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Con Mahmud Abbas (AbuMazen) ¿hay nuevas perspectivas de solución?

Fuentes:

Introducción Se nos bombardeó machaconamente, de parte de los dos gobiernos, de Sharon y Bush, sobre la idea de que el fallecido dirigente palestino Yaser Arafat era un obstáculo al proceso de paz, que no era parte de la solución sino del problema. Desde entonces se nos presentaba a Mahmud Abbas como la alternativa viable […]

Introducción

Se nos bombardeó machaconamente, de parte de los dos gobiernos, de Sharon y Bush, sobre la idea de que el fallecido dirigente palestino Yaser Arafat era un obstáculo al proceso de paz, que no era parte de la solución sino del problema. Desde entonces se nos presentaba a Mahmud Abbas como la alternativa viable y que con él como dirigente palestino se abría ya no el camino, sino la autopista de la paz. La realidad no responde a éste planteamiento, que sólo servía para ocultar el deseo de ambos de dilatar la solución del conflicto, pero por falso que sea el mencionado enfoque, la realidad no tiene que ser lo opuesto, con que sea diferente cambian tanto el diagnóstico como la solución. Para una cabal comprensión de la temática hacen falta ciertas precisiones, aunque algunas de ellas puedan parecer axiomáticas pero no por ello dejan de ser ineludibles.

Primero: Tener en claro las diferencias entre las elecciones palestinas y las de Iraq. La diferencia es substancial y resultado de la diferencia entre la naturaleza de una ocupación y de la otra. La ocupación de Iraq responde a la típica acción colonial del siglo XIX, una metrópoli que envía su ejército para controlar un país dado y sus recursos naturales. Es indudable que ciertos detalles de esta ocupación son más de actualidad, dado que estamos iniciando el siglo XXI, pero en lo substancial sigue siendo la misma. En este contexto unas pretendidas elecciones solo darían legitimidad a la misma ocupación y se convierten en herramienta para su continuación.

En cambio la ocupación de Palestina, es decir, la creación del Estado israelí, es un colonialismo de otra índole, su finalidad, tal como la definió Theodor Hertzel, fundador del Movimiento Sionista, es «crear en Palestina un Estado tan judío, como Inglaterra es inglesa y Francia es francesa». Cuando Sharon exige el reconocimiento del carácter judío de Israel, solo está actualizando el mismo concepto. Esto quiere decir que los nativos, los palestinos, en tanto sociedad, economía, cultura y realidad humana están llamados a desaparecer, por lo tanto el primero paso es la disolución de todo tipo de estructuras palestinas en éste espacio geográfico sean políticas, económicas, culturales, etc. En este marco de referencia el ejercicio democrático de las elecciones, presidenciales, municipales o del tipo que sea, se transforma en una herramienta de la reafirmación nacional palestina, en una herramienta más en su lucha por existir como entidad nacional.

Por lo tanto no es de extrañar que al término del periodo presidencial de Yaser Arafat en 2002, tanto Israel como EEUU hayan rechazado en seis ocasiones las iniciativas palestinas de realizar elecciones presidenciales, legislativas y municipales, al tiempo que declaraban machaconamente que la condición para que los palestinos avancen en el camino de las negociaciones era cambiar su dirección política. Dicho de otro modo era una persistente invitación a la guerra civil, a un golpe de estado o al asesinato de Arafat. Cualquiera que sea el caso, habría sido un peldaño más hacia la disolución nacional. Quizás conociendo ésta dinámica podamos entender los motivos del vuelco y la ejemplaridad que han demostrado los palestinos tanto en la transición pacífica de la sucesión, en las elecciones municipales parciales del mes de diciembre y enero como en las elecciones presidenciales.

Ya a la muerte de Arafat, que de acuerdo con los alegatos de Sharon y Bush, era el obstáculo para la paz y la instrumentalización que habían hecho de Abbas como el polo opuesto han hecho que la posible negativa a la voluntad palestina de ejercer su democracia y elegir un nuevo presidente, les habría dejado en demasiada evidencia. El hecho señalado es importante entenderlo en su cabal significado, no sólo por lo que implica para los propios palestinos, sino para el resto del mundo, en la medida en que ello deja en claro que lo ejemplar de la democracia palestina ni es ningún éxito de Bush, más bien es un triunfo de su lucha por su emancipación y liberación.

Segundo: Frente a la monopólica campaña de relaciones públicas, no de relaciones políticas, de parte de EE.UU. e Israel se hace necesario recordar ciertos axiomas, ciertas reglas del juego tanto en la paz como en la guerra y que representan ciertos avances de la convivencia humana.

a. Los votos que llevaron a Mahmud Abbas a la presidencia de la Autoridad Autónoma palestina, no fueron los votos de los israelíes, sino de los palestinos. Estos últimos le dieron su voto por un programa político concreto. Esto quiere decir que su prioridad no es la seguridad de Israel, sino asegurar la creación de un estado palestino soberano e independiente en parte del suelo patrio palestino. Obviamente si este futuro estado palestino pueda implicar una seguridad mutua, una seguridad bilateral de palestinos y de israelíes, -y de hecho lo implica- pues mucho mejor para ambos. Pero tal y como lo expresó el mismo Abbas en su investidura, denunciando que la política del dictado no es el camino de la paz, este camino tiene que pasar, forzosamente, por la negociación. Y esto es lo que llevan años, tanto Bush como Sharon, obstaculizando y rehuyendo.
b. La negociación como salida a los conflictos en general, y a los de liberación nacional en particular, en la mayoría de los casos, se realizaron sin ningún cese de las hostilidades, como el caso de Vietnam. Ahora bien, si es viable esta tregua entonces será mejor para las negociaciones. Pero para una comprensión mejor de este punto habrá que tenerse en cuenta que desde 1967 Israel ocupa y sigue ocupando hasta el momento actual, tanto la Orilla Occidental del Jordán como la Franja de Gaza. Hasta el momento y con todo su poderío militar y los «eficientes» servicios de seguridad que dispone no fue capaz de poner fin al accionar palestino contra su ocupación. ¿Cuál es el motivo de suponer que una endeble estructura como la de la Autoridad Nacional Palestina, pueda hacerlo? ¿A cambio de que tiene que hacerlo? ¿A cambio de un inexistente compromiso o reconocimiento israelí de la necesidad palestina de un estado propio, viable, con continuidad territorial, independiente y soberano? ¿A cambio de la negativa israelí de reconocer que un cese de hostilidades es un compromiso bilateral entre ambas partes? ¿A cambio de la insistencia israelí de que tal cese es cuestión que atañe sólo a los palestinos y que no incumbe a Israel? Es decir un llamado abierto a la guerra civil entre los palestinos. ¿A cambio de la ausencia total, de parte de cualquier gobierno israelí, sea del Likud o del partido Laborista, de poner fin a su ocupación?, compromiso que podría configurar una horizonte, una salida al conflicto y, de este modo, coadyuvar a atenuar la desesperación de las mayorías palestinas.
c. En los conflictos de liberación nacional, la parte que tiene que dar concesiones, es precisamente la parte que ejerce la ocupación y el colonialismo y es así por la naturaleza del conflicto. Es la parte que por la fuerza de las armas se ha apropiado de un territorio, violado los derechos de su población y por la misma fuerza de las armas los oprime diariamente y en todos los aspectos de su vida y actividades. Estas concesiones son precisamente el factor que pondría fin a esta ocupación y conduciría a la solución del conflicto. Exigir a la parte ocupada, como lo hacen Israel y EE.UU., mayores concesiones, sólo obliga a la parte ocupada ceder los derechos que precisamente ha desplegado su lucha para recuperarlos. Este tipo de concesiones, serviría únicamente para prolongar el hecho colonial y alargar el conflicto.

Parámetros Actuales.

Nabil AbuRdeinah acompañó largos años a Arafat largos y durante más de una década ha sido el más cercano colaborador, consejero y portavoz de Arafat hasta su muerte en el pasado noviembre. En una corta entrevista concedida al periódico Saudita, editado en Londres, Alhayat (19-01-2005) arroja suficiente luz sobre los saltos, sustos y sabotajes que sufrió el proceso de paz desde su inicio con los Acuerdos de Oslo. AbuRdeinah dice; «Hay dos puntos de ruptura, uno es el asesinato de (el ex primero ministro israelí, Isac) Rabin, en éste momento Arafat tuvo conciencia de que cierta parte está interesada en sabotear el Proceso de Oslo, es decir, el Proceso de Paz e impedir la retirada israelí de los territorios palestinos. El otro punto fue en Camp David(1) donde se intentó imponer un arregló político que la dirección palestina en su totalidad rechazó. Tanto el hermano AbuMazen (Mahmud Abbas, actual presidente electo) como el hermano AbuÀlaà (Ahmad Kuraì, actual Primer Ministro), acompañaban a Arafat en toda la negociación de Camp David y con plena participación en las decisiones. El hecho dejó en claro para el gobierno israelí como para ciertos elementos de la derecha incrustada en la Administración norteamericano, que no es posible imponer un arreglo que no responda a los mínimos palestinos. Así se decidió congelar el proceso de paz y marginar a Arafat o acabar con él de un modo u otro debido a su firmeza en sostener estos mínimos palestinos; Las fronteras del 4 de junio de 1967, la cuestión de Jerusalém, Arafat se mantuve firme en la defensa de Jerusalém, del Aqsa, de los santos lugares cristianos e islámicos así como en defender la necesidad de una solución justa del problema de los refugiados palestinos y la creación de un Estado Independiente palestino».

A partir de este momento Sharon hace que su ejercito vuelva a ocupar (el 28-09-2000) todo el territorio bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), destruye toda la infraestructura de sus fuerzas de seguridad, impide su actuación y su portación de armas (al mismo tiempo no dejaba de exigir su actuación inmediata contra la violencia de los grupos palestinos), enclaustra a Arafat en Almukata, la va destruyendo parte por parte, dejando a Arafat algo más de dos cuartos, pero menos de tres, le corta la luz y el agua, etc. En reiteradas ocasiones anunció públicamente la decisión israelí de expulsar a Arafat o de matarlo. En todo esto la actitud de la Administración Bush era benevolente.

Sobre la muerte de Arafat a quién acompañó en sus últimos días en Paris AbuRdeinah dice «los (médicos) franceses volvieron a realizar los mismos exámenes que se habían realizado en Ramallah para asegurarse de que Arafat no padece de una enfermedad concreta. El hecho sorprendió a los médicos. Estaban seguros de que sanará pero su salud estaba empeorando constantemente. En la noche del 2 de noviembre (2004) su salud decayó de modo alarmante por lo cual se le trasladó a cuidados intensivos, pero ello no detuvo el proceso hasta que feneció en la madrugada del 11 del mismo mes… Los médicos franceses nunca pudieron diagnosticar la razón de su muerte. Esta razón parece que se mantendrá en secreto»…

Bien esto es parte del cuadro que antecedió el proceso de sucesión y de las elecciones presidenciales que se concluyeron con la elección de Mahmud Abbas (AbuMazen) como Presidente del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina así como Presidente de la ANP.

Efraín Levi es uno de los altos oficiales de la Inteligencia Militar israelí «Aman», es doctorado de la Universidad de Tel-Aviv e investigador del Centro Dayan entre otros altos cargos. En un artículo publicado en el periódico israelí Haartz y reproducido por el periódico palestino semi-oficial Al-Ayyam el día 19 de enero de este año, apunta a la necesidad de diferenciar entre el Gobierno de la ANP (Autoridad Nacional Palestina) y la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), que si bien desde el proceso de Oslo la segunda se la menciona cada vez menos, pero es la parte palestina responsable de las negociaciones con Israel y no la ANP (que sólo es responsable de solucionar los problemas de los palestinos que viven en estos territorios). El hecho emana de que la OLP es la que engloba en su seno a todos los palestinos, tanto los que viven bajo ocupación como los de la Diáspora. Como tal, es la titular de estas negociaciones. Levi señala a continuación que Mahmud Abbas ha sucedido a Arafat, tanto en la presidencia del Comité Ejecutivo de la OLP como en la presidencia de la ANP y apunta que «la posición política palestina respecto al arreglo final y permanente tiene un margen limitado de maniobra tal y como se vio en la negociaciones (Camp David) y que no se modificó a raíz del enfrentamiento (la Intifada II que provocó Sharon con su visita, acompañado de tres mil policías, a la mezquita de Al-Aqsa). Mahmud Abbas, su destacado representante, no tiene la facultad de cambiar esta posición y no tiene la intención de reclamar tal cambio».

Esto es un reflejo israelí de una realidad palestina. Las resoluciones del Consejo Nacional Palestino (Parlamento palestino y máxima instancia de la OLP) en 1974, especialmente el Programa de Diez Puntos que ya reconoce una solución consistente en dos estados, como las resoluciones del mismo Consejo Nacional en 1988 que da carácter oficial a esta misma solución y la fundamenta en su reconocimiento del Plan de Partición de Palestina tomada por las Naciones Unidas en 1947 y configura una plataforma mínima palestina (mencionada arriba en este mismo artículo) basada en las resoluciones de la ONU; la resolución 242, 338, y por último la 1397 que reconoce la necesidad de la creación del Estado Palestino. Dicho de otro modo que este mínimo palestino -por el cual Arafat rechazó, en Camp David, la imposición de una solución que no lo contempla-, reúne dos características; la primera es que es un punto de aceptación de todas las partes palestinas independientemente de las muchas diferencias que tengan en los demás temas. La segunda es que es un mínimo pasado en la misma legalidad internacional, en las mismas resoluciones de las Naciones Unidas que recoge la Ruta del Camino que lanzó Bush junto con la Unión Europea, la ONU y Rusia y que conforma el marco de solución aceptado internacionalmente.

Otro dato que añadir a lo anterior, es que quién ha dado seguimiento a todas las negociaciones habidas a lo largo de dos décadas y que han desembocado primero en los Acuerdos de Oslo y posteriormente en la Ruta del Camino, y lo ha dado desde su responsabilidad institucional como miembro del Comité Ejecutivo de la OLP responsable de estas negociaciones, fue precisamente Abbas. Es decir que no sólo conoce perfectamente este mínimo palestino sino que ha contribuido a su formulación y tanto en su programa electoral como en su investidura lo ha asumido plenamente. Otro aspecto de Abbas que es conveniente dar a conocer es que desde la década de los setentas, se iniciaron los primeros contactos palestinos con fuerzas políticas y sociales israelíes y que se fueron multiplicando con el paso del tiempo. Tales contactos tuvieron su lugar en Europa Occidental y Oriental. La socialdemocracia europea fue uno entre otros cauces que ayudaron a iniciar estos contactos. Arafat los supervisaba, pero Abbas daba seguimiento continuo a su desarrollo. Si a lo anterior le añadimos su trayectoria académica e intelectual, incluida su tesis doctoral, vemos que es un conocedor tanto del sionismo como ideología y acción, y de la cultura y la historia judías. Es decir, estamos hablando de un interlocutor privilegiado para negociar la paz con Israel.

Por el otro lado, por el lado israelí, asistimos desde finales de la década de los setentas, es decir desde que el Likud bajo el liderazgo de Menahim Begin asume el poder, a un giro lento, acumulativo y constante, de la sociedad israelí hacia la derecha. Es un giro que abarca todo, la sociedad y sus instituciones. Los partidos de centro izquierda, como el Laborista siguen padeciendo un marcado debilitamiento como derechización. Lo mismo se puede afirmar sobre los demás componentes minoritarios de la izquierda israelí. En cambio, la derecha, se fortalece, se extiendo y se atomiza al mismo tiempo. Cada paso dado hacia posiciones de derecha provoca más pasos y el surgimiento de nuevas fuerzas políticas para representar estos giros. De este modo la mayor fuerza política de la derecha israelí, el Likud, dispone de un gobierno de coalición presidido por Sharon, que desde hace aproximadamente medio año ha perdido su carácter mayoritario a parte de sufrir fuertes disidencia en el seno del mismo Likud. La lógica impone elecciones adelantadas, pero nadie la quiere, ni gobierno ni oposición, todos temen salir perdiendo(2) . Los repetidos intentos de Sharon de ampliar las alianzas de su gobierno le ha permitido, con la incorporación del Partido Laborista, lograr el voto de 55 deputados de un total de 120. De hecho hasta el momento Sharon tiene dificultades para lograr la aprobación definitiva de su propio Plan de Separación Unilateral (donde parte de su partido Likud ha pasad a la oposición), como del presupuesto anual del 2005, que hasta ahora no está aprobado. Dicho de otro modo, estamos frente a un interlocutor israelí que no reúne las condiciones apropiados ni tiene la suficiente fuerza política que asegure la aplicación de lo acordado. Y lo peor, los hechos ponen en duda su disposición real y sincera de buscar y negociar una salida negociada. Esto ya lo veremos más adelante.

Situación actual y perspectivas

Hasta el final del gobierno del laborista Ihud Barak, en el terreno se había avanzado con dificultades en la aplicación de los acuerdos parciales y con las negociaciones de Taba, al final del mandato de Barak, quedaban detalles para terminar las negociaciones finales. Todo fue abortado con la llegada al poder de Ariel Sharon.

En cuanto a las medidas parciales, ya se había completado la entrega a la ANP la totalidad de la zona a, es decir la zona de exclusivo control palestino. Se había avanzado bastante en la negociación para la entrega de la zona b, es decir la zona de control mixto. La zona c, de exclusivo control israelí, se tenía que entregar al concluirse las negociaciones finales. Y como apuntábamos líneas arriba estas negociaciones de la etapa final les quedaba poco por concluir. Pero para una comprensión cabal de la temática es conveniente hacer ciertas puntualizaciones de cómo las negociaciones en Camp David no pudieron satisfacer los mínimos palestinos.

1. Respecto a la recuperación total de los territorios palestinos ocupados en la guerra de 1967, en aplicación de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU. Es decir la vuelta a las fronteras del 4 de julio de 1967. La dirección palestina, en las negociaciones de Camp David, como señal de buena voluntad aceptaba una modificación que podría abarcar el 3% del territorio para los necesarios ajustes fronterizos a condición de que sea compensado por otros territorios israelíes. En un primero momento Barak como Clinton exigían un porcentaje del 8%, en otro momento el 13% y finalmente plantearon el 18% del territorio(3) .
2. Para la parte palestina, para la ONU, y la mayoría de los gobiernos del Mundo el sector oriental de Jerusalém, es parte integrante de los territorios palestinos ocupados en 1967, y como tal su anexión a Israel es una de hecho y no de derecho. De este modo a excepción de El Salvador y de Costa Rica, todos los demás países mantienen sus embajadas en Tel-Aviv y no en Jerusalém, esto incluye a EE.UU. La solución palestina para este problema consiste en mantenerla como ciudad unificada y abierta para todos por un lado, por el otro, la parte occidental será la capital de Israel y la parte oriental será la capital palestina. Cada parte ejercerá su soberanía en su capital, a excepción del barrio judío y el Muro de los Lamentos, ubicados en la parte palestina, estarán bajo soberanía israelí. Barak y Clinton presentaron soluciones de malabarismo que no tenían sustento ni político ni jurídico, como que la soberanía palestina estará limitada a la superficie pero que no incluye ni el subsuelo ni el aire o que tal soberanía solo es administrativa.
3. En cuanto al derecho al retorno de los palestinos del exilio a sus hogares y propiedades o a la compensación consagrados en la resolución 191 de la ONU, paradójicamente un gobierno como el israelí que tiene una ley bajo el mismo nombre «La Ley del Retorno» que tiene el fundamento devino de «la tierra prometido al pueblo elegido», es decir alega un derecho del retorno que salta por encima de dos mil años, derecho exclusivo para los judíos de todo el mundo y niega este derecho a los palestinos. El argumento de Barak y Clinton era que el ejercicio de tal derecho por parte palestina implica la alteración del carácter judío de Israel. Aquí volvemos a lo que mencionaba al principio de este documento en referencia a la concepción racista del Estado de Israel de tener que ser «tan judío como Inglaterra es inglesa y Francia es Francesa» tal como decía el fundador del movimiento sionista y como lo actualiza Sharon con el término de «Carácter judío de Israel». En tal sentido, Barak y Clinton negaban como principio este derecho a los palestinos y planteaban como concesión el posible retorno en un largo tiempo definido por el gobierno israelí de un número reducido de palestinos, la cifra mayor que sugirieron fue de 140 mil personas. Los palestinos que viven el exilio superan los 4 millones.

Desde la perspectiva israelí, Sharon no tiene la menor intención de negociar estos mínimos palestinos. Ha actuado en tres ejes complementarios y todas sus maniobras giran alrededor de estos ejes y con el ánimo de allanarles el camino. Por un lado convenció a Bush y su Administración de otorgarle las famosas cartas de garantías, con los cuales ha dinamitado los fundamentos jurídicos del arreglo. Si no cierra, dificulta de manera considerable la vuelta a las fronteras del 4 de julio de 1967. Refuerza la posibilidad de anexionar al territorio israelí tanto la parte oriental de Jerusalém como de los demás bloques de colonias israelíes en la Orilla Occidental, es decir todo lo que queda al occidente del Muro de Segregación.

El segundo Eje es la construcción del Muro de Segregación. El pretexto para su construcción fue la seguridad. Esta lógica implica que el muro tendría de segregar israelíes de palestinos con el fin de acabar con la violencia de los segundos, para ello tendría que construirse sobre la línea divisoria entre ambas partes, es decir la línea fronteriza del 4 de julio de 1967 y con ello adquiere legalidad y legitimidad. Pero de hecho este muro no sigue esta línea, sino que se adentra en el territorio palestino, separa palestinos de palestinos, lo separa de sus campos de cultivo, de sus centros de trabajo, de salud, de educación, separa entre los miembros de la misma familia, serpentea unos 700 kilómetros en un territorio de solo 5500 km2 y se apropia del 42% del territorio palestino. Frente al temor palestino y de la comunidad internacional de que este muro se convierta en una frontera entre Israel y el futuro Estado palestino, todo el gabinete israelí se apresuró a lo largo de meses en reiterar que no es ninguna frontera que solo tiene una función de seguridad. Bien, ahora, si que está funcionando como frontera, de momento en Jerusalém. Ya desde junio pasado Israel ha estado expropiando propiedades palestinas en Jerusalém con el pretexto de que sus propietarios viven al otro lado del Muro, y por lo tantos en un territorio no israelí, y en este caso les es aplicable la Ley del Ausente, y sus propiedades pasan automáticamente al estado, sin ningún juicio ni arrbitraje ni indemnización, es decir gratis, aunque estos propietarios solo estén a 500 metro, pero están al otro lado del Muro de Segregación, el Muro ya es frontera.

El tercer eje es el de la zanahoria. Es el de la retirada unilateral de la Franja de Gaza. Pero antes de analizar las intenciones de Sharon respecto a esta cuestión, echemos un vistazo a la situación de la Franja de Gaza. Es una franja de territorio que tiene una extensión de 364 km2 donde vive alrededor de un millón y medio de palestinos en el 75% del territorio, el restante 25% está dedicado para unas 17 colonias israelíes donde viven algo más de 7 mil habitantes. Esta desproporción es aplicable al agua entre otros recursos. Hoy por hoy el Gobierno israelí les tiene que dedicar unos 60 mil soldados para su protección aparte de su red de carreteras exclusivas, etc. Queda claro que si Sharon hace un favor con esta retirada es un favor a si mismo en primer lugar. Esta conclusión se refuerza si vemos que quiere realizar la retirada unilateralmente, sin vincularla a la Ruta del Camino, ni a próximas retiradas sustanciales de la Orilla Occidental. Su idea principal es que Gaza se ha vuelto un rompecabezas que no tiene solución, su retirada le da las condiciones necesarias para poder completar el Muro de Segregación y digerir la mayor proporción de la Orilla Occidental mientras impone a los palestinos un estado provisional sin fronteras definidas todavía y que tendría que durar dos o tres décadas para lograr ya una definición final. Es decir nada de Estado Palestino, sino simples y horrendos bantustanes.

En el otro lado, el palestino, el planteamiento de Abbas es más sencillo y claro, consiste en primer lugar en lograr la implementación de este mínimo palestino. La vía para ello tiene dos ejes, también complementarios; uno es la continuidad de la lucha palestina, de la Intifada II, pero sin el recurso militar. Es una posición que mantiene prácticamente desde el inicio de la misma. Nunca ocultó su posición de mantenerla por la vía de las luchas cívicas y de masas. El otro eje es la continuidad de las negociaciones. La aplicación de estos dos ejes impone el logro de un consenso palestino por lo tanto un mecanismo para lograrlo y evitar el uso de la violencia coercitiva con la oposición palestina. Para tal efecto está recurriendo al dialogo para concertar este mecanismo. De hecho avanzó en lograr, en un tiempo bastante corto, un apaciguamiento que permita por un lado sentar a Israel a la mesa de negociaciones y por el otro abrir; los marcos institucionales de la OLP a la oposición islámica de Hamas y la Jihad (las otras partes de la oposición ya están integradas en la OLP), reactivar la misma y de este modo hacer que todos participen en las decisiones respecto a la negociación con Israel. En cuanto a la participación en las decisiones políticas que atañen a la ANP, ya está acordado que la participación de todas las organizaciones (incluida Hamas y Jihad) en las cercanas elecciones legislativas de julio próximo abriría el marco de esta participación. Este enfoque, junto con otros elementos referentes a la corrupción y las reformas administrativas y judiciales, configuró el programa electoral de Abbas.

En los hechos, Abbas demostró en pocos días, al lograr un periodo de apaciguamiento que permita el logro de un acuerdo bilateral de alto el fuego, como paso previo a las negociaciones, que el factor político es mucho más útil que todo el poder del ejercito israelí para poner fin a la violencia y que la política extrema de Sharon de buscar la seguridad a través de la violencia monopólica de estado no ha hecho mas que alimentar el circulo vicioso de la misma y que la seguridad de Israel no pasa por una guerra civil palestina.

En el lapso de tiempo transcurrido de este periodo de apaciguamiento, Israel ha reiniciado la construcción del Muro de Segregación, acelerado la aplicación de la Ley del Ausente a las propiedades de los palestinos en Jerusalém, continuado con sus destructivas razias militares contra ciudades y campos de refugiados, con las detenciones arbitrarias de centenares de palestinos, con el asesinato de civiles con un balance de 17 muertos que incluyen a dos perturbados mentales, uno de 29 años y el otro de 60, dos niñas; una de tres años que fue alcanzado mientras desayunaba con su familia y en su propia casa y la otra de diez años estando en su escuela.

Frente a la reacción de Hamas que bombardeó con morteros dos colonias israelíes en la Franja de Gaza, Israel congeló la retirada de sus tropas de los territorios ocupados ha negado a la parte palestina participar en la elaboración de las listas de prisioneros palestinos a liberar y endureció sus posiciones. Esto ya es un escenario conocido. Es repetición de su actitud que hizo fracasar el apaciguamiento que había logrado el mismo Abbas cuando era Primer ministro de Arafat en el año 2003. La iniciativa del presidente Egipcio Mobarak, pretende salvar esta histórica posibilidad de volver a las negociaciones y lograr una salida política a un crónico y clínico conflicto invocando a una cumbre en Sharm El Sheij con la participación del mismo, de Sharon, de Abbas, del Rey jordano Abdulah II y la todavía no confirmada asistencia de Condoleezza Raise.

Hasta el momento los indicios y señales procedentes de parte del gabinete israelí no contienen ningún cambio de actitud. La pregunta gira alrededor de cuales serían las posibilidades de éxito de esta oportunidad. No parecen ser muchas, más bien inexistentes. Sharon y sus acólitos han probado con creces su desprecio a la opinión publica internacional, a la ONU, a la Unión Europea a la misma Ruta del Camino, y la Cumbre Sharm El Sheij no les va a servir más como un show donde expondrán sus morosos anhelos de paz, y los pretendidos enormes sacrificios que están haciendo para tal fin. Shlomo Ben Amí, ex ministro del interior en el gobierno de Barak, y ex embajador israelí en Madrid, con quién no coincide casi en nada, a excepción de su idea de que ambas partes no van a avanzar en el camino de la negociación y la paz y es inevitable la intervención de una tercera parte no sólo en calidad de mediadora, sino con capacidad de coerción sobre ambas partes. Claro está que la idea así y sin matización puede ser muy peligrosa si esta tercera parte resulta ser Bush. En este caso estaríamos con la presencia del doble de Sharon. Esta es una oportunidad para darle su espacio a la Unión Europea y en el marco de que el problema crónico sea devuelto al seno de las Naciones Unidas de donde no debería de haber partido.

* Politólogo y ex diplomático palestino. [email protected]

Notas

1. Son las negociaciones realizadas en Camp David en el año 2000, con participación del Presidente norteamericano Clinton, Yaser Arafat, y el primer ministro israelí Ihud Barak que terminaron sin resultado concreto, solo se acordó su continuación en Taba. En Taba se lograron considerables avances pero la negociación se truncó al ganarse las elecciones Ariel Sharon.
2. Ver «Observaciones sobre Israel» Marwan Tahbub, Rebelión 2-10-2004
3. Para aclarar la dimensión real de estos números y porcentajes hay que recurrir a otros números; Hoy en día los palestinos que viven en la Franja de Gaza y la Orilla Occidental del Jordán totalizan los 3,5 millones de habitantes. La extensión de la Franja de Gaza es de 364 km2 y la de la Orilla Occidental es de 5500 km2. En este sentido un 1% significa mucho.