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Una ONG británica denuncia que 17 buques de la Armada sirven como centros de interrogatorio

Acusan a EEUU de usar barcos como cárceles flotantes

Fuentes: Público

En la llamada «guerra contra el terrorismo» Estados Unidos se mueve con frecuencia fuera de la legalidad. La última acusación es que los servicios de seguridad estadounidenses han usado barcos de guerra como prisiones flotantes para interrogar a los sospechosos de ser terroristas. Hasta 17 buques de la US Navy han servido como centros de […]

En la llamada «guerra contra el terrorismo» Estados Unidos se mueve con frecuencia fuera de la legalidad. La última acusación es que los servicios de seguridad estadounidenses han usado barcos de guerra como prisiones flotantes para interrogar a los sospechosos de ser terroristas. Hasta 17 buques de la US Navy han servido como centros de internamiento provisional, según Reprieve, una organización de defensa de derechos humanos del Reino Unido.

Los detenidos fueron sometidos a tortura durante el interrogatorio antes de ser trasladados a otros lugares desconocidos, denuncia la ONG en un comunicado hecho público ayer y que fue adelantado por el diario The Guardian. Reprieve basa sus acusaciones en informaciones que han salido de funcionarios de las Fuerzas Armadas y de la administración de EEUU, el Consejo de Europa y testimonios de algunos prisioneros.

Las detenciones de sospechosos en cárceles secretas se remontan a la época anterior a los atentados del 11-S de 2001 en EEUU, pero la práctica se extendió posteriormente. Muchos detenidos en Afganistán fueron torturados en prisiones de países como Egipto, Siria, Jordania o Marruecos.

Océano Índico

De los alrededor de 80.000 personas detenidas en la campaña mundial de EEUU contra el terrorismo, unas 14.000 fueron recluidas en centros secretos, según datos del Congreso estadounidense.

«El Gobierno de EEUU escoge barcos para esconder sus malas prácticas lo más lejos posible de la mirada inquisitiva de los medios de comunicación y los abogados», dice el director de Reprieve, Clive Stafford Smith.

Los barcos de la Armada que se usan como prisiones están desplegados en el Océano Índico. La ONG asegura que prisioneros a bordo del USS Bataan fueron examinados por los servicios médicos y fotografiados y añade que existen archivos de estas pruebas.

Uno de los casos más conocidos es el del ciudadano estadounidense John Walker Lindh, el llamado talibán americano, que fue capturado en Afganistán en noviembre de 2001. Lindh fue detenido a bordo del USS Peleliu y después se le trasladó al USS Bataan, donde le curaron sus heridas.

Un portavoz de la Armada estadounidense, el comandante Jeffrey Gordon, negó a The Guardian que haya «centros de detención a bordo de los buques estadounidenses» aunque reconoció que algunos individuos han sido detenidos durante breves períodos en esos barcos.

Un ex prisionero de la base naval de EEUU en Guantánamo relató su experiencia a bordo del USS Bataan. «Había como 50 personas en el barco. Todos estaban encerrados en la bodega del buque. A los prisioneros en aquel barco les golpearon aun más que en Guantánamo», cuenta el testigo según la versión ofrecida por Reprieve.

En 2001, un oficial de la Armada de EEUU admitió la presencia de detenidos en los barcos de guerra, pero dijo no conocer bien el porqué, salvo que «evidentemente hay un interés en continuar los interrogatorios».

26.000 casos

En septiembre de 2006, el presidente George Bush aseguró que «las cárceles secretas ya están vacías». Pero las informaciones de Reprieve apuntan a la continuidad de esta práctica ilegal. «El Gobierno estadounidense admite que tiene actualmente detenidas sin cargos en prisiones secretas al menos a 26.000 personas, y las informaciones reunidas indican que desde el 2001 un total de 80.000 pueden haber pasado por ese sistema», dice Stafford Smith.

El director de Reprieve exige que Washington respete los derechos humanos y para ello debería revelar la identidad de estas personas y el lugar donde se encuentran.

Uzbekistán: La lucha contra el terror y los DDHH

Uno de los más importantes aliados de Estados Unidos en la llamada «guerra contra el terrorismo» es Uzbekistán, una ex república soviética en Asia central. Es un régimen autoritario donde apenas se tolera la oposición al presidente Islam Karimov.

En 2005, Washington condenó la respuesta violenta de las fuerzas de orden a una revuelta de un grupo de islamistas que se saldó con 187 víctimas mortales.

Como consecuencia, el régimen de Karimov echó a las tropas estadounidenses de la base aérea que usaban en el páis.Posteriormente, Washington ha sido muy crítico con la situación de los derechos humanos y la libre expresión en Uzbekistán. En un informe del Departamento de Estado publicado en marzo, se describe a este país como «uno de los peores violadores de derechos humanos del mundo».Pero ayer la Administración de EEUU cambió de tono. En una visita a Uzbekistán, un alto funcionario del Departamento de Estado destacó la mejoría de la situación de los derechos humanos. «Reconocemos que ha habido avances», dijo Richard Boucher.En lo que va de año, Uzbekistán ha liberado a seis prisioneros políticos y ha permitido a la Cruz Roja a visitar a los detenidos.También este año, el régimen de Karimov ha vuelto a permitir a EEUU el uso de instalaciones militares.