El documental relata las historias y los sueños de personas centroamericanas en procesos de migración forzada hacia Estados Unidos y recupera las voces de quienes se han quedado en sus países, resistiendo e intentando transformar sus realidades.
La mayoría de documentales que abordan el tema de la migración la ven como un fenómeno descolgado de las políticas de desarrollo en nuestros países y desligado de los factores de expulsión. En el filme «Casa en tierra ajena», en cambio, se exponen y cuestionan los contextos de despojo, empobrecimiento y violencia de larga data, asi como los proyectos extractivistas de empresas que llevan años de desmantelar las economías campesinas e indígenas en Centroamérica y México. En este documental, producido en Costa Rica por un equipo de dos universidades públicas, también se buscó trascender el relato del viaje, de lo que le pasa al migrante en la carretera, en el desierto, en el tren. Más allá de la ruta de la migración, se hizo un esfuerzo por mostrar la paradoja existente entre las políticas que obligan a migrar y las políticas que quieren contener esa migración, que exponen a las personas migrantes a más peligros.
El documental expone los factores que fuerzan a las personas a salir de Guatemala, El Salvador y Honduras; los mecanismos de control cada vez más violentos y represivos que se imponen para intentar retener a los migrantes; y la solidaridad que se teje sin fronteras. El proyecto parte de una investigación larga, rigurosa, exhaustiva. Surge del libro «No más muros, migración forzada en Centroamérica», escrito por el investigador y docente costarricense Carlos Sandoval García, quien tiene una larga trayectoria de investigación en el tema de migración. La migración es principalmente hacia Estados Unidos. Sin embargo, en el documental se plantea que ese mismo gobierno estadounidense es el que financió las guerras en Centroamérica contra los movimientos de izquierda, el que obligó a los países centroamericanos a firmar los tratados comerciales, y el que quiere seguir levantando muros. Sandoval, investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR), explicó que el documental se construye sobre tres preguntas: «¿Por qué se siguen yendo a Estados Unidos las personas centroamericanas si cada vez es más peligroso cruzar la frontera?; ¿por qué la política migratoria se ha endurecido tanto y cada vez hay más trabas para migrar?; y ¿por qué a lo largo de la ruta migratoria la gente más humilde es la más solidaria, tanto en México como en Estados Unidos?» La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) registró 578 indocumentados desaparecidos o muertos entre Centroamérica y Estados Unidos en 2016. En las últimos dos décadas, la OIM observó que más de 60 mil migrantes murieron o desaparecieron en su camino por México. Asimismo, se estima que cada año más de 450 mil personas, principalmente centroamericanas, cruzan México hacia EE.UU, señala la OIM. El documental fue estrenado en marzo de este año en San José, Costa Rica, y se sigue presentando en el resto de Centroamérica, México, EE.UU. y Europa. Se difunde en un momento en el que arrecian las políticas anti-inmigrantes por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump; y las acciones y resistencia de parte de la comunidad inmigrante y las organizaciones de activistas en todo el país. Historias que son parte de un relato colectivo Una característica diferenciadora del documental es que no se quería hablar de historias de países, sino de la historia de migración de una región. Son historias contadas por la gente que las vivió en carne propia; por la gente en los territorios. No las cuentan los economistas, ni los sociólogos, ni los investigadores. Son parte de un relato colectivo, donde no hay un narrador o narradora, sino que el narrador es la voz colectiva de las y los migrantes. De ahí que el documental es contado desde ellas y ellos. En Guatemala, por ejemplo, se entrevistó a Marcelino López, sobreviviente de las masacres de Cuarto Pueblo en el contexto del conflicto armado interno; a Rubén Herrera, defensor de los ríos y la tierra, que forma parte de la resistencia al proyecto hidroeléctrico de la empresa española Hidraliaeconer, en Santa Cruz Barrillas; a Yolanda Oquelí, defensora de los derechos de los pueblos y el derecho a la tierra y parte de la Resistencia Pacífica contra la minera La Puya, en San José del Golfo. En Zaculeo, Huehuetenango, se entrevistó a Lorena Cabnal, mujer indígena maya-xinca, que analiza los distintos factores que llevan a la migración forzada en Guatemala. Y en las Brigadas de Paz se conversó con Jorge Sologaistoa, fundador de OASIS y quien explicó el aumento de la migración de personas que huyen de la discriminación por diversidad sexual. En El Salvador, se entrevistó a familiares de migrantes desaparecidos o fallecidos organizados en el Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos de El Salvador (COFAMIDE); a Marisa Martínez, fundadora de la Fundación Monseñor Romero, sobre la relación entre el tema de la violencia de pandillas y el empobrecimiento con la migración; y a una joven madre de cinco hijos, cuyo marido migró a Estados Unidos forzado por la presión de las pandillas que extorsionan hasta a los trabajadores más humildes. Actualmente su esposo forma parte de los migrantes desaparecidos que busca el COFAMIDE. En Honduras se entrevistó a padres y madres de menores migrantes deportados; a personas de las comunidades de Tornabé y Barra Vieja sobre el impacto del megaturismo en la migración forzada; y a representantes de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), sobre la migración infantil y lo que la comunidad garífuna explica como el tercer destierro. En el Aguán entrevistaron a campesinos y campesinas miembros del Observatorio Permanente de Derechos Humanos sobre el Aguán y de las Cooperativas organizadas para la recuperación de tierras. Conversaron sobre la relación entre el golpe de Estado de 2009 y el despojo de tierras campesinas con la migración forzada en Honduras; y también abordaron el tema de la persecución a defensores de derechos humanos. En México se entrevistó a Artemio Velasco, fundador de la Casa para Migrantes «Casa Mambré», una iniciativa autogestionada donde don Artemio puso a disposición el patio de su propia casa y junto a miembros de las Comunidades Eclesiales de Base levantaron en 2013 un albergue para migrantes en tránsito por México. También conversaron con funcionarios del Instituto Nacional de Migración, en Tapachula y con el padre Pedro Pantoja y la hermana María Guadalupe Argüello sobre la labor realizada por la Casa del Migrante de Saltillo en Coahuila. Entrevistaron a jóvenes migrantes de Centroamérica detenidos en la Estación Migratoria de Saltillo Coahuila del Instituto Nacional de Migración (INM) de Coahuila; y al padre José Guadalupe Valdés y Guillermo Taylor de la Casa del Migrante de Piedra Negras «Casa Emaus». Villalobos señaló que las y los protagonistas son las personas que se enfrentan al drama de la migración forzada; aquellas que se quedan en sus países luchando por la transformación social para una vida digna y también aquellas que se solidarizan con las personas migrantes en el camino. «Son historias que debemos conocer para comprender las verdaderas dimensiones de la emergencia humanitaria de la migración en Centroamérica», afirmó.
Un trabajo colaborativo de tejer redes y tocar puertas «Casa en tierra ajena» vio la luz después de un proceso de tres años de investigación, pre-producción, producción y post-producción. Se decidió ir a los países de Centroamérica donde migra más gente para ver por qué la gente se va de sus países. El equipo de producción filmó en Honduras, El Salvador, Guatemala y México y recorrió 4,200 kilómetros. El financiamiento fue aportado por el Consejo Nacional de Rectores (CONARE) al proyecto llamado «Producción y difusión de un documental sobre migración en Centroamérica», realizado en co-producción entre la UNED y la UCR. El equipo de producción está formado por Ivannia Villalobos, Carlos Sandoval, Michele Ferris y Santiago Martínez, además de un talentoso grupo de personas que realizaron la post-producción. Como contó Ivannia Villalobos, productora audiovisual de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y directora del documental, fue un trabajo colaborativo de tejer redes y tocar puertas. Se tenían contactos por trabajos previos, se buscaron organizaciones comunitarias y otras que trabajaban con migrantes, se seleccionaron las comunidades según los factores de expulsión. Luego se buscaron productores de campo en cada país. «Había gente que estaba deseando poder contar sus historias y hacer sus denuncias, que les facilitáramos el proceso de comunicación, visibilizar a las organizaciones y a las personas defensoras de derechos humanos, para reivindicar su papel», dijo. Las causas de la migración forzada siguen intactas Villalobos señaló que «las y los protagonistas son las personas que se enfrentan al drama de la migración forzada; principalmente aquellas ubicadas en el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador)» y agregó: «Los protagonistas son también quienes se quedan en sus países luchando por la transformación social para una vida digna y también logramos retratar a aquellos que se solidarizan con las personas migrantes en el camino». «Son historias que debemos conocer para comprender las verdaderas dimensiones de la emergencia humanitaria de la migración en Centroamérica». La migración responde a contextos de despojo, empobrecimiento y violencia de larga data. Estos son recrudecidos porque cuando aumentan los factores de expulsión que llevan a las migraciones forzadas, a su vez aumentan los mecanismos de control y represión que levantan muros contra quienes se mueven en la búsqueda por sobrevivir. Si bien hay factores de expulsión diferentes en cada país, en Guatemala se pueden mencionar la pobreza, la desigualdad, el despojo y la violencia causada por megaproyectos (minería a cielo abierto, hidroeléctricas y turismo) en comunidades indígenas. Muchas de las personas que migran desde Guatemala ya no tienen acceso a la tierra ni a fuentes de trabajo. En Guatemala también son causas del desplazamiento migratorio la criminalización y persecución de líderes comunitarios y defensores de la vida y de la tierra; y la impunidad. En Honduras, las principales causas de la migración son el despojo de bienes y de territorio, la concentración de la tierra, la violencia y represión contra campesinos e indígenas, los proyectos turísticos oligárquicos, la inseguridad y el desempleo. Si bien hay factores de expulsión diferentes en cada país, en El Salvador se pueden mencionar la violencia como problema estructural, las pandillas, las extorsiones, la pobreza, la desigualdad, el despojo y la violencia causada por megaproyectos. En el caso de Guatemala y El Salvador, se suman otros factores más históricos como los conflictos armados durante la década de 1980 y sus secuelas. Al respecto, Sandoval comentó que «las causas que generan la migración siguen intactas; las condiciones de vida, el desempleo y la violencia han empeorado; las personas siguen intentando cruzar la frontera, aunque sea cada vez más difícil».
No hay un final feliz El equipo de producción del filme pudo conocer acerca de todas las problemáticas que enfrenta una persona migrante en el camino hacia el Norte: violaciones, extorsiones, secuestros, viajes exhaustivos con poco dinero y la persecución del crimen organizado. Si aún así, la persona logra llegar a EE.UU. y hace una vida allá, eso no garantiza nada. Pueden vivir durante años en EE.UU. con su esfuerzo, trabajo y sacrificios; pero luego muchas personas son deportadas a sus países, donde no tienen oportunidades y terminan tomando la decisión de enfrentar nuevamente el viaje, con toda su crudeza. Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, un promedio de 2.5 millones de guatemaltecos -uno de cada diez- vive fuera de su país, una cifra mucho mayor al promedio global de migrantes por nación, que es de un 3% de la población. Asimismo, las deportaciones de guatemaltecos vía aérea desde México y EE.UU. han aumentado. Sólo entre 2012 y 2014, se registraron 250 mil casos. Según organismos de derechos humanos, unos 100 hondureños salen a diario hacia Estados Unidos, pagando a traficantes de personas grandes cantidades de dinero. De acuerdo con el «Informe estadístico de las personas repatriadas/retornadas a Honduras», los municipios con mayor migración de hondureños a EE.UU. eran Francisco Morazán Distrito Central; Cortés, San Pedro Sula; Atlántida, La Ceiba; y Olancho, Catacamas. La migración en Honduras está afectando mucho a menores de edad. Según el informe «Niñez y Adolescencia Migrante no acompañada retornada», de la OIM, el 51,9 % de los menores deportados emigró por su propia cuenta y un 39,8 % con un traficante de personas. Asimismo, 5,000 hondureños han sido deportados desde México y EE.UU. en lo que va de 2017 informó la Cancillería, a través de un informe del Observatorio Consular y Migratorio de Honduras (Conmigho). Por eso es que el documental también ha buscado posicionar el derecho a no migrar. ¿Por qué la gente tiene que ver la migración como la única opción?, ¿Por qué romper sus lazos o romper sus relaciones con el territorio?
Como dice la feminista comunitaria guatemalteca Lorena Cabnal en el filme: «Viajas con tu empobrecimiento. No es automáticamente que se te transforma la vida. Tendrás que trabajar impresionantemente cuántas jornadas laborales, llegar y no hablar el idioma, no vestir el traje, dejar a los hijos e hijas en otros países, tratar de interpretar los nuevos códigos culturales y vivir el racismo».
Aquí está disponible de forma pública el documental: http://www.youtube.com/watch?v=AkrZIumTRjI
Fabiola Pomareda García es periodista freelance, vive en San José Costa Rica y colabora con la Asociación Voces Nuestras. Correo: [email protected]
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