Recomiendo:
0

Cynthia McKinney: La guerra mata

«Cuando se invade un país, apoyo a los invadidos»

Fuentes: Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Destacados representantes negros de la hegemonía como Cynthia McKinney avisan al presidente Barack Obama y al alcalde de Filadelfia, Michael Nutter, de que no pueden contar con muchos votos de la multitud de a pie que estuvo anoche en la Iglesia Calvary en Filadelfia participando en su gira contra la guerra.

Hablando ante cerca de 300 personas -en sus dos tercios negros, el resto blanco y latino- con su camiseta que proclama que «la guerra mata», la ex congresista de EE.UU. dijo:

«Necesitamos a alguien en la Casa Blanca que piense como nosotros y no solo a alguien que se vea como nosotros. Tenemos que actuar como si fuésemos libres si queremos ser libres. Tenemos que liberarnos de partidos políticos que promueven la guerra.»

Filadelfia fue una de las últimas ciudades de la gira «Informe desde Libia: Impacto de la guerra de EE.UU. en África» del Centro de Acción Internacional [IAC, por sus siglas en inglés] de McKinney, que llegó a más de 21 ciudades. La reunión de Filadelfia fue organizada por la colaboración de varios grupos comunitarios y partidos políticos izquierdistas, incluido el Partido Verde que presentó a McKinney como su candidata durante la última campaña presidencial.

Aparte de McKinney, también hablaron representantes de la comunidad y Sara Flounders, codirectora del IAC. Pam África de Familia Internacional Preocupada y Amigos de Mumia Abu Jamal dijo: «Esta reunión tiene que ver con la acción por detener las guerras allá y aquí en el interior. Y Amy Goodman [presentadora de Democracy Now] tiene que dejar de ignorar el mensaje que nos trae Cynthia McKinney.» Una ola de aplausos reforzó este punto de vista.

Un representante de un grupo contra la brutalidad policial alentó a la gente a votar por Diop Olugbala como el único antiimperialista que se presenta contra el alcalde pro corporaciones Michael Nutter.

McKinney encabezó una delegación a Libia en mayo-junio en oposición al ataque de EE.UU./OTAN contra ese país, que comenzó en marzo y destruyó gran parte de Trípoli y otras ciudades que estaban bajo el control del gobierno de Muamar Gadafi. Presenció algunos de los bombardeos y su destrucción de vidas y de la infraestructura del país.

«Hablo con el corazón afligido, al saber que los sitios que visité ya no existen. Trabajadores migrantes acampaban afuera en carpas cerca de ‘La Puerta de África’ como se conoce la residencia de Gadafi Bab al-Azizia. Ahora desaparecieron, muchos despedazados; solo quedan escombros», dijo McKinney.

«Han enfrentado a africanos contra africanos, libios contra libios. Entre un 50 y un 58% de los libios tienen piel de oscura a negra. Oímos hablar de libios de piel negra muertos por aliados libios de piel blanca de la OTAN, y varios negros que entrevistamos para nuestro estudio expresaron su temor de que les sucediera lo mismo.»

La cara de McKinney se endureció cuando recordó que el bombardeo era tan intenso que el polvo, la arenilla y las cenizas oscurecían el cielo, causando oscuridad en pleno día.

La dirigente del IAC Flounders afirmó que el bombardeo indiscriminado de la infraestructura del país es un «crimen de guerra según varias convenciones de la ONU». Dijo: «En cualquier guerra, es ilegal lanzar bombas que causan la muerte de civiles y el corte de electricidad, la destrucción del suministro de agua y de las comunicaciones, el bombardeo de civiles y escuelas».

La gente pasa hambre porque están destruyendo la economía, agregó Flounders. «Exactamente como en Somalia donde EE.UU. envía ‘ayuda’ a la gente hambreada en forma de drones asesinos. En Libia la gran mentira es que todo ha terminado, exactamente como el presidente Bush declaró ‘misión cumplida’ el primero de mayo de 2003.» Más de ocho años después, 50.000 soldados están en Iraq y más de 100.000 estadounidenses siguen en Afganistán.

Bush estaba ocupadísimo en Afganistán e Iraq, pero su sucesor, el autoproclamado pseudo candidato de la paz en 2008, expandió la «guerra contra el terrorismo» de Bush a seis guerras, con seudónimos como: «misiones», «misiones humanitarias», o «campañas de contrainsurgencia». Además de las guerras de Bush, hay bombardeos y drones, «fuerzas especiales», SEALs de la Armada, agentes de la CIA y mercenarios privados muy bien remunerados que matan gente en Pakistán, Yemen, Somalia y Libia.

Las dos oradoras describieron los motivos tras la «misión» de guerra de EE.UU./OTAN en Libia no solo como una búsqueda de más petróleo, sino también por otros motivos económicos y políticos.

«No tuve una ‘posición’ sobre Libia o Gadafi hasta 2009», respondió McKinney a una pregunta sobre el abuso de derechos humanos por Gadafi.

«En 2008, organizadores de esfuerzos de solidaridad con Gaza me pidieron que me sumara a ellos en un barco que llevaría suministros muy necesarios a gente atrapada. Nuestro barco fue embestido por barcos israelíes, y alguna gente a bordo nos dijo que nos preparáramos para morir. No morimos pero nos impidieron que cumpliéramos nuestra misión humanitaria.

«En un segundo intento Israel detuvo nuestro navío y nos secuestró. Me mantuvieron en prisión durante siete días. Nadie en el Congreso de EE.UU. o en la Casa Blanca ofreció alguna ayuda, ni siquiera una pizca de apoyo o protesta contra Israel. Pero gente de Libia lo hizo. Me pidieron que fuera a su país y me informara sobre el ‘Libro Verde’ – la filosofía subyacente tras su pacífica revolución verde.»

McKinney dijo que se informó de cómo después de que Gadafi había dirigido un movimiento para derrocar a la monarquía represora, comenzó a repartir la riqueza resultante de los ingresos del petróleo. Cerró los bancos privados y se creó un banco central del Estado para que pudiera financiar proyectos útiles sin cobro de intereses. Uno de esos proyectos fue el financiamiento del primer satélite de comunicación de África. Desde su inauguración, a finales de 2007, las 45 naciones africanas han ahorrado un total de 500 millones de dólares anuales de intereses  que antes se habrían embolsado las compañías de comunicación europeas. Los teléfonos y otras comunicaciones eran ahora mucho más baratos en toda África.

Otro proyecto útil financiado por el banco central libio, mencionado por McKinney, fue el Gran Río Hecho por el Hombre de 33.000 millones de dólares, de 4.000 kilómetros de largo, que consiste de tres conductos paralelos que suministran a un 70% de los seis millones de personas de Libia agua limpia y de irrigación, gas y petróleo. Pero ahora ese río ha sido contaminado con uranio empobrecido, por cortesía de las armas estadounidenses.

El río ha posibilitado la producción de suficientes vegetales, frutos y granos para toda la población, y además alentaron a los agricultores a producir al no tener que pagar impuestos.

«Además, todos tienen acceso a la educación y a la atención sanitaria gratuita. Los estudiantes que estudian en el extranjero reciben el pago de sus gastos por el Estado, algo que el nuevo régimen -si tiene éxito- seguramente detendrá. Eso afectará a los libios que estudian en EE.UU.,» dijo McKinney.

«No hay terratenientes, ni propietarios de viviendas, ni amenazas de desalojo, como aquí», agregó.

Gadafi no hizo compromisos con Occidente, permitiendo el ingreso de compañías petroleras occidentales, y vendió un 70% de su petróleo exportado a Europa y un 5% a EE.UU. China ha estado comprando un 10%. Pero un 70% no fue suficiente para satisfacer a EE.UU. y a los países de la OTAN, afirmaron McKinney y Flounders. China invirtió recientemente 18.000 millones de dólares en 50 importantes proyectos de desarrollo y tuvo 35.000 técnicos trabajando en ellos hasta que EE.UU. y la OTAN decidieron librarse de Gadafi, lo que exasperó aún más a estos Estados Invasores porque no apoyó su «guerra contra el terrorismo».

Tal vez el mayor pecado de Gadafi fue que se esforzó por unir a los países africanos para que comerciaran utilizando una moneda propuesta basada en oro y el dinar. La propuesta se vio como «una amenaza para la seguridad financiera de la humanidad» según el presidente de Francia Nicolas Sarkozy. Gran parte de la riqueza de Francia -más que la de ninguna otra potencia colonial imperialista- proviene de África.

Después de establecer que la Revolución Verde fue una operación progresista dirigida por Gadafi, McKinney agregó.

«Soy consciente de esos 43 años [de gobierno de Gadafi]… y no estoy a favor de ningún abuso de los derechos humanos o negación de la autodeterminación de ningún pueblo. Pero cuando se invade a un país, apoyo a los invadidos. En este país, hay mucha satanización de Gadafi y otros dirigentes que no son del gusto de las corporaciones de EE.UU. [y, claro está, del gobierno de EE.UU.].»

Flounders agregó que se da cuenta de que Gadafi cometió «errores», y que «él tampoco mostró respeto a la banda de linchadores del Pentágono».

«Nunca estaré del mismo lado que el enemigo de los pueblos del mundo. Cuando EE.UU. lanza bombas sobre la gente hay que ponerse de pie y decir algo, hacer algo,» dijo.

Un estallido de sonoros aplausos indicó la aprobación del público, como sucedió cuando Flounders pidió donaciones para pagar las cuentas incurridas durante el viaje de McKinney a Trípoli y durante su gira nacional de educación y acción.

La mayoría de la gente ya había pagado una entrada, solicitada pero voluntaria, de 10 dólares, y ahora se elevaron las manos para donar más. Una pareja ofreció 250 dólares, varios grupos de base políticos donaron 100, 50 y 20 dólares. Una mujer tuvo el coraje de hacer una donación en nombre de Amy Goodman, quien, dijo, «ha hecho algunos programas excelentes y ojalá llegue a realizar éste».

Seguramente se reunieron en este evento por lo menos 3.000 dólares para apoyar la gira contra la guerra.

Cynthia se despidió diciendo: «Esta gira es sorprendente. En todas las ciudades ha habido lugar solo de pie. Siento algo en el aire. Somos muchos a los que nos repugnan las mentiras del gobierno y de los medios; ansiosos de un cambio real.»

Fue una experiencia inusualmente buena para este activista-periodista bastante pesimista. Pronto volveré adonde resido actualmente, Dinamarca, una de las seis naciones que han estado bombardeando incansablemente a los libios. Dinamarca, otrora un país pacífico y tolerante, es ahora un gran aliado de los yanquis. Espera convertirse en el Estado 51, creo, ya que trabaja de común acuerdo con el gobierno corporativo de EE.UU., matando gente en cuatro países.

RON RIDENOUR, cofundador y editor con Dave Lindorff en 1976 de Los Angeles Vanguard, vive en Dinamarca. Veterano periodista que ha informado en EE.UU. y desde Venezuela, Cuba y Centroamérica, ha escrito Cuba at the Crossroads, Backfire: The CIA’s Biggest Burn, y Yankee Sandinistas. Para más información sobre Ron y sus escritos, vaya a: RonRidenour.com  

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=26254

rCR