El ex presidente estadounidense Jimmy Carter inició ayer en Jerusalén una gira de siete días que le llevará por varios países de Oriente Medio, entre ellos, Siria. Es precisamente ahí donde tiene previsto reunirse con el líder de Hamas en el exilio, Khaled Mechaal, pese a la oposición de EEUU e Israel. Carter salió en […]
El ex presidente estadounidense Jimmy Carter inició ayer en Jerusalén una gira de siete días que le llevará por varios países de Oriente Medio, entre ellos, Siria. Es precisamente ahí donde tiene previsto reunirse con el líder de Hamas en el exilio, Khaled Mechaal, pese a la oposición de EEUU e Israel. Carter salió en defensa de este encuentro, al tiempo que abogó por dialogar con el movimiento islámico.
El ex presidente estadounidense y premio Nobel de la Paz 2002, Jimmy Carter, reafirmó su voluntad de entrevistarse con líderes de Hamas en su gira por Oriente Medio pese a las presiones de Estados Unidos y de Israel para que no lo haga. Esta gira, que comenzó ayer en Jerusalén, le llevará a Cisjordania, Egipto, Siria, Arabia Saudí y Jordania.
Es en Siria donde tiene previsto reunirse en Damasco con Khaled Mechaal, dirigente de Hamas en el exilio.
«Creo que a nadie le cabe ninguna duda de que si Israel va a lograr alguna vez la paz y la justicia en sus relaciones con sus vecinos, los palestinos, Hamas tendrá que estar incluido en el proceso», insistió en declaraciones (emitidas ayer) al programa This Week de la cadena ABC.
Incidió en que «es muy importante que al menos alguien se reúna con los líderes de Hamas para expresar sus puntos de vista, para determinar qué flexibilidad tienen, para intentar persuadirles de que detengan todos los ataques contra civiles inocentes en Israel y para que cooperen como grupo para unir a los palestinos, quizá un alto el fuego… cosas como ésas».
Afirmó que no va en calidad de «mediador o negociador. Mi compromiso es apoyar plenamente el constante esfuerzo por la paz del presidente Bush y de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, así como de los israelíes y palestinos».
«Nos reuniremos con los sirios, jordanos, egipcios y saudíes, y con cualquiera que pueda jugar un papel crucial en un eventual acuerdo de paz en Oriente Medio», reiteró.
Desde que se filtrara su intención de encontrarse con Mechaal, no le han parado de llover las críticas. Para Rice, este encuentro no tiene sentido.
«Tengo dificultades para comprender qué se puede ganar hablando de paz con Hamas, cuando, en realidad, es el principal obstáculo para la paz», declaró.
«Es vergonzoso»
Desde el lado israelí, Amos Gilad, alto responsable del Ministerio de Defensa, denunció en declaraciones a una radio militar que el encuentro de Carter con Hamas «será todavía más vergonzoso, ya que Carter personifica la paz». En su opinión, «entrevistarse con sus dirigentes sin las condiciones mínimas exigidas por la comunidad internacional -reconocimiento del Estado de Israel- equivale a apoyar a este movimiento islámico, cuyo objetivo estratégico -destruir el Estado de Israel- no ha cambiado». Criticó también que «nunca haya pedido oficialmente una reunión con el primer ministro, Ehud Olmert».
En su agenda no figuran ni Olmert, ni la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, ni el titular de Defensa, Ehud Barak. Con quien sí habló fue con el presidente israelí, Simón Peres. Mañana, viajará a Ramallah, donde será recibido por Salam Fayad, de la Autoridad Nacional Palestina.
Ante todas estas críticas, Carter, de 83 años, recordó que, con anterioridad, se ha entrevistado con Hamas en numerosas ocasiones, la última vez, tras las elecciones de 2006. Según dijo, en aquel momento le trasladó su disposición a mostrar «una determinada flexibilidad». «Quiero descubrir si todavía piensan lo mismo», señaló.
El año pasado, publicó un libro que causó una gran polémica en Estados Unidos: «Palestina: la paz, no al apartheid».
Gheith Nasr, de 18 años, vive con sus padres en el barrio de Burj Luqluq, en Jerusalén Este. Desde enero, ha afrontado cuatro detenciones bajo la acusación de arrojar piedras y romper las cámaras de vigilancia de la ciudad. En uno de estos arrestos, los servicios secretos israelíes, conocidos como Shin Bet o GSS, se llevaron también a sus padres para hacerle confesar «algo que no había hecho». «Cuando vi a mi madre entrar en la celda con las esposas puestas, les hubiera dicho cualquier cosa para protegerla», resalta Nasr. «Estaba en estado de shock. Había dos hombres en la habitación, uno detrás y otro enfrente gritándome de manera muy agresiva e intimidatoria. Me decía cosas horribles sobre lo que le iban a hacer a Gheith. Entonces, el que estaba detrás ordenó que me pusieran las esposas», relata la madre de este joven palestino. De ahí, fue conducida al sitio donde tenían a su hijo. «Nos miramos pero no fuimos capaces de articular palabra», prosigue. Poco después, Nasr vio entrar a su padre, que tenía «órdenes de convencerle de que confesara». Finalmente, los tres quedaron libres.
A Mahmoud Sweiti le acusaron de pertenecer a la resistencia islámica. Cuando vio a su esposa y a su padre, intentó suicidarse en dos ocasiones. A otra pareja, retenida y torturada durante un amplio periodo de tiempo, les ocultaron la suerte de sus dos hijas, de seis meses y dos años, «utilizadas como moneda de cambio».
Estos testimonios, confirmados por el jefe de investigaciones del Shin Bet, forman parte del informe que el Comité Público contra la Tortura en Israel (PCATI, por sus siglas en inglés) ha presentado ante una comisión parlamentaria israelí para denunciar la utilización de los familiares de detenidos palestinos como «método de presión y de tortura sicológica».
De continuar el bloqueo israelí, la única central eléctrica de Gaza tendrá que dejar de operar en «dos o tres días» por falta de combustible, advirtió ayer su director, Rafiq Maliha.
Tras la incursión de milicianos palestinos en la terminal de Nahal Oz el miércoles, Israel impuso nuevas restricciones en el suministro.
«Si no permiten su entrada, tendremos que cerrar. En tal caso, se paralizará casi toda la vida porque la planta abastece a medio millón de personas y a las principales infraestructuras», dijo.
Por otra parte, siete palestinos resultaron heridos en un ataque aéreo contra la casa de un líder de las Brigadas de los Martíres de al-Aqsa en Gaza.