Ahora se cumplen cuatro meses de la fuga y secuestro de la joven saudí Dina Alí, quien huyó de su país para evitar un matrimonio forzado y buscar asilo en Australia. Su historia es un duro testimonio de las mujeres musulmanas que aspiran a vivir su propia vida y librarse del yugo del varón. La […]
Ahora se cumplen cuatro meses de la fuga y secuestro de la joven saudí Dina Alí, quien huyó de su país para evitar un matrimonio forzado y buscar asilo en Australia. Su historia es un duro testimonio de las mujeres musulmanas que aspiran a vivir su propia vida y librarse del yugo del varón.
La saudí Dina Ali Lasloom, maestra de 24 años, se ha convertido en un símbolo de las musulmanas que luchan por librarse del yugo del varón que, amparado en la ley coránica, tiene derecho a controlar a las mujeres en todas las etapas de su vida. El pasado 10 de agosto, se cumplieron cuatro meses desde que esa chica se fugó de su país, fue capturada en Manila y trasladada a la fuerza a Riad.
La joven Dina Alí pretendía pedir asilo político en Australia para evitar un matrimonio forzado. Cuando hizo escala en Manila, el 10 de abril, fue retenida durante trece horas y despojada de su pasaporte y documentación. Poco después, dos individuos que se identificaron como «sus tíos» se presentaron en el aeropuerto y la obligaron a tomar un vuelo con destino a la capital saudí.
Según testigos presenciales, la chica empezó a temblar y a llorar cuando sus «dos tíos», en connivencia con las autoridades locales, la arrastraron como si fuera un muñeco hasta el avión que la llevaría de regreso «a su hogar». Antes de ser apresada, Dina Alí grabó un video en twitter para dejar testimonio de su huida. En él, la muchacha aterida de miedo dice:
«Mi nombre es Dina Alí y soy una mujer saudí que está huyendo de Arabia Saudí a Australia en busca de asilo (…) Si mi familia viene me matará. Si regreso a Arabia Saudí, estaré muerta».
Ya han pasado cuatro meses sin noticias de la valiente Dina Alí quien se encuentra, al parecer, en un centro de detención de mujeres menores de 30 años. Según fuentes no confirmadas, podría ser liberada si firma un documento comprometiéndose a obedecer a los varones de su familia.
Hasta ahora numerosas organizaciones internacionales y particulares se han movilizado para que Dina Alí sea puesta en libertad y se la conceda el derecho a vivir su propia vida. Las autoridades de Riad, que cuentan con el mimo y la pleitesía de los gobernantes occidentales, permanecen indiferentes a las demandas «plebeyas».
En Arabia Saudí existe un rígido sistema de control masculino (Wilaya). El hombre es, al mismo tiempo, «el benefactor» y verdugo de la mujer. Las disposiciones coránicas, entre otras cosas, enseñan a los varones como educar, e incluso golpear, a las mujeres «insumisas».
El Corán, en su Azora IV, dedicada a las mujeres, dice:
«Los hombres están por encima de las mujeres, porque Dios ha favorecido a unos respecto a otros, y porque ellos gastan parte de sus riquezas en favor de las mujeres (…) A aquellas de quienes temáis la desobediencia, amonestadlas, confinadlas en sus habitaciones, golpeadlas. Si os obedecen, no busquéis pretexto para maltratarlas» (2).
La mujer musulmana no sólo es inferior al varón en este mundo, sino también en el otro. Mientras los hombres virtuosos gozarán en el paraíso de decenas de huríes de belleza deslumbrante y de todos los placeres que el cuerpo aguante, sus parejas terrícolas pasarán a formar parte, si es que no van al infierno, del harén de sus maridos. Los ulemas (doctores de la ley islámica) creen que como primeras esposas.
La heroica lucha de Dina Alí por liberarse del «macho enjaulador», como denomina a ese espécimen Eduardo Galeano, cobra especial relevancia en el mundo musulmán donde muchas mujeres -subraya Galeano-, «sólo salen de casa tres veces en la vida: para casarse, para ir a La Meca, y para ir a la tumba» (3).
Como veréis ¡queridos lectores y lectoras! Ya no se trata de si se debe permitir o no el uso del velo, el asunto es más hondo y complejo. Se trata de reconocer la igualdad del hombre y la mujer tanto en la Tierra como en el Cielo. O de lavarse las manos y aceptar la voluntad de los intérpretes de Dios en este mundo de perros.
Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para felicitar por sus éxitos políticos a Arabia Saudí, país que a los pocos días de la captura de Dina Alí, fue nombrado miembro de la Comisión de los Derechos de las Mujeres de la ONU.
Notas
1- Javier Cortines es Diplomado en Lengua Árabe por el Centro Darek Nyumba de Madrid, dependiente de la Universidad de Comillas de Santander (Cantabria) y Experto en Cultura, Religión y Civilización Islámicas por la UNED (Madrid, 2005).
2- El Corán, Azora IV, Pág. 72 (Editorial Planeta, 2016).
3- Eduardo Galeano. «Mujeres» (Ed. Siglo XXI, 2015).
Blog del autor: http://www.nilo-homerico.es/
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