Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Durante todo el año 2015 el paso fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto solo estuvo abierto 21 días. El 31 de diciembre las autoridades egipcias abrieron la frontera para entregar el cadáver del palestino de 28 años y enfermo mental, Ishaq Khalil Hassan, que había sido tiroteado ante las cámaras después de que entrara sin querer en aguas egipcias mientras nadaba en el Mediterráneo. Cuando empieza el décimo año del bloqueo a Gaza dirigido por Israel y respaldado por Egipto, hay pocas esperanzas de que el paso de Rafah vaya a abrir una cantidad significativa de días en 2016.
De hecho, es probable que una mezcla de factores internos y externos siga impidiendo que acabe pronto el bloqueo. El asesinato a sangre fría de Ishaq Khalil Hassan por parte del ejército egipcio a finales de diciembre fue un indicio del endurecimiento de la actitud de El Cairo respecto a los gazíes. A consecuencia de ello, muchos más gazíes pagarán con sus vidas o bien porque se les niegue el paso por Rafah para recibir un tratamiento médico esencial o bien porque traten de pasar de contrabando artículos básicos a través de los túneles que en su momento se consideraron la «cuerda de salvación» de Gaza o al caer víctimas de la violencia de Estado israelí o egipcia.
Por ahora no faltan excusas para mantener cerrado el paso de Rafah. La excusa habitual que se le da a los palestinos es que la situación de la seguridad en el norte del Sinai exige que se mantenga cerrado. Aunque es cierto que en el Sinaí hay una insurgencia mortífera que está poniendo a prueba los recursos de las fuerzas de seguridad egipcias y exige un enorme esfuerzo político para resolver las situación, eso no justifica ni la criminalización ni el asesinato extrajudicial de palestinos.
No ha pasado desapercibido que cada vez que se abrió el paso el año pasado hubo un grave incidente de seguridad en el lado egipcio. ¿Fue una coincidencia? Quizá, o puede que esos incidentes fueran planificados con el fin de proporcionar una excusa a las autoridades egipcias para mantener cerrado el paso de Rafah. Es probable que nunca lo sepamos.
No obstante, el papel que ha desempeñado Israel en prolongar el calvario humanitario de Gaza es mucho más claro. Inmediatamente después de que Hamas resultara elegida para dirigir la Autoridad Palestina en enero de 2006 los israelíes impusieron sanciones económicas contra la Franja. En aquel momento Dov Weisglass, consejero del entonces primer ministro israelí Ehud Olmert, declaró: «La idea es poner a los palestinos a dieta, pero no matarlos de hambre».
Al año siguiente Israel declaró a Gaza «entidad hostil» y endureció aún más su régimen de sanciones. Al adoptar esta calificación el gobierno israelí había aprobado de hecho mantener a Gaza bajo un Estado de sitio permanente.
Se ha hecho oídos sordos a las continuas peticiones por parte de dirigentes mundiales, incluido el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon, de que se levante el bloqueo. En 2010 Ban Ki-moon condenó el bloqueo y afirmó que causaba «sufrimientos inaceptables». Hoy las agencia internacionales de ayuda han confirmado que el 80% de los habitantes de Gaza dependen de la ayuda internacional debido al paro y a la pobreza creados por el bloqueo israelí.
Ha quedado extremadamente claro ahora que los objetivos del bloqueo han ido mucho más allá de casi matar por hambre a sus habitantes, como proponía Weisglass. El bloqueo se ha extendido a asegurar que a los palestinos jóvenes de Gaza se les niega incluso el derecho a la educación. Según el ministro palestino de Educación, actualmente el bloqueo impide que se construyan 55 escuelas en el territorio.
Los analistas políticos y observadores internos de Gaza no esperan que 2016 sea en absoluto mejor que el año pasado. La impresión general es que las cosas no mejorarán si no se resuelven las diferencias entre los dos partidos principales, Fatah y Hamas. Puede que el punto más difícil de solucionar en este asunto es quién controla el paso de Rafah.
El Frente Popular para la Liberación de Palestina, Jihad Islámica y otros partidos han propuesto esta semana una nueva fórmula para resolver el problema. Sugiere que se nombre un organismo independiente de tecnócratas para supervisar la frontera y la reincorporación de los funcionarios de Fatah que fueron expulsados cuando Hamas se hizo con el poder en Gaza en 2007. Al mismo tiempo estipula que los funcionarios nombrados por Hamas mantengan sus puestos. Un acuerdo entre Fatah y Hamas en base a esta fórmula podría fastidiarle los planes al gobierno egipcio y llevarle a volver a abrir el paso fronterizo.
Otro rayo de esperanza proviene de las actuales negociaciones entre Turquía e Israel, los cuales han decidido normalizar sus relaciones. Aunque Israel ha accedido a algunas de las condiciones de Turquía (sobre todo, a pedir disculpas por el ataque a la Flotilla de la Libertad en 2010 y pagar indemnizaciones a las familias de las víctimas), hay una condición que sigue estando en el aire: la exigencia de Ankara de que Israel levante el bloqueo a Gaza. Como ha hecho muchas veces en el pasado, Israel ha accedido a «suavizar» las restricciones, pero como en otras ocasiones no ha definido qué significa eso en realidad. Si la pasada experiencia sirve de algo, significa muy poco.
No obstante, fuentes cercanas a las negociaciones declararon a Middle East Monitor que Turquía ha propuesto la construcción de un puerto en Gaza y se ha ofrecido a gestionarlo. Por el momento Benjamin Netanyahu y su gobierno se oponen férreamente a ello. Con todo, aunque puede ser un trago amargo, en realidad puede que la mejor manera de salvar la cara para los israelíes sea aceptarlo. Después de todo, tanto los comentaristas como los agentes de la inteligencia se han dado cuenta de que el bloqueo ha fortalecido a Hamas en vez de debilitarlo.
Aunque cuesta imaginar un año peor que 2015, Gaza se encuentra atrapada en una espiral descendente de la que le resultará difícil escapar. No obstante, esta propuesta turca proporciona un atisbo de luz que con buena voluntad podría hacer que después de todo 2016 no sea un año tan malo como el anterior. Hay que dar algunos pasos valientes para lograrlo, pero es posible.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión como fuente de la traducción.