El operativo llevado a cabo por Hamás y la resistencia armada palestina el 7 de octubre se ha convertido en un mojón histórico. Ha expresado, bajo ropajes musulmanes, la desesperada resistencia a la que se ha ido llevando a la población palestina y por consecuencia a la modalidad de resistencia violenta amparada en aquella fe musulmana. Y la reacción israelí ese mismo día, horas más tarde, también se ha convertido en mojón histórico por su brutalidad, intensidad y precipitación en reducido lapso, de lo que Israel ha proyectado desde siempre hacer con “lo palestino”.
Porque aunque la “respuesta” en sus rasgos más graves y brutales se haya concentrado en la Franja de Gaza (FdG), se está llevando a cabo sobre todo lo palestino, como lo atestigua dolorosamente las incursiones israelíes en Cisjordania y Jerusalén Oriental.
Sobre todo esto, estamos muchos tratando de comprender, informarnos e informar.
Pero con el tiempo transcurrido –estamos prácticamente a medio año de aquel 7 de octubre− el cuadro se ha complejizado y “el escenario del conflicto” nos muestra otras líneas de fuerza que ya no pasan ni por los acontecimientos del 7 de octubre ni por lo estrictamente operativo o militar.
Lo más grave, nos parece, es que la voluntad genocida israelí se está saliendo con la suya, matando de hambre a un número creciente de palestinos, que no son los contabilizables a un día cualquiera, porque la hambruna programada –programada desde décadas atrás (aunque al principio imperceptiblemente)− estira su mortífero efecto sobre los humanos durante largo tiempo, sobre todo con los más débiles o frágiles; con los infantes y los ancianos y ancianas.
Paul Nader,[1] a principios de este mes, estuvo haciendo cuidadosas estimaciones que dejaban a un lado el guarismo congelado de 30 mil muertos (casi todos por bombardeos), en la FdG desde el 7 de octubre, elevando ese número a unos 200 mil muertos (véase mi nota anterior, “Ominoso presente. Una claudicación de la humanidad”, 16 mar 2024).
Hay dos asuntos en marcha, que entiendo claves para entender incluso las causas de esta cuestión y sobre todo la saña con que Israel ha actuado en y sobre la FdG: una acusación de liga o complicidad entre UNRWA y Hamás, y una estimación del futuro de la FdG.
UNRWA es una comisión plenipotenciaria de la ONU encargada de atender la situación creada por el refugio forzoso en 1948 de casi un millón de habitantes palestinos a los que se les negó el retorno tras el fin de las hostilidades.
Hubo que encarar tamaño desarraigo programado, y finalmente los palestinos desplazados violentamente, en muchos casos “con lo puesto”, despojados de sus viviendas, mobiliarios, vestimentas, alacenas, en varios casos llevando el luto lacerante de un ser querido matado fríamente para “apurar” la expulsión, esa masa despojada y atemorizada, ese pueblo en exilio, tuvo que pasar a vivir en carpas necesariamente provisorias. La tarea de brindar alimentos, asistencia, cobijo, quedó entonces a cargo de la ONU, recién creada, para satisfacción de los gobernantes de EE.UU., Reino Unido e Israel.
Eso fue lo encomendado a UNRWA, United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East, en castellano: Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo. No era tarea pequeña; hubo que montar una serie de servicios y suministros y la comisión tuvo que extenderlos a los campamentos poco a poco montados en lo que quedó de Palestina no conquistada por Israel en mayo de 1948 (p ej., en la FdG), en Líbano, en Jordania, en Siria. Al día de hoy cuenta con un personal de unos 30 000 empleados (inmensa mayoría de palestinos) distribuidos en 58 campamentos, en la propia Palestina y en los países aledaños a Palestina que hemos reseñado.
En enero 2024 el gobierno de EE.UU. denuncia la participación de doce trabajadores de UNRWA en el operativo palestino del 7 de octubre. Observe el lector: 12 en 30 mil. Y de inmediato, como si tal participación −si hubiese existido− cuestionara a toda la UNRWA, se suspende TODA la ayuda de EE.UU. No sólo la cuota de EE.UU., fundador y anfitrión de la ONU, puesto que todo su “círculo de hierro” acompaña (como movidos por un resorte, sin investigación propia); Alemania, Reino Unido, Canadá, Holanda, Suiza, Italia, Finlandia y Australia, que también retiran su propia ayuda a la estructura presupuestaria de UNRWA.
¿De dónde provenía la acusación estadounidense? Como los bebitos degollados vistos por Biden, provenía de fuentes israelíes. Pero cuando Guterres y UNRWA encaran la acusación, brota otra: de los indagados, que acusan a Israel de haberlos torturado, para conseguir confesiones de que estaban envueltos en actividades terroristas.
La voluntad chirolita del gobierno de EE.UU. respecto del de Israel es inagotable.
António Guterres y otros funcionarios de ONU seguramente se preguntaron si no habrían actuado atolondrada, ingenuamente, dando por bueno el quite de los aportes nacionales a UNRWA. Quisieron saber porqué no se tomó en cuenta las acusaciones del personal indagado de torturas efectuadas por el aparato policiacomilitar israelí. La contestación de las autoridades de EE.UU. no tiene desperdicio, y nos hablan del estado mental y moral de los dirigentes planetarios: “el vocero del presidente Biden aclaró que el Dpto. de Estado no había visto ninguna información periodística sobre las acusaciones de tortura.” [2]
Por lo menos, con algo de vergüenza, tanto la UE como Suecia, Canadá y Australia retiraron sus decisiones y repusieron la colaboración con UNRWA.
De todos modos, el diferendo está lejos de haberse resuelto.
El segundo aspecto que nos parece desnuda la relación Israel-Palestina y particularmente con el territorio costero de Gaza son las declaraciones recientes de Jared Kushner.
“Hacia el final de un discurso sumamente importante
el gran hombre de Estado al tropezar
con una hermosa frase vacía
cae dentro
y desamparado abriendo mucho la boca
jadeando enseña los dientes
y la caries dental de sus pacíficos razonamientos
deja al descubierto el nervio de la guerra
el delicado asunto del dinero.[3]
Kushner es yerno de Donald Trump y se lo conoce por haber sido uno de los patrocinadores del Acuerdo del Siglo, encarado inicialmente en 2020 para resolver el diferendo palestino-israelí.
Un peculiar acuerdo, el patrocinado por Kushner, puesto que no lo firman palestinos e israelíes, sino israelíes y estadounidenses. La sola mención de los firmantes dice a las claras el valor que el sionista Kushner, y todo Israel, concede a lo palestino.
Esta joven promesa política, desde su reposera en Miami estuvo lucubrando una solución, otra solución para la FdG, despachándose con el nervio de Prévert: “La costa de Gaza es muy valiosa y habría que despejarla [tiene palestinos] y limpiar la playa.[4]
Al delicado asunto del dinero de Prévert, que no es tan delicado, habría que agregarle el del racismo incurable y el supremacismo judío en la desfachatada receta de Kushner.
El amo en cuestión opinó que habría que transportar a los gazatíes al desierto de Négev, en el sur israelí.[5]
Como nuestro hombre no escatima imaginación para transportar y depositar “el paquete palestino”, también se le ocurrió que se podría, “con diplomacia”, alojarlo en el Sinaí, otro desierto (mayor que el de Négev). Aunque le pareció mas seguro mantener ‘el rebaño’ dentro de fronteras.
De todos modos, dando muestra de su inopia histórica, su ignorancia crasa, consideró que Gaza carecía de todo antecedente valioso, “fue solo una cosa”. “Egipto la usó alguna vez y con el tiempo tuvo diferentes gobiernos.” (ibíd.). Ignora olímpicamente que ese territorio se cuenta entre los de agricultura más antigua de la humanidad, por ejemplo.
En la entrevista se le preguntó si los palestinos no deberían tener su propio estado a lo que respondió:
“Es una pésima idea. Que básicamente constituiría una recompensa por actos de terror.” [sic] Una sencilla identificación de lo palestino y lo terrorista: “Los problemas complejos tienen soluciones erróneas que son sencillas y fáciles de comprender”.
Patrick Wintour nos aclara que el contenido de semejante reportaje fue modificado el 20 de marzo. Que la versión original fue del 15 de febrero y que como video salió a luz el 8 de marzo.
Recogemos la versión inicial de Wintour porque nos interesa no el Kushner expurgado por comunicadores más sagaces, sino el pensamiento espontáneo de un hacedor de destinos ajenos, como el joven yerno del actual candidato a retomar la presidencia de EE.UU., Donald Trump.
[1] https://www.unz.com/article/how-many-gazans-have-already-died-perhaps-200000/.
[2] Brett Wilkins, “US State Department Claims It Hasn’t Seen Reports of Israel Torturing UNRWA Staff”, https://www.antiwar.com, 24 mar 2024.
[3] «Discurso sobre la paz», Jacques Prévert.
[4] Reportaje de Patrick Wintour del 15 de febrero 2024 desde la Universidad de Harvard en Middle East Initiative. https://www.theguardian.com/us-news/2024/mar/19/jared-kushner-gaza-waterfront-property-israel-negev.
[5] No dando puntada sin hilo. Hace menos de un año Israel desalojó otra buena parte de la población beduina (nómade), asentada milenariamente en ese sitio. Con Israel han sufrido un proceso de sedentarización forzosa. Una población que con sus migraciones internas solía cerrar sus circuitos alimentarios. Pero los beduinos en el Négev nunca han sido más que escasos cientos de miles. Y la FdG decuplica, pese a la mortandad reciente y creciente, esos guarismos.
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