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Cuba entra oficialmente por la puerta grande en el Grupo de Río

Fuentes: Gara

  Cuba entró por la puerta grande en el Grupo de Río y se convirtió formalmente en el miembro número veintitrés de este mecanismo político, durante la reunión celebrada en Brasil. A un mes de la toma de posesión del presidente electo de EEUU, Barack Obama, los presidentes latinoamericanos lanzaron una nueva ofensiva para el […]

  Cuba entró por la puerta grande en el Grupo de Río y se convirtió formalmente en el miembro número veintitrés de este mecanismo político, durante la reunión celebrada en Brasil. A un mes de la toma de posesión del presidente electo de EEUU, Barack Obama, los presidentes latinoamericanos lanzaron una nueva ofensiva para el levantamiento del embargo estadounidense contra la isla caribeña.

«No sé qué pensarán ustedes, pero para nosotros es un momento trascendental de nuestra historia», expresó el presidente cubano, Raúl Castro, al agradecer a los demás gobernantes, que saludaron con un fuerte aplauso su incorporación oficial a ese mecanismo político, su entrada en el Grupo de Río.

Según Castro, Cuba «ingresa con el propósito de fomentar la comprensión y solidaridad entre nuestras naciones. Lo hace con el deseo de trabajar a favor de la justicia, la paz, el desarrollo y el entendimiento entre todos nuestros pueblos».

La incorporación de Cuba al Grupo de Río forma parte del proceso de fortalecimiento de este mecanismo de consulta y concertación política de la región, creado en 1986, destacó, por su parte, el presidente mexicano, Felipe Calderón, que ejerce la presidencia pre-témpore. «En 20 años, (el Grupo de Río) se ha consolidado como interlocutor representativo de la región ante otros países y grupos de países», dijo Calderón, quien enfatizó que «la presencia de este país hermano será muy valiosa para construir un destino común con valores compartidos».

Con la inclusión de Cuba, aprobada el pasado 13 de noviembre, el Grupo de Río intenta recuperar también el protagonismo que tuvo hace unos años, principalmente como mediador de conflictos regionales.

La cita de ayer, celebrada durante la Cumbre de América LAtina y el Caribe (CALC), tuvo como único fin la integración formal de la isla caribeña que, tras décadas sometida al aislamiento por muchos de sus vecinos, ha comenzado ha reintegrarse políticamente. De hecho, La Habana considera su ingreso en el Grupo de Río como una prueba del fracaso de la política de aislamiento contra Cuba realizada por Washington y la señal de una adscripción más a la izquierda de una mayoría de países latinoamericanos.

En 1962, Cuba fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el presidente hondureño, Manuel Zelaya, propuso, con el respaldo de otros mandatarios americanos que consideran que no tiene sentido la existencia de una OEA sin Cuba, el reingreso de la isla. Castro reiteró que su país nunca volverá a la OEA y citó a José Martí para señalar que «primer se unirá el mar del Norte al mar del Sur y nacerá una serpiente de un huevo de águila». También descartó de plano una propuesta del presidente boliviano, Evo Morales, de crear una nueva OEA sin EEUU y con Cuba.

«Nosotros no podemos -añadió Castro-, con americanos (EEUU) o sin americanos, ingresar a la OEA; es una sigla que debe desaparecer, ésa es nuestra opinión, respetamos la de ustedes, que sigan perteneciendo a la OEA. Nosotros pertenecemos y seguiremos perteneciendo al Grupo de Río», indicó.

La presencia de Raúl Castro en el complejo hotelero donde se han desarrollado las cumbres del Mercosur, Unasur, CALC y Grupo de Río, en la que fue su primera participación una cumbre internacional desde que en julio de 2006 sucediera a Fidel Castro, fue celebrada por los demás gobernantes, para muchos de los cuales la isla caribeña era la pieza que faltaba en el puzzle de la integración regional.

«Cuba es esencia del corazón y la dignidad de estos pueblos de América Latina y el Caribe (…) Cuba retorna donde siempre debió estar, estamos completos, estamos armando un buen equipo», manifestó el presidente venezolano, Hugo Chávez, el principal socio económico y aliado de la isla.

Chávez definió el ingreso de Cuba como «un acto de justicia». «Nunca nos hemos unido como ahora pareciera que sí. Ojalá que ahora sí sea el momento de la unión verdadera», confió.

«La incorporación de Cuba al Grupo de Río emocionó a todos los presidentes y representa un acto de justicia e historia», destacó su homóloga argentina, Cristina Fernández.

Cuba centró también la atención de la primera Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), que concluyó ayer en Brasil lanzando las bases de cara a la creación de una Unión de América Latina y el Caribe, fuera de la tutela de EEUU, ya que hubo críticas unánimes y reiteradas al bloqueo impuesto por Washington a la isla. Los treinta y tres países que participaron en el encuentro mostraron unidad en torno a la exigencia del levantamiento del embargo que EEUU mantiene desde hace 46 años contra Cuba -que, según el Gobierno cubano, ha costado a la isla 93.000 millones de dólares-.

Retirada de embajadores

El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue el más osado al proponer a los países de la región que expulsen a los embajadores estadounidenses si el Gobierno de Barack Obama, que asumirá el cargo el 20 de enero, no levanta el embargo a Cuba en un plazo por determinar.

«Sería importante (…) darle un ultimátum al nuevo Gobierno de EEUU para que levante el bloqueo económico. Si el nuevo Gobierno no lo hace, (propongo que) nosotros expulsemos a sus embajadores», señaló Morales.

La propuesta fue respaldada por su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa, aunque el anfitrión de la cumbre, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, tomó distancia y apeló a la «prudencia» para ver cuál es la propuesta política de Obama respecto a América Latina y a Cuba.

Lo que sí quedó claro en la cumbre celebrada en el balneario de Costa do Sauípe es que América Latina y el Caribe están enviando señales a Washington de que las cosas han empezado a cambiar en lo que durante décadas EEUU ha considerado su «patio trasero».

Después de ocho años de tensas relaciones con la Administración de George W. Bush, los países iberoamericanos esperan un cambio con la llegada de Barack Obama, quien durante la campaña electoral mencionó la posibilidad de un aercamiento a los regímenes «más hostiles» para la Casa Blanca.

Indicó entonces que el embargo económico y comercial contra Cuba no había contribuido a la «democratización» del régimen cubano y se mostró favorable a suavizar algunas de las medidas adoptadas, como las referidas a los envíos de dinero a la isla o las visitas a Cuba de exiliados cubanos que viven en territorio estadounidense.

Aunque mostraron unidad respecto a la exigencia del levantamiento del embargo, los líderes reunidos en Brasil no pudieron ponerse de acuerdo para adoptar una respuesta común a la crisis económica que afecta de forma importante a sus economías emergentes. Si la crisis mundial, no sólo económica sino también política, fue un tema central en los discursos de los mandatarios, no se pudo llegar a un consenso sobre medidas comunes.

Las cumbres del Mercosur y de la Unasur finalizaron con logros menores y dejaron para más adelente los asuntos más espinosos. En el caso del Mercosur, no se firmó el acuerdo para eliminar el doble Arancel Externo Común (AEC) ni se concretó el Código Aduanero regional. Tampoco hubo avances en el proceso de adhesión de Venezuela.

En cuanto a la Unasur, no se logró un consenso sobre la designación de su secretario general. Uruguay veta al ex presidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007) para liderar el bloque sudamericano, y Unasur acordó darse de plazo hasta abril próximo para negociar el mecanismo de elección del secretario general, que actualmente se hace por unanimidad.

Aunar fuerzas para lograr mayor protagonismo

Los países de América Latina y el caribe han unido fuerzas con la intención de sentar las bases de la integración regional y la cooperación y de obtener un mayor protagonismo en foros internacionales como Naciones Unidas o el FMI.

«Queremos ser protagonistas y no meros espectadores en los que se deciden las perspectivas de bienestar y prosperidad para nuestros pueblos», manifestó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en la primera Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) sobre Cooperación y Desarrollo.

Para avanzar en un modelo concreto de integración, sin exclusiones y que le dé más pero internacional a la región, los 33 países reunidos en Brasil pusieron los cimientos para la creación, a comienzos de 2010, de un nuevo mecanismo que, según el presidente mexicano, Felipe Calderón, podría llamarse Unión de América Latina y el Caribe. La fecha coincide con el bicentenario de la independencia de varios países iberomericanos, lo que para la mayoría de la región debe marcar un hito en su rumbo político.

«Ojalá podamos avanzar y formar la Unión de América Latina y el Caribe en los 200 años de nuestra independencia», apuntó Calderón, quien explicó que los mandatarios volverán a reunirse en febrero de 2009 en México y al año siguiente en Venezuela para «avanzar de verdad en la gran aspiración latinoamericana» de construir la unidad «sobre bases políticas, sociales, económicas y culturales» que hagan valer la fuerza de la región.   GARA

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Los «zapatazos» contra Bush llegan a Brasil

Los zapatos que el periodista iraquí Muntazer al-Ziadi arrojó el domingo contra el presidente de EEUU, George W. Bush, suscitaron comentarios sarcásticos en las cumbres de Brasil. El que más se reifirió a aquel suceso fue el mandatario venezolano, Hugo Chávez, quien nada más llegar a Brasil consideró que la acción de al-Ziadi puede considerarse como la expresión de «la dignidad de un pueblo», para volver a referirse a esta cuestión después al pedir «respeto» al Gobierno estadounidense.

Horas más tarde, en el pleno de la Cumbre de América Latina y Caribe (CALC), el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, se vio obligado a ajustar las intervenciones de los participantes al tiempo previsto y bromeó sobre la reacción de Chávez y el riesgo de recibir un «zapatazo» del líder venezolano, quien acostumbra a superar el tiempo que se le designa.

El comentario dio pie a Chávez para señalar que «me da pena por la amenaza del zapato», porque, mirando a su canciller, agregó que «(Nicolás) Maduro calza como el 48». «Si ese zapato le pega a alguien, le fractura el cráneo», indicó.