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Amigos de la Tierra denuncia la rendición de los países en la lucha contra el cambio climático

Fuentes: Rebelión

Amigos de la Tierra denuncia que el último borrador del texto, presentado ayer a las 21:00, aleja las opciones para enfrentarse al reto de un cambio climático irreversible. Hace tan solo un día el borrador dejaba todas las opciones sobre la mesa y, ahora, pocas horas después, ha deshabilitado las posibilidades de avanzar por la […]

Amigos de la Tierra denuncia que el último borrador del texto, presentado ayer a las 21:00, aleja las opciones para enfrentarse al reto de un cambio climático irreversible. Hace tan solo un día el borrador dejaba todas las opciones sobre la mesa y, ahora, pocas horas después, ha deshabilitado las posibilidades de avanzar por la senda de la reducción de emisiones necesaria, dejando un acuerdo inútil en la lucha contra el cambio climático.

El análisis en profundidad de Amigos de la Tierra es tajante en concluir que el texto a negociar sigue resultando ambiguo y muy poco ambicioso. Esta última publicación, que contará mañana con un texto más definido, no hace más que confirmar lo que venía denunciando la organización ecologista en sus anteriores comunicados. Las negociaciones parecen rendirse ante los intereses de los lobbies energéticos y los países que los respaldan.

Las opciones contempladas en el texto en este momento no permitirían que la temperatura global se mantuviese por debajo del umbral del 1,5ºC de temperatura, recomendado por la ciencia, ni siquiera con los 2ºC, por mucho que estas referencias se mencionen en los primeros artículos del borrador, referentes a los objetivos de reducción de emisiones. La mención al pico de emisiones que se aceptarían es absolutamente vaga: mientras la ciencia advierte sobre la necesidad de reducir las emisiones ya, el Acuerdo de París simplemente menciona un «cuanto antes», sin que haya un significado concreto.

Las medidas de mitigación, como la referencia expresa a la descarbonización, ha perdido definitivamente su posición en el acuerdo, a pesar de ser una herramienta indispensable para lograr el camino deseado de reducción de emisiones. Esta opción debería ser indiscutible si los negociadores tuviesen la firme decisión de impedir los efectos irreversibles del cambio climático, en vez de seguir alargando la era de los combustibles fósiles. El concepto de neutralidad se encarga de ocupar este lugar estratégico, lo que incluye falsas soluciones como la captura y almacenamiento de carbono.

Los países no industrializados son de nuevo la principal diana de los efectos del cambio climático; en el acuerdo peligra la mención a la ayuda que percibirán estos países, por lo que si estos fondos no fuesen suficientes, una gran parte de los esfuerzos de reducción de emisiones se focalizarían en los países que a día de hoy luchan por salir de la pobreza. Finalmente, no aparecen plazos bien definidos para revisar los compromisos, siempre voluntarios, de los países ricos, los que más han contribuido al cambio climático. En esta línea, se mantiene un artículo vacío para el mecanismo de daño y pérdida, que no implicará compensación alguna para aquellos países que enfrentan daños devastadores a los que no se pueden adaptar.

«Resulta paradójico que en el Día de los Derechos Humanos, los países de todo el mundo, den la espalda a las personas y al planeta», ha declarado Alejandro González, coordinador de Amigos de la Tierra. «El hecho de que la parte más ambiciosa del acuerdo sea un compromiso financiero de únicamente 100.000 millones de dólares, una fracción de lo que cualquier país emplea en cualquier guerra, implica que este acuerdo se ha sacado adelante a golpe de compromisos financieros», ha continuado el coordinador de Amigos de la Tierra. «Mientras los países ricos se han llenado la boca con buenas palabras, han aceptado eliminar los objetivos de reducción de emisiones y asumir el fracaso contra el cambio climático. Esta noche ni siquiera sabemos si la financiación va a ser adicional ni cómo se va a aumentar este compromiso, ni de dónde se va a sacar el dinero».

Amigos de la Tierra denuncia igualmente que la fuerza legal del acuerdo es absolutamente irrisoria, puesto que el tratado se acomoda a los intereses de Estados Unidos y no obliga a los países a cumplir con unos objetivos de reducción de emisiones, una mofa a las recomendaciones del IPCC. La organización considera que los países se han rendido a los intereses de los combustibles fósiles, y llama a la rebelión ciudadana y a que los países no industrializados se opongan a este acuerdo y eviten que nos conduzca a una catástrofe climática.

Amigos de la Tierra denuncia que las buenas palabras de los países ricos al inicio de la cumbre se han quedado en cenizas y han cedido, encaminando al planeta hacia un cambio climático catastrófico. Una vez más la sociedad civil será quien marque el camino y ponga en marcha las soluciones frente al cambio climático.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.