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En memoria de Alina Sánchez, médica argentina en Kurdistán

Ale, Lêgerîn Çiya, la fuerza para la libertad

Fuentes: Rebelión

Manuel Rozental nos hizo llegar la noticia del ataque del ejército turco de Erdogan contra Afrin el 11 de marzo de 2018. Me dolió mucho y lo primero que hice fue escribirte un mensajito a tu teléfono para saber cómo estabas. Te lo transcribo aquí Ale: «Amiga Alejandra, despierto con las noticias sobre lo que […]

Manuel Rozental nos hizo llegar la noticia del ataque del ejército turco de Erdogan contra Afrin el 11 de marzo de 2018. Me dolió mucho y lo primero que hice fue escribirte un mensajito a tu teléfono para saber cómo estabas. Te lo transcribo aquí Ale: «Amiga Alejandra, despierto con las noticias sobre lo que está pasando en Rojava. Pienso en ustedes, en su pueblo, en ti. ¿Cómo estás? ¿Cómo están? Abrazo de todo mi corazón, Sergio (de Guatemala)». En Pasto, Colombia, donde nos encontramos, nos decías que siempre a la gente le costaba recordar tu nombre por lo que simplemente te llamáramos Alejandra. Pasaron los días y no apareció como recibido el mensajito de tu parte. Seguro no tenías internet. Ayer Isabel Solís -a quien tanto quisiste habiéndonos conocido tan poco tiempo- me escribió que habías muerto. Tu respuesta nunca me llegó y en su lugar una noticia con el siguiente titular: «Kurdistán. Muere la combatiente internacionalista argentina Alina Sánchez» [1]

Pasto, Colombia, junio 2017

Al principio cuando recién te conocí no entendía por qué utilizabas el nosotros para referirte a la organización de mujeres en la Revolución de Rojava, con tu acento argentino. Poco a poco me lo mostraste y fui saliendo del mundo de las apariencias. Tengo presente cuando hablabas en kurdo con Erol en una silla del hotel, autocorrigiéndote, siguiendo, expresándote. Ese día almorzamos juntos ustedes dos, Isabel y yo. Participaríamos todos en la minga desde la experiencia de nuestros pueblos: ustedes de la guerra y resistencia en Kurdistán, nosotros de la guerra y resistencia en Guatemala. Rápido congeniamos. Oíste algunas conferencias en la minga universitaria de Pasto. Después de una charla de un académico me dijiste algo como: «se nota en lo que habla que no tiene un pueblo detrás». Cierto Ale, solo cuando nos hacemos parte de un pueblo concreto y nos internamos en él, en ella, nuestras palabras son colectivas. No hace falta afirmarlo, se nota. En ti bullía.

Diste varias charlas en Pasto. Grabé una de ellas y en otra tomé notas. Ahora que te escucho y leo, veo que te expresas como un río entre rocas, un pensamiento de fluir concreto. Manuel dice que hablas «como un pregón en hip-hop, que repites, insistes, avanzas» [2], observación atinada. Las notas de lo que hablaste están algo entrecortadas, Ale, pero las agrego aquí:

«De violencia sabemos bastante las mujeres. Muchos movimientos feministas han dado esfuerzos para clasificar y reclasificar… En nuestro movimientos de mujeres kurdas se hace de una forma diferente. Que no quede la violencia en victimización y cuando nos analizamos una por una cuestionamos, en experiencia, ser, emociones, analizamos la violencia en la mujer luchadora. Contextualizándola como mujeres personificamos situaciones distintas y no como algo macro y gigante. Yo pensaba que estoy en una universidad y me da ganas de decir algunas cosas. Aquí en la ruptura de la sociedad natural, nucleada, de mujer. Cada organización crea pensamiento, les llamamos regímenes de verdad. Primero corre con la mujer en forma sistemática.

Recuperar la historia de nosotras como mujeres, la mitología sumeria, la sociedad nucleada, neolítica. Era una sociedad de diosas madres. La dinámica de guerra entre la diosa madre y el dios padre. Las diosas madres habían sistematizado sus sabidurías para el río, la cocina. El hombre se apodera y le da uso diferente. Somos las mujeres las que debemos cuestionar. El Islam dice «las mujeres son sus campos, aradlas». También las ciencias positivistas: empieza la división sujeto-objeto, el hombre sujeto y la mujer objeto. Con volver objeto a la mujer se vuelve objeto la naturaleza. La dominación de la mujer es la dominación de la naturaleza. Se resuelven simultáneamente ambas. En Oriente Medio se pueden decir muchas cosas: dependencia mental, ver el mundo como mujeres, dar grandes esfuerzos.» [3]

Nos pones un reto Ale: ver el mundo como mujeres en lucha. Cuántas veces pensamos que el socialismo y la revolución estaban hacia adelante cuando siempre los tuvimos en los zapatos, en la piel, frente a nosotros, adentro mismo. Será una verdadera revolución si aprendemos a superar los miedos y las opresiones que nos instaura el patriarcado. Pero nos rebelamos en la ternura, en la certeza de la dignidad, en el mundo visto «como flor y como invento» diría uno de nuestros poetas revolucionarios en Guatemala [4]. Cuántas veces se nos hizo tan fácil decir que el enemigo era solamente el capitalismo y los dueños de los medios de producción. Fácil pues no nos confrontaba con la farisea actitud de tirar piedras a la mujer amarrada, condenada, insultada. Solo una potente revolución desde el pecho hasta las estrellas podrá derrocar toda objetivación humana, toda mercantilización de nuestra fuerza y carne. Ale, tú nos lo recuerdas: «La dominación de la mujer es la dominación de la naturaleza. Se resuelven simultáneamente ambas». Derrocaremos el sistema de apropiación de plusvalía cuando desintegremos las relaciones de opresión patriarcal. Van de la mano, es un proceso de desfetichización de las relaciones sociales.

Necesitamos valor, necesitamos tu mano Ale. Varios de tus compañeros y compañeras resaltan tu sonrisa, yo lo comparto. Lorenzo Choc, un catequista de la Resistencia indígena en el Ixcán, Guatemala, me decía que el fundamento de la lucha es la alegría. ¿Cómo así, se puede ante tanto, ante todo, tener esto por fundamento de nuestras vidas? Sí, me repetía, cuando nuestra comunidad era perseguida por el Ejército de Guatemala salíamos chutando hasta una parte del monte donde ya no se atrevían a ir los soldados. Allí a pesar de destruidas nuestras champas y utensilios encendíamos nuestras grabadoras y bailábamos, ¡bailábamos! Manuel recuerda cuando nos enseñaste a bailar en Pasto como las kurdas Ale, con los dedos meñiques entrelazados, con el dedo más pequeño y humilde. ¡Bailamos! No será fácil enfrentar las trampas del enemigo pero tenemos la certeza, querida Ale, que el horizonte de la curación a la que te dedicabas es tanto realidad como metáfora y viceversa. Nos cura tu amor a la vida, eso no nos lo pueden quitar los Erdoganes de la historia. En los albores del año nuevo 2018 recibí tu último mensaje cuando te mandé mis saludos: «Me llegó tu mensajito lleno de amor. Fuerza y un año para la libertad.»

Notas

[1] Redacción Resumen Latinoamericano. (2018, marzo 22). Kurdistán. Muere la combatiente internacionalista argentina Alina Sánchez (Lêgerîn Çiya). Resumen Latinoamericano, Argentina, 22 de marzo 2018.

[2] Rozental, Manuel. (2018, mazo 22). Legerin Azadi; Ale linda, Acá estás como humareda, como polvo, como agua en medio nuestro y te abrazamos. Pueblos en Camino, Colombia. Disponible en: http://pueblosencamino.org/?p=5562

[3] Alina Sánchez. Minga de mujeres, Universidad de Pasto, 22 de junio 2017.

[4] Payeras, Mario. (1987). El mundo como flor y como invento. México: Boldó y Clemente editores, pp. 75

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.