Existe un mundo que habla de combatir la pandemia del Covid 19, unir esfuerzos de la comunidad internacional, salir adelante, coordinar apoyos, se efectúan llamados a suspender políticas de sanciones y agresiones. Pero, ese es un mundo paralelo al que lleva a cabo el sionismo contra el pueblo palestino apoyado en ello por monarquías y emiratos corruptos.
Efectivamente, el régimen israelí en un mundo sacudido por el Covid 19: en el plano sanitario, económico y social, donde sus propios indicadores de muertes y contagios lo sitúan como un país en crisis, unido a un gobierno cuestionado por acusaciones de corrupción, soborno, fraude y abuso de confianza; que continúa sometiendo a Palestina a una policía de colonización y ocupación, que incluye el asesinato de sus hombres y mujeres, la demolición de viviendas, la destrucción de cultivos, la ampliación de sus asentamientos en Cisjordania y la agresión militar que lleva a cabo, en estos días, contra la Franja de Gaza, que incluye bombardeos aéreos sobre blancos supuestamente pertenecientes al Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS).
Esta conducta ha merecido la repulsa de variadas organizaciones internacionales, entre ellas, la Organización de Cooperación Islámica (OCI) que el pasado martes 11 de agosto, mediante una declaración pública convocó al mundo a manifestar su repudio y reacción frente al castigo colectivo ejercido por el régimen sionista contra palestina enfatizando que este tipo de conductas son graves violaciones a los derechos humanos: Ello, en medio de una crisis sanitaria donde Tel Aviv sigue aplicando de manera implacable una política discriminatoria contra la población palestina, obstaculizando la lucha contra la pandemia que se ejemplifica, con la liberación de reos israelíes para prevenir el contagio y sin embargo los prisioneros políticos palestinos no acceden a esa decisión y siguen sometidos a una política de encierro violatorias, con las mínimas exigencias internacionales de protección a los prisioneros.
En general, para el mundo islámico, la lucha para liberar Palestina es un yihad en el camino de Allah y es considerada una obligación y un objetivo islámico como lo expresó en su oportunidad Sayyed Ali Jamenei: “todos deben ayudar a la nación palestina en esta santa lucha. Las naciones dieron la bienvenida al Día de Al Quds y lo celebraron como una obligación religiosa al agitar la bandera de la liberación de Palestina. El principal objetivo político de la Arrogancia Mundial y el Sionismo es minimizar la cuestión de Palestina dentro de las comunidades musulmanas y relegarla al olvido. La responsabilidad más urgente a este respecto es combatir las traiciones políticas y culturales del enemigo, incluso dentro de los países islámicos”. El importante mensaje del líder religioso iraní se complementa con una visión compartida por todos aquellos que conocen el sionismo como un ente mortal y canceroso, que es puramente perjudicial para esta región y, sin duda, será desenraizado y destruido.
La política israelí suele ocupar los factores externos para tratar de alivianar las presiones sobre determinado gobierno. En el caso de Benjamín Netanyahu esto no es la excepción y ha sido crónicamente utilizado. La guerra de agresión contra Gaza el año 2014 fue el ejemplo más claro en orden a evitar las presiones sufridas al interior de la coalición de gobierno ultraderechista presidida por Netanyahu que exigía un ataque contra Palestina que trabajaba por el logro de un gobierno de Unidad, que le permitiera enfrentar al sionismo de mejor forma. La excusa del asesinato de 3 jóvenes colonos sionistas propició una matanza colectiva de palestinos en una guerra que se prolongó entre el 8 de julio y el 26 de agosto del año 2014 destruyendo gran parte de la infraestructura de Gaza, asesinando a 2.310 palestinos e hiriendo a 1.767 de ellos. Israel tuvo 66 muertos militares y 469 heridos. En la población civil sólo 5 muertos y 837 heridos. En este agosto del año 2020, a pocos días de conmemorar el fin de la guerra de agresión del año 2014, Israel vuelve a someter a la Franja de Gaza a sus bombardeos aéreos.
Un Israel que a través de su procesado primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha confesado que el proceso de “anexión” del 30% de Cisjordania, que aparentemente tuvo un freno parcial el pasado 1 de julio tiene como aval al gobierno de Trump, al cual Netanyahu responsabilizó de este supuesto atraso pues, “quedó claro desde el principio que la aplicación de la anexión se haría solo con el acuerdo de Estados Unidos. De lo contrario, ya lo habría hecho hace un tiempo…Trump está ocupado con otras cosas y Cisjordania no está en su mente”, señaló el procesado primer ministro sionista.
Lo sostenido por Netanyahu muestra su nuevo juego ante sus partidarios extremistas, que exigen avanzar en el proceso de colonización y ocupación, asignando la responsabilidad, en esta engañosa detención a Washington y no a sus propias debilidades, que suman a la crisis sanitaria y económica, una crisis social y política, donde las protestas de la ciudadanía exigen la salida de Netanyahu. Para Jerusalén Post, quien reprodujo una grabación efectuada al primer ministro donde se refirió a estos tópicos: “lo consignado por Netanyahu es un mensaje de campaña claro para la derecha: No es mi culpa, sino la de Washington».
Menciono el concepto de una anexión aparente, pues se pretende presentar la decisión de Israel de incorporar los asentamientos que rodean a Al Quds y el Valle del Jordán a las leyes israelíes como si fuese algo novedoso cuando en verdad, como lo afirma Anuar Majluf, Director ejecutivo de la Comunidad palestina en Chile: “lo cierto es que la anexión ya se ha consumado casi por completo, y una ocupación que se suponía ser temporal, se ha vuelto permanente… La anexión no se produce de un día para otro, es un proceso”. Efectivamente la anexión de Cisjordania es un hecho, rige en los asentamientos extremistas sionistas la ley israelí mientras que el pueblo palestino es sometido a las leyes de ocupación militar.
Tiempo atrás sostuve en un artículo del portal segundopaso.es que Israel como entidad y la ideología que la sustenta, el sionismo, están marcadas por la mentira como esencia de su nacimiento y actuar. Su visión de mundo y la conducta seguida contra otros pueblos está basada en el carácter mesiánico de aquellos que han permitido el surgimiento, tanto del régimen israelí como del desarrollo de su ideología, donde conceptos como el de Hasbara suelen ser apoyos de una política destinada a seguir con la colonización y ocupación de Palestina.
Cuando el objetivo es asesinar, nada parece detener al sionismo y así quedará demostrado a pesar de los rumores que hablan que la normalización de relaciones entre Israel con Emiratos Árabes Unidos (EAU), con mediación estadounidense, que tendría como compensación el suspender nuevos intentos de ocupar tierras palestinas. Lo acontecido me parece un mero volador de luces, pues el sionismo suele acrecentar las tierras palestinas, en una labor incesante, permanente y que cualquier tentativa de frenarlo es estéril sino existe la disposición de sancionar al ente israelí, en base a sus violaciones a los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra contemplados en las distintas convenciones. Lo reseñado, respecto a acercar a Israel al tercer país árabe después de Egipto y Jordania, es seguir con el trabajo de lavado de imagen de una entidad criminal.