Traducido para Rebelión por J.M.
Los palestinos han promocionado a nivel mundial una serie de derechos que Israel niega sistemáticamente. Existe el derecho de retorno (1), el derecho de libertad de movimiento (2), el derecho al agua (3), el derecho a la educación (4), el derecho a entrar (5) (que no debe confundirse con el derecho de los refugiados al retorno) y así sucesivamente.
Pero, ¿qué hay con el derecho a recibir visitas, o no poder recibir por falta de ese derecho? Esta es la añadidura más reciente. La prohibición de la libre recepción de visitantes extranjeros es tan inquietante como sorprendente, especialmente para un país que pretende ser el único faro de la democracia en el Medio Oriente.
Sí, usted leyó bien. Israel está amenazando con negarse (6) a permitir que los palestinos que viven en el territorio palestino ocupado puedan recibir a visitantes del extranjero. No estamos hablando aquí acerca de visitantes como los 5 millones de refugiados palestinos que Israel se ha negado a permitirles el regreso a sus hogares después de ser expulsados por la fuerza y el miedo, cuando Israel fue fundado en 1948. Más bien el problema ahora es que se les niega la entrada a Israel a los extranjeros que desean visitar los territorios palestinos ocupados.
Recuerden, no hay otra manera (7) de llegar al territorio palestino de Cisjordania y Jerusalén Este, que se encuentran bajo la ocupación militar de Israel, excepto por los puestos controlados por Israel, los puntos de entrada como el aeropuerto internacional Ben Gurion en Tel Aviv o en uno de los puertos de entrada por mar o los cruce por tierra, todo controlado por Israel. También la entrada a la Franja de Gaza desde Cisjordania requiere del paso por Israel.
Más de 300 activistas internacionales arribarán a Tel Aviv durante la semana del 8 de julio, invitados por más de 30 organizaciones palestinas de la sociedad civil, para participar en una iniciativa denominada «Bienvenido a Palestina» (8). Se esperan delegaciones de Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Suecia, Alemania, EE.UU., Japón y varios países africanos.
A su llegada al aeropuerto de Ben Gurion, los invitados, todos ellos de países que tienen relaciones diplomáticas con Israel, no ocultarán su intención de ir a los territorios palestinos ocupados. Este acto no violento, una especie de tsunami de la sociedad civil, sólo viene después que se han agotado todos los canales establecidos por las restricciones que impone Israel a la circulación y el acceso desde y hacia Palestina para los palestinos y extranjeros, que llevan la responsabilidad de defender el derecho internacional primero y sus leyes nacionales en segundo lugar.
La mayor inacción vino del departamento de Estado de EE.UU., a pesar de que se ha dejado constancia, en múltiples ocasiones, el hecho de que Israel discrimina en sus fronteras a los ciudadanos de EE.UU..
También vale la pena señalar que el tratado de 1951 con Israel de amistad, comercio y navegación (9) explicita: «Habrá libertad de tránsito en el territorio de cada una de las partes por las rutas más convenientes para el tránsito internacional…» y para las personas «en tránsito estarán exentas de… cargas y requisitos extraordinarios, y estarán libre de demoras y restricciones innecesarias». Esto en cuanto a respetar los acuerdos firmados.
Israel, como Estado y con anterioridad como un movimiento sionista, ha llegado a todos los extremos para fragmentar y desposeer al pueblo palestino. Tuvo cómplices en cada paso del camino, empezando por Gran Bretaña y continuando hasta el día de hoy con los EE.UU. y el rebaño de los estados miembros que actúan más como pericos de los EE.UU. que como estados soberanos cuando de Palestina se trata.
Ahora el juego de la inacción está llegando a su fin. Cuando el Estado falla, la gente se haga cargo. Es esta gente, como la que viene a Palestina esta semana, o la que trata de llegar a la Franja de Gaza que tiene bloqueado su mar por Israel, o la que vive y resiste la ocupación día a día en Palestina, la que demostrará una vez más a los historiadores que la historia se hace con personas reales que tienen un agudo sentido de la humanidad y el coraje de sacrificio.
• Sam Bahour es uno de los coordinadores de la campaña del derecho para entrar (10).
Una bandera palestina colgada en el alambre de púas en la parte delantera de la barrera de separación entre Israel y Cisjordania en 2010. Fotografía: Oliver Weiken / EPA / Corbis
1.- http://www.nad-plo.org/
2.- http://www.btselem.org/
3.- http://www.nad-plo.org/
4.- http://right2edu.birzeit.edu/
5.- http://www.righttoenter.ps/
6.- http://beta.news.yahoo.com/
7.- http://www.ochaopt.org/
8.- http://bienvenuepalestine.com/
9.- http://tcc.export.gov/Trade_
10.- http://www.righttoenter.ps/
Fuente: http://www.guardian.co.uk/