Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Foto de Portada: Cola de vehículos para acceder a una gasolinera en la ciudad de Hama, centro de Siria, el 22 de septiembre de 2020 (Foto: Al-Watan)
A medida que la crisis del coste de la vida empeora en los territorios controlados por el régimen sirio -especialmente por la escasez de gasolina, pan y otros bienes básicos que el sistema de “tarjetas inteligentes” subsidiado por el gobierno debería proporcionar-, es el mercado negro de esos mismos productos básicos, junto con el sector privado, los que parecen estar prosperando.
El gobierno anuncia continuamente nuevas medidas y mecanismos de apoyo a los sirios, más del 80% de los cuales están hundidos en la pobreza. Sin embargo, parece que estas mismas medidas y mecanismos no son más que un medio para fortalecer el “mercado libre” (de bienes no subsidiados) y abrir la puerta a ganancias ilícitas para personas influyentes vinculadas con el régimen de Asad.
Crisis de la gasolina
Desde principios de septiembre, Siria viene experimentando una grave escasez de gasolina, lo que ha provocado largas filas de coches que esperan durante horas para acceder a las gasolineras. Esto ha provocado una parálisis parcial del sector del transporte público y ha hecho que los dueños de taxis y buses públicos eleven sus tarifas a voluntad.
Según tres fuentes de las provincias de Damasco, Suweida y Daraa que se entrevistaron con Syria Direct, la actual escasez de gasolina es la crisis más grave que se ha vivido desde 2011.
Mientras que el coste de un litro de gasolina adquirido a través de la tarjeta inteligente es de 50 libras sirias, 0,11 $ según el tipo de cambio de 2.230 libras sirias por dólar, el precio del mercado negro saltó de las 500 libras sirias de antes de la crisis a las 1.000-2.000 (0,44-0,89 $), dependiendo de las regiones.
El Gobierno sirio comenzó a vender gasolina a automóviles privados en Damasco a través de la tarjeta inteligente el 10 de enero de 2019, tras la grave escasez de combustible que afectó al país. En función de este mecanismo, las cantidades que llegaban a las estaciones de servicio se reservaban para venderlas únicamente a través de la tarjeta inteligente y en cantidades limitadas, según la ración del titular de la tarjeta.
Como consecuencia de la guerra, “la producción de combustible de Siria ha disminuido porque la mayoría de los campos petrolíferos están fuera del control de Damasco”, declaró el investigador y economista sirio Karam Shaar a Syria Direct.
Aunque “el consumo ha disminuido también debido a que la economía está creciendo a un ritmo más lento, junto con la reducción de la población, la disminución de la producción fue mayor que la del consumo, de modo que Siria se ha convertido en importador de gasolina”, agregó Shaar, estimando la cantidad importada en las zonas controladas por el régimen en “alrededor de 70.000 barriles por día, procediendo la gran mayoría de ellos de Irán”.
Como “no hay evidencias que indiquen una disminución en la tasa de llegada de petroleros iraníes a Siria”, Shaar sugirió que la actual crisis actual podría ser el resultado de “operaciones de mantenimiento en la refinería de Banyas”.
Señaló que “si bien se trata de una cuestión técnica y regular, pone en evidencia la incompetencia de la administración, que se suponía debía proveer una cantidad suficiente [de combustible] antes de efectuar operaciones de mantenimiento. O bien que el asunto está relacionado con su incapacidad para proteger estos productos básicos como debería, [por lo que recurriría] en consecuencia a eliminar pronto los subsidios que los cubren”.
El ministro de Petróleo sirio, Bassam Taama, atribuyó la crisis del combustible al “bloqueo estadounidense”, así como a la paralización de “la refinería de Banyas por trabajos de mantenimiento».
Sin embargo, según las tres fuentes provinciales, la gasolina está disponible en el mercado negro en grandes cantidades, incluso en algunas gasolineras, que la venden ilegalmente al precio del mercado negro.
¿Cómo llega la gasolina al mercado negro?
Además del contrabando de petróleo en curso desde el territorio controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en las regiones del noreste hacia las áreas controladas por el régimen y la corrupción desenfrenada en las instituciones estatales, Ali al-Khatib, Director de Protección al Consumidor en el Ministerio de Comercio Interior y Protección al Consumidor, ha reconocido la existencia de muchos tipos de infracciones a través de las cuales se está vendiendo gasolina subvencionada en el mercado negro. Por ejemplo, el funcionario del gobierno reveló que un trabajador de una estación de servicio podría llenar un automóvil con 30 litros en lugar de 40 litros para que la diferencia pudiera venderse al precio no subsidiado.
Este extremo fue confirmado por Abu Mahmud, un taxista de la zona rural del norte de la provincia de Daraa. “Los dueños de las gasolineras compran tarjetas inteligentes por una miseria a las personas que quieren vender sus asignaciones, aprovechando el cansancio de la gente por tener que esperar mucho tiempo en largas colas”, dijo a Syria Direct. “Después, los dueños de estas gasolineras venden la gasolina al precio del mercado negro”.
Abu Mahmud, que se ha visto obligado a comprar gasolina en “puestos del mercado negro” a 1.400 libras sirias el litro, señaló otro problema, que “la gasolina podría estar adulterada o contener muchas impurezas”.
Pero el propietario de una gasolinera en la ciudad de Suweida, en el sur de Siria, justificó la práctica ilegal por la ganancia minúscula que obtienen vendiendo combustible al precio oficial subvencionado. “El valor de las ganancias de un camión de gasolina se estima en alrededor de 25.000 libras sirias [12 $]”, explicó el propietario, a través de un periodista de la ciudad que habló con Syria Direct bajo condición de anonimato.
Crisis del pan
Al igual que sucede con la gasolina, la escasez de pan es una de las características definitorias de las regiones controladas por el gobierno, aunque varía de una provincia a otra. Esta crisis se viene agravando desde hace meses y ha llevado al gobierno a tomar muchas medidas, la última de las cuales, implementada el pasado sábado, es el reparto de pan a través de la tarjeta inteligente, racionado según el número de miembros de una familia determinada. Un paquete de pan (ocho panes de pita) es la porción diaria para una familia de uno o dos individuos, dos paquetes para una familia de tres o cuatro, tres paquetes para una familia de cinco o seis y cuatro paquetes para familias con más de siete miembros.
Para Shaar, es poco probable que la razón de la escasez de pan se deba a la “falta de harina”, ya que “solo ha pasado alrededor de un mes desde la última cosecha de trigo”. Y el gobierno anunció que había comprado aproximadamente 800.000 toneladas de trigo del interior de Siria, una cantidad que es suficiente para cubrir el consumo en las áreas del régimen durante al menos seis meses.
El principal motor de la crisis, dijo Shaar, probablemente sea “la disminución de las fuentes de energía, como la electricidad y el diesel [mazot], necesarios para que funcionen las panaderías, además de que la viabilidad económica de producir pan está disminuyendo en muchas de ellas porque el gobierno exige que los propietarios produzcan un paquete [de pan] a un precio específico y lo vendan a través de la tarjeta [inteligente], mientras que los costes de producción y los salarios aumentan diariamente”.
Ante esta realidad, muchas panaderías se han visto obligadas a cerrar, agregó Shaar, aunque “algunos dueños que están dispuestos a correr el riesgo han vendido harina en el mercado negro”. El resultado es la creación y continuación de la escasez de pan.
“Liberalización de las importaciones”
Los funcionarios del régimen sirio atribuyen la mayoría, cuando no todas, las crisis sucesivas que sufre Siria, especialmente en términos de disponibilidad de productos básicos, a las sanciones internacionales impuestas a Damasco como consecuencia de su sangrienta represión contra los sirios. Pero en opinión de Joseph Daher, investigador en economía política de la Universidad de Lausana en Suiza, hay “muchas razones diferentes e interconectadas” que influyen en la escasez o ausencia de bienes y materiales básicos, especialmente en las instituciones estatales.
Además de las “sanciones internacionales”, Daher señaló “el control ejercido por algunos comerciantes y personas cercanas al régimen sobre la importación de bienes y materiales básicos”. Esto, le dijo a Syria Direct, contribuye a la disponibilidad de estos productos en el mercado negro a expensas de su disponibilidad en las instituciones estatales que los venden al precio subsidiado”.
Shaar, por su parte, cree que “las soluciones administrativas y económicas seguidas en áreas del régimen
[para enfrentar la escasez]
son soluciones protésicas que no abordan la raíz del problema y se quedan enterradas en la corrupción inherente a las instituciones estatales”. Comparó la economía siria con “un odre de agua agujereado: cada vez que lo reparas por un sitio, el agua se filtra por otro”.
Por otra parte, el gobierno sirio ha preferido recientemente optar más por una política de “liberalización de las importaciones”, al permitir que los comerciantes y fabricantes cercanos al régimen importen bienes y materiales básicos y los suministren al mercado, como resultado de la incapacidad del Estado para cumplir con esta responsabilidad, según Daher. Sin embargo, esta política “no es nueva”, agregó, “comenzó a mediados de la década de 1980 como resultado de la crisis financiera en Siria en ese momento, lo que llevó a Hafez al-Asad a atraerse a los comerciantes y la burguesía siria y otorgarles poderes de importación”. Daher hizo hincapié en que “la guerra no ha supuesto una ruptura con las políticas [económicas] del régimen antes de 2011”.
No obstante, la política de “liberalización de las importaciones” no es una solución a la situación de Siria, en opinión de Daher, “porque los comerciantes piensan en sus intereses” y “el régimen y los empresarios cercanos a él explotan las crisis actuales para profundizar estas políticas alternativas a fin de mejorar su influencia y beneficios”.
Además, dicha política de “liberalización de las importaciones” priva a los sectores productivos sirios de su papel en la mejora de la economía. Eso ha llevado a la Cámara de Comercio de Alepo a solicitar que el gobierno “deje de financiar por completo las importaciones desde el Banco Central”, porque este proceso “ha aumentado la explotación de las diferencias de precios por parte de gente corrupta y el contrabando de dinero, y no ha logrado ninguna equidad en los precios entre los integrantes de la misma profesión ni contribuido a reducir los precios”.
El futuro de las crisis
El “capitalismo de Estado” adoptado en Siria durante las décadas de 1960 y 1970 -uno de cuyos aspectos principales fue limitar la importación de bienes básicos a las instituciones estatales- podría ser “una buena solución a la crisis siria”, según Daher. Pero “se ha vuelto difícil de implementar [ahora], debido a la corrupción del Estado y a que gobierna [de acuerdo con] los intereses de cierta clase y ciertos individuos que explotan el sector público en su beneficio”. Esto es lo que hace que el futuro cercano para los sirios en las áreas controladas por Damasco “no tenga buenas perspectivas, especialmente para las clases pobres”, dijo Daher.
Este punto de vista fue apoyado por Shaar, quien cree que “las remesas y la ayuda internacional seguirán siendo la principal fuente de apoyo para los civiles y el régimen por igual en un futuro previsible mientras no logren cristalizar soluciones políticas que permitan la reconstrucción”.
(Este artículo fue publicado originalmente en lengua árabe y traducido al inglés por Mateo Nelson.)
Walid Al Nofal es un periodista de Syria Direct originario de la provincia de Daraa, en el sur de Siria. Trabajó como reportero poco después de que comenzara la revolución siria en 2011 hasta que se mudó a Jordania en 2013. Hoy, el trabajo de Walid se enfoca en documentar las violaciones humanitarias cometidas por varios actores en el conflicto sirio.
Fuente:
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