Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.
Un destacado activista de la minoría palestina de Israel fue acusado ayer de los más graves delitos a la seguridad del código jurídico de Israel, incluido el espionaje.
La fiscalía acusó a Ameer Makhoul, el líder de Ittijah, la organización coordinadora de los grupos árabes de derechos humanos en Israel, de espiar las instalaciones de seguridad israelíes para Hizbulá tras una supuesta reunión con uno de sus agentes en Dinamarca en 2008.
Makhoul, que ha permanecido incomunicado por la policía secreta de Israel, el Shin Bet, durante la mayoría del tiempo desde su arresto hace tres semanas, compareció ante el tribunal y se declaró inocente. En su primera declaración pública dijo al tribunal: «El Shin Bet controla el sistema de justicia israelí».
Al levantarse la orden de mordaza sobre el caso, sus abogados dijeron que Makhoul fue torturado durante su detención, incluyendo que sus interrogadores le dijeron que le iban a dejar «inválido». Los tres abogados declararon que el detenido fue forzado a hacer una falsa confesión, lo que argumentaron que es inadmisible.
El arresto de Makhoul enfureció a muchas personas de la minoría palestina de Israel, casi un quinto de la población, que sospecha que su procesamiento se debe al destacado papel de Makhoul en la promoción internacional del movimiento de boicot contra Israel y su destacada oposición al ataque de Israel a Gaza de hace casi 18 meses.
Makhoul ha sido respaldado por grupos de derechos humanos extranjeros, incluida Amnistía Internacional que le ha declarado preso de conciencia y ha acusado a Israel de «puro acoso».
El hermano Makhoul, Issam, ex miembro del Parlamento de un partido de unidad árabe-judía, dijo ayer a Radio Israel que Makhoul había sido amenazado por el Shin Bet en enero de 2009, poco después que hubiera organizado protestas contra el ataque a Gaza. El Shin Bet le dijo que lo iban a marcar y que «le harían desaparecer», dijo Issam Makhoul.
La esposa de Makhoul, Janan, que vio a su marido en el tribunal por primera vez desde que fue arrestado, dijo que él tenía constantes dolores y que había perdido visión. Añadió: «Está exhausto y me ha hablado de las torturas a las le sometieron durante los interrogatorios. Treinta y seis horas sin dormir amarrado a una silla pegada al suelo».
Makhoul, de 52 años, está acusado de ayudar al enemigo en tiempo de guerra y de conspiración, agravado con la acusación de espionaje y de contactos con un agente extranjero. Según la acusación, Makhoul paso información de «inteligencia estratégica» a agentes de Hizbulá al menos en diez ocasiones por medio de correos electrónicos encriptados.
Se dice que la organización libanesa utilizó a Makhoul, cuya organización tiene su base en la ciudad norteña de Haifa, para proveerse de información sobre instalaciones de seguridad en el norte.
Makhoul, supuestamente, proporcionó detalles del emplazamiento de dos instalaciones del Shin Bet, una oficina del Mossad, una base militar y una fábrica de armamento en Rafael e intentó, sin éxito, recopilar información sobre los dispositivos de seguridad de Benjamín Netanyahu, el Primer Ministro, y Ehud Barak, Ministro de Defensa.
Un veterano oficial del Shin Bet dijo al diario liberal Haaretz: «Parte de la información que Makhoul transfirió puede ser entregada por cualquiera con un par de ojos y Google Earth [un programa de ordenador que proporciona imágenes por satélite]. Pero Makhoul, como árabe israelí, tiene libertad de movimiento y acceso a lo largo de Israel».
Los fiscales también le acusan de pasar los nombres de seis israelíes como espías potenciales y proporcionar análisis de tendencias en las políticas y la sociedad israelí.
Hizbulá, sugirieron los fiscales, tuvo especialmente mucho interés para aprender de su éxito en golpear las instalaciones israelíes de seguridad con misiles durante su confrontación militar con Israel en 2006.
En un caso relacionado Omar Said, de 50 años, farmacéutico y activista político, fue acusado ayer en un tribunal de Nazaret de contactar y transferir información a Hizbulá tras reunirse con un agente en la localidad turística del Sinaí de Sharm El Sheikh. Said niega las acusaciones y dice que también él fue forzado a hacer una confesión.
Hassan Jaja, un hombre de negocios libanés que vive en Jordania, se supone que inició los contactos entre Hizbulá y Said y Makhoul.
El Centro jurídico Adalah, que representa a Makhoul, dijo que esta acusación estaba basada en una confesión extraída durante casi dos semanas en las que al detenido se le negó un abogado y se le mantuvo en una pequeña celda en aislamiento, privado de sueño y comida, y esposado, en una posición dolorosa, a una pequeña silla.
La combinación de estos métodos, conocida en hebreo como el «Shabeh«, crea elevados niveles de estrés mental y un dolor físico continuo y agudo, dijo Abir Baker, una abogada de Adalah. Este método de interrogación viola el derecho internacional y fue prohibido por el Tribunal Supremo de Israel en 1999.
Hasan Jabareen, líder de Adalah, dijo que cuando Makhoul se quejó de graves dolores, los interrogadores lo amarraron todavía más apretado, amenazándole de que «quedaría inválido».
Issam Makhoul dijo que la familia estaba preocupada por el hecho de que el tribunal hubiera denegado a sus abogados el derecho a ver el informe médico escrito de un facultativo del Estado que le visitó dos veces durante los interrogatorios.
La señora Baker dijo que las recientes enmiendas a las leyes de seguridad de Israel han dado al Shin Bet «peligrosos poderes» para negarles a los sospechosos el derecho a ver a un abogado durante más de 21 días, con supervisión judicial limitada.
Estos poderes se están empleando casi exclusivamente contra ciudadanos palestinos mantenidos en detención, dijo, aunque el Estado se ha negado a proporcionar cifras sobre las veces que se ha empleado la ley.
Baker señaló que durante los períodos en que los sospechosos no han podido ver a un abogado los interrogadores tuvieron más probabilidades de usar métodos ilegales de tortura.
Un informe de enero de 2009 del periódico National, con sede en Abu Dhabi, apoya las informaciones de Issam Makhoul de que su hermano fue amenazado en un interrogatorio anterior del Shin Bet. Makhoul dijo al diario entonces que un funcionario del Shin Bet «me llamó rebelde que amenaza la seguridad del Estado en tiempo de guerra y dijo que estaría feliz de expulsarme a Gaza».
El caso de Makhoul, dijo Mohammed Zeidan, líder de la Asociación de Derechos Humanos en Nazaret, nos ha dejado a todos y cada uno de la comunidad de derechos humanos de Israel «atemorizados». «El Shin Bet quería dejarlo fuera de juego y ha tenido éxito,» dijo. «Ameer está desaparecido».
Zeidan añadió que el caso ha tenido un fuerte eco en lo que califica de recientes «asaltos legales injustificados» por el Shin Bet a otros dos líderes palestinos de Israel.
Sheikh Raed Salah, del Movimiento Islámico Popular, fue arrestado en 2003 y pasó dos años en prisión esperando juicio por los cargos de ayudar a una organización terrorista antes de ser liberado por una sentencia negociada en la que admitió únicamente delitos financieros de menor cuantía.
Desde 2007 Azmi Bishara, el líder del partido Balad, ha estado en el exilio tras ser acusado de espionaje mientras estaba fuera del país. Los críticos dicen que el Shin Bet lo silenció eficazmente sin haber aportado pruebas.
«Ha quedado claro durante los últimos años que esto nos podría pasar a cualquiera de nosotros, » dijo.
El miércoles, en un acontecimiento relacionado, el Parlamento aprobó la primera lectura «de un proyecto de ley de lealtad», introducido por el partido de extrema derecha Yisrael Beiteinu, que le quitaría la ciudadanía a alguien declarado culpable de espionaje.
Jonathan Cook es un escritor y periodista radicado en Nazaret, Israel. Sus últimos libros son «Israel y el choque de civilizaciones: Iraq, Irán y el Plan para rehacer Oriente Próximo» (Pluto Press) y «Palestina desapareciendo: los experimentos de Israel en la desesperación humana» (Zed Books). Su sitio Internet es www.jkcook.net.
Fuente: http://www.thenational.ae/