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De la noche a la mañana un zapatero palestino comenzó la única fábrica de mascarillas de Cisjordania

Fuentes: 972.mag

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Lo que comenzó como un experimento días después del brote de coronavirus en Cisjordania es ahora una fábrica que produce miles de mascarillas al día.

Amjad Zaghir, el único fabricante de mascarillas en Cisjordania, en su fábrica de Hebrón.  (Cortesía de Amjad Zaghir)

Dos días después del brote del nuevo coronavirus en Belén Amjad Zaghir, propietario de una fábrica de zapatos de la ciudad palestina de Hebrón, se dio cuenta de que Cisjordania pronto se quedaría sin mascarillas. Menos de tres semanas después, ahora es el único fabricante de mascarillas allí.

La fábrica de Zaghir, que comenzó de la noche a la mañana, ahora produce miles de mascarillas al día, lo que lo ha convertido en un héroe nacional por ayudar a los palestinos a protegerse del virus.

Zaghir se puso a trabajar tan pronto como se supo de los primeros casos diagnosticados de COVID-19 en Belén. Compró una mascarilla y comenzó a estudiarla, inclinándola de izquierda a derecha.

Inicialmente pensó que podría recrearla con algunos de los materiales que usa en la fabricación de calzado. «Me acerqué a mi amigo, un farmacéutico, y le pregunté qué materiales se utilizan para hacer mascarillas», recordó Zaghir. «Explicó que lo que usamos en la fabricación de calzado no es adecuado y me señaló en la dirección correcta».

Zaghir luego comenzó a buscar la tela adecuada alrededor de Hebrón. Se encontró con un vendedor que había comprado el material en Turquía hacía un año, pero lo tenía sin usar porque era más barato importar mascarillas de China que producirlas en Hebrón. Zaghir compró la tela que su amigo farmacéutico confirmó que era el material correcto.

“Al principio, intenté coser las mascarillas con la misma máquina que usamos para coser zapatos. Pero ese intento no tuvo éxito porque la tela de las mascarillas era demasiado delgada y se rasgaba fácilmente», dijo Zaghir. «Traté de planchar la tela para crear los pliegues, pero terminé quemándola».

Luego Zaghir trató de plancharla en una tintorería. Eso también falló, dijo, la delicada tela no podía soportar el calor intenso.

Pero Zaghir no se rindió, especialmente cuando se enteró de que las mascarillas se estaban agotando en Cisjordania y que esta podría ser una oportunidad de oro. Como descendiente de una familia de comerciantes que heredó el negocio de la fabricación de zapatos de su bisabuelo, el hombre de 30 años tenía un buen sentido del negocio.

Sin embargo, no fue simplemente la ganancia lo que lo motivó. «Se trata de ayudar a mi gente y una forma de proporcionar oportunidades de trabajo», dijo. «Hay una crisis en Hebrón y muchos están desempleados».

Zaghir viajó por la ciudad consultando con talleres de costura y farmacéuticos. Finalmente, descubrió que había una máquina en la ciudad que puede doblar las mascarillas mientras las plancha. Para moderar los niveles de calor a 400 grados centígrados interpuso papel entre capas de la máscara. El experimento funcionó.

«El primer día solo conseguí hacer 500 mascarillas”, dijo. “Al día siguiente hice 1.000 más. Luego traje 20 trabajadores para aumentar la producción».

Los trabajadores desinfectan un centro comercial en la ciudad cisjordana de Hebrón, 15 de marzo de 2020, como parte de las medidas para prevenir la propagación del coronavirus.  (Wisam Hashlamoun / Flash90)

El nombre de la fábrica es Zaghir, que significa «pequeño» en árabe. Y aunque la fábrica en sí puede ser pequeña se ha convertido en el primer y único negocio de este tipo en Palestina, fabricando entre 7.000 y 9.000 mascarillas al día.

Aún así, Zaghir no está satisfecho con las cantidades. A partir de la próxima semana tiene planes de expandir la producción aún más para mantenerse al día con la demanda. Ya ha encontrado un taller vacío que pronto ocupará, agregó.

Las mascarillas se han vendido más rápido que el pan caliente, dijo Zaghir. Las está vendiendo a empleados del Gobierno, hospitales, incluso a la policía palestina. Solo el sábado suministró 5.000 a la policía en Naplusa. Para estas instituciones oficiales las vende a un precio simbólico de 1,50 NIS por unidad, un precio determinado por el gobernador de Hebrón. Para las farmacias y otros proveedores la tarifa es diferente.

«Comencé a recibir solicitudes de Jordania, Kuwait, los países del Golfo y Canadá», dijo. “Incluso los vendedores israelíes me han contactado para comprar mis mascarillas, pero no tengo suficientes trabajadores. Ojalá pudiera abastecer a todos».

Sin embargo, el material que Zaghir ha estado utilizando pronto se agotará. Ya ordenó más, pero los países han estado cerrando sus fronteras para contener la propagación del coronavirus. La pandemia también ha llegado a Turquía, desde donde llega el material.

Pero Zaghir no se acobarda. “Estoy seguro de que podré traer los materiales. Me puse en contacto con la Cámara de Comercio de Palestina, que a su vez apeló a la Cámara de Comercio de Israel, que luego contactó a las autoridades aduaneras y otras autoridades sobre este tema”, dijo. “Esta es una crisis de salud, una pandemia global, un estado de emergencia. No es lo de siempre, por lo que estoy bastante seguro de que me permitirán importar los productos”.

Zaghir cree que dentro de una semana podrá producir 100.000 mascarillas diarias. “Hoy probé una nueva técnica de costura que demostró ser exitosa e hicimos 15.000. Este es el mayor volumen desde que comenzamos la producción”, dijo. “Mi mascarilla es única, es diferente a cualquiera otra del mundo. Quien se encuentre con una de ellas sabrá de inmediato que está hecha en al-Khalil (Hebrón)”, agregó.

Una versión de este artículo se publicó por primera vez en hebreo en Local Call. Léelo aquí.

Suha Arraf es directora, guionista y productora. Escribe sobre la sociedad árabe, la cultura palestina y el feminismo.

Fuente: https://www.972mag.com/coronavirus-mask-factory-hebron/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.