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Copenhague, una manipulada conferencia semioculta para unos 4.800 millones de personas ausentes

Fuentes: www.malpublicados.blogspot.com

Aunque se trataba de la supervivencia de la especie humana los medias de los empresarios dieron la mínima información sobre el encuentro. Nada comparable con la cobertura para las Torres Gemelas o el campeonato mundial de fútbol en Sudáfrica. El objetivo era defender sus egoístas intereses minimizando su conocimiento y el consiguiente rechazo social.   […]

Aunque se trataba de la supervivencia de la especie humana los medias de los empresarios dieron la mínima información sobre el encuentro. Nada comparable con la cobertura para las Torres Gemelas o el campeonato mundial de fútbol en Sudáfrica. El objetivo era defender sus egoístas intereses minimizando su conocimiento y el consiguiente rechazo social.  

En Dinamarca no hubo transparencia y apego a las normas internacionales. Se aplicó la prepotencia y el cinismo de los políticos occidentales sobre gobernantes tributarios. El documento final fue preparado semanas antes por los países ricos y se hizo público después de asegurar el acatamiento de los representantes de los pueblos víctimas. De los 193 estados presentes sólo fueron consultados en su formulación 25. Los mandatarios independientes y responsables por el futuro fueron excluidos y los valientes manifestantes jóvenes de la sociedad civil reprimidos con la violencia de antiguos colonialistas en las calles.  

La delegada de Venezuela, Claudia Salermo, dice que para la jornada final habían sido convocados a las 20 horas para «conocer… el texto que 25 países seleccionados de los que ellos llamaron los líderes más importantes, representativos del mundo, habían llegado a un acuerdo… «. A las 23 horas «mientras esperábamos… en la plenaria formal de las Naciones Unidas… sale una rueda de prensa de todos los principales lideres europeos y Obama mostrando éste es el acuerdo de cambio climático»… «todos… nos tuvimos que acercar a las pantallas de televisión para ver de qué se trataba ese acuerdo que nosotros, los Estados soberanos del mundo, en ese momento desconocíamos». Después de siete horas el presidente de la Cumbre, el primer ministro de Dinamarca, Lars Loekke Rasmussen, ingresó «diciendo: ‘En este momento les van a repartir el texto, éste es el acuerdo y esta reunión está suspendida para que ustedes lean esto y en algún momento se les va a convocar por la pantalla nuevamente». «Cuando el primer ministro… apareció… todos los delegados estaban dormidos sobre las mesas esperando… y simplemente lanza el texto… y dice que se va». Salerno explica que se lastimó la mano golpeando la mesa y el pulsador para que se le permitiera el derecho a expresarse «… golpeé tan duro la mesa, y mi indignación era tan grande que no me di cuenta y se me rompió la mano… ensangrentada…». 

Los representantes de Cuba, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, y Venezuela se opusieron. La representante dice, «fuimos los únicos países que nos paramos y dijimos no vamos a aceptar que ningún imperio nos impongan ningún acuerdo de 25 cuando somos 192 países soberanos». También Sudán, como Presidente del Grupo de los 77, y Tuvalu declararon que el documento era inaceptable.  

La propuesta de los desarrollados fue aprobada por la mayoría de los delegados y Naciones Unidas, mediante el expediente de ‘tomar nota’, la consideró como el acuerdo de la conferencia, pero la falta de unanimidad le impidió ser adoptado como acuerdo oficial.  

El texto de mayoría expresa las conveniencias de los países ricos: formula compromisos sin carácter obligatorio; permite aumentar la temperatura global hasta en 2 grados, lo que podría significar 3 grados según un experto, cuando los científicos advierten de no superar el límite de 1,5 grados; admite el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero, contra el criterio científico que declara insoslayable una reducción de al menos el 45% para el año 2020, y del 80 al 90% para el 2050; hace posible no establecer acuerdos obligatorios optando por el acuerdo político de intenciones; omite compromisos concretos de financiamiento y transferencia de tecnologías a los países en desarrollo como parte del cumplimiento de las obligaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.    

El documento se limita a la idea de que los países desarrollados participen en una llamada movilización de recursos que se dice pueden ser públicos o privados, una fórmula con que pueden seguir contaminando comprando en los mercados del carbono la reducción de emisiones de países en desarrollo. Intenta dar por concluido el Protocolo de Kioto sin fijarle un segundo período de obligaciones, por el cual los responsables históricos del calentamiento, Europa y Estados Unidos que desde 1860 han depositado el 76% de las emisiones de CO2 acumuladas en la atmósfera, han aceptado reducciones cuantificadas de emisiones hasta alcanzar niveles que permitan el control del problema. Persigue anular el Plan de Acción de Bali, de 2007, que acordó que los países desarrollados tendrían obligaciones de mitigación en tanto los en vías de desarrollo aportarían voluntariamente.

 

Estados Unidos que quema el 25% del petróleo mundial, ofrece 30 mil millones de dólares para los próximos 3 años y llegar a una suma de 100 mil millones en 2020 mientras su gasto militar en el año 2008 fue de 711 mil millones de dólares y de 170 mil millones de dólares sólo en sus operaciones de guerra en Iraq y Afganistán.  

Los países del ALBA fueron los únicos que señalaron sin vacilaciones ante los 193 gobiernos que la causa de que el hombre tenga amenazado su futuro es el capitalismo con su forma de producir y consumir que explota y empobrece irracional e irreparablemente la naturaleza. Los presidentes Evo Morales y Hugo Chávez les señalaron que la única vía de solución para todos es el socialismo solidario y sustentable.  

El enfriamiento del clima exige medidas muy duras en la sociedad capitalista. Para reducir las emisiones de gases invernadero tendría que paralizar producciones que son lucrativas y propias de su estilo de vida consumista. Hacer que sus privilegiados ciudadanos consuman menos. En Copenhague se negaron a hacerlo.  

Para obligarlos no hay una población cohesionada, informada, libre de la publicidad consumista; ni partidos socialistas fuertes.  

Dada la realidad mundial no se debía esperar algo muy diferente. El predominio en los países desarrollados y en desarrollo de los empresarios, necesariamente ambiciosos, violentos y abusivos, la corrupción de gobernantes dependientes, 2.500 millones personas en la pobreza, 1.100 millones sin agua potable, 2.600 millones sin servicios de saneamiento, más de 800 millones de analfabetos, más de 1.000 millones de hambrientos, el manejo sin contrapeso de los medios de información privados… hacen extremadamente difícil la constitución de un bloque social político de resistencia a la burguesía global/local.  

Así se explica que avalaran el incumplimiento de su responsabilidad a los países ricos, gobiernos que tienen millones de pobres como Brasil, India, China, Sudáfrica; políticos sumisos a empresariados que persiguen ser potencias futuras o funcionarios estatales vinculados a capitalistas nuevos.  

El calentamiento global se intensifica. Es imperioso que se creen organizaciones que permitan informar y coordinar a los pobres y solidarios para luchar por una alternativa sustentable de decrecimiento con justicia. Se necesitan partidos que se atrevan a decir que el planeta no puede sostener un crecimiento indefinido de la economía porque no hay recursos suficientes, porque son finitos. Políticos que defiendan que la única manera de ser justos con toda la humanidad es reducir drásticamente el consumo en los países ricos, aumentarlo hasta satisfacer las necesidades básicas en los pobres y vivir con menos bienes materiales disfrutando la cultura, la recreación… 

Contra los pobres hay una parte minoritaria rica de la humanidad que tiene medios para defenderse de las consecuencias del cambio climático y para apoderarse de las riquezas naturales de las poblaciones que emigren o mueran. El desafío vital es para la mayoría que no debe esperar soluciones sino de ellos mismos. Los primeros piensan en un poscapitalismo fascista corporativo; los segundos deben hacer suyo el socialismo.   

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