Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.
Ha llegado el momento de mirar profundamente en el sistema político palestino y de fortalecer los equipos de pensamiento palestinos, árabes e internacionales de todo el mundo para afrontar los desafíos de la reflexión provocadora de la división palestina y los impactos negativos que han originado en los palestinos, en sus vecinos y en la comunidad internacional.
En primer lugar, el retraso del informe Goldstone ha llevado a una acalorada controversia en el escenario palestino, puesto que los dos rivales, Fatah y Hamás, no escatiman ningún esfuerzo para obtener una semivictoria electoral incitando a sus partidarios con su propia información, pero nada se ha conseguido por ambas facciones puesto que han tratado de poner el carro delante del caballo empleando métodos de doble rasero para obtener intereses.
Esta drástica controversia no es tan casual como algunos pueden decir, sino que responde al ansia de ganar réditos; ninguno de los partidos políticos ha leído detenidamente el informe, pero intentan usar el interés regional como una carta para lograr sus metas y objetivos y para convencer a la gente de que están a favor o en contra con un objetivo implícito.
La dilación del informe ha profundizado la descomposición política y ha puesto el deseo de reconciliación más cerca de la fantasía y la locura para los observadores palestinos, e incluso para el público en general.
En segundo lugar, la convocatoria de elecciones presidenciales y parlamentarias, tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza, anunciadas por el presidente, Mahmoud Abbas el 23 de octubre de 2009, ha conducido a una fragmentación adicional de la ya existente división política y estratégica entre las «facciones a reconciliar», donde el primer acuerdo firmado en La Meca no generó actuaciones tangibles sobre el terreno tras cuatro meses de suspensión, la inminente firma del documento egipcio se proyectó para tener el mismo dilema debido a la falta de miras hacía ocultas vías creativas para lograr la reconciliación.
Los defectos estratégicos del «acuerdo de la Meca» se programaron para que fueran los mismos que los del «documento egipcio» por las siguientes razones: El control de los países donantes sobre las tomas de decisión palestinas, falta de confianza, el miedo de las facciones a destruir la imagen de sus movimientos ante sus partidarios; dos visiones diferentes de seguridad, e incluso de teoría, para lograr la reconciliación y algunas razones parciales como: el miedo de Hamás del ir y venir de visita del agente de la inteligencia egipcia, Omar Solieman, a EE.UU. en un tiempo no programado; estos factores les llevaron a demorar y después salieron corriendo de las consecuencias de la reconciliación.
¿Qué va primero la reconciliación o las elecciones?
Fuera de los acelerados hechos en la comunidad palestina, nadie puede especular con el statu quo o el futuro, pero el resultado central para echar a perder todos los esfuerzos de diálogo de las dos facciones será el derrumbe del sistema político palestino, ahondando la división geopolítica, acentuando el papel de la política policial, demorando el proceso de reconstrucción hasta nuevo aviso y dando más justificaciones a la comunidad internacional de que no hay esperanza en el trato con el dividido pueblo palestino volviendo después al primer escenario.
En conclusión, la necesidad de reconciliar no es tan fácil en la comunidad palestina, porque el mundo tiene la capacidad de cambiar, pero los palestinos sólo los oyentes de los pensadores. La comunidad internacional puede ayudar a los palestinos a alcanzar la reconciliación a través de respetar las recomendaciones de sus propios equipos de ideas y después ellos hallarán los mejores cambios revulsivos a niveles palestinos, de su vecinos e internacionales.
Ayman Nijim es un investigador estratégico que trabaja en Pal Think for Strategic Studies, equipo de ideas con sede en Gaza. Contacto: [email protected]
Fuente: http://palestinethinktank.com/