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Bienvenidos a Idlib, el «próximo Alepo»

Fuentes: Middle East Eye

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.


  

Combatientes rebeldes sirios y sus familias llegan a un refugio improvisado en el noroeste de la provincia de Idlib el 2 de diciembre de 2016, tras su evacuación de las zonas bajo control rebelde cercanas a la ciudad de Jan  al-Shih, en los alrededores de la capital, Damasco (AFP)

Es probable que el traslado de los rebeldes responda a una estrategia deliberada con objeto de acorralarles en un lugar donde al régimen le resulte más fácil atacarles.

En medio de la evacuación de combatientes rebeldes y civiles del este de Alepo, ha habido señales de cierto impulso diplomático. La pasada semana, el presidente ruso Vladimir Putin dijo que él y su homólogo turco, Recept Tayyip Erdogan, estaban trabajando para organizar una nueva serie de conversaciones para la paz en Siria.

El martes, a pesar del asesinato del día anterior del embajador ruso en Ankara, tuvo lugar una reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Turquía e Irán, tras la que se hizo una declaración a fin de reavivar las negociaciones de paz.

Sin embargo, nadie debería engañarse hasta el punto de pensar que estamos cerca de conseguir un acuerdo negociado para el conflicto de Siria. El presidente Bashar al-Asad ha jurado repetidamente que va a recuperar todo el país, como de costumbre antes de que comenzaran los alto el fuego.

La estrategia negociadora de su régimen durante todo el conflicto ha consistido en asistir a las conversaciones, actuar de forma intransigente y limitar el ámbito de la discusión, para después utilizar el fracaso resultante como pretexto para lanzar una importante campaña militar. El régimen sólo se implica de forma concertada en negociaciones para conseguir altos el fuego y evacuaciones locales.

Por lo tanto, incluso si las conversaciones se llevan a cabo en el corto plazo -ya sea bajo los auspicios de la ONU o de Rusia, Turquía e Irán-, es probable que simplemente sean el preludio de otra brutal embestida militar del régimen y sus aliados, animados por su reciente victoria en Alepo.

Así pues, se está especulando mucho sobre cuál va a ser el próximo objetivo. A este respecto, el enviado de la ONU, Staffan de Mistura, tenía razón al advertir la pasada semana de que la provincia de Idlib, al noroeste de Siria, corre riesgo de convertirse en «el próximo Alepo».

Razones para atacar Idlib

Desde un punto de vista estratégico, tiene sentido que las fuerzas prorégimen consideren Idlib como próximo objetivo. Es un importante bastión rebelde junto a la frontera con Turquía, que sirve de ruta importante para los suministros.

Capturar Idlib aseguraría la autopista Damasco-Alepo, que los rebeldes han utilizado asimismo como ruta de suministro, y también la vecina Lataquia, la provincia natal de Asad y un baluarte del régimen.

Idlib ha servido de plataforma de lanzamiento para los ataques de los rebeldes contra Lataquia, que alberga las mayores instalaciones de espionaje electrónico de Rusia en el extranjero, y también alberga la base aérea Khmeimim, el centro estratégico de las operaciones militares rusas en Siria.

En octubre, Moscú ratificó un tratado con Asad por el que Khmeimim se convirtió en la primera base aérea permanente de Rusia en Oriente Medio. Esto convierte a Lataquia en un lugar obvio desde el que lanzar una ofensiva sobre Idlib.

Del mismo modo, sería relativamente fácil que las fuerzas prorégimen se dirigieran hacia Idlib desde la provincia vecina Alepo -donde se concentraron a fin de retomar la parte oriental de la ciudad de Alepo en manos rebeldes-, en vez de, por ejemplo, enviarlas hacia Palmira en el sur, población que el Estado Islámico (EI) recuperó a principios de este mes. En cualquier caso, EEUU está llevando a cabo ataques aéreos allí contra el EI.

Acorralar a los que resisten

Con Lataquia al oeste, Alepo al este y la provincia de Hama mayoritariamente bajo control del régimen al sur, las fuerzas pro-Asad podrían atacar Idlib en un asalto desde múltiples flancos.

Es en este contexto en el que debe interpretarse el acuerdo de evacuación de Alepo, así como otros similares, como las treguas en las asediadas ciudades cercanas a Damasco y en la barriada de al-Waer, en Homs. En modo alguno es una coincidencia que tal acuerdo haya implicado la reubicación de los rebeldes en Idlib. Es probablemente una estrategia deliberada porque resulta mucho más fácil atacarles al tenerles acorralados en un lugar específico.

Obligar a grupos rebeldes con ideologías y lealtades diversas a concentrarse en una zona puede también ser un medio para fomentar las divisiones entre ellos. Las luchas intestinas entre los rebeldes del este de Alepo, que ahora están siendo enviados a Idlib, contribuyeron a la victoria del régimen en aquella ciudad.

Enviar a los civiles a Idlib puede ser una táctica del régimen para colocarles bajo la autoridad represiva de Yabhat Fatah al-Sham (antes Frente Nusra) y Ahrar al-Sham -los dos grupos rebeldes predominantes en la provincia- como castigo para hacer que añoren el gobierno de Asad.

Puesto que son grupos yihadistas, él y sus aliados destacarían ciertamente su propaganda de que están implicados en una «guerra contra el terror», como medio de justificar un brutal ataque contra Idlib.

Por otra parte, como la coalición liderada por EEUU y las fuerzas del régimen están de acuerdo en la designación de Yabhat Fatah al-Sham como organización terrorista, podría haber menos condenas internacionales si se produce una masacre en Idlib.

Puede que incluso veamos que los aviones de combate de la coalición, de Rusia y del régimen se ponen a atacar los mismos objetivos, especialmente dada la buena relación que hasta ahora existe entre Putin y el presidente electo estadounidense Donald Trump, que tomará posesión de su cargo en pocas semanas.

Sufrimiento y desastre

La dificultad de atacar Idlib es que, a diferencia del este de Alepo y de otros territorios que estaban en manos rebeldes, no está rodeada por todas partes por el régimen porque tiene fronteras con Turquía, por tanto no podría ser asediada.

Sin embargo, el abrazo diplomático a Ankara de Moscú y Teherán puede ser un medio de asegurar que no se interponga en un ataque contra Idlib y limite su implicación a negociar los términos de la rendición de la oposición y a proporcionar ayuda humanitaria.

Niños caminando por una calle cubierta de nieve en la ciudad de Maaret al-Numan, en la norteña provincia siria de Idlib, 21 de diciembre de 2016 (AFP)

Enviar a los rebeldes a Idlib como resultado de los acuerdos de evacuación implica que hay potencial para una fuerza rebelde grande y formidable, una que puede reconocer la necesidad de cerrar filas para contener a las fuerzas pro-Asad. Sin embargo, el problema a este respecto es que entrarían en el juego de la propaganda del régimen y de sus aliados de que todos los rebeldes son extremistas y terroristas, o que al menos se sienten felices de colaborar con esos combatientes.

Con independencia de cómo esta campaña pueda desarrollarse, los civiles en Idlib están sufriendo ya; los trabajadores de la ayuda humanitaria están describiendo la situación allí de desastre humanitario, y advirtiendo que la afluencia de refugiados desde Alepo empeorará las cosas. Puede que se produzcan negociaciones, pero este hecho no va a disuadir a Asad y a sus aliados de sus ambiciones militares.

Sharif Nashashibi ha recibido varios galardones como periodista y analista de temas árabes. Es colaborador habitual de Arabiya News, Al Jazeera English, The National y la revista The Middle East. En 2008 recibió un premio del International Media Council «por facilitar y elaborar una información consistentemente equilibrada» sobre Oriente Medio.

Fuente: http://www.middleeasteye.net/columns/welcome-idlib-next-aleppo-829826634

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.