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Carta abierta a los yihadistas de todos los países

Fuentes: Renenaba.com

Traducido del francés para Rebelión por Caty R.

¡Ulises! No pidas a los dioses que hagan por los hombres lo que los hombres deben hacer por sí mismos
(La Odisea)
 
En realidad Dios no altera la situación de un pueblo tanto como las personas que lo forman, ni modifica lo que está en ellos mismos. (Sourate Ar-Ra’d. 11)

Yihadistas de todo el mundo que confluís en Siria (1) y en Malí, no escuchéis a vuestros verdugos de ayer y depredadores de hoy. Daos cuenta de vuestra ceguera incondicional por Estados Unidos, el apoyo más férreo del expansionismo israelí.

Observad los obstáculos establecidos por Arabia Saudí, vuestra principal proveedora de fondos, en el camino de vuestro hermano egipcio Mohamed Morsi, primer civil elegido democráticamente para dirigir ese gran país árabe cuyo éxito marcó la congelación del maléfico orden wahabí en la esfera árabe musulmana.

La diferencia estimula los cambios, así como el enriquecimiento intelectual y moral. A falta de un mínimo de diferencias entre los diversos componentes de la esfera árabe musulmana, primero el monólogo, después el anquilosamiento y finalmente la necrosis acechan al conjunto y preludian su ocaso. «La ‘descivilización’ tiene lugar cuando los individuos no reconocen a los demás como semejantes y olvidan las reglas morales del uso de la violencia» (2).

La batalla de Siria, igual que la de Malí, no es la guerra de España donde las Brigadas Internacionales acudieron de toda Europa y participaron durante tres años, a partir de 1936, en la lucha de la democracia contra la dictadura franquista para la defensa de la República. Morir por Teruel tenía sentido entonces. Un honor reivindicado por toda una generación de demócratas en una lucha de hombres libres por la Libertad.

Siria, con un autócrata heredado desacreditado por su sistema represivo (3) y apoyado por Rusia y China, las dos potencias contestatarias del orden hegemónico occidental, el país que desde hace mucho tiempo asume la función de última barrera frente a la rendición árabe generalizada al orden israelí-estadounidense, desde hace dieciocho meses es la presa de una rebatiña del sector más radical del yihadismo errático impulsado por los regímenes árabes más represivos, de Arabia Saudí a Catar y Barhéin, de Jordania a Marruecos, con el vigoroso apoyo de Estados Unidos, el protector de Israel, y de los artífices de su desmembramiento, Francia y Turquía. Lo mismo que en la República de Malí, que fue durante mucho tiempo una referencia nacionalista panafricana.

Las petromonarquías dedicaron 25.000 millones de dólares a la implosión de la Unión soviética en Afganistán y están dispuestas a dedicar una suma equivalente para la desarticulación de Libia y Siria, los dos puntos de anclaje de la influencia rusa en el Mediterráneo. Casi 50.000 millones de dólares para debilitar su propio campo y ni un céntimo para dar una respuesta disuasoria a Israel.

Un año después de la intervención de la OTAN en Libia, está en marcha la «talibanización» del Sahel con la destrucción de siete santuarios de Tombuctú (Norte de Malí) por Ansar Eddine, grupo salafista pro catarí en la más pura tradición de sus émulos afganos, los talibanes pro wahabíes, artífices de la destrucción de los Tres Budas de Bamya (Afganistán). En el plazo de un año tres países árabes, entre ellos dos de la ribera africana del mundo árabe, han hecho implosión: Sudán amputado de su zona meridional petrolera, Libia despojada de su petróleo, ahora controlado por Occidente, y Siria desarticulada por una guerra interna, mientras se han promovido el Kurdistán iraquí y Sudán del Sur al rango de plataformas operacionales israelíes, el primero en la cuenca fluvial del Nilo que da acceso a Egipto, y el segundo en la zona fronteriza de Irán.

El auge del mundo musulmán, prolongación estratégica del mundo árabe, dinamizaría la lucha árabe para la liberación de Palestina, pero su regresión la precipitaría a los bajos fondos de la historia. Palestina, y no Siria o Malí, constituye la principal línea de fractura entre el islam y Occidente.

El hecho de que la punta de lanza de la lucha contra Siria sea Catar, ese país que nunca libró una batalla por Palestina, que solo se ha comprometido en las guerras contra los árabes -primero en Libia y después en Siria-, muestra la dimensión del desorden mental de las petromonarquías árabes. Asimismo, el hecho de que la punta de lanza de la lucha contra Malí también sea Catar muestra la dimensión de su papel de subcontratista en su connivencia pro atlantista.

El hecho de que el papel de gendarme regional se haya confiado a Turquía, verdugo de los armenios, descuartizador de Siria, aliado del poder colonial francés en Argelia en la guerra de la independencia y acosador de los kurdos, el heredero del Imperio Otomano, da la medida de la inmoralidad de la conciencia política del liderazgo occidental. El Imperio otomano, la sede del último califato -ese con cuya restauración tanto soñáis-, fue despedazado ávidamente por esas mismas potencias occidentales tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), antes de remendarse una virginidad política asumiendo la función de centinela de la Alianza Atlántica en el flanco meridional frente a la Unión Soviética, para acabar incluido ásperamente en el bando de Europa por «incompatibilidad» étnica-religiosa. ¿Acaso espera Recep Tayyip Erdogan un asiento eruropeo a guisa de compensación por sus prestaciones? No parece que tenga muchas posibilidades. Más allá del destino, sentenciado a corto plazo, de Bachar Al Assad, planteaos preservar a Siria en su papel de «corazón palpitante del arabismo» y no la condenéis a convertirse en el vigésimo primer vasallo del «Estado del Gran Israel».

Yihadistas de todos los países, destructores de los Budas de Bamyan y de los santuarios de Tombuctú, renunciad a vuestras iluminaciones repentinas, la forma más demagógica de una interminable huída hacia adelante. Dejad de ser el hazmerreír del mundo, la mejor excusa de la impunidad de Israel y su sacralización.

Los gerontócratas desviados de las petromonarquías no pueden monopolizar el poder y no podrán despojar a los artífices de la revolución árabe contemporánea, desde la Plaza Tahir de El Cairo hasta Túnez, de los beneficios de su lucha. Sus delirios se alimentan de vuestras derivas para eternizar sus dinastías.

Que los musulmanes de todo el mundo exijan cuentas a sus proveedores de fondos, a Arabia Saudí por su responsabilidad indirecta en la destrucción de Bamyan, a Catar por la suya en la destrucción de los santuarios de Tombuctú. Por su «responsabilidad intuitiva» en este embrollo, parafraseando al exembajador de Francia en Líbano con respecto a la incriminación de Siria en el asesinato del antiguo primer ministro libanés-saudí, el suní Rafic Hariri.

Dejad de servir a vuestros verdugos. Dejad de recibir patadas de Occidente y de sus subcontratistas locales mientras hacéis su trabajo sucio. Mirad el cadalso levantado por la ONU para ahorcaros en el momento oportuno bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. El nombramiento de David Scharia como coordinador jurídico de la ONU para la lucha contra el terrorismo no es una coincidencia. Observad el sadismo del andamiaje: el representante de un país que constituye el mayor verdugo de los palestinos, vuestros hermanos de armas a los que habéis dejado abandonados por vuestras derivas desde hace 50 años.

Primer israelí que accede a un puesto de esta responsabilidad en la secretaría ejecutiva de las Naciones Unidas, os utilizará mientras prosigáis alegremente vuestra tarea de demoler cualquier vestigio de civilización. Y después os perseguirá sin tregua cuando hayáis acabado el trabajo sucio. Como le ocurrió a vuestro ilustre modelo Osama Bin Laden, el líder de Al-Qaida, el primer subcontratista de la diplomacia regresiva saudí-estadounidense; lo mismo que a Sadam Husein (Irak), ahorcado cuando remató su trabajo sucio; igual que a Muammar Gadafi (Libia), Zine el Abidine Ben Alí (Túnez) y Hosni Mubarak (Egipto); lo mismo que le ocurrió al Sha de Irán Reza Pahlevi.

Yihadistas, dejad de esclavizar a vuestros hermanos y hermanas en nombre de la religión sin pensar nunca en liberar a Palestina. «Estúpidos útiles» de la estrategia atlantista, volved la ecuación a vuestro favor. Llevad vuestra lucha a vuestros propios países contra vuestros dirigentes, autores de las mayores infamias que son el origen de nuestras grandes desgracias.

Una religión impulsada por el fanatismo y la demagogia es el espíritu de las sociedades sin alma.

Notas

(1) Respecto a los yihadistas infiltrados en la rebelión siria ver: Informe Dempsey del Instituto de Estudios estratégicos sobre la oposición siria; Souheir Al-Atassi, «Le Liban principale source de ravitaillement»: http://www.al-akhbar.com/node/95351 ; infiltración yihadista en las filas de la rebelión siria: http://www.liberation.fr/monde/2012/05/23/ces-terroristes-jihadistes-qui-infiltrent-la-rebellion-syrienne_820936

(2) Con respecto a «Dé civilisation» ver: Marie Bénédicte Vincent, profesora de historia contemporánea de la Universidad de Angers, en «Atlas des civillisations«, Le Monde/La Vie, edición de 2012. Última obra aparecida L’Hisroire de la societé allemande au XXème siècle (Découverte 2011).

(3) Respecto al sistema represivo del régimen de Assad, ver «La Syrie ou l’Archipel de la torture» selon HRW, Le Monde, 3 de julio de 2012.

Fuente original: http://www.renenaba.com/lettre-ouverte-aux-djihadistes-de-tous-les-pays/