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¿Coltán?

Fuentes: Revista Pueblos

Pues sí, coltán, como suena. El coltán es el nuevo maná, el oro gris, el petróleo de barro, es decir, un tesoro. Es posible que sea la primera vez que oiga esta palabra, pero tal vez ya no será la última después de leer este artículo. Además lo tiene usted muy cerca, en su teléfono […]

Pues sí, coltán, como suena. El coltán es el nuevo maná, el oro gris, el petróleo de barro, es decir, un tesoro. Es posible que sea la primera vez que oiga esta palabra, pero tal vez ya no será la última después de leer este artículo. Además lo tiene usted muy cerca, en su teléfono móvil, o en la Play de sus hijos. Es más, no podemos vivir sin él, aunque no lo crea, y no es la salud ni es el amor; pero tiene mucho, mucho que ver con el dinero…

Tiene una utilidad fundamental en la construcción de aparatos electrónicos, mísiles, centrales atómicas, aparatos de diagnóstico médico, trenes sin ruedas (magnéticos), airbags, ordenadores portátiles, fibra óptica… En oleoductos es imprescindible para alearlo con el acero. Casi nada. El coltán es un metal o una mezcla de metales, esencial para el desarrollo de las nuevas tecnologías.

Resulta indignante de qué manera tan habitual, y tan descarada, se nos engaña al ciudadano medio, consumidor y teleadicto. Podemos preguntarnos: ¿por qué el 99% de la población no sabe nada de este tremendo asunto?

Al principio fue usado para elaborar los filamentos incandescentes de las bombillas, pero luego fue reemplazado por el tungsteno, por ser más barato y accesible. Ahora al ser redescubiertas sus propiedades físico-químicas ha vuelto a la luz. Al menos a la luz de los que saben, que son las multinacionales.

El nombre es una mezcla de los dos componentes (colombio-tantalio), que son muy raros de encontrar. Su enorme ventaja es que aguanta una alta carga eléctrica, por lo que es vital para los condensadores.

A menudo nos cuentan la historia de que África es pobre y, por tanto, es normal que sus habitantes vivan en la miseria. Pero resulta que estos materiales, y otros como los diamantes, el oro, cobre o petróleo se encuentran aún en África, incluso después de años de rapiña de un colonialismo bestial. Y mira por dónde, Bayer, Ericson, Hitachi, IBM, Intel, Nokia, Sony, Siemens, y otras se lanzaron en picado desde hace algunos años sobre el coltán, con unas consecuencias que después comprobaremos aunque en parte, ya las conocemos.

Para empezar y según las voces más optimistas, unos cuatro millones de muertos desde el año 1998. Resulta penoso comprobar lo rápido que se le pueden manchar a uno las propias manos de sangre y pobreza ajena y lejana, al mandar un mensaje por el móvil, comprarse una silla de madera extraña, o comer langostinos, sin ir más lejos.

Las condiciones de la extracción de este material son muy cercanas a la esclavitud en el Congo, antigua colonia belga, donde se hallan el 80 % de las reservas mundiales de coltán. El material se extrae mediante procesos similares a los que servían para sacar el oro en California en 1800. Se hacen agujeros en el suelo con palas y después echan agua al lodo, y se mete en zonas de lavado, donde el metal se deposita en el fondo por su mayor peso.

También nos han explicado que muchas de las guerras en la zona son por motivos étnicos, pero la ONU no duda en afirmar que este mineral estratégico financia las guerras y es una de sus causas principales. Por ejemplo, Uganda no tiene coltán pero exportó en 1999 la cantidad de 69,5 toneladas, ¿cómo lo obtuvo? Ruanda, mediante el tráfico ilegal de coltán, ha ingresado en sólo 18 meses, 8.300 millones de euros!!! También comercian con otros minerales importantes, como casiterita, germanio (aunque bien debiera mejor llamarse congonio, por su origen)…

Ambos países (qué casualidad) cuentan desde 1997 con el respaldo de los EE UU. El informe de la ONU es especialmente crítico con el Banco Mundial, ya que no olvidemos que es un invento y ahijado suyo. El BM pondera de forma muy positiva en sus últimos informes los éxitos económicos de Uganda, propuesto desde hace 15 años como modelo de desarrollo africano por EE UU, sin que medie comentario alguno sobre el origen de la extraña procedencia de sus ingresos. Ni una palabra sobre las lucrativas exportaciones de oro, diamantes y coltán, a pesar de que es un país sin producción propia. ¿Harían lo mismo si fuese otro país cualquiera? Recordemos que el presidente del BM es el señor Wolfowitz, halcón de halcones, uno de los jefazos del poder sionista en América del Norte.

La mismísima Madeleine Albright dijo de este conflicto que era la primera guerra mundial de África, por sus importantísimas repercusiones a nivel general. La compañía japonesa Sony tuvo que aplazar el lanzamiento de su Play Station 2 por no tener coltán suficiente. Los miles de mineros llegados a la zona, más o menos obligados por una guerrilla bien armada y preparada, viven en la selva montañosa cercana y arrastrados por el hambre, matan a buen número de animales protegidos como gorilas, y elefantes autóctonos, mientras los mercenarios trafican con marfil y cueros. El negocio es redondo.

En 1997 fue derrocado el presidente congoleño Mobutu Sese Seko, cercano a las posiciones del capital francés, y fue sustituido por Laurent Kabila que fue asesinado (¿por quién y por qué?) y ahora le sustituye su hijo Joseph Kabila. Tal vez África recuerde en ocasiones en sueños al también asesinado Patricio Lumumba el 17 de enero de 1961. Estudios recientes e investigaciones apoyadas incluso por el gobierno belga obligado a intentar lavar su imagen (deteriorada por asuntos tales como los que se refieren a alimentos envenenados con dioxina, contratos ilegales de venta de armas, temas de pedofilia, etcétera) han demostrado que existió como mínimo la complicidad (si no la responsabilidad total) de los servicios de inteligencia occidentales belgas y de EE UU cuando era presidente el general Eisenhower.

Si algún presidente o Congreso de Diputados optase algún día por nacionalizar las riquezas del Congo éstas podrían ser una fuente de ingresos para el conjunto de la población (60 millones) y pudiera ser que se destinasen a su propia educación, salud o desarrollo económico, y no ser una funesta causa de muerte, esclavitud y miseria, como ahora. El pasado enero de 2005, 14 ONG europeas solicitaron en Bruselas que las exportaciones de coltán fuesen embargadas de manera temporal para evitar que se siga financiando la guerra en este país. Varias empresas conocidas y de indudable prestigio comercial del Norte están implicadas en este comercio.

Mientras que en Europa el hablar de la creación de una nueva nación, aunque fuese decidida por la decisión mayoritaria de sus habitantes, hace temblar los cimientos de parlamentos e iglesias, y provoca ruido de sables, recordemos que las fronteras de África han sido diseñadas de forma artificial desde Occidente por intereses puramente comerciales, y que van cambiando de forma continua sin que se hagan públicas demasiadas explicaciones; y si mañana fuese necesario crear otros lindes para delimitar los espacios donde se extrae el coltán u otros metales preciosos, no dudemos que así sería y que sus futuros dirigentes tendrían unas órdenes muy precisas para garantizar el tráfico de dichos metales o minerales hacia sus obligatorios destinos por pura necesidad de la ley del mercado. Lo que digan los intereses del capital es lo importante, no lo que puedan pensar los ciudadanos.

¿Qué vocación nacionalista ha llevado a la independencia de Luxemburgo, Mónaco, Andorra, las islas Caimán, Nassau, o Bahamas? ¿Qué beneficio producen al conjunto de la humanidad los millones de millones que están enterrados en los sótanos de cámaras acorazadas de extraños y pequeños países? Mire en su buscador de internet la palabra coItán, si no le importa perder 10 minutos de su precioso tiempo, y se asombrará. Se le pondrán los pelos de punta.


Manuel Millera Carrera pertenece a Umoya (Federación de Comités de Solidaridad con África Negra). Este artículo ha sido publicado en Adital.