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Compromiso político-intelectual de María Zambrano

Fuentes: La Jornada

El compromiso político que María Zambrano asume en los últimos años de la dictadura del general Primo de Rivera, los de la Segunda República, la Guerra Civil y, ya fuera de España, en el exilio, en el que su compromiso trasciende su carácter político para ser sobre todo moral, humano. En esas diversas circunstancias, María […]

El compromiso político que María Zambrano asume en los últimos años de la dictadura del general Primo de Rivera, los de la Segunda República, la Guerra Civil y, ya fuera de España, en el exilio, en el que su compromiso trasciende su carácter político para ser sobre todo moral, humano. En esas diversas circunstancias, María Zambrano lo hace suyo respectivamente como estudiante, profesora de filosofía y, finalmente, como escritora y filósofa al margen de toda vida académica (….)

Pero, siempre se trata de un compromiso intelectual que, cuando es político, lo es en el amplio sentido que, para ella, tiene la política desde su primer libro, Horizontes del liberalismo. No es el suyo el compromiso que exige un partido político a sus miembros, pues María Zambrano nunca militó en ninguno (…) Pero, el hecho de que no militara no significa que María Zambrano, en los años anteriores a la Guerra Civil y durante ésta, no tuviera relaciones con los partidistas republicanos y con el Partido Socialista, así como con destacados miembros de ellos y con militantes y simpatizantes comunistas, entre ellos Rafael Alberti, Emilio Prados, Herrera Petere y Miguel Hernández (…)

Es, innegable que, en las circunstancias mencionadas, María Zambrano se compromete políticamente y que, con sus escritos, e intervenciones en la plaza pública (…) Para ella, la política, o más exactamente: la revolucionaria, es inseparable de la vida, pues no es un apéndice de la razón ni de la supra-razón y, por ello, está comprometida con la vida misma. Y, a su vez, por esta asociación entre política y vida que, a nuestro juicio, está en la base del compromiso político, el intelectual no comprometido, es el intelectual inactivo que María Zambrano caracteriza citando estas palabras de la novela Niebla, de Miguel de Unamuno, como aquél para el que todo era teoría. Gentes sin pasión política, de invernadero.

Y, ¿cuál es la posición ideológico-política que en el libro citado sostiene su autora y que la inspira como intelectual activo en los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera? Es el liberalismo, o más exactamente: el nuevo liberalismo que introduce en el liberalismo clásico un importante correctivo en el plano social, pues sin él ese viejo liberalismo se estanca por su vinculación al capitalismo. A ese nuevo liberalismo llega María Zambrano a través de una crítica del sistema capitalista que, por su radicalidad, podría hermanarse con la que siempre le ha hecho el marxismo. El liberalismo -dice- se asienta sobre la esclavitud y sólo sobre ella puede alcanzar sus postulados. Pero, ¿a qué esclavitud alude María Zambrano? No, ciertamente, a la jurídica de la Antigüedad, ni tampoco a la esclavitud política que, con las revoluciones modernas, burguesas, ha sido abolida al establecerse la igualdad de los hombres ante la ley. Se trata de la esclavitud disimulada cristianamente… en las sociedades liberales modernas.

De acuerdo con la crítica que María Zambrano hace del liberalismo y con su propuesta de otro nuevo, cabe deducir que para ella se trata de la esclavitud económica, propia de la moderna sociedad capitalista, en la que ve la negación misma y efectiva de la libertad y de los derechos humanos que postula el liberalismo.

Podríamos decir que ese liberalismo que propone María Zambrano y que apunta, como ella dice, a la liberación del hombre y no de una clase, equivale -no obstante sus críticas al marxismo y a la Revolución Rusa de 1917- al proyecto emancipatorio de Marx. Digamos, también por nuestra cuenta, que estas críticas de María Zambrano, dirigidas a cierto marxismo -el dogmático dominante-, así como al socialismo que, ya en los años 30 del siglo pasado, en la Unión Soviética, pasaba, usurpándolo, por ser el socialismo, nos parece que daban en el blanco. Con ellas, además, María Zambrano se adelantaba a las críticas que, en los años 60 del siglo XX, hacían algunos intelectuales marxistas en Occidente, rompiendo con la ortodoxia que les llegaba de los países del Este.

(Fragmentos de la conferencia dictada este viernes por el filósofo en la Residencia de Estudiantes de Madrid)