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Apuntes para una Reforma Empresarial

Fuentes: Rebelión

En algunos artículos anteriores publicados aquí ya hemos hecho referencia a esta idea, a este concepto de la Reforma Empresarial, que desde la izquierda política y social de este país considerados no sólo necesaria, sino imprescindible si pretendemos acabar con algunos problemas que nos azotan. Vamos a darle algunas vueltas a este tema, proponiendo puntos […]

En algunos artículos anteriores publicados aquí ya hemos hecho referencia a esta idea, a este concepto de la Reforma Empresarial, que desde la izquierda política y social de este país considerados no sólo necesaria, sino imprescindible si pretendemos acabar con algunos problemas que nos azotan. Vamos a darle algunas vueltas a este tema, proponiendo puntos generales de actuación donde se podría volcar la Reforma Empresarial, sin pretender ser exhaustivos, sólo dando algunas pinceladas sobre el asunto. En primer lugar, llamamos la atención sobre la necesaria derogación de la actual Reforma Laboral llevada a cabo por el Gobierno del Partido Popular, para restablecer a la clase trabajadora muchos de sus derechos y conquistas conculcadas.

Básicamente, la Reforma Empresarial debería incidir sobre tres aspectos que a nosotros nos parecen fundamentales: su propia organización interna, su modelo de producción y la relación con sus trabajadores/as. Nosotros creemos que hay que cambiar la mentalidad de nuestros empresarios, sobre todo de los grandes empresarios, su actitud hacia la clase trabajadora de este país, y que dichos cambios de actitud y de mentalidad han de desembocar en un nuevo modelo de relaciones laborales, y en una nueva correlación de fuerzas entre la clase empresarial y la clase trabajadora. Efectivamente, pensamos que el actual modelo laboral ha sido pieza esencial del modelo productivo al que hemos estado sometidos en las últimas décadas, modelo que ha demostrado ser totalmente depredador con el empleo, con los recursos naturales, y con la redistribución de la riqueza. En sentido general, pretendemos la creación de empleo, pero no a cualquier precio, sino empleo estable y de calidad (no empleo precario), y el desarrollo sostenible desde los puntos de vista humano, social y medioambiental.

El modelo de relación laboral actual funciona por una serie de parámetros bien definidos: salarios bajos, alto índice de temporalidad, escasa protección social, un elevado porcentaje de economía sumergida y unos procesos nada transparentes de la clase dirigente empresarial hacia la clase trabajadora. Por tanto, unos niveles de participación y de democracia interna en las empresas totalmente inexistentes. Todo ello además se ha completado últimamente con campañas de acoso y derribo a los sindicatos, y con el debilitamiento del papel de la Negociación Colectiva y de la fuerza de los Convenios Colectivos, lo cual ha redundado, como no podía ser de otra forma, en un claro retroceso sobre la capacidad de negociación de los trabajadores ante la Patronal.

Por tanto, de lo que se trata es de deconstruir dicho modelo, así como de poner los cimientos para construir otro modelo diametralmente opuesto. Tenemos que revertir todo este proceso, y conseguir una nueva correlación de fuerzas, en favor de la clase trabajadora.

Los principales puntos sobre los que debería incidir la Reforma Empresarial podrían ser, a tenor de lo ya indicado en sentido general, los siguientes:

1.- Política de salarios distinta, aumentando el SMI a 1.000 euros brutos, y elevando la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Ello permitirá elevar también la tasa de consumo interno del país, contribuyendo a la recuperación económica.

2.- Política de reparto del trabajo existente, dividiendo turnos, horarios y descansos, repartiendo la jornada lo más proporcionalmente posible, para permitir entrar en el mercado laboral a muchas personas que ahora se encuentran inactivas.

3.- Políticas de despido distintas, fundadas en la argumentación objetiva de los mismos ante la Autoridad Administrativa correspondiente, y con la expresa prohibición de realizar despidos, ERE’s o deslocalizaciones para las empresas que hayan obtenido beneficios durante el último ejercicio.

4.- Reducción de las tasas de temporalidad en los empleos de demostrada actividad continua, fomentando de esta forma los empleos estables y dignos. 5.- Mayor acoso y lucha contra la economía sumergida, sacando a flote todos los empleos existentes que no se ajusten a la legalidad, o que disfruten de condiciones pactadas únicamente en privado, sin cláusulas legales que lo regulen.

6.- Mayores niveles de democracia económica y democracia participativa de los trabajadores en sus respectivas empresas, con medidas como un mayor nivel de participación de los trabajadores en todos los órganos empresariales, aumento de la participación de los trabajadores en el diseño de la organización, procesos y productividad de la empresa, y presencia y empoderamiento de los trabajadores sobre la capacidad decisoria de los órganos de Dirección de sus respectivas empresas.

7.- Implementación de un distinto concepto sobre la productividad, basado no tanto en el abaratamiento de los costes sociales y laborales, sino en el incentivo y el bienestar de los trabajadores, lo cual está demostrado que repercute positivamente sobre la productividad individual y colectiva de los mismos. Asímismo, cambio sobre la filosofía de la competitividad empresarial.

8.- Inclusión obligatoria de nuevos criterios de ética empresarial, centrados en la difusión y práctica de nuevos modos de producir, de distribuir y de consumir, y en el cultivo sobre todo de la satisfacción de las necesidades humanas, desterrando el culto obsesivo a la obtención de beneficios y rentabilidad empresarial. Las empresas deben abandonar todas sus actividades de tipo especulativo, y centrarse en actividades que incidan en la economía real de las personas, demostrando en todas sus facetas el debido respeto hacia la sostenibilidad medioambiental.

9.- Política fiscal e impositiva distinta, que grave en mayor medida los beneficios empresariales, y que contribuya en mayor grado a la protección social de los trabajadores. En este sentido, proponemos un aumento del Impuesto de Sociedades, así como un aumento en los tramos de renta sobre grandes fortunas. Por su parte, también proponemos desgravaciones fiscales sobre inversiones sociales dedicadas a la redistribución de la riqueza, y a la protección social de los más desfavorecidos.

10.- Los trabajadores/as han de formar parte y participar activamente en el nuevo modelo de producción, más sostenible y social en todos los aspectos. En este sentido, proponemos programas para que los trabajadores puedan acceder a la propiedad de las empresas que se pretendan deslocalizar, participación de los trabajadores en los Consejos de Administración, responsabilidad de los mismos en la toma de decisión sobre los modelos de cualificación, contratación y formación interna de las empresas, en el modelo de Universidad Pública, e igualmente en cuantos organismos de inversión, de modelos de política industrial, y de políticas de investigación y desarrollo (I+D+i) se fomenten.

Estamos convencidos de que, con la implantación de todas estas medidas en una Reforma Empresarial profunda, estaremos sentando las bases para construir un modelo de relaciones laborales más justo, libre, sostenible, solidario, y sobre todo, productivo. En definitiva, estaremos contribuyendo a una sociedad más justa y avanzada.

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.