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España

Al servicio de los dictados incesantes del insaciable poder núcleo-eléctrico

Fuentes: Rebelión

El conocido y pertinente pasaje sobre el significado de palabras y enunciados de Alicia a través de espejo de Lewis Carroll: «El problema -dijo Humpty Dumpty- es el de saber quién manda. Eso es todo». ¿Y quién manda aquí? Veámoslo, pero antes tomo pie en Ignacio Escolar [1] y recuerdo un vértice del polígono. Programa […]

El conocido y pertinente pasaje sobre el significado de palabras y enunciados de Alicia a través de espejo de Lewis Carroll: «El problema -dijo Humpty Dumpty- es el de saber quién manda. Eso es todo». ¿Y quién manda aquí? Veámoslo, pero antes tomo pie en Ignacio Escolar [1] y recuerdo un vértice del polígono. Programa electoral del PSOE para las últimas elecciones, página 190: «Mantendremos el compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas, cerrando las centrales nucleares de forma ordenada en el tiempo de su vida útil».

El proyecto de «Ley de Economía Sostenible» [2] aprobado en el pleno del Senado fue ratificado definitivamente por el Congreso de diputados el miércoles 16 de febrero de 2011, el día del triunfo nunca olvidado del Frente Popular en 1936 [3].

CiU y PNV, las derechas nacionalista conservadoras que suelen presentarse en los días de ayuno como modernas, renovadoras y humanistas, han introducido una enmienda al proyecto original, pactada previamente con alta probabilidad con el PSOE y el PP. El proyecto (insisto: ¡de economía sostenible!) ha eliminado la mención a la necesidad de que la planificación energética a largo plazo, es decir, a partir de 2020, respete «el calendario de operación de las centrales del parque nuclear existente, considerando el plazo de 40 años para el que fueron diseñadas» [4]. Era el artículo 80.3. Con la actual redacción se insta a determinar el peso de la energía atómica en el mix de generación «con el calendario de operación de las centrales existentes y con las renovaciones que, solicitadas por los titulares de las centrales, en el marco de la legislación vigente en su caso, correspondan, teniendo en cuenta las decisiones del Consejo de Seguridad Nuclear» (CSN).

La mención expresa al regulador de la energía atómica no figuraba en el texto originalmente aprobado por el Congreso. ¿Cómo puede interpretarse? A. M. Vélez de Público ha señalado razonablemente que podría interpretarse «como una alusión a que los dictámenes de ese organismo sobre el estado de las centrales sean siempre vinculantes». Ahora sólo lo son cuando el CSN aconseja el cierre de una central pero no en otros escenarios.

Para Josep Sánchez Llibre, del partido confesional Unió Democrática Cristiana, la mano derecha de ese político de derecha extrema y chaquetas de Massimo Dutti llamado Duran i Lleida, se trata de un «paso de gigante». ¿Por qué? Claro, distinto y cartesiano: porque desaparece la idea inicial del PSOE de limitar a 40 años la vida de las centrales. En su blog personal aún es más claro: Sánchez Llibre se felicita por lo que no tiene ningún problema en calificar de «cambio radical», una ruptura que, en su opinión, ha pasado desapercibida.

La enmienda aprobada, con ambigüedad calculada y estudiada, permite defender una cosa y la contraria. Para el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida la cosa está clara:, «pone fin a un debate ideológico innecesario que ha presentado a las renovables como energías de progreso y progresistas y a la nuclear, como anacrónica y retrógrada». ¿Innecesario? ¿Por qué? No sabe, no responde, el señor Duran.

Es, sin duda, un giro significativo. Por mucho que el Ejecutivo, empezando por el presidente Zapatero se empeñe en negarlo. Denota un cambio de actitud hacia la posibilidad de prorrogar el plazo de funcionamiento de los reactores, posibilidad que, por otro lado, ya existe: cuando se cierre -en 2013 si no hay cambios al respecto; Nuclenor agita con todas sus fuerzas en sentido contrario manipulando a los trabajadores -, la central burgalesa de Garoña habrá cumplido 42 años [5]. La reunión del PSOE del pasado 21 de febrero confirma lo ya sabido: según el presidente no ha pasado nada nuevo, el PSOE sigue adelante, consistentemente, con su política nuclear. Algunas voces críticas minoritarias -Hugo Morán, Jesús Caldera- hablaron de la necesidad de «afinar en la explicación». De nada más.

«La enmienda dice lo que dice, es muy general y no afirma ni una cosa ni la otra», repitió hasta seis veces el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, el día de la aprobación de la ley. Lo que afirma la enmienda aprobada es que la planificación energética a largo plazo, a partir de 2020, deberá fijar de nuevo el peso de la energía nuclear en el mix energético «con el calendario de operación de las centrales existentes y con las renovaciones que, solicitadas por los titulares de las centrales, en el marco de la legislación vigente en su caso, correspondan, teniendo en cuenta las decisiones del Consejo de Seguridad Nuclear» (CSN). Según Alonso, no hay cambio de criterio, sólo «un ejercicio de responsabilidad». No hay modificaciones a medio plazo en su opinión.

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, declaró: «será el Gobierno que esté en 2021 el que tome esa decisión», será entonces cuando la central de Almaraz I (Cáceres), la segunda central española más antigua, cumplirá 40 años. El argumento del pro-nuclear Ministro de Industria es que una cosa es la «vida de diseño», los citados 40 años, y otra, «la vida útil», que EEUU, por ejemplo, ha decidido elevar desde los 40 años iniciales hasta los 60.

El lobby eléctrico tiene claro que ha logrado una victoria. El presidente de Endesa, Borja Prado, el hijo de Manuel Prado y Colón de Carvajal, el que fuera consejero financiero del Rey Borbón, ha señalado que el cambio introducido era «positivo» para la Sociedad Nuclear Española, que era «bueno». «Yo creo en lo nuclear y creo que resolvería muchos problemas en el futuro, por lo que es una buena actitud y una buena disposición», añadió.

La decisión de cerrar la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) en 2013 «está tomada», según fuentes del Ministerio de Industria. No hay giro a la vista, pues, pese a que el cambio legal aprobado por el Congreso «permite ampliar el plazo de Garoña», según dijo el portavoz de CiU en el Congreso. Poco antes, su homólogo del PNV, Josu Erkoreka, rechazó esa posibilidad, que no está ni mucho menos cerrada (si el PP gana las próximas elecciones, podría anular el cierre).

Garoña centró buena parte del debut en el Congreso del nuevo secretario de Estado de Energía, Fabrizio Hernández, que rindió cuentas sobre la polémica generada después de que la consultora en la que trabajaba antes de su nombramiento, Nera, defendiera que el Estado debía pagar a Endesa e Iberdrola, propietarias de Garoña, 951,4 millones por el cierre de la central (Ignacio Escolar -«Nucleares de entrada no», Público, 18 de febrero- ha recordado alguna declaración de Zapatero: «Cuando llegamos a una central nuclear con cuatro décadas de vida, la norma ha sido que deje de funcionar… En el mundo sólo hay una central con más de 40 años, en Reino Unido, que se va a cerrar dentro de dos». Escolar añade: «Eliminar la fecha de caducidad de las nucleares en la LES da argumentos a Iberdrola y Endesa para pleitear contra el cierre de Garoña…»).

Hay, además, otro punto señalado por Ecologistas en Acción [6] que no siempre es recordado: la inflexibilidad de las centrales nucleares españolas es el principal impedimento para insertar en la red la electricidad procedente de las energías renovables. De este modo, en momentos en los que hay viento abundante y baja demanda es necesario parar los aerogeneradores para no sobrecargar la red. Otras centrales, las de gas o las hidroeléctricas por ejemplo, pueden regular su potencia en función de las necesidades de la red. Las nucleares, no. ¿En cuántas ocasiones han tenido que pararse por este motivo los aerogeneradores españoles en 2011? En trece ocasiones.

Consecuencias del alargamiento programado: obsolescencia de les propias centrales, con incremento de riesgo, y mayor acumulación de residuos nucleares de alta actividad, lo que multiplica los riesgos y acumula los problemas en el futuro.

Nuclenor desde luego sigue agitando sus alas y sus tentáculos. Los trabajadores de la central de Garoña han colgado un rap en YouTube: «Hablamos de Garoña, la central nuclear, trabajamos con esmero, ¿y me la quieres cerrar?». Nuclenor asegura que no tiene nada que ver con la iniciativa, que se ha limitado a dar facilidades según un portavoz de la empresa. Añadió el portavoz: «Lo que está ocurriendo es un ejemplo de unidad de los trabajadores con el objetivo común de dar continuidad a la central». Aún más: «La empresa se limitó a facilitar las cosas al concederles permisos para grabar el video en zonas de acceso restringido de la central». Algunos realizadores del clip musical ponen las cosas en su sitio, no quieren mentir: pudieron rodar porque la empresa les cedió una cámara de alta definición para filmar en condiciones. ¡Qué generosidad! No sólo eso: los jefes tuvieron amplitud de miras y permitieron que los trabajadores grabaran en su horario de trabajo. ¡Lo nunca visto hasta entonces!

Me olvidaba. Veamos un momento lo que se mantiene en pie de la idílica trinidad nuclear-atómica limpia, barata y segura, tan magnífica ella que hace que los dirigentes del lobby nuclear deseen locamente ubicar centrales en las proximidades de sus domicilios. A lo que íbamos. Presupuesto del reactor Olkiluoto 3 de Finlandia de 1.600 megavatios: se empezó a construir en 2005 y se presupuestó en 2.500 millones de euros, anunciándose que su construcción finalizaría en 2009. El plazo de entrega se ha aplazado al 2013 y su coste será superior a los 6 mil millones de euros.

El uranio por su parte valía 7,10 dólares por libra en 2001; ahora cuesta 63,88. Falta uranio: un tercio del que se consume proviene de los stocks militares ha comentado Juan Carlos Escudier. Si se explotan nuevos yacimientos de baja concentración, su explotación requeriría enormes cantidades de energía. Es decir, mucho CO2 lanzado a la atmósfera, más que en la actualidad si tenemos en cuenta todo el ciclo nuclear, no sólo lo que sucede en las centrales. De energía limpia, poco o muy poco.

Por lo demás, dejando aparte los residuos, en torno a la cacareada seguridad a prueba de accidentes (el famoso 1 entre un millón o estúpidos porcentajes similares o metáforas sobre meteoritos), véase más adelante el caso nipón tras el terremoto del 11 de marzo de 2011.

 

PS1. ¿Es necesario recordar, como ha señalado Vicenç Vilana Bonet, de Coordinació Ecologistes en Accio-Catalunya, que la prioridad de la industria nuclear es mantener, sea como sea, sus grandes beneficios menospreciando criterios más importantes como el de la seguridad de la ciudadanía? Las cifras: más de un 1 millón de euros diarios de facturación por cada central nuclear de 1.000 Mw. Sabido es, por otra parte, que una gran mayoría de la ciudadanía española se opone a la utilización de la energía nuclear.

 

PS2: No se trata de atizar el fuego autodestructivo en la casa de la izquierda, pero Miguel Romero [7], editor de Viento Sur y luchador incansable, ha señalado una arista que es oportuno recordar. A finales de enero de 2011, cuando se estaba cocinando el pacto sobre pensiones, se filtró (es decir, alguien filtró) a la prensa que el gobierno había ofrecido alguna mejora en la redacción de la contrarreforma a CC. OO. y UGT a cambio del apoyo gubernamental a la prolongación de la vida llamada «útil» de las centrales nucleares. Los sindicatos respondieron airados: atribuyeron la filtración a la supuesta intención de algún miembro del gobierno de «torpedear» el pacto social. Tras la firma del pacto, unas dos semanas después, el grupo parlamentario del PSOE ha apoyado esta prolongación a la que, claro está, no llama prolongación. Será interesante conocer la posición de las dos centrales.

 

PS3: La agencia Reuters informaba el viernes 11 de marzo de 2011 sobre la «Emergencia en planta nuclear de Japón, sin pérdida» [8], un artículo firmado por Osamu Tsukimori y Kiyoshi Takenaka. Se trata de la planta nuclear Fukushima-Daiichi de la empresa Tokyo Electric Power (TEPCO). No era la primera vez: el sector de energía nuclear japonés, que produce un 30% la electricidad del país, ha sido sacudido periódicamente en la última década por temas de seguridad.

Algunas de sus consideraciones, algunas notas sobre la seguridad nuclear nipona. «Japón comenzó la evacuación de miles de residentes de un área en torno a un reactor nuclear después de que el daño causado por un potente sismo generó temores de una fuga radiactiva, aunque los funcionarios decían que no había indicios de pérdidas por el momento», afirmaba Reuters (11 de marzo). El Gobierno nipón declaró una situación de emergencia como medida de precaución. ¿Por qué? Porque un sistema de refrigeración de la planta de Fukushima-Daiichi no estaba funcionando. Los residentes que viven en un radio de 3 kilómetros de la planta nuclear fueron informados para que evacuaran su zona de residencia. Unos 3 mil residentes estaban siendo evacuados el viernes 11 de marzo.

Tomoko Murakami, la persona responsable del grupo de energía nuclear del Instituto de Economía de la Energía de Japón, aseguró que no parecía haber un peligro inminente de fuga radiactiva. Añadió: «incluso si las varillas de combustible (nuclear) quedan expuestas, eso no significa que comenzarían a derretirse directamente». Agregó: «Incluso si las varillas de combustible se derriten y crece la presión dentro del reactor, la radiación no se filtraría, siempre que el contenedor del reactor funcione bien».

Sin embargo, Mark Hibbs, de la Carnegie Endowment for International Peace, advirtió el mismo 11 de marzo que la situación podría tornarse grave. «No es nada divertido», afirmó, refiriéndose a informes que aseguraban que uno o más de los generadores de emergencia a diesel para el sistema de refrigeración no estaban funcionando. Sostuvo que existían graves preocupaciones sobre si se podrían garantizar el enfriamiento del núcleo del reactor y la remoción del calor residual. Si eso no llegara a ocurrir, si no se quitaba el calor, existía «un peligro definido de que se derrita el combustible (…) del núcleo con el recalentamiento, se dañe más y se funda».

A 12 de marzo la situación parecía complicarse sustantivamente.

 

PS4: En «Estallido árabe puede encender campaña antinuclear», Thalif Deen de IPS [9], señalaba a un nudo poco transitado. La campaña de la sociedad civil por la abolición de las armas nucleares puede reavivarse gracias al éxito de las revueltas populares en Egipto y Túnez, seguidas por las de Libia, Bahrein, Yemen y Jordania. «Los acontecimientos de Medio Oriente (y el norte de África) muestran cuán frágil es la ‘estabilidad’ cuando se ignoran las necesidades y los deseos del pueblo», dijo Hirotsugu Terasaki, director ejecutivo de la Oficina de Asuntos de la Paz en la organización Soka Gakkai International (SGI), con sede en Tokio. «No hay deseo más natural que el de liberarse de la amenaza de las armas nucleares. Esto es algo que la población mundial comparte ampliamente», sostuvo. Al ser consultado sobre qué rol debe jugar la sociedad civil en la campaña mundial por abolir los arsenales atómicos, Terasaki respondió: «La misión de la sociedad civil es empoderar y amplificar las voces de los ciudadanos comunes para que podamos movilizar a los políticos del mundo, insistiendo en que den pasos reales y significativos hacia la abolición de las armas nucleares». Como la amenaza es tan vasta y omnipresente, «necesitamos un nuevo paradigma de liderazgo, el que ejerce la gente común que ha decidido rechazar la ‘estabilidad’ de la disuasión, que en última instancia depende de la amenaza de la aniquilación mutua», añadió.

 

PS5: No paran. Una información de CincoDías [10]: la idea se articuló hace más de un año en los alrededores de Unión Fenosa (Gas Natural Fenosa) con el objetivo de aprovechar el emplazamiento de la central nuclear de Zorita cerrada en 2002, ahora en proceso de desmantelamiento. Según un informe elaborado por una consultora, en el emplazamiento se construirían dos plantas de unos 1.000 megavatios (MW) de capacidad cada una con una inversión de 4.000 millones de euros. El estudio propone tres opciones para los fabricantes del reactor: la francesa Areva y las estadounidenses General Electric y Westinghouse. Es, señala el diario económico, el primer estudio que elaboran en serio empresas españolas en más de 30 años. Algunas cosas han cambiado durante este último año: Gas Natural ha tomado el control de Unión Fenosa y en la gasística reina el escepticismo sobre el proyecto. La gran industria «debe diseñar sus estrategias a la largo plazo», aseguran las mismas fuentes del sector. El coste de la energía será determinante en la posible deslocalización de estas empresas, añade CincoDías.

 

Notas:

[1] Ignacio Escolar, «Nucleares, de entrada no». Público, 18 de febrero de 2011, p. 52 (para los lectores más jóvenes: Escolar juega con uno de los lemas del PSOE en las elecciones de 1982: «OTAN, de entrada NO». Luego, como es sabido, vino lo que vino. Referéndum aplazado, posición favorable, trasgresión de las condiciones de entrada, Javier Solana secretario general de la OTAN, etc).

[2] Aquí las palabras también cuentan y su publicitado significado corrobora la hipótesis carrolliana.

[3] Es de obligada lectura el artículo que Josep Fontana publicaba el 16 de febrero de 2011 en Público, p. 5 (on line: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=122547)

[4] A. M. Vélez, «Se abre una vía para prorrogar las nucleares». Público, 15 de febrero de 2011, p. 29.

[5] A. M. Vélez/M. A. Marfull, «El gobierno acepta que las nucleares puedan funcionar más de 40 años». Público, 16 de febrero de 2011, p. 28.

[6] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=122491

[7] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=122554

[8] http://lta.reuters.com/article/worldNews/idLTASIE72A0BN20110311?sp=true

[9] http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97731

[10] http://www.cincodias.com/articulo/empresas/gran-industria-estudia-construir-centrales-nucleares-Zorita/20100707cdscdiemp_1/

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.