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Cómo provocar una crisis humanitaria

Fuentes: El Mundo

En febrero de 2006, cuando la victoria de Hamas comenzaba a ser digerida, Dov Weissglas, asesor del Gobierno israelí, definía la nueva política de Tel Aviv hacia sus vecinos: «Vamos a poner a los palestinos a dieta, aunque no los haremos morir de hambre». Un año después, la realidad supera sus planes. El boicot con […]

En febrero de 2006, cuando la victoria de Hamas comenzaba a ser digerida, Dov Weissglas, asesor del Gobierno israelí, definía la nueva política de Tel Aviv hacia sus vecinos: «Vamos a poner a los palestinos a dieta, aunque no los haremos morir de hambre».

Un año después, la realidad supera sus planes. El boicot con el que Israel y la comunidad internacional castigaron la voluntad palestina ha logrado lo que nunca consiguió la ocupación: crear una crisis humanitaria en la que escasean alimentos y medicinas, el agua está contaminada y la electricidad sufre cortes constantes.

Según Naciones Unidas, la asfixia económica ha dejado al 80% de la población de Gaza y Cisjordania en manos de la ayuda exterior. Un informe del Fondo Mundial de la Alimentación (FMA) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ambos de la ONU, alerta de que la creciente pobreza y el desempleo obligan al 84% de los habitantes de Gaza y al 60% de Cisjordania a vivir de la caridad y de que, sin ésta, no podrían alimentarse, ya que durante 2006 vendieron sus propiedades para comprar comida.

Tras el pacto de Gobierno de unidad, la UE anunció ayer que estudia enviar ayudas «selectivas» al nuevo Ministerio de Finanzas palestino -que será dirigido por el reputado economista independiente Salman Fayad- como paso previo a una reanudación total de las ayudas.

Puede ser la última oportunidad para evitar el desastre. La portavoz del FMA, Kristie Campbell, estima que el 80% de los palestinos en Gaza recibe comida del Fondo y que «sin ésta pueden morir de hambre». «Cada vez vemos más niños ir a la escuela sin desayunar y sin poder comprar un desayuno (…) Muchas familias sólo pueden dar a los niños una comida al día», relata. La situación es tan desesperada que Hamas y Al Fatah habían prometido una «tregua completa» a Israel si ésta convencía a las potencias extranjeras de levantar el cerco, algo rechazado por Tel Aviv.

Doce agencias de la ONU y 14 ONG han solicitado con urgencia 340 millones de euros, el mayor llamamiento de ayuda en la Historia palestina y el tercero a nivel mundial. «La asistencia humanitaria puede amortiguar el deterioro de la situación, pero no cesará su declive», admite David Shearer, de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU. Acción contra el Hambre advierte de que el 70% de los niños de menos de dos años de Rafah, colindante con Egipto, padece anemia (en 2004 la sufría el 46,5%) mientras que Unicef denuncia que uno de cada tres recién nacidos en Gaza muere por falta de medios para atenderlos.

«Las familias más pobres son ahora totalmente dependientes de la asistencia [externa], carecen de electricidad y calefacción y preparan comida con agua proveniente de fuentes contaminadas, lo que pone en riesgo su salud a largo plazo», añade Arnold Vercken, director del FMA. Y cada vez hay más pobres gracias a la congelación de ayudas para los palestinos, que viven de las donaciones ya que carecen de una economía productiva debido a la ocupación, en el caso de Cisjordania, y a la inseguridad generada por los ataques israelíes y los combates internos en Gaza.

Los donantes cesaron su asistencia cuando Hamas llegó al Gobierno, al tiempo que Tel Aviv congelaba los pagos de tasas de aduana que recaba en nombre de los palestinos. Las sanciones no afectaron al Movimiento Islámico pero sí a la población: los 165.000 funcionarios cuyos sueldos alimentan a un millón de palestinos no han cobrado desde hace un año, la economía ha caído un 21% en el último trimestre de 2006 y dos tercios de los palestinos viven por debajo de la línea de la pobreza.

Castigo colectivo

En su último informe, el relator especial de la ONU Jon Dugard denunciaba que con sus sanciones «Israel y algunos sectores de la comunidad internacional han impuesto un castigo colectivo al pueblo palestino» y que la crisis humanitaria es «en gran medida el resultado del fin de la financiación de la Autoridad Palestina desde la elección de Hamas». Dugard se lamentaba en el texto de que «de hecho, el pueblo palestino haya sido sometido a sanciones» y de que ésta sea «la primera vez que un pueblo ocupado es tratado de esa forma».

En Gaza, la carencia de agua potable y electricidad agravan una situación crítica. El pasado verano, Israel respondió a la captura de un soldado bombardeando, entre otros objetivos civiles, los seis generadores eléctricos que alimentaban la Franja. Con los transformadores fuera de uso, los pozos de agua -eléctricos- dejaron de ser bombeados, por lo que la población acude a fuentes no potables para abastecerse. La OMS teme que ése sea el origen de la aparición de nuevas enfermedades.