también, la fortaleza de Peretz tanto en el sostenimiento de su propio partido, como contra los remanentes de la era de Peres-Barak.

Hay una consideración más que habla por Peretz. En nuestro camino a las urnas para la 17ª Knesset, debemos estar pensando ya en la 18ª. En Israel, los procesos político-psicológicos se mueven despacio. (La guerra del Yom Kippur, por ejemplo, despertó una gran ola de ira contra los líderes laboristas, sobre todo Golda Meir y Moshe Dayan. Pero el gran cambio no se dio en las elecciones celebradas inmediatamente después de la guerra, sino cuatro años después).

Yo puedo imaginar que, si Peretz gana bastantes escaños, será un ministro importante en el próximo gobierno, adquirirá experiencia a nivel de gobierno, liberará a su partido del equipo viejo e introducirá un nuevo espíritu. Entonces él será un sólido candidato a primer ministro en las próximas elecciones que pueden tener lugar tan pronto como en uno o dos años. Eso no es cierto, pero es ciertamente posible.

Por otro lado, si no gana suficientes votos, no podemos estar seguros de que el laborismo permanezca de hecho fiel a su rumbo. Quizás aparecerá al final que un voto para los laboristas realmente refuerza el programa de sharonista de Olmert. Después de todo, el programa laborista siquiera exige cambiar el trazado del Muro.

PARECE, pues, que en las elecciones – en contradicción con otros hechos políticos – la opción está entre permanecer limpio y correcto y dejar la oportunidad que nosotros tenemos una vez cada cuatro años – o usar la oportunidad para inclinar el equilibrio en nuestro país y traer la paz un poco más cerca.

Una opción dura.