Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El pueblo de Egipto no emprendió su gran revolución -por la cual sacrificó copiosas cantidades de sangre y sus más valiosos mártires- para cambiar simplemente a un tirano por otro. Más bien lo hizo para respirar el dulce perfume de la libertad, gustar el néctar del honor y hacer fructificar su derecho a un sustento decente y a una vida buena y próspera.
Si hoy los que son apoyados por el pueblo como protectores de la revolución, los que son apreciados por su papel en el éxito de la revolución y los que comprendieron las presiones y los obstáculos que enfrentan llegaran al poder sólo para secuestrar la revolución popular, soslayar intencionalmente los objetivos de la revolución, y vaciarla de su significado y propósito, no habría otra alternativa que adoptar una posición decisiva y severa. No habría otra alternativa que hacerlos entrar en razón y que comprendan su papel y el peso de ese mandato o que entreguen la responsabilidad a alguien que represente y complazca al pueblo.
Tenemos evidencia que nos hace dudar de los señores que presiden en los asuntos de este país, en cuanto a su lealtad a la revolución y al pueblo. Porque ninguno de los siguientes actos satisfacen las aspiraciones del pueblo: su lentitud en enjuiciar a los jefes del antiguo régimen, al dejarlos en libertad para que causen estragos y corrompan al país; su uso de torturas, golpizas, y matones similares a los del antiguo régimen; la implementación de leyes marciales contra manifestantes pacíficos, leyes que son de por sí un insulto a la revolución -como las leyes que convierten en un crimen realizar protestas, sentadas, y huelgas, y leyes que otorgan amnistía a cambio de dinero- y finalmente una declaración constitucional. La lista continúa.
Por lo tanto, la pregunta es: ¿cómo podemos confiar en una autoridad que pretende creer en la revolución, luego deja que los corruptos se vayan o los juzga ante un tribunal civil, mientras los manifestantes son juzgados por una corte marcial? ¿Cómo podemos confiar en una autoridad que convierte en un crimen organizar manifestaciones, sentadas y huelgas que afecten los negocios, cuando la propia revolución se realizó sobre esa base? Esto lleva a cuestionar qué tipos de huelgas se permiten bajo esta autoridad. ¿Cómo podemos confiar en un poder que ayuda, mediante una ley de amnistía, a los que robaron y saquearon el sustento del pueblo egipcio? «Porque si alguien de rango superior cometió robos, tuvieron piedad de él; y si alguien de rango inferior cometió robos, le aplicaron la pena capital». De modo que si queréis robar, robad miles de millones, porque si robáis centavos iréis a la cárcel, mientras que con miles de millones podéis comprar vuestra libertad y escapar al castigo.
Por ello, por nuestra creencia en la revolución y los intereses del pueblo, demandamos lo siguiente:
- La formación de un consejo presidencial que reciba de inmediato el poder, compuesto por cinco individuos, de común acuerdo, que representen todas las tendencias políticas.
- La formación de un comité nacional para redactar una nueva constitución adecuada a nuestra revolución, sobre la cual pueda haber discusión, y que pueda votarse dentro de un año.
- La detención inmediata de todos los jefes del antiguo régimen, y de todos sus representantes en cada establecimiento influyente, o que sean objeto de una residencia obligatoria en Egipto y de la vigilancia de todas sus líneas de comunicación para frustrar sus planes criminales contra este país, y que se aceleren los procesos de los corruptos.
- Despojar de los derechos políticos a antiguos miembros del Partido Nacional Democrático y a todos los hombres del antiguo régimen, por lo menos por cinco años, para proteger a la revolución naciente de sus conspiraciones y para impedir su vuelta a arruinar la vida política.
- Que no entre en vigor ninguna ley que prohíba huelgas, que otorgue amnistía a cambio de dinero; la vergonzosa ley de partidos, o cualquier otra ley, hasta que se haya formado el consejo presidencial.
- La anulación de todas las leyes marciales contra los derechos de los manifestantes, blogueros, etc.
Hijos de nuestro gran pueblo: nos dirigimos al espíritu de honor y amor al país y a la sangre de sus mártires en cada uno de vosotros, continuemos esta revolución hasta que logre su objetivo. Porque el gobierno se someterá a la voluntad popular, lejos de cualquier presión interna, intereses, o compromisos, y lejos de dictados del extranjero, o dejará que la revolución continúe hasta que el gobierno se convierta en el verdadero y legítimo gobierno del pueblo.
Unión de la Juventud Socialista de Egipto
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Recibido el 8 de abril de 2011
Traducido del árabe al inglés por Tara Hess. Revisado por Elias Saba.
Fuente: http://www.tahrirdocuments.
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