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Cambio climático, primero las islas, después…

Fuentes: Rebelión

Los habitantes de las Islas Marshall, Kiribati, Tuvalu, Cocos, Tokelau, Nauru y otras similares solo pueden preguntarse cuántos años más existirán. Estan atados de pies y manos y cada día su preocupación es más grande por el temor a desaparecer a expensas de los cambios climáticos. «M ares invasores en el lejano Pacífico están elevando […]

Los habitantes de las Islas Marshall, Kiribati, Tuvalu, Cocos, Tokelau, Nauru y otras similares solo pueden preguntarse cuántos años más existirán. Estan atados de pies y manos y cada día su preocupación es más grande por el temor a desaparecer a expensas de los cambios climáticos.

«M ares invasores en el lejano Pacífico están elevando los niveles de sal en las lagunas de las islas Marshall. El oleaje amenaza con partir en dos una isla. La gente que construyó sus casas cerca de las costas, lo que puede hacer es agarrar más rocas para reconstruir el malecón diariamente!, afirma Kaminaga Kaminaga, coordinador de asuntos climáticos de esa isla.

«Los países del Pacífico y del Índico apenas contribuimos al calentamiento global y paradójicamente seremos los primeros en sufrir sus consecuencias», protesta Bikenibeu Paeniu, Primer Ministro de Tuvalu, uno de los archipiélagos del Pacífico con más riesgo.

«La franja donde vive mi gente está dos metros sobre el nivel del mar. Estamos atrapados, un desierto a nuestra espalda y de frente, una terrorífica y creciente riada de proporciones bíblicas, aseguró Kinza Clodumar, Presidente de Nauru, durante una Cumbre del Clima de Kioto (Japón).

Estas tres declaraciones dibujan fehacientemente el temor de esas personas ante la objetiva amenaza de que el océano se trague a sus países.

Ciertamente es un peligro real pues el nivel del mar está subiendo, a razón de 25 centímetros en los últimos cien años, por lo que docenas de islas y millones de kilómetros cuadrados del litoral están amenazados de quedar sepultados bajo las aguas.

Como afirman la mayoría de los científicos y expertos, el cambio climático es el responsable del aumento en el nivel de las aguas con lo cual están de acuerdo todos los organismos de Naciones Unidas, pero los directivos de las naciones desarrolladas, principales emisoras de gases contaminantes, han hecho poco caso a los llamados de la comunidad internacional.

En vez de tomar medidas efectivas para detener el calentamiento en el planeta, esos países han alargado las negociaciones globales y la humanidad se encuentra en un limbo, observando las catástrofes que cada día son más frecuentes y violentas en el mundo.

Ejemplos sobran: desastrosos terremotos en Japón, Haití, China, Chile, Indonesia, Pakistán; inundaciones en Bolivia, Colombia, Venezuela, Brasil, Australia, China, Vietnam, Bangladesh, Filipinas; enormes incendios en Rusia, América del Sur, Asia; desproporcionadas nevadas en Estados Unidos, México, Europa. La lista resulta interminable.

Como consecuencia directa crecen los desiertos, se reduce la superficie cultivable en el planeta, escasean y aumentan los precios de los alimentos, se expanden las enfermedades, suben los índices de pobreza. Las desgracias proliferan.

Informes científicos indican que la cubierta helada del Ártico se esta derritiendo por el calentamiento global y ha perdido 40 % de su espesor en 40 años. Su superficie podría desaparecer para el 2030

En un documental con argumentos científicos irrebatibles, el francés Yann Arthus-Bertrand señala que como Groenlandia se calienta rápidamente, el agua dulce de todo un continente fluye hacia el agua salada de los océanos. Su superficie contiene el 20 % de toda el agua dulce del planeta. Si se derrite el nivel del mar va a subir cerca de siete metros.

Con la elevación del nivel de las aguas todo se vuelve inestable. Los arrecifes de coral son extremadamente sensibles al más mínimo cambio en la temperatura del agua: 30 % ha desaparecido.

En una reflexión sobre el tema, el líder cubano Fidel Castro, denunció que el 18 de diciembre de 2009, la comunidad internacional sufrió el mayor descalabro en su intento por buscar solución a la necesidad de poner fin a los gases de efecto invernadero que estan provocando el más grave problema enfrentado hasta hoy por la humanidad.

En esa ocasión todas las esperanzas se pusieron en la Cumbre de Copenhague después de años de preparación con posterioridad al Protocolo de Kyoto, que había ignorado Estados Unidos, el mayor contaminador del mundo.

Copenhague se convirtió en un fracaso pues los países desarrollados hicieron caso omiso a los desafíos que impone el cambio climático y hicieron leves promesas para los años futuros.

Se conoce que la progresiva acumulación en la atmósfera de los gases que provocan el llamado Efecto Invernadero (gases de invernadero) ha provocado un aumento en la temperatura de la superficie terrestre, cambios en el clima y en los demás procesos que dependen de él.

El Efecto Invernadero en un fenómeno atmosférico natural que permite mantener la temperatura del planeta, al retener parte de la energía proveniente del sol. El aumento de la concentración de dióxido de carbono proveniente del uso de combustibles fósiles, ha provocado la intensificación del fenómeno y consecuente aumento de la temperatura global, derritiendo los hielos polares y aumentando el nivel de los océanos.

La causa principal del crecimiento de los gases invernadero (motivado en gran medida por el dióxido de carbono) es la actividad humana: calefacción, industria, agricultura, transporte.

 

Informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático asegura que las naciones de las islas del Pacífico y del Índico solo son responsables del 0,03 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Sin embargo, estos territorios son los que enfrentarán las más graves consecuencias en el presente y futuro.

En este siglo la temperatura podría subir hasta 4,5 grados y expertos aseguran que el nivel del agua se elevaría alrededor de un metro.

Si esto ocurriera, como todo indica, se anegarían 5 millones de kilómetros cuadrados de costas en el mundo, se perdería una cuarta parte de las tierras cultivables, quedarían sin hogar 200 millones de personas y desaparecerían varios Estados islas.

Los desastres afectarían todos los países de los diferentes continentes con terremotos, inundaciones, incendios, enfermedades, escasez de tierra para producir alimentos, etc. La mayoría de las Islas del Pacífico, el Índico y hasta del Caribe desaparecerían o sufrirían enormes inundaciones.

¿Permitirán los organismos internacionales que esto ocurra? ¿Emigrarán forzosamente millones de personas al quedarse sin tierras ni Estados? ¿Se permitirá que las naciones desarrolladas, principales generadoras de dióxido de carbono, continúen con esta práctica inhumana?

Las Naciones Unidas están en la obligación de buscar una solución inmediata a estas y otras calamidades que se le viene encima a la existencia humana.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.