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Ataques mediáticos contra Cuba por parte del diario El País

Fuentes: Rebelión

Si a aquel ilustre florentino y poeta épico del siglo XIII, Dante Alighieri, le hubiera tocado escribir hoy su famosa Divina Comedia, hubiera tenido, sin lugar a dudas, un serio quebradero de cabeza para ubicar en los Círculos del Infierno a los editores de diario español El País, caracterizados algunos de ellos por una ambivalencia […]

Si a aquel ilustre florentino y poeta épico del siglo XIII, Dante Alighieri, le hubiera tocado escribir hoy su famosa Divina Comedia, hubiera tenido, sin lugar a dudas, un serio quebradero de cabeza para ubicar en los Círculos del Infierno a los editores de diario español El País, caracterizados algunos de ellos por una ambivalencia rayana entre el racismo y la xenofobia, por un lado, y la burda manipulación, la mentira y la falsedad, por el otro. De esta forma, les alternaría un rato en el Círculo Segundo para cohabitar con los racistas e intolerantes y luego les enviaría de vacaciones al Círculo Octavo, para acompañar a los falsarios y detractores.

Esta aseveración radica en que el diario El País se ha convertido desde hace algún tiempo en la vedette de turno en la guerra ideológica contra Cuba, Venezuela y los otros países del ALBA, empleando un lenguaje agresivo y cargado de ofensas con la misión de satanizar y detractar a sus principales líderes, desinformando a sus lectores y sumándose a las tenebrosas campañas de opinión que persiguen ofrecer un ambiente de persecuciones y violación de las libertades democráticas, favoreciendo a grupúsculos contrarrevolucionarios y sobredimensionando tanto sus propósitos como sus actividades subversivas.

La carga mediática, cuya mejor suerte sería ser descargada en el enorme inodoro de la indiferencia, tiene la clara finalidad de servir de soporte a los planes agresivos de Estados Unidos y de la derecha internacional contra el movimiento progresista latinoamericano.

Bastaría analizar algunos de los editoriales y artículos aparecidos en El País para comprender que responden a un entarimado de acciones mediáticas acomodadas dentro de los ataques ideológicos que sufren estas naciones cuyo único delito es apostar por un camino independiente y sacudirse el yugo tradicional que les ha impuesto la hegemonía del gigante del Norte.

Cuba ha sido el centro de los ataques ideológicos de El País en más de una ocasión. Para sus editores, obcecados e intolerantes, la presencia de Cuba como faro y guía de las aspiraciones de los pueblos del mundo es un pecado imperdonable. Emulando con los tradicionales detractores de La Voz de las Américas, The Miami Herald, El Diario de las Américas, Radio y TV Martí, y la SIP, El País no pierde la menor oportunidad para lanzar su veneno mediático, congraciándose con el amo imperial al que defiende sin remilgos y a ultranza.

El País arremete contra Cuba

Hace apenas un día, un despacho firmado por Mauricio Vicent, reporta sobre el desarrollo de la recién finalizada Cumbre del ALBA en la Habana. No podía faltar la velada acusación a los países participantes, entre ellos Cuba, de emplear un lenguaje aparentemente fuera de contexto dentro de la situación internacional actual caracterizada, en realidad por una falsa distensión.

El País parece desconocer que los Estados Unidos no han cambiado su discurso agresivo a pesar de la hipócrita verborrea de la Casa Blanca y que siguen apostando por un continuismo de las relaciones internacionales basadas en el hard power. Su apoyo tácito, a pesar de su hipocresía diplomática, a los golpistas hondureños, su deseo de inundar América Latina con bases militares bajo apócrifas justificaciones, el chantaje y la intimidación siguen siendo sus armas preferidas y constituyen un serio peligro para la paz en la región. Por ello, es absurdo culpar a los países del ALBA por las críticas hechas a la doble moral de la administración Obama.

Mauricio Vicent declara tendenciosamente en su reporte: «No sorprendió. Pero fue significativo que la cumbre para celebrar el quinto aniversario de la Alianza Bolivariana (ALBA) empezara en La Habana con encendidas críticas a Barack Obama por su política hacia América Latina, y con llamamientos de barricada a resistir al «enemigo imperialista», como en la peor época Bush.»

Sepa, señor Vicent, que el nuevo rostro benévolo y de color inusual que deambula por la Oficina Oval es tan solo la máscara y la imagen que han colocado los enemigos de Cuba en un burdo marketing, mientras los trogloditas que auparon al cavernario George W. Bush continúan tras bambalinas manipulando los hilos de la misma guerra económica, política e ideológica que se impuso contra Cuba desde hace cinco décadas. Eso es una verdad de Perogrullo.

No es extraño, por tanto, que el propio Mauricio Vicent escribiera otro despacho el pasado 28 de noviembre, titulado «Las nuevas maniobras de Cuba«, en que cuestiona la necesidad de las mismas por parte de Cuba.

Al respecto, destaca:

Cuba es desde el jueves un gigantesco teatro de operaciones militares. Bastión 2009 es el nombre del juego de guerra, en el que participan centenares de tanques, equipos de artillería reactiva, cañones, aviones y barcos, además de cientos de miles de cubanos entre militares, reservistas y milicianos. Son las maniobras de mayor envergadura desde 2004, y eso pese a que la tensión entre La Habana y Washington se ha reducido notablemente con la Administración de Barack Obama. El Gobierno de Raúl Castro ha justificado la realización de Bastión en que la «confrontación entre Cuba y el imperio» se mantiene y porque «es necesario prepararse» para la eventualidad de una invasión.

Sin dejar de cuestionar la validez del Bastión 2009 y el derecho de Cuba de mantenerse preparada y alerta a pesar de su situación económica, ocultando que los EE UU siempre han anhelado destruir a la revolución, Vicent declara: «La crisis, que galopa sobre Cuba y amenaza hasta con una quiebra financiera, no ha impedido el ejercicio militar. Por activa y por pasiva se asegura que las maniobras se realizan «con austeridad, pero con eficacia».»

El propio general de división Leonardo Andollo, segundo jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), destacó en una Mesa redonda Informativa que el Bastión 2009 «es una necesidad de primer orden ante la actual situación político-militar que caracteriza la confrontación entre Cuba y el imperio, (…) por cuanto este ejercicio defensivo posibilitará elevar la capacidad disuasiva para evitar una confrontación militar, acorde con el principio de que no hay mejor manera de ganar una guerra que evitándola. « 

Otra arremetida ideológica contra Cuba tuvo lugar el 22 de noviembre de este año cuando El País publicó un editorial titulado «Represión en Cuba», en que se mantiene el mismo discurso difamatorio sobre supuestas violaciones a los derechos humanos en la Isla. Esta vez se acusa a Raúl como promotor del clima de persecuciones, frustrando las esperanzas de un cambio que algunos trasnochados esperaron, cual si el ascenso de este a la Presidencia significara un abandono de los principios defendidos por la Revolución.

El editorialista, usando un lenguaje malintencionado y desde posiciones reaccionarias, expresó:

El relevo de Fidel Castro por su hermano Raúl despertó hace ya más de tres años esperanzas de suavización de la dictadura cubana. Suscitó también expectativas sobre un cambio en los rígidos esquemas económicos comunistas de la isla que mejorara la vida de los cubanos. La ilusión se acrecentó con la llegada al poder de Barack Obama, del que se esperaba un rápido deshielo en la guerra fría de 50 años entre ambos países. 

Luego acude a las mismas difamaciones que en nada difieren de los tradicionales enemigos de Cuba en Miami y Washington:

Un informe de la organización no gubernamental estadounidense Human Rights Watch constata esta semana la plena vigencia del estado policíaco. El trabajo de la ONG, realizado en la clandestinidad durante el último año, ilustra el deplorable estado de los derechos humanos en la isla, donde la dictadura emplea sistemáticamente los arrestos arbitrarios, las farsas judiciales y los malos tratos…

En otro editorial salido de la pluma de un detractor aliado a la derecha española, publicado el 22 de octubre de este año y titulado «Dudas sobre Cuba«, se ataca la visita del Ministro de Relaciones Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos y su declarada posición a favor de un acercamiento hacia Cuba sobre la base del abandono de la obsoleta Posición Común, adoptada contra Cuba por la Unión Europea hace algún tiempo.

El veneno esgrimido por el editorialista carece apenas de comentarios:

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha declarado que todos los objetivos de su nueva visita a Cuba han sido cumplidos. Faltaría por saber, sin embargo, cuáles eran esos objetivos. Porque lo que el ministro asegura haber obtenido podría no justificar, por sí solo, el viaje a la isla de un miembro del Gobierno español.

Moratinos anunció su voluntad de trabajar para que la Unión Europea abandone su actual política hacia Cuba. Se trata, sin duda, de una política equivocada. Pero el problema consiste en sustituirla sin que el régimen cubano pueda obtener beneficios del cambio y sin que, por otra parte, los socios europeos se sientan instrumentalizados por los intereses de España. Esta visita no sólo no ha contribuido a alcanzar estos dos objetivos, sino que podría haberlos complicado un poco más.

Hace apenas unos meses, el 14 de abril de 2009, en otro editorial de El País titulado «La hora de Cuba«, se sobredimensionan los gestos de Obama hacia Cuba y, prácticamente,  se coloca al gobierno cubano como único culpable de la crisis bilateral entre las dos naciones. El País aboga por una mejoría de las posiciones de la Casa Blanca hacia Cuba como medio para desarmarla ideológicamente. De esta manera, se expresa el editorialista al respecto, confiando en los gestos hipócritas del mandatario norteamericano:

El cambio de rumbo de la política exterior norteamericana va en serio, y así ha querido demostrarlo Obama con respecto a Cuba tras los recientes mensajes a Irán y su decisiva gira europea.

Y el momento elegido para revisar algunas de las medidas adoptadas en el pasado contra el régimen de La Habana no puede ser más oportuno. No sólo porque Cuba se enfrenta a una transición que únicamente la tutela de Fidel Castro sigue retrasando, (…) Si el Gobierno de La Habana se inclina por iniciar la normalización de las relaciones a la que invita este primer gesto de Obama, tarde o temprano se verá obligado a desmontar la retórica tras la que ha eludido sus responsabilidades de medio siglo en la situación económica y social de la isla.

Un año antes, el 23 de marzo de 2008, ante la elección de Raúl como nuevo Presidente cubano, el diario El País asumió los mismos argumentos de la mafia miamense y de sus amos norteamericanos al reclamar un cambio en Cuba sin la presencia de los hermanos Castro. En un editorial titulado «La evolución cubana», el editorialista confirma esta posición:

 Raúl Castro, más obsesionado con la eficacia que con la igualdad, aunque ésta fuera al precio de la pobreza, parece impulsar un cierto florecimiento de la economía de mercado, además de racionalizar los ministerios y sus gastos. De momento, todo son intenciones.

Lo que Raúl Castro está haciendo es abrir la revolución cubana a una cierta evolución. Apuesta por dinamizar la economía sin perder el control sobre la política. Es lo que se viene a llamar el modelo chino, cuya aplicabilidad en un país caribeño y a escasas millas de Estados Unidos está por ver. En todo caso, no hay de momento transición política, sino tan sólo una rápida sucesión al frente de la jefatura del Estado (tras 18 meses de situación interina) que ha sorprendido a muchos. Fidel Castro sigue estando al frente del Partido Comunista. (…) Y esta realidad es la que más probablemente impide un cambio político real.

Esta misma alineación, la de la imposibilidad de un cambio en Cuba con la presencia de Fidel y Raúl, que para ellos significaría el abandono del Socialismo y el abandono de los principios de la Revolución, ha sido sostenida varias veces por los editorialistas de El País, tal como apareció en otro editorial del día 4 de abril de 2007, titulado «España, en Cuba», en la que dice sin tapujos: «Es difícil influir en la evolución de Cuba, especialmente mientras siga viviendo Fidel Castro.»

Cuba ha sido atacada por El País de diversas maneras, pero la más infame de sus diatribas tuvo lugar el 10 de octubre de 2007, cuando en un editorial titulado «Caudillo Guevara», se intentó denigrar la imagen y estatura ética y épica del comandante Ernesto Guevara de la Serna, nuestro eterno Guerrillero Heroico y símbolo del internacionalismo en nuestros tiempos.

Satanizándolo y denigrándolo, estos plumíferos incapaces de entender el valor de las ideas y las convicciones en un hombre revolucionario como el Che, su apego desinteresado al sacrificio a favor de los demás, de los explotados y desposeídos, han tratado de ensuciar su memoria presentándolo como a un vulgar asesino, con las mismas diatribas usadas por los más recalcitrantes enemigos de la Revolución.

El ofensivo mensaje ideológico contra el Che y el menosprecio del falaz editorialista hacia su figura, se consuma al compararlo con un terrorista:

En realidad, la disposición a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta. Ernesto Guevara, el Che, de cuya muerte en el poblado boliviano de La Higuera se cumplen 40 años, perteneció a esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo. 

Tomando injuriosamente la figura de Ernesto Guevara para satanizar a los principales líderes de la izquierda latinoamericana, genuina expresión de las ansias redentoras de sus pueblos, que ellos han capitaneado con entrega y dignidad como lo han hecho Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa, Fidel y Raúl, los infames editorialistas de El País tratan de demeritar el ejemplo del Che y de los actuales líderes revolucionarios, al expresar:

Por el contexto en el que apareció, la figura de Ernesto Guevara representó una puesta al día del caudillismo latinoamericano, una suerte de aventurero armado que apuntaba hacia nuevos ideales sociales para el continente, no hacia ideales de liberación colonial, pero a través de los mismos medios que sus predecesores. En las cuatro décadas que han transcurrido desde su muerte, la izquierda latinoamericana y, por supuesto, la europea, se ha desembarazado por completo de sus objetivos y métodos fanáticos. Hasta el punto de que hoy ya sólo conmemoran la fecha de su ejecución en La Higuera los gobernantes que sojuzgan a los cubanos o los que invocan a Simón Bolívar en sus soflamas populistas.

Para su pesar, y el de los amos que financian sus plumas indignas, Cuba resiste y resistirá siempre, mientras que las letras infames salidas de sus protervos cerebros de retrógrados plumíferos irán a parar al triste destino de un cesto en cualquier baño público, adornado con las heces de un airado lector.

Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.