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Avisos al emperador

Fuentes: Brecha

Tres senadores republicanos advirtieron que la campaña militar en Irak es un desastre. La CIA avisa que las perspectivas son de malas a peores. El jefe del FMI alerta sobre el gigantesco y creciente déficit. Pero George W Bush avanza imperturbable, con la vista fija en una ilusión

En julio pasado la Agencia Central de Inteligencia presentó al gobierno de Bush una evaluación de la situación de Irak que incluyó «escenarios posibles» para el futuro. Y los escenarios que avizora la agencia de espionaje para dentro de un año en Irak van desde la guerra civil a un gobierno inestable.

Pero el gobierno de Bush restó importancia al informe de la agencia, que es el primero elaborado desde octubre de 2002 cuando la CIA, atenta a los deseos del Pentágono y del vicepresidente Dick Cheney, le dijo a Bush lo que Bush quería escuchar: que Irak poseía armas químicas, biológicas y radiactivas.

Un año y medio después de la invasión de Irak, Estados Unidos no ha encontrado el armamento proscrito ni tampoco pruebas de la vinculación del régimen de Saddam Hussein con la red Al Qaeda, y alguien tenía que pagar por el moretón en la credibilidad de Washington. Quien pagó fue la CIA: el director George Tenet renunció y ahora el Senado discute la confirmación como nuevo director de un ex agente de la agencia y ahora representante republicano en el Congreso, Porter Goss.

Cuando la CIA dijo, hace casi dos años, lo que Bush quería escuchar, el presidente prestó mucha atención y sustentó en aquella evaluación sus excusas para el ataque a Irak. Ahora que la CIA dice lo que Bush no quiere escuchar, el portavoz de la Casa Blanca Scott McClellan dice que «siempre habrá pesimistas y gente que señala lo negativo».

TRÍO DE PESIMISTAS. El pasado domingo el senador republicano Chuck Hagel, de Nebraska, un ex combatiente de la Guerra de Vietnam y copresidente del comité de reelección de Bush en ese estado, declaró que «lo que necesitamos en Irak es un análisis frío y claro de nuestra política».

«No hicimos eso en Vietnam y durante 11 años vimos cómo aumentaban las bajas al punto en el cual, finalmente, perdimos», agregó Hagel, pocos días después de que la cifra de soldados estadounidenses muertos en Irak superó la marca del millar, y llegaron a más de 7.700 los heridos.

Por su parte el senador republicano Richard Lugar, de Indiana y presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, calificó como «mala administración de la reconstrucción» el hecho de que hasta ahora Estados Unidos haya empleado apenas mil millones de los más de 18 mil millones de dólares aprobados por el Congreso el año pasado para la reconstrucción de Irak.

Lugar también se mostró irritado porque ahora el Departamento de Estado pide que se transfieran a «seguridad» (léase operaciones militares) unos 4 mil millones de dólares asignados para la reconstrucción. Mientras tanto millones de iraquíes siguen sin recibir los servicios de electricidad, agua potable, educación y asistencia de la salud que esperaban con la llegada de sus «libertadores».

El senador republicano John McCain, de Arizona, quien pasó años como prisionero de guerra en Vietnam, dijo que «la situación en Irak sigue deteriorándose, y el presidente Bush debería hablar en forma clara y franca al país sobre lo que ocurre allá».

«Cada día que pasa sin que extirpemos a los insurgentes de los reductos en ciudades como Faluya, hace más alto el precio que pagaremos por combatirlos», añadió. «Si no se estabiliza la situación de seguridad, no podrá haber elecciones en Irak en enero.»

RATO MIRA EL DÉFICIT. El nuevo director gerente del Fondo Monetario Internacional, el español Rodrigo Rato, avisó esta semana que tendrá que haber una devaluación del dólar y que Estados Unidos debería poner bajo control su creciente endeudamiento para evitar una amenaza para toda la economía mundial a corto plazo.

Días antes el gobierno había informado que el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos en el segundo trimestre del año llegó a la cifra sin precedentes de 166 mil millones de dólares, que equivale al 5,7 por ciento del producto bruto interno.

En ese mismo trimestre el déficit en el comercio de bienes y servicios subió de los 138.600 millones de dólares en el primer trimestre a la cifra récord de 150.300 millones de dólares en el segundo. Al ritmo que va, el año cerrará con un déficit comercial de unos 500 mil millones.

El período fiscal 2004 que concluye este 30 de setiembre cerrará con un déficit fiscal de 425 mil millones de dólares, apenas tres años después de que el Tesoro tuviera en sus arcas los 527 mil millones de dólares de superávit acumulados en los últimos cuatro años del gobierno de Bill Clinton.

El déficit fiscal equivale a más del 4 por ciento del producto bruto interno de Estados Unidos, y Rato dijo que «tal desequilibrio es un riesgo no sólo para la economía de Estados Unidos, sino para la economía mundial».

HACIA LA VICTORIA. Bush mantiene la vista fija en la elección del 2 de noviembre para la cual pinta, por ahora y según la mayoría de las encuestas, como ganador aunque no del todo seguro.

Desde el 9 de agosto, Bush ha pasado apenas tres o cuatro días enteros en Washington, y el resto los ha dedicado a incesantes presentaciones electorales, enfocadas especialmente en los estados que según los encuestadores no están decididos todavía.

En todos sus discursos Bush repite que Saddam era una amenaza, que el mundo es un sitio más seguro porque fue derrocado el dictador, que hay que atacar a los terroristas allá antes de que los terroristas golpeen acá, que la libertad tiene «un poder transformador» que hará del mundo un sitio mejor, y que Estados Unidos no es un imperio conquistador, sino que las suyas son legiones «libertadoras». En cuanto a Irak, según Bush, el gobierno interino es fuerte y entrena un ejército que establecerá el control en todo el país a tiempo para que se realicen en enero las elecciones que parirán la democracia para los iraquíes. En cuanto a la economía, Bush repite que sus reducciones de impuestos están dando frutos, y que el déficit se reducirá a la mitad en cinco años.

El secretario del Tesoro, John Snow, sostiene que vivimos «una época de buena economía mundial: no hay recesión en parte alguna del mundo, no hay crisis financiera en parte alguna del mundo, el crecimiento económico mundial marcha a su ritmo más alto en quince o veinte años, el ritmo de crecimiento económico de Estados Unidos es el más alto en dos décadas».

Y con tal prédica, Bush se encamina a la victoria. Por ahora, sin escuchar los avisos.