Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Es, literalmente, una bomba. ¿Qué tipo de astuto protagonista logró obtener la preciosa inteligencia necesaria para penetrar, perturbar y destruir una reunión en el edificio de la Seguridad Nacional en Damasco y matar al ministro de Defensa Dawoud Rajha y al viceministro Assef Shawkat, cuñado de Bashar al-Asad?
Lo que realmente sucedió sigue envuelto en las tinieblas. Reuters afirmó que fue un atacante suicida que trabajaba como guardaespaldas para el círculo íntimo de Asad. Agence France-Presse informó que fue un atacante suicida que hizo detonar su cinturón. Al-Akhbar de Beirut afirmó que fue una bomba. Lo mismo dice Al-Manar TV del Líbano, y detalla que fue una bomba de 40 kilos.
¿Quién fue? ¿La Agencia Central de Inteligencia (CIA)? ¿El MI6? ¿Los servicios de inteligencia saudíes? ¿Los servicios de inteligencia turcos? ¿O ese fantasma tan acomodaticio, al Qaeda?
Hace cinco meses la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, surgió con un desmentido que no lo era, admitiendo de hecho que Washington está trabajando codo a codo con al Qaeda en Siria, apoyando al no tan libre Ejército Libre Sirio (ELS). [1]
Y después Hillary Clinton advirtió, hace 10 días, que todavía existe «una posibilidad de salvar al Estado sirio de un ataque catastrófico». [2] Exactamente como su profética advertencia solo algunos días antes de que Muamar Gadafi fuera capturado, sodomizado y ejecutado, ¿cómo podía estar segura respecto a este «catastrófico ataque»?
El ELS -desde su sede en Turquía- no perdió tiempo en reivindicar la responsabilidad: fue un artefacto explosivo improvisado (AEI) colocado dentro de la sala. No hubo atacantes suicidas. Pero el ELS lleva meses mintiendo descaradamente. En todo caso, el portavoz del ELS, Qassim Saadedine, insiste en que se trata del «volcán» que prometieron despertar hace algunos días.
Mucho más jugoso es cuando, paralelamente, Liwa al Islam («La Brigada del Islam») afirma en su página en Facebook que «atacó a la célula llamada sala de control de crisis en la capital de Damasco». Esa sería la conexión al estilo al Qaeda. En este caso, ¿dónde obtienen su inteligencia? ¿De sus buenos compinches, la CIA?
Hora de juntar los canolis
La saga de la familia Asad se lee como un guión prefabricado para El padrino IV, como lo evoca esa discusión colectiva en blog antes del atentado.
El cuñado de Asad, general Assef Shawkat, era un gran mandamás de la seguridad y ampliamente considerado el verdadero gobernante en Damasco. Shawkat fue líder de una brigada especial durante la masacre de 1982 en Hama, cuyas víctimas eran esencialmente de la Hermandad Musulmana siria (HM).
Entonces el Padrino Hafez al-Asad le encargó proteger a su hija Bouchra. En cierto modo se enamoraron. El hermano de Bouchra, el indómito Bassel al-Asad, se oponía violentamente; hizo que Shawkat, a quien despreciaba por ser campesino, fuera arrestado por lo menos cuatro veces. Bassel murió en 1994 en un accidente automovilístico. Teorías conspirativas culparon a Rifaat al-Asad, hermano de Hafez, que residía en Francia y a toda costa quería ser su sucesor.
Bouchra y Shawkat tuvieron que huir a Roma para que la familia Asad afrentara lo inevitable. El patriarca, Hafez, finalmente les dio su bendición y por fin se casaron. Hafez puso a Shawkat a cargo de la preparación de Bashar para que fuera presidente. Desde 1998 se acercaron realmente y Shawkat se convirtió en el hombre más poderoso en Siria. Inevitablemente surgió otra enemistad a muerte, esta vez con Maher, el hermano más joven de Bashar, comandante de la 4ª División, que incluso disparó a Shawkat y este tuvo que recuperarse en un hospital en París.
Cables de WikiLeaks han mostrado cuán cerca estaba Shawkat del establishment de los servicios de inteligencia franceses. También han mostrado que Shawkat estaba a cargo de todo lo relacionado con los intercambios entre EE.UU. y Siria referentes a asuntos de seguridad. Por lo tanto Shawkat no era exactamente una persona non grata en Washington, también era «uno de nuestros hijoputas».
El punto clave es que desde que llegó a la presidencia en el año 2000 Bashar siempre se basó en Shawkat. Era el Richelieu de Bashar, a pesar de que carecía de base popular. Ni siquiera entre la elite alauita gozaba de pleno apoyo.
Y podría ser una clave para lo que vendrá después. Muchos en el círculo íntimo de Asad mostraban un extremado antagonismo hacia Shawkat. Ahora que ha desaparecido, ello podría llevar a un golpe blanco en Damasco en el cual algunos de su círculo cercano decidan finalmente «decapitar» a Asad como medio de mantener su propio control sobre el sistema. Una especie de versión siria del escenario Hosni Mubarak/SCAF (Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto).
Adoro el sonido de un AEI en la mañana
Queda por ver lo que dirá Moscú sobre todo esto. Ahora puede pasar cualquier cosa. Es crucial examinar lo que el presidente ruso Vladimir Putin diga al primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan – como «no te hagas vanas ilusiones». Lo que parece seguro es que el círculo interior de Asad no cederá. Al contrario: reaccionará con toda su artillería y todos sus tanques. Ya ha amenazado con «enfrentar todas las formas de terrorismo y con cortar cualquier mano que dañe la seguridad nacional».
Las bandas del ELS y las relacionadas con éste se basan todas en la misma táctica: se atrincheran en vecindarios residenciales, incluso en Damasco, y esperan el ataque del régimen. La táctica del régimen es monolítica: tiende a arrasar cualquier área, incluso ultra urbana, cada vez que las bandas se refugian en ella. El resultado es inevitable: un enorme «daño colateral» y masivos desplazamientos internos. Ahora puede comenzar a suceder en el propio Damasco – asumiendo que el ELS pueda mantener activas sus células durmientes – lo que no podrá lograr.
Y luego tenemos la nueva historia de amor occidental por los atacantes suicidas.
El ex Jefe de Gabinete de Donald Rumsfeld en el Pentágono, Keith Urbahn, tuiteó: «Por una vez podemos calificar de mártir a un atacante suicida, el que liquidó a una fracción importante del gabinete de Asad».
No importa que se haya equivocado – no fue un atacante suicida sino un AEI. Pero ahí lo tenemos, directamente de la boca de un neoconservador (y también de muchas otras bocas conservadoras y ‘liberales’): Si utilizáis atacantes suicidas o AEI para matar a funcionarios gubernamentales de un «Estado paria», es aceptable; si sois «nuestros hijoputas». Pero no tratéis de hacerlo contra la Zona Verde en Bagdad, o contra el gobierno afgano en Kabul, o contra cualquiera de nuestros aliados «de confianza», como la Casa de Saud o el Rey Playstation en Jordania; entonces solo seréis malvados «terroristas».
Notas:
1. Clinton: Arming Syrian rebels could help al Qaeda, 27 de febrero de 2012, CBS
2. Clinton: Syria must end violence to avoid «catastrophic assault«, Reuters, 8 de julio de 2012
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge . Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: [email protected]
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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/NG20Ak02.html
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