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Ataques a Gaza o la decadencia del ser humano es más rápida que la del medio ambiente

Fuentes: Rebelión

Analizando las agresiones armadas que se están dando en el mundo llegué a la conclusión de que la razón hay que reservarla solo para la interpretación de los sueños. El enojo de los poderosos del mundo con Hamás es absolutamente ciego y asimétrico. Los israelíes y sus amigos se rasgan las vestiduras por los cohetes […]

Analizando las agresiones armadas que se están dando en el mundo llegué a la conclusión de que la razón hay que reservarla solo para la interpretación de los sueños. El enojo de los poderosos del mundo con Hamás es absolutamente ciego y asimétrico.

Los israelíes y sus amigos se rasgan las vestiduras por los cohetes de Hamás, pero nada dicen de un pueblo que está siendo borrado del mapa por los incesantes nuevos asentamientos en Cisjordania y Jerusalén. Por sus miles de presos palestinos en detención administrativa, por los horrorosos  y humillantes «check points«. Por esa cacería de «patos» humanos que emprenden en Gaza cada vez que se enojan. Por esa inexplicable, ilegal y bochornosa actitud frente a los navíos pacíficos que llevan ayuda humanitaria a Gaza.

Israel como siempre se victimiza, ya se agotó el Holocausto, en parte por el ya clásico libro La Industria del Holocausto, de Finkelstein, ahora son los misiles, aunque provocados por su agresividad descarada, no dicen nada de su escudo antimisiles que impide la llegada de estos a las zonas pobladas [2].

Israel es un proyecto colonial extemporáneo cuando ya las colonias habían desaparecido. Como todo colonialista debe implantar el terror que hoy actualizado se llama daños colaterales [1], tan caro a Leopoldo II de Bégica en el Congo (exterminio de 10 millones de nativos)  y al Imperio británico (recordar la matanza de Amritsar y el corte de pulgares a los bengalíes para que no pudieran usar sus telares como competencia de Mánchester).

Pero esa perversidad no se limita al caso palestino. Los EE. UU. y sus aliados siguen siendo potencias imperialistas, siguen, casi por rutina matando en Afganistan y siguen con la vergüenza del mundo llamada Guantánamo, aniquilaron la Libia de Gadafi con mentiras y ahora van a por Siria, aunque limitados por los vetos de China y Rusia. Los EE. UU. y sus aliados también tienen una nueva táctica de matanza de civiles, ya incorporada oficialmente a sus reglamentos [1].

Tendremos que cambiar nuestros textos escolares y reconocer que la «evolución» a veces puede tener puntos de inflexión y transformarse en «involución». Llegará el día quizás como en un paseo aleatorio en que el ser humano llegue a un punto en que se haga bueno y solidario. Es oportuno hoy recordar un escrito de Gurdieff, titulado Diálogos de Belcebú con su nieto. Belcebú no era el demonio, era un extraterrestre, igual que su nieto. Pregunta el nieto: abuelo cómo se podría hacer para que el hombre se haga más bueno. Muy simple nietito -replica el abuelo- colocándole en la cabeza un nuevo órgano que cada instante le recuerde que puede morir en ese mismo momento.

Los pacifistas y las religiones están fracasando. Tal como el deterioro del medio ambiente del mundo, la civilización, al menos los poderosos de la civilización, están sufriendo un deterioro moral incluso más rápido que el ambiental.

Nota

[1] La Cara Oculta del Terrorismo de Estado. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=156591 [2] Una «cúpula de hierro» para liquidar cohetes http://www.clarin.com/mundo/cupula-hierro-liquidar-cohetes_0_812918820.html

Guillermo F. Parodi es escritor, profesor universitario, miembro de los colectivos Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Este artículo se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor y la fuente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

rCR