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El Opus Dei y las teorías conspirativas

Cruzada contra la homosexualidad en la Universidad de Navarra

Fuentes: Rebelión

Hace ochenta años un profesor de Tennessee (EE.UU.) fue arrestado por enseñar la teoría que Charles Darwin propuso en 1859, y que la ciencia se ha encargado de consolidar, sobre la evolución de las especies. El 4 de noviembre pasado el comité de educación de Kansas aprobó por 6 a 4 votos la enseñanza en […]

Hace ochenta años un profesor de Tennessee (EE.UU.) fue arrestado por enseñar la teoría que Charles Darwin propuso en 1859, y que la ciencia se ha encargado de consolidar, sobre la evolución de las especies. El 4 de noviembre pasado el comité de educación de Kansas aprobó por 6 a 4 votos la enseñanza en escuelas públicas de la fe creacionista disfrazada con un nuevo nombre: el Diseño Inteligente (DI).

Que los profesores de historia sagrada prediquen que Dios creó el mundo en seis días y que Adán y Eva nacieron de un pegote de barro, merced a un soplo divino, es ciertamente preocupante. Da el nivel del fanatismo e integrismo militante de la iglesia católica con el apoyo del ultrarreaccionario poder del Imperio. Actualmente, sólo 22 de cada cien norteamericanos piensan que el ser humano evolucionó de otras especies, y son más los que afirman que el hombre y el mono no tienen antepasados comunes, que quienes piensan lo contrario.

Benedicto XVI (el Papa del tricornio) acaba de proclamar al Diseño Inteligente como la correcta interpretación «científica» del cosmos, y su doctrina se abre silencioso paso en Latinoamérica. Algo similar se pretende para el estado español, donde obispos y extrema derecha se manifiestan y presionan al gobierno en temas como la Ley de la Educación, los matrimonios de homosexuales o el divorcio, entre otros. En Colombia, por ejemplo, magistrados del Opus Dei han demandado ante los tribunales a varias revistas por diferir de sus convicciones.

El mismo Benedicto también aprobó hace semanas el documento «Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las Ordenes Sagradas», por el cual los homosexuales no podrán ser aceptados en los seminarios ni ser ordenados sacerdotes.

No es que la iglesia católica no se encuentre inmersa en escándalos de pederastia, que afectan a centenares de sacerdotes e incluso obispos. Lo que ocurre es que, hoy por hoy, los niños no pueden entrar en el seminario mientras que los homosexuales sí. De modo que para conjurar el peligro de la carne esa ha sido la solución adoptada.

Y en ese marco retrógrado es donde se mueve la Universidad de Navarra, buque insignia del Opus Dei hispano. Sirva como ejemplo la denuncia motivada por una clase de Sociología, de la Facultad de Comunicación de esta universidad, impartida el pasado 9 de diciembre.

Según relata uno de los alumnos, quien pidió no citar su nombre para evitar represalias, en esta ocasión «los alumnos recibimos una extensa explicación, que pretendía ser ‘científica’, acerca de la homosexualidad», aunque aclaró que «estos no son hechos aislados».

Durante la clase, el catedrático Alejandro Navas García afirmó que «los homosexuales, en el fondo, saben que no son normales, saben que ellos son simplemente un error, un fallo, una imitación». La explicación, que avanzaba entre motivos éticos y supuestas demostraciones científicas, dio un salto «cualitativo» cuando Navas García afirmó que «los homosexuales no buscan casarse, ni tampoco adoptar. Todos sabemos que los homosexuales tienen una naturaleza promiscua, y cambian constantemente de pareja», añadiendo que «el lobby gay está detrás de todo esto, buscando destruir la idea de normalidad. Si el sexo se utiliza para el placer, los individuos hedonistas al final buscan otras opciones sexuales, y es aquí donde surgen prácticas como la masturbación, el sexo anal, el sexo oral… Todos ellos, por no perseguir la reproducción, son prácticas antinaturales», siendo lo natural «aquello que permite que se cumplan las funciones objetivas de cada sistema». Es decir, un homosexual es un enfermo del sistema reproductivo, ya que la función «objetiva» de este sistema es la reproducción biológica.

Al parecer nunca se ha demostrado que un homosexual «nazca homosexual», por mucho que «lo pretenda el lobby gay». Y aunque «se demostrase que hay genes entre las causas, la naturaleza puede crear monstruos». Para el catedrático las razones de la homosexualidad están en la «educación, fundamentalmente», así como en el hecho de que el 95% de los profesores de primaria sean mujeres, y éstas tratan de inculcar «valores femeninos».

En la pugna entre Iglesia y democracia -catolicismo frente a libertades- los dogmas de fe están jugando el papel de apisonadora de la inteligencia y la razón, y determinadas instituciones parecen estar empeñadas en devolvernos al medioevo. Incluso desde la escuela privada, la educación es un bien público que tiene que fomentar valores de respeto, solidaridad y universalidad. Lo contrario no puede ser llamado enseñanza sino adoctrinamiento. Adocenamiento y aborregamiento con la pretensión de convertir miedos y prejuicios en verdades científicas. Es como fundamentar la biología en los criterios raciales del nacionalsocialismo.

Uno de los mayores desafíos del presente es contener el nuevo embate de la religión por apoderarse del espacio público.