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Factores causantes de nuestro descomunal atolladero

«Como sistema económico, el capitalismo se vuelve loco.»

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

«As an Economic System, Capitalism is Going Crazy»

Vivimos días sombríos para los que tratan de manejar los asuntos del mundo. ¿Pero cómo debemos entenderlo?

 

Sería un error elemental considerar nuestra situación actual como si fuera posible comprenderla usando la razón. Los límites que tienen las explicaciones racionales son que asumen que hombres y mujeres racionales adoptan decisiones y que respetarán los límites de su poder y se comportarán de modo realista. Esto ha sucedido raramente en cualquier parte en la historia durante el pasado siglo, y la política y las ilusiones basadas en la ideología o en ilusiones han sido a menudo los factores determinantes. Es especialmente el caso con la actual pandilla en Washington.

 

Tenemos razón para temer algo, particularmente una guerra con Irán que se saldría inmediatamente de control y tendría consecuencias catastróficas no sólo para la región sino para todo el globo. También es correcto si vemos límites en el poder de gente irracional, porque USA es estratégicamente débil. Pierde las grandes guerras, como en Corea, Vietnam y ahora Afganistán e Iraq – a pesar de que a menudo sus victorias tácticas resultan ser muy exitosas – pero también en última instancia desestabilizadoras y efímeras. Si USA no hubiera derrocado al régimen de Mossadegh en Irán en 1954, es muy probable que los mullahs jamás habrían llegado al poder y no estaríamos ahora considerando una peligrosa guerra con ese país.

 

Aunque el conjunto es mucho más importante que sus partes, los detalles de cada parte merecen atención. Muchos de estos aspectos son conocidos, incluso predecibles; son – para parafrasear a Donald Rumsfeld – «las incógnitas conocidas y las incógnitas desconocidas» – el «factor-X» que interviene para sorprender a todos. Todos estos problemas están interrelacionados, interactúan y se agravan potencialmente o se inhiben mutuamente, tal vez de manera decisiva, haciendo que nuestro mundo sea muy difícil de comprender – o de dirigir. Juntarlos a todos es un desafío formidable para los que piensan fuera de los sistemas del poder. Siempre ha sido así, el fascismo fue en gran parte el resultado de una crisis económica, y la consecuencia fue la Segunda Guerra Mundial. Cómo se combinan los factores causantes es un gran misterio y no puede ser predicho – no por USA o por esas almas ambiciosas que tienen la gran tarea de asegurar que no haya caos. Quisiéramos comprenderlo, pero no es determinante si no lo hacemos; para aquellos que tienen la responsabilidad de hacerlo, esta miopía producirá el fin de su mundo – y de sus privilegios.

 

A lo que hay que prestar atención

 

Podemos dejar a un lado a la izquierda, ese artefacto de la historia pasada. El socialismo cesó hace mucho de ser una opción real, tal vez ya en 1914. Ya que acabo de publicar todo un libro: «After Socialism,» [Después del socialismo] y detallé sus innumerables miopías y faltas, no necesito agregar que ya no es una amenaza para nadie. Los faquires que dirigen los partidos que todavía usan el «socialismo» como justificación para su existencia sólo han evitado derrotas a manos de la gente gracias al precio que el capitalismo paga por sus crecientes desatinos. Esa confianza – libertad del desafío por las masas revoltosas – es muy importante pero basta cada vez menos para solucionar los innumerables dilemas que quedan. El sistema se ha hecho más y más vulnerable, a pesar de la estabilidad social, aproximadamente desde 1990, y del deceso formal del «comunismo.»

 

Llegada de la anarquía

 

El fracaso de la teoría socialista es mucho más que equiparada por el fracaso del capitalismo, porque este último tiene toda la responsabilidad de mantener el funcionamiento del status quo – y no tiene una base intelectual para hacerlo. La crisis que existe es que el capitalismo ha alcanzado una etapa peligrosa en su destructividad – y no existe una oposición en su contra. Este malestar involucra los asuntos exteriores y los asuntos internos – vasta codicia en el interior y la aventura en el exterior. Si bien los aspectos de política exterior tienen orígenes básicamente USamericanos, el resto del mundo tolera o algunas veces colabora con ella. Su caída es inevitable, tal vez inminente. El caos que existe existirá en un vacío. No existe ninguna fuerza poderosa para que lo desafíe, y mucho menos que lo reemplace, y por ello seguirá existiendo – pero a un costo humano inmenso y creciente. Las visiones alternativas son, al menos por el momento, disparatadas en su mayoría.

 

Proyectos ingeniosos y precarios en la economía mundial actual tienen mucha legitimidad y florecen en el sentido que los postulados de la economía clásica se hacen rápidamente irrelevantes. Es la era del embaucador y de los filibusteros y vendedores de pociones milagrosas, en trajes a medida. Nada que se a la antigua posee credibilidad. Joseph Schumpeter y otros economistas se preocupaban por los piratas, pero son más importantes hoy que nunca antes – incluidos aquellos que a fines del Siglo XIX fueron inmortalizados en «Chapters of Erie» de Charles Francis Adams Jr. La idea central es la «innovación,» y muchos respetables están extremadamente preocupados. Yo argumenté hace poco aquí en Counterpunch (15 de junio y 26 de julio) que prevalece la desesperanza entre expertos responsables de supervisar los asuntos financieros nacionales y globales, especialmente el Banco Internacional de Pagos., pero subestimé groseramente la gravedad de la ansiedad entre los que saben más de estos asuntos.

 

Aún más importante es que durante los últimos meses, funcionarios a niveles mucho más altos también se muestran más elocuentes y preocupados respecto a las tendencias dominantes en las finanzas globales y el hecho de que los riesgos aumentan rápidamente y que ahora son enormes. En general, los que se consideran izquierdistas saben bastante poco sobre estos problemas, que son vitales para la salud misma del status quo. Pero los que están más al corriente respecto a las tendencias financieras globales han estado dando la voz de alarma cada vez con más fuerza.

 

El problema es que el capitalismo se ha hecho más aberrante, improvisado y autodestructivo que nunca. Estamos en la era del depredador y de los jugadores, gente que quiere enriquecerse muy rápido y a la que no le interesan para nada las ulteriores consecuencias. El poder existe, pero la teoría que describe la economía, heredada del Siglo XIX, no tiene nada que ver con cómo opera en la práctica, un hecho más y más reconocido por los que favorecen un sistema de privilegio y desigualdad. Incluso algunos altos ejecutivos del FMI reconocen ahora que la teoría valorada por esa poderosa organización se basa en anticuadas ilusiones del Siglo XIX. «La reconstrucción de la teoría económica virtualmente desde cero» y la depuración de la economía de «idioteces neoclásicas,» o que su «núcleo manifiestamente falso es sostenido sólo por la inercia,» son ahora el tema de artículos muy perspicaces en nada menos que el Financial Times, el periódico más influyente y ampliamente leído en el mundo capitalista.

 

Como sistema económico, el capitalismo se vuelve loco. A fines de noviembre hubo 75.000 millones de dólares en fusiones y adquisiciones globales en un período de 24 horas, un récord. El capitalismo global está inundado de liquidez – virtualmente dinero gratis – y todo el que pide prestado puede llegar a ser riquísimo, siempre que gane. La belleza del fondo de alto riesgo [hedge fund] es que los riesgos individuales llegan a ser mucho más pequeños y que es posible unirse a otros para apostar en grande – y con mucha más precariedad. Por lo tanto, ahora se toman riesgos espectaculares: sobre el valor del dólar USamericano, el precio del petróleo, los bienes raíces – e innumerables otras apuestas. En el caso de Amaranth Advisors, esta entidad perdió cerca de 6.500 millones de dólares a fines de septiembre en una predicción meteorológica errónea y fracasó. Por los menos 2.600 fondos de alto riesgo fueron fundados entre comienzos de 2005 y octubre de 2006, pero 1.100 desaparecieron. Los nuevos instrumentos financieros – derivados, fondos de alto riesgo, invenciones financieras incomprensibles de todo tipo – crecen a un ritmo fenomenal, pero su característica, como la resumiera un escritor del Financial Times, John Plender, el 20 de noviembre, es que «todos [se han] hecho menos adversos a los riesgos.» Ése es el peligro.

 

Los fondos de alto riesgo apostarán a cualquier cosa, desastres naturales y, pronto, a la longevidad de miembros de los fondos de pensión, que representan solamente los últimos ejemplos de su adicción al riesgo. Londres reemplaza rápidamente a Nueva York como centro de esta actividad, y del mercado de capitales en general, porque el sistema regulador gubernamental que estableció el Partido Laborista británico es mucho más favorable a este tipo de actividad que lo que permiten los acólitos republicanos de Bush – aunque esto podría cambiar porque a Wall Street no le gusta perder negocios.

 

El 12 de septiembre de 2006, el Fondo Monetario Internacional publicó su informe sobre «Estabilidad financiera global,» sin precedentes en su preocupación porque «nuevos y complejos instrumentos financieros, como productos crediticios estructurados,» podrían causar estragos nunca antes vistos. La «liberalización,» que el «consenso de Washington» y el FMI habían predicado y ayudado a realizar, amenaza ahora al dólar de USA y a mucho más. «El rápido crecimiento en los últimos años de los fondos de alto riesgo y mecanismos de derivados de crédito aumenta la incertidumbre,» y podría agravar la «turbulencia del mercado y el impacto sistémico» de eventos otrora benignos. Los fondos de alto riesgo, advirtió, ya han «sufrido apreciables pérdidas.»

 

A fines de octubre, de nuevo en el Financial Times, Jean-Claude Trichet, jefe del Banco Central Europeo, deploró estos nuevos productos financieros, que han aumentado y crecido hasta llegar a los billones. Escribió que no podía comprenderlos; que hay poca supervisión al respecto; que muchos no son más que exageraciones; que nada les impide crear inmensos efectos dominó en todo el sistema financiero si se desplomaran, arrastrando también al hacerlo a partes bien reguladas del sistema. Entonces, a comienzos de noviembre, la casi-oficial Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido [FSA, por sus siglas en inglés] publicó un informe que detalló los riesgos existentes para toda la estructura financiera mundial. A pesar de su tono, es dinamita.

 

El documento de la FSA documenta los numerosos riesgos para el sector bursátil privado: apalancamiento excesivo, propiedad ambigua del riesgo, abusos del mercado y negociaciones basadas en información confidencial. Hay conflictos de interés de todo tipo: el sistema es intransparente; los fondos de alto riesgo hacen que peligros inherentes se hagan aún más arriesgados. «Considerando los niveles actuales de apalancamiento y los recientes acontecimientos en el ciclo económico/crediticio, parece inevitable el incumplimiento de pagos de una gran compañía privada basada en acciones o de un grupo de pequeñas compañías privadas basadas en acciones.»

 

En vista de este creciente consenso de riesgos, el 13 de noviembre Sir John Gieve, vicegobernador del Banco de Inglaterra, concluyó, en el Financial Times, que ya no ha sido factible que cada Estado nacional regule crisis financieras hechas y derechas desde fines de los años setenta y que algunos de los métodos para encararlas serían «menos fáciles de desplegar» bajo las condiciones actuales – lo que representa una manera cortés de decir que son irrelevantes. Su conclusión: Los reguladores «deberían practicar el afrontamiento de crisis globales,» «trabajar en conjunto» en ejemplos prácticos para desarrollar métodos, especialmente para evitar los «peligros morales» de ayudar a salvar firmas con problemas, incluyendo «el cierre de una gran firma de manera ordenada.»

 

Las posibilidades de desarrollar un enfoque o reglas transnacionales comunes son casi nulas, aunque sea sólo porque las naciones del mundo son rivales en el intento de atraer a compañías financieras, y la regulación, o su ausencia, es un factor importante cuando se trata de decidir dónde establecerse. Cuando ocurra la próxima crisis financiera, y la probabilidad de que suceda ha aumentado a pasos agigantados, es más probable que nunca que arrastre consigo a toda la economía global. Por lo menos así lo piensan los «expertos.» No lo habían hecho hasta ahora.

 

Por lo tanto la economía puede embrollar la política. Tal vez no, pero podría convertirse en un factor muy importante en la situación general.

 

El poder en Washington

 

El presidente Bush convirtió la elección en un referendo sobre la guerra y fue enérgicamente repudiado; su partido sufrió un desastre. La desorientación, la depresión y la derrota han dejado a la deriva al presidente y a sus neoconservadores. Tienen poder, dos años más, y estamos a la merced de gente irresponsable y peligrosa. Su retórica resultó ser una receta para el desastre en Afganistán e Iraq – una pesadilla surrealista. El público USamericano es en su mayoría contrario a la guerra (un 55% de los que votaron desaprobaron la guerra, la mayoría enérgicamente); votó contra la guerra y sólo tangencialmente por los demócratas, la mayoría de los cuales implicaron vagamente que harían algo respecto a la guerra de Iraq, pero inmediatamente después de la elección reafirmaron descaradamente su apoyo para su esencia. Pero la gente, y los votantes en particular, son molestos en todas partes. Más rápido que en el pasado, reaccionan ante la realidad, lo que significa que los políticos tradicionales tienen que traicionarlos muy rápido. Crean ciertos parámetros decisivos que políticos ambiciosos desobedecen corriendo mayores riesgos que nunca porque la gente se ha mostrado dispuesta a votar para expulsar a los pillos de sus puestos – sean los demócratas en 1952 y 1968 o los republicanos en noviembre pasado. El público USamericano es más contrario a la guerra que nunca, y nadie puede predecir lo que traerá el futuro, incluyendo la posibilidad de que algunos republicanos desborden a los demócratas por una especie de izquierda contra la guerra para poder quedarse en, o reconquistar, el poder. El que la gente sea ignorada cínicamente después – como sucedió inmediatamente después de la última elección en USA – es también un hecho, pero su papel no puede ser sobrestimado ni denegado. La experiencia muestra que nunca se puede confiar en los políticos, llámense como se llamen o en cualquier país en el que podamos pensar. Jamás. Pero los hechos en el terreno – la realidad – son pésimos en la actualidad para los que propugnan las guerras.

 

Israel – el sueño se desintegra

 

Los halcones belicistas en Israel, influyentes desde la fundación del Estado judío, siguen debatiendo su guerra de treinta y tres días en Líbano y los límites decisivos de lo que fuera un día su poder militar impresionante, ultra avanzado y moderno, cuya vulnerabilidad quedó en claro por su aventura libanesa. La prensa israelí está repleta de informes sobre las ofensas sexuales y la corrupción de los ministros. El gobierno de Ehud Olmert está profundamente dividido, desacreditado, y podría caer pronto. El ejército está públicamente dividido y Olmert quisiera echar a su jefe de estado mayor, Dan Halutz, y al ministro de defensa. El proyecto sionista está en un estado de desconcierto sin precedentes, y se impone una profunda desmoralización. El propio Olmert es de una mediocridad total, un político inferior del Likud que apostó a número dos y tuvo suerte. Su comentario, cuando visitó USA a mediados de noviembre, de que la guerra de USA contra Iraq llevó estabilidad a la región enfureció o embarazó a todos. Es básicamente un político astuto pero un hombre muy estúpido.

 

Los análisis más devastadores de la guerra de Israel en Líbano han aparecido en el propio Israel, y «el que el ejército israelí se encuentra en un punto bajo,» según un escritor en Haaretz, ha aguijoneado más que disuadido a Irán. «Casi toda arma ha perdido su importancia y su efectividad en cuanto ha sido utilizada,» escribió Ofer Shelah en Strategic Assessment del Jaffee Center. Los militares israelíes se basaron en un poder de fuego masivo y abrumador lanzado por los medios más modernos posibles y no lograron detener a los misiles entrantes y la movilidad del enemigo, y menos todavía ganar la guerra. Hezbolá no sólo mostró a Siria cómo es posible derrotar al ejército israelí, sino que hizo ganar confianza a Irán en que puede realizar lo que está haciendo. Todo el gobierno y la dirección del ejército mostraron su incompetencia.

 

Desde su propia concepción hubo una ética guerrera en la ideología sionista, compartida con diversos reaccionarios en Europa. La han nutrido tanto su ala izquierda como la Derecha, y Joseph Trumpeldor, el héroe de esa mentalidad militante, fue uno de los fundadores del socialismo sionista – líder de Hashomer Hatzair, la extrema izquierda de esa tendencia. Pero el culto del heroísmo en Israel dejó paso a los tecnócratas militares que leen listados digitales (como lo describe Defense Tech, 20 de noviembre de 2006.) La moral en Israel, especialmente la de los otrora militares elitistas, se ha derrumbado. La industria de armamentos es muy grande, y como sus equivalentes USamericanos necesita subsidios – la guerra basada en ordenadores es muy cara y ayuda considerablemente al empleo. Pero Líbano sólo mostró a Israel lo que los USamericanos han aprendido en otros sitios – ese tipo de guerra se pierde.

 

Existen numerosos peligros, desde el hecho de que políticos fascistas como Avigdor Lieberman lleguen a ser aún más poderosos, a una emigración aún mayor de los judíos con alta capacitación. Esto último está sucediendo, cada vez se limita más la capacidad de Israel de despreciar impunemente a la opinión europea o de que Washington se embarque en aventuras militares de las que Israel saque ventajas. Francia ha advertido a Israel que si inicia una guerra con Irán creará «un desastre total para todo el mundo.» Los precios del petróleo aumentarían, todo el mundo árabe se uniría tras los iraníes, e Israel se convertiría en objetivo, así como otras naciones. Lo que es aún más importante, los estrategas israelíes admiten que las armas nucleares iraníes sólo crearían una relación de disuasión estable entre las dos naciones, y no una «amenaza existencial.»

 

¿Arrepentimiento o Rapto?

 

Ante todo, en Iraq el gobierno de USA encara el fracaso de todo su proyecto para Oriente Próximo, una ilusión en la que los israelíes tienen un profundo interés. Bush y su pandilla están en un estado de denegación, pero USA va por el camino de su derrota en Corea y Vietnam, y sus fuerzas armadas están cada vez más sobre-extendidas y desmoralizadas. Ha basado su política exterior en fantasías y peligros inexistentes, sueños y deseos neoconservadores, sólo en parte para lograr objetivos israelíes igualmente ilusorios de transformar todo Oriente Próximo para que acepte Israel en cualquier forma que se le ocurra al caprichoso electorado israelí. La política exterior USamericana ha estado repleta de peligros desde 1945, y yo los he documentado extensivamente, pero el actual es el peor conjunto de incompetentes que jamás haya ejercido el poder en Washington. «Conmocionó y atemorizó,» para utilizar la frase del recién ido Secretario de Defensa, sólo a sí mismo. Las cosas se desarrollan de modo desastroso para los guerreros conservadores.

 

Sin embargo, es muy difícil anticipar lo que se le ocurrirá a ese gobierno, aunque los desastres de los últimos seis años han disminuido la probabilidad de toda una serie de alternativas. De cierto modo, es algo bueno, aunque el costo en vidas perdidas y riqueza despilfarrada ha sido inmenso. La comisión bipartidaria Baker/Hamilton está profundamente dividida y si – con énfasis en «si» – llega a presentar una alternativa clara, el presidente puede ignorarla si así lo desea. El Pentágono ha formulado alternativas, resumidas como «hazlo en grande,» «hazlo mucho tiempo» – ambas requerirían 5 a 10 años para «iraquizar» la guerra – o «vámonos a casa,» pero también está dividido. Una cosa es segura, a pesar de todo, y es que no tiene ni el personal, ni el material, ni la libertad política para cometer los mismos errores que en Vietnam – como lo exigirían las dos primeras alternativas. No hay opciones en Iraq porque USA ha traumatizado a toda la nación y creado inmensos problemas para los que no tiene soluciones. Nadie puede predecir lo que hará en Iraq porque el gobierno quiere preservar la ilusión de éxito y está genuinamente confundido sobre cómo proceder. Ha producido el caos. Es muy probable que Iraq siga siendo una tragedia, marcada por la violencia, por años. El gobierno Bush ha creado un inmenso desastre involucrando las vidas de muchos millones de personas.

 

Mucho depende del presidente, cuya política ha fracasado terriblemente en Iraq, que fracasa en Líbano, y una de sus opciones es la escalada – guerra con Irán. Israel podría atacar a Irán a fin de arrastrar a USA, pero por sí sólo no puede ser más que un catalizador. Olmert y Bush enfocan estos asuntos de manera notablemente similar. De todos modos, Bush no ha excluido la guerra contra Irán a pesar de las advertencias de numerosos militares de que un conflicto semejante tendría vastas repercusiones, probablemente duraría años, y que USA probablemente perdería la guerra, incluso si utiliza armas nucleares, después de crear un Armagedón.

Una serie de teóricos neoconservadores se han arrepentido de la aventura iraquí, y han llegado a criticar algunas de las premisas básicas que la motivaron, pero sería un error suponer que este gobierno tenga algún contacto con la realidad y que pueda ser educado por el electorado o por intelectuales neoconservadores enajenados. Hay todavía mucha gente en Washington que propugna apostarlo todo, que sigue reteniendo ilusiones fantásticas. Sigue existiendo el factor imponderable del Rapto – fantasía e ilusiones mezcladas con deseos. ¿Está a la vuelta de la esquina la victoria si escalamos con más soldados? ¿Vencerán los soldados iraquíes entrenados por USA a enemigos que han eludido a los soldados USamericanos? Varios teóricos neoconservadores se han arrepentido de la aventura iraquí, e incluso muchos presidentes mucho más sabios persiguieron semejantes quimeras. ¿Por qué no Bush? Los hechos en el terreno, que limitan mucho más el poder de USA que hace seis años, son un factor crítico. Pueden ser insuficientes para impedir una conducta irracional. Simplemente es imposible saberlo.

 

Todos estos factores, y tal vez otros no mencionados, se afectarán mutuamente. El conjunto es frecuentemente menos fuerte que sus partes. Ahora son bienvenidas todas las sorpresas que puedan limitar la libertad de movimiento del gobierno Bush, y aunque el sistema financiero mundial sea el candidato principal para descalabrar los cálculos de USA, seguramente no es el único. Los hechos en el terreno, realidades más que decisiones, son usualmente cruciales, y tenemos a USA perdiendo en su ambición megalomaníaca de conformar el mundo. Ha sido así para muchas naciones dirigidas por hombres de un intelectual muy superior al de George Bush.

 

Los deseos no son realidad y USA tiene una capacidad endémica de insistir en sus deseos y fantasías mientras sean posibles. El deseo lleva a menudo a que se actúe a pesar de todo. Pero ahora sus recursos están mucho más limitados que hace seis años, mucho menores que durante la Guerra de Vietnam – la que perdió. El público USamericana ya está profundamente enajenado, el sistema financiero mundial se tambalea, los recursos militares de USA están virtualmente agotados.

 

Ya veremos.

 

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Gabriel Kolko es el más destacado historiador de la guerra moderna. Es autor del clásico «¿Otro siglo de guerras?,» y de «El siglo de las guerras. Política, conflictos y. sociedad desde 1914.» También escribió la mejor historia de la Guerra de Vietnam; Anatomy of a War: Vietnam, the US and the Modern Historical Experience.» Su último libro es «After Socialism.»

 

 

http://www.counterpunch.org/kolko11252006.html