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Ciudades Palestinas (I)

Al Quds, capital de Palestina

Fuentes: Rebelión

 Al Quds, en árabe, Yerushalayim en hebreo y Jerusalén en castellano, es una ciudad que forma parte de dos países. La parte occidental corresponde, según las Naciones Unidas, a Israel, y la parte Oriental a Palestina. Además, la ciudad vieja queda en medio de ambos, y debe ser administrada internacionalmente. Es una de las ciudades […]

 Al Quds, en árabe, Yerushalayim en hebreo y Jerusalén en castellano, es una ciudad que forma parte de dos países. La parte occidental corresponde, según las Naciones Unidas, a Israel, y la parte Oriental a Palestina. Además, la ciudad vieja queda en medio de ambos, y debe ser administrada internacionalmente. Es una de las ciudades más antiguas del mundo, fue fundada en el siglo XIII a.c. y es sagrada tanto para musulmanes como judíos y cristianos.

Comenzaremos por la historia, que en el caso de Jerusalén es constantemente utilizada arma argumentativa en el eterno conflicto de a quién pertenece la ciudad. Los datos no controvertidos son estos: la ciudad fue fundada por los jubeos en el S.XIII a.c. y conquistada por el rey David en el S.XI a.c. Muerto Salomón, en el 962 a.c, hubo una escisión entre los judíos, y se formaron dos reinos: el de Israel, con capital en Samaria y el de Judá, con capital en Jerusalén. En el 587 a.c. la ciudad fue conquistada y destruida por Nabucodonosor II, que incorporó Judá al imperio Babilónico. Luego este imperio cayó en manos de los persas, a los que perteneció la ciudad, hasta que Alejandro Magno, en el 332 a.c. los derrotó. En el 64 a.c Jerusalén fue anexionada al Imperio Romano. La ciudad fue restaurada durante el reinado del Rey Herodes el grande.

Así llegamos al año 638, en el que, tras un breve periodo de control por el imperio sasánida, la ciudad pasa a formar parte del Califato de Damasco y después del Imperio Otomano. En el 691 se termina de construir la cúpula de la Roca y en el 710 la Mezquita de Al Aqsa. En el 1095, el Papa Urbano II llamó a la cruzada para conquistar Jerusalén. Tras masacrar a la población, se logró que la urbe volviera a la Cristiandad. No duró mucho la alegría vaticana, ya que en el 1244 Saladino conquistó Jerusalén. Después, la ciudad quedó dentro del Imperio Otomano hasta 1918. Tras la Primera Guerra Mundial y vencido el Imperio Otomano, la Sociedad de Naciones acordó que Jerusalén pasase a dominio británico. En 1948 los británicos se retiran y la mitad de la ciudad es ocupada por los israelís, quedando la otra mitad en posesión de Jordania. La parte jordana fue ocupada por Israel tras la guerra de los Seis Días, en 1967.

En definitiva, la ciudad había pertenecido, antes de 1948 y simplificando mucho: 413 años a los judíos (1000 a.c. aprox-587 a.c), 255 años a los persas (587 a.c-332 a.c), 645 años a imperios politeístas -seléucida y romano pre Constantino-(332 a.c- 313), 504 a los cristianos (313 -638, 1095-1244 y 1918-1948) y 1131 años a los musulmanes (638-1095 y 1244-1918). Lo que resulta a todas luces evidente es que ningún pueblo ni religión puede utilizar los argumentos históricos para reivindicar la ciudad, ya que la variedad de pueblos a los que ha pertenecido es inmensa.

Los principales monumentos de la ciudad se encuentran en la Ciudad Vieja: Mezquita de Al Aqsa, Muro de las Lamentaciones, Cúpula de la Roca, Iglesia del Santo Sepulcro, Puerta de Damasco, y sobre todo, pasear por el zoco y disfrutar de los olores de especias y dulces árabes. También es recomendable visitar el Monte de los Olivos y la controvertida Ciudad de David. Además, merece la pena pasarse por la Universidad de Al Quds, prueba de que si se deja libre al pueblo palestino, es capaz de alcanzar un alto grado de progreso, que no tiene nada que envidiar a los países vecinos.

Sin duda, lo que más llama la atención al visitar la ciudad es el fervor religioso de sus gentes, y el rencor que se puede detectar en las miradas. Difícilmente puede la población árabe sumergirse en los barrios judíos ultraortodoxos, en algunos de los cuales hay aceras para hombres y aceras para mujeres.

Políticamente, Jerusalén es de vital importancia. La judeización de Jerusalén Este es uno de los objetivos prioritarios del Gobierno israelí, y es realizada a través de diversos instrumentos: destrucción de viviendas palestinas, construcción de asentamientos ilegales y otros edificios israelís, como hoteles, en las zonas árabes, desalojo de familias palestinas y ocupación de las viviendas palestinas por la fuerza. Estas políticas son especialmente intensas en barrios árabes que lindan con la Ciudad Vieja, como el de Silwan, donde es frecuente ver las grandes y provocadoras banderas de Israel que ponen los colonos que allí se establecen ilegalmente.

La ley de Jerusalén, de 1980, contraria a la legalidad internacional, establece que Jerusalén es enteramente israelí y que allí se fija la capital del Estado. Sin embargo, la comunidad internacional no reconoce tal ilegalidad, y prueba de ello es que todas las embajadas occidentales están en Tel Aviv, no en Jerusalén. El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ha repetido en reiteradas ocasiones que Jerusalén debe ser la capital de los dos Estados.

Jerusalén Este, la capital de Palestina, está integrado por barrios musulmenes como Shuafat, Beit Hanina, a-Sawana, Jabal Mukaber, Ras-al-Amud y Abu-Tor. Pero también hay barrios que han sido ocupados por los judíos, y que Israel querrá incluir en su territorio durante el proceso de paz, como Pisgat Ze’ev, Gilo o Ramot Alon. En total, viven en Jerusalén Este 428.304 personas, de las cuales 229.000 son musulmanes y 181.457 judíos.

Por su parte, si consideramos todo Jerusalén, sumando Este, Oeste y la ciudad Vieja, la ciudad cuenta con 693.000 habitantes, de los cuales 245.000 son árabes. En la ciudad vieja hay 31.405 árabes y 3.965 judíos. Si se dejara a la demografía actuar por sí sola, los árabes serían mayoría en Jerusalén dentro de poco. En 1967, el balance era 76-34 favorable a los judíos, y en la actualidad ya es 66-34, con una caída anual de la población judía de un 1% en los últimos años. Esto se debe a los altos índices de natalidad de la población árabe y al envejecimiento de la comunidad judía.

Por desgracia, el Estado de Israel va día a día colonizando los barrios árabes y dificultando la vida de los habitantes palestinos de Jerusalén. Quien pase varias semanas en Jerusalén podrá ver como casas árabes pasan a ser israelís cada cierto tiempo, casi siempre con violencia, en especial en Silwan y en la Ciudad Vieja, sin que nadie haga nada para evitar esta tragedia diaria.
 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.